La respuesta norteamericana no se hizo esperar. El índice del propio Lyndon B. Johnson
señaló la ruta de la represalia: hacia el Norte volarían los 150 jets para dejar caer
el estruendo de sus bombas. Mientras tanto, un hombre diminuto, pero que encarnaba la tal
vez única esperanza de los Estados Unidos en Vietnam del Sur, creía ver cumplidos sus
sueños. Nguyen Khanh, repetía mentalmente las palabras que pronunciara cuando, poco más
de un año antes, barría con el efímero poder del general Duong Van Minh: "Se
derramó demasiada sangre durante la guerra contra el colonialismo francés. No debemos
traicionar a nuestros muertos, que perecieron para que pudiésemos ser libres. Hay que ir
hacia el Norte".
La voz oficial de China comunista lanzó su amenaza: "Los imperialistas
norteamericanos deben comprender. El día que extienda su guerra de agresión será el
día en que acelerarán su camino hacia la tumba". El Primer Ministro soviético
visitaba a Ho Chi Minh, su colega de Vietnam del Norte. Tronó desde Hanoi su mensaje de
solidaridad roja: "Pedimos insistentemente el retiro de todas las tropas y equipos
norteamericanos de Vietnam del Sur, y que se ponga fin a la provocación armada contra la
República Democrática de Vietnam".
Era el aparente cerrarse de un círculo. China por un lado, Rusia por el otro, parecían
olvidar sus desacuerdos para parapetarse, vigilantes y protectoras, detrás de Hanoi. En
realidad, era una advertencia al mundo libre, que podría llamarse a engaño por la
tensión chino-soviética y la continuación, en manos de Kosygin y Brezhnev, de la
coexistencia pacífica con Occidente y la línea "dura" contra China, que fueron
iniciadas por Nikita Kruschev.
LA HISTORIA EXPLICA EL PRESENTE
De India, China y Europa
partieron las tres grandes corrientes que dejaron huellas profundas en la civilización
indochina. La influencia china fue la mayor, impuesta por la conquista militar y política
de esa región de amplias llanuras, anchas mesetas, pequeños valles y caudalosos ríos.
La India, gracias al comercio, ejerció el influjo benigno de su cultura y religiones.
Alrededor del año 200 antes de Cristo descendieron de China los "viet", que
desplazaron hacia las montañas a los habitantes malayos.
En el 111 antes de Cristo, los chinos conquistaron el territorio vietnamita, que
permaneció mil años bajo su dominio. La aristocracia local se nutrió de la cultura del
vencedor: literatura, ideario político, conceptos religiosos. Sin embargo, el yugo
fomentó la rebelión, desde el primer día: El temor tradicional vietnamita por la
sujeción a sus poderosos vecinos (real y tangible en el propio aliado de China Roja,
Vietnam del Norte) puede a la postre resultar la barrera más poderosa contra el avance
chino en el sudeste asiático.
Lograda la independencia, los vietnamitas se expandieron hacia el Sur. A partir del siglo
XXI, el país se convirtió en presa codiciada de las potencias colonialistas. Hasta el
siglo XIX, Inglaterra, Francia, Portugal y Holanda bregaron por el dominio comercial y
religioso del territorio. Como toda estructura social que pretende perpetuarse en el
poder, los mandarines se opusieron a los cambios que traería consigo la invasión
europea. Sobre todo, nació el fuerte sentimiento contra el catolicismo, al cual la
animadversión popular concedió el mote de "las pinzas del cangrejo francés".
Con el pretexto de proteger a los misioneros, Francia se lanzó a su defensa, en momentos
en que la posesión de una colonia en el Lejano Oriente era altamente deseable. Como en
otras muchas colonias, perdidas después para la metrópoli, los franceses en Indochina
explotaron a la mayoría de la población, a la par que difundían su cultura, inclusive
los ideales de la Revolución Francesa, en una pequeña e inteligente minoría. Los
estudiantes vietnamitas devoraron las páginas de Rousseau y Montesquieu y asimilaron la
lección brindada por la caída de la dinastía manchú en China y la Revolución Rusa.
Los cien mil vietnamitas incorporados obligatoriamente a las tropas francesas durante la
Primera Guerra Mundial aprendieron que los hombres blancos no son invulnerables.
EL FIN DE UNA ERA
La segunda
conflagración mundial terminó con el colonialismo en el sudeste asiático. Ho Chi Minh
"el Iluminado"), tortuosos y aventurero, proclamó la efímera República
Democrática del Vietnam. Sus compatriotas habían esperado la independencia, pero los
aliados devolvieron, de manos de los japoneses, las colonias a los franceses. Con la ayuda
británica, Francia volvió a tomar a Vietnam del Sur, a pesar de la enconada resistencia
popular.
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el sentimiento anticatólico, resabio de la colonia francesa, desencadena cada día actos
de violencia y crueldad
un ómnibus, en manos de manifestantes budistas, recorre el centro de Saigón, protestando
contra el gobierno
Se firmó un acuerdo con Ho Chi Minh, que permitía que el dirigente comunista
retuviera la conducción de la República Democrática de Vietnam. Extremistas de ambos
bandos contribuyeron a que el acuerdo fuese letra muerta y en diciembre de 1946 estalló
la brutal y despiadada guerra de Indochina. Duró ocho años. Costó a los franceses nueve
mil millones de dólares y dos mil millones a los Estados Unidos. Concluyó cuando el Viet
Minh, la organización inspirada por Ho Chi Minh, apoyada por la artillería comunista
china, venció completamente a la flor y nata del ejército francés en Dien Bien Phu, en
mayo de 1954. Una conferencia de catorce naciones, reunidas en Ginebra, dio la
independencia y dividió en dos al Vietnam.
UNA PIEZA DE UN TRAGICO DAMERO
En Ginebra se selló
el destino, que se creyó definitivo, del Sudeste asiático. Pero Indochina ha sido teatro
de batallas y choques entre civilizaciones durante más de dos mil años. Para los
dirigentes derechistas de Laos, los ataques realizados por el Pathet Lao, apoyado por las
fuerzas infiltradas desde Vietnam del Norte, no son tanto una amenaza comunista como la
continuación de los esfuerzos en que los vietnamitas están empeñados desde hace siglos
para conquistar el territorio laosiano.
En la península indochina, con más de dos millones de kilómetros cuadrados (las dos
terceras partes de la superficie de la Argentina, 85 millones de hombres ven oscilar su
suerte en el fiel de la balanza, entre Occidente y el comunismo. Hacia el oeste y
noroeste, limitando con la India, Birmania rumia su propio temor: la extensión del
conflicto indochino podría serle ruinosa. Los otros cinco países se debaten en la
angustia real: Tailandia, en el centro de la península; Vietnam, dividido políticamente
en dos; y, entre Vietnam y Tailandia, Laos y Camboya.
la presencia de china comunista en el Sudeste asiático es una perpetua amenaza
para las pequeñas naciones nacidas de los ex imperios coloniales
los estudiantes de Saigón son los primeros en acusar el impacto de los
acontecimientos y salen a la calle en manifestaciones
los soldados survietnamitas sorprendieron un campamento del
Vietcong: solo hallaron "soldados" que acompañan a las guerrillas
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