CUANDO EL CORAJE DUELE
SU PARECIDO CON EL MIEDO

y en los negros jardines
se huele la batalla
los guerreros ocultan su cansancio.

Un extraño alarido
sacude las entrañas de la tierra.

Algo como el misterio
destila explicaciones.

Estamos descubriendo la caricia.

 

LOS TIEMPOS NUEVOS SE ESTÁN VINIENDO ENCIMA
sin dar lugar al miedo, a la nostalgia
se están viniendo encima
a entibiar tanta piel abandonada
tanto aburrirse del fracaso.

Los tiempos nuevos tienen los ojos claros
y sueñan despacito porque saben que los sueños
a veces se derrumban sin que se entienda como,

Los tiempos nuevos tienen tu nombre
y se te enredan en el pelo buscando un no sé qué
y descansan en tus manos, y preguntan
por qué razón se estuvo solo tanto tiempo,
Los tiempos nuevos llegan sencillitos a buscarte
te reclaman imperiosos, se descuelgan
desde el museo de los fracasos
para gritar presente a la hora de la vida
a la hora del amor
a la hora de la construcción
a cada hora vestida de tiempo nuevo.

Surgen desde la tumba de los besos
brotan de lo que se creyó la nada
cantan desde las palabras nunca oídas
y te besan despacio entre los dedos.

Porque este tiempo nuevo es el tiempo de siempre
porque el amor ya estaba inventado
pero en mi fe y mi corazón son nuevos
pero en la ternura con que te recibo
y sin tu frágil seguridad de hembra querida
son nuevos.

Porque todo se renueva en el momento
en que se queman las naves
la amada seguridad
para querer de nuevo, sin temores.

El Hombre del Bar

Jorge Luis Lopez Aguilar
Argentino, nacido en 1950
Poeta y periodista

(Dibujo Salvador Galup)

 

 

Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 

CRÓNICAS NACIONALES

Semana Trágica: Buenos Aires bajo el terror y la muerte
Ernesto Sábato: mis apuntes de viaje (Alemania  1967)
Atucha: cuna de la bomba atómica argentina
Alfredo Palacios: requiem para un político apasionado
CGT: Los dos sindicalismos
Izquierda, Políticos

El "pardo" Meneses ("Meneses Jefe de la Policía, el pueblo lo pide")

 

EL HOMBRE DEL BAR MIRA HACIA ATRÁS,
evocando el calor de soles altos y lejanos.

La dulce trampa de la melancolía
lo retiene en otra tarde
(cuando cinco dedos temblorosos fueron cinco caminos).

El hombre del bar tiene los ojos agrietados
y la boca sin rastro de nombres y sonrisas.
(Toda caricia prófuga. Toda ilusión oculta).


 

 

 
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