
Copyright MCMXLVII by Editorial Musical Sudamericana (foto de
Alfredo De Angelis)
Mi dolor (tango)
Letra: Manuel A. Meaños
Música: Carlos Marcucci
Vuelvo de tierras muy extrañas donde ayer
fuera a buscar olvido a mi dolor
consuelo al alma que sufrió al querer
la incomprensión de mis creencias y tu amor.
partí llevando en mi amargura
mi desencanto, mi desventura
y la esperanza de allá lejos, ser feliz
Fuí
esclavo de mi corazón
y tus encantos resistí
mas engañaba mi pasión.
Ya
curada mi alma de esa herida
pienso que acaso he de volver
a recordar tu querer.
No cedí, no imploré
de rodillas no rogué |
Pero, solo, ya ves
mi destino trastorné.
Me llamaba tu amor
y el orgullo me rindió
y distante partí
alejándome de tí
me impulsaron mi afán
de reír y de olvidar
y el deseo tenaz
de aturdirme y no pensar. |
Pero hoy te he visto nuevamente al regresar
mi corazón tan rápido latió
que aquella vida que pensé llevar
ante tu vista en un ensueño floreció.
Pues no bastaron como calma a mi dolor
ni la distancia ni el olvido;
de nuevo sufro por el ser querido
y hoy, como entonces, soy esclavo de tu amor
I
Vuelvo de tierras muy extrañas donde ayer
fuera a buscar olvido a mi dolor,
consuelo al alma que sufrió al creer
en los engaños y promesas del amor
Rumbo al olvido, que es un bálsamo al sufrir,
partí llevando en mi amargura
el cruel recuerdo de la ventura
que, en otros tiempos, junto a tí creí vivir
II
Fuí
esclavo de tu corazón
a tus caprichos yo cedí
y me pagaste con traición.
Hoy
curada mi alma de la herida
pienso que nunca he de volver
a mendigar tu querer
Porque allá donde fuí
mis pesares a olvidar |
del amor conocí
la delicia hasta embriagar,
y el placer que sentí
mi dolor llegó a curar.
Mi pasión sólo dió
los sentidos para amar;
pero mi alma dejó
su pureza conservar,
y así pronto llegó
sus tristezas a olvidar |
III
Pero hoy te he visto junto a mi lado pasar,
mi corazón tan rápido latió
que aquella herida que creí curar
ante tu vista de improviso se entreabrió,
pues no bastaron para calmar mi dolor
ni las caricias, ni el olvido,
de nuevo sufro por ser querido
y hoy, como entonces, soy esclavo de tu amor.
Un aporte de Olinda Perona
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