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Su consecuente militancia valió al cantor y
director cinematográfico un inesperado reconocimiento; la autorización de Perón para
concretar un proyecto largamente acariciado. A fines de mayo serán considerados, en
Madrid, los últimos detalles.
El primer tango que
cantó fue Cara sucia. Tenía apenas tres años y supone ahora que por entonces, no debió
comprender demasiado la letra. Algo debió atraerlo, sin embargo, porque de la mano de una
mucama de la familia aficionada a frecuentar peringundines en sus días francos, fue
agregando temas a un repertorio que esgrimía como profesional antes de cumplir los veinte
años. "Actuaba con el seudónimo de Pierrot -recuerda-, pero finalmente me convencí
de que lo mejor sería el de Hugo del Carril". Retomar la historia de sus primeros
pasos por la escena despierta en Hugo Piero Fontana (58, cuatro hijos) una inocultable
melancolía; pero sonríe, casi con el mismo gesto que durante décadas encandiló a una
vasta platea femenina, que veía en él el arquetipo de galán de cine argentino. No sólo
eso. Para muchos fue también el hombre destinado a asumir en la emoción y la imaginaria
popular el lugar que dejara vacante Carlos Gardel. Una imagen que su debut
cinematográfico -interpretando un tango en Los muchachos de antes n usaban gomina, de
Manuel Romero - contribuyó a afirmar. Tres anclados en París, del mismo director, donde
jugaba un papel mucho más importante, consolidó definitivamente su figura de cantante y
actor. De ahí en más desarrolló una carrera cinematográfica sin altibajos durante la
que acumuló más de 30 films de éxito. Pero algo le faltaba por hacer y lo concretó en
1949 cuando dirigió su primera película: Historias del 900; oficio al que agregó Surcos
de sangre (1950), El negro que tenía el alma blanca (1951) y Las aguas bajan turbias
(1952) que, sin ser su último film, se constituyó en su obra capital y en uno de los
clásicos del cine argentino.
Ligado desde un primer momento y muy estrechamente al movimiento peronista -su voz
encabezando el coro que grabó la versión más difundida de la marcha Los muchachos
peronistas es fácilmente reconocible - la caída de Perón contribuyó a eclipsarlo
durante algunos años, tanto como a otras figuras del espectáculo. Aquélla era una
época de revanchas que prefiere olvidar "porque no tiene sentido levantar rencores
en un momento en que el país necesita mirar hacia adelante". No todo se ha olvidado,
sin embargo, y no hace mucho Hugo del Carril desempolvó un viejo proyecto: filmar la vida
de Eva Perón, a quien conoció durante el rodaje de La cabalgata del circo, a principios
de la década del '40. "Sólo la gente que participó del peronismo, que vivió a su
lado, conoce a Eva Perón lo suficiente como para filmar su historia -argumenta-. Se
pretendía hacerla en el exterior, pero afuera no están dadas las condiciones de
entenderla. Su figura ha sido deformada y mistificada fuera del país". Un criterio
que, al parecer comparte el ex presidente desde su exilio en Puerta de Hierro, ya que Hugo
del Carril ha sido autorizado a intentar la empresa. Un propósito largamente acariciado,
todavía sin fecha fija de concreción ("Depende de como se vayan acomodando las
circunstancias políticas del país"), pero cuyos detalles ultimará la semana
próxima en Madrid con el propio Perón. De ese proyecto, de su vida artística, de su
amistad con Eva Perón y el ex presidente y, claro, de política, conversó Hugo del
Carril con SIETE DIAS a principios de esta semana. Dos horas de diálogo franco en el que
la frecuente presencia de tres de sus pequeños hijos contribuyó a dibujar la imagen de
un hombre que sólo rescata para sí un adjetivo: humano.
- ¿Cómo y cuándo se le ocurrió la idea de hacer una película sobre Eva
Perón?
- Se imagina que esto no viene de ahora. Desde hace mucho tiempo tengo la
intención de hacerlo. Fue a fines de 1969 que, ante noticias de que lo querían hacer los
italianos, los españoles, los ingleses, le escribí al general en este sentido. Él
estuvo de acuerdo conmigo.
- ¿Cuál es su objeción a que la película se haga en el exterior?
- No tenemos garantías de que no sean desvirtuados los aspectos humanos de Evita,
que son precisamente los que interesan.
- Usted la conoció. ¿Cómo la definiría?
- Como una mujer con una profunda inquietud de tipo social, algo que estaba en ella
antes de conocer al general. Alguien capaz de amar mucho y también de odiar mucho. Por
otra parte, una característica de gente que no es común. Evita era alguien fuera de lo
común.
- ¿En quién piensa cuando dice que Eva Perón podía odiar mucho?
- En la oligarquía, por ejemplo.
- ¿A qué altura está el proyecto de la película?
- Por el momento no hay nada más que la intención de hacerla.
- ¿Tiene alguna idea del libro o autores?
- Aún no. Pienso que el libro tiene que escribirlo un equipo que conozca el
proceso y la personalidad de Evita. En realidad es uno de los trabajos más difíciles y
creo que va a llevar mucho tiempo. |
- ¿Pero quiénes cree que podrían encargarse de eso?
- Hay en el movimiento peronista gente talentosa y capaz de escribir una historia
meditada y objetiva.
- En un primer momento se dijo que el rol de Eva Perón iba a ser interpretado
por la actriz española Marisol. ¿Qué hay de cierto en esa información?
- Nada. A mi entender debe interpretarla una mujer argentina. Creo que si el
general hubiera tomado una decisión en ese sentido, yo lo sabría.
- ¿No tiene en vista ninguna actriz que pueda hacer el papel?
- Pienso que será necesario encontrar a una desconocida que se le parezca. La
imagen de Evita está demasiado arraigada en la gente como para ser encarnada por una
actriz conocida.
- ¿Perón figurará en la película?
- Es sobre la vida de Evita, no de Perón.
- Pero Perón juega un papel importante en la vida de ella.
- En todo caso las ideas de Perón. Pero si figura -algo que va a decidir él mismo
en su momento-, ya tenemos quién puede interpretarlo. Un doble. Un amigo que se parece
muchísimo.
- ¿Será una película biográfica, histórica?
- Si, pero con una diferencia. Las películas históricas que se han filmado
últimamente sólo sirvieron para que ganaran dinero los que las filmaron. en este caso no
pasará nada parecido.
- ¿A qué películas se refiere?
- Me refiero a toda esa gente que ha descubierto de golpe que existe la historia
argentina y se las han agarrado con los próceres. Lo único que persiguen es que el cine
sea el mejor negocio posible.
- ¿Qué debe ser el cine para usted?
- Una forma de tomar conciencia de la realidad del país, de testimoniar sobre los
problemas sociales.
- Es decir, un cine como el de Surcos de sangre y Las aguas bajan turbias.
- Son películas mías y no puedo pretender que sean ejemplo. Digo un cine con
preocupación, con responsabilidad social. Un ingrediente que le falta a la mayor parte
del cine argentino.
- Usted lo hizo en una época, sin embargo. ¿Por qué dejó de hacerlo?
- Yo sigo pensando lo mismo, pero uno se cansa de que lo pongan contra la pared, de
que lo señalen. Mientras uno está solo, vaya y pase, pero cuando tiene la
responsabilidad de una familia, hijos, empieza a cuidarse más y lucha de otra forma.
- Volviendo a la película ¿en qué consiste la diferencia de que hablaba?
- En que no será un negocio privado. Los beneficios de la película -que me atrevo
a suponer serán cifras astronómicas- no se los guardará ningún productor. Serán para
escuelas, hospitales, asilos. Un poco lo que Evita hubiera hecho.
- ¿Quién producirá la película?
- Tengo un propósito que espero poder concretar, que la produzca el pueblo. Que la
contribución voluntaria de la gente sirva para realizar esta historia. Por supuesto que
habría que crear comisiones que fiscalicen todo, pero ése es el proyecto.
- ¿Perón aportará elementos en el aspecto ideológico?
- No puede ser de otra manera. El dirá la última palabra en todos los órdenes.
- Usted viaja la semana próxima a Madrid, ¿no es cierto?
- Supongo que sí, estoy esperando noticias de un momento a otro, pero en todo caso
no pasa de fin de mes.
- ¿Ve a Perón con frecuencia?
- Cada vez que voy a Europa lo visito, pero hace 3 o 4 años que no lo veo.
- ¿Cuándo conoció a Perón?
- Cuando era ministro de Guerra. La vez que le traje un mensaje del presidente de
México, que en ese entonces era Avilas Camacho.
- Cuando habla con él, ¿cómo le dice? ¿General?
- Claro, general.
- ¿Por qué?
- No sé. Supongo que porque, aparte de ser el jefe del movimiento peronista,
Perón es el último caudillo argentino. Y un caudillo es una cosa muy especial.
- ¿Alguna vez pensó en filmar también su vida?
- Sí. alguna vez habrá que filmarla. Quizás no lo haga yo. No puede ignorarse
que él simboliza una etapa capital de la historia argentina. Sería lindo filmar la
historia del último caudillo.
- ¿Desde cuándo es peronista?
- Desde siempre. Yo fui, soy y seré peronista. Pero no vaya a creer que esto de
estar con el pueblo es cosa de esa época. Me viene de mucho antes, de un abuelo
anarquista que tuve.
- ¿Qué hizo el 17 de octubre de 1945?
- ¿Qué hice? Empecé a caminar por la avenida de Mayo hacia la plaza. El único
conocido que encontré, el único hombre del ambiente fue Enrique Santos Discépolo.
- Sin embargo, hubo más gente del mundo artístico ligada al peronismo.
- Es cierto. Y después del 55 todos pagaron su precio.
- ¿Qué tipo de militancia tuvo usted en esa época?
- Yo no soy político; entonces no tuve militancia política. Simplemente estuve,
como siempre, comprometido con la mayoría. No soy de los que creen que los artistas se
deban a todos. Creo que tienen que comprometerse.
- Grabando la marcha, por ejemplo.
- Sí. Y la volveré a grabar. Eso es algo que está conversado desde hace mucho
con la CGT, desde el tiempo de Alonso.
- ¿La CGT tiene coro?
- No, pero tiene pueblo.
Mayo 1971 (Siete Dias Ilustrado)
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