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crónicas del siglo pasado

REVISTERO

Diputados peronistas
Entre Vandor y Jorge Antonio

 

Revista Leoplan
Mayo 1965

 

Los políticos también rechazan la variante pro-militar del vandorismo. Ninguna otra salida sería tan catastrófica para el justicialismo político: un eventual gobierno militar decidiría la disolución del partido peronista (aunque sea por presión del frente interno castrense), pero se vería obligado a entenderse con los sindicatos (léase Vandor-Niembro).
La contraofensiva del gremialismo peronista no tardó en llegar, aunque sin abrir un frente de lucha directo con la línea política y postergando la crisis interna (que, por ahora, no conviene a nadie):

 

 

POLÍTICOS Y GREMIALISTAS


• Cuando José Alonso editó un folleto sobre la necesidad de un cambio de estructuras, Vandor, a través de su aparato en las 62 organizaciones, logró el retiro de todo el material impreso basándose en motivaciones puramente formales. "En realidad, no importa qué dice el folleto, pero Alonso debe aprender de una vez por todas quien manda aquí", comentó Augusto Vandor. El vandorismo aflojaba, así, ante la "linea blanda" política, pero -con su característica habilidad táctica- fortalecía su frente interno gremial y se mostraba inflexible entre cualquier posibilidad de fisuras. Motivo real del incidente: a espaldas de Vandor, Alonso habría mantenido conversaciones no precisamente legalistas con un militar retirado; Vandor, en caso de golpe, se había decidido desde mucho antes por los "azules" contra los movimientos impulsados por retirados.
• El vandorismo promovió al mismo tiempo urgentes conversaciones con dirigentes frondizistas, de las que habría participado Paulino Niembro. El gobierno, aliado en este caso con el peronismo político, se apresuró a hacerlas trascender a través de sus servicios de informaciones, aunque condimentándolas adecuadamente (incluyó absurdamente, entre los propulsores del frentismo, al legendario ultra-derechista Jordán Bruno Genta, enemigo mortal del peronismo y del frondizismo) con el objeto de denunciar ante las masas peronistas que los gremialistas andaban en "combinaciones extrañas".
• Un riguroso análisis de las posibilidades electorales, presentado por los hombres de las 62 organizaciones, mostraba un cauto pesimismo que indicaba, como única solución para 1967, el frente con sectores de clase medía (fundamentalmente el MID). En efecto, el peronismo político había apelado a un optimismo basado en las cifras totales para mostrar que el justicialismo no necesitaba de frentes y se bastaba solo. Pocos días después del 14 de marzo, los hombres de la linea política habían logrado la publicación en los diarios de una eufórica solicitada que sintetizaba la fuerza del movimiento; "Perón: 3.721.434; UCRP: 2.625.258", decía, forzando intencionalmente las cifras de todo el país.
La réplica de los sindicalistas era demostrar que, en realidad, el 14 de marzo permitía pronosticar perspectivas fúnebres para el peronismo, con relación a 1967 y, a más largo plazo, los comicios de 1969 (renovación presidencial). El pesimismo táctico de los gremialistas abría así el campo a dos soluciones: el golpe para evitar la derrota o, en caso de que no haya golpe, la alianza con sectores de clase media (el MID, básicamente).

EL ENIGMA DE LAS PROVINCIAS

El análisis de los gremialistas, sin proponer soluciones (por razones obvias), tendía a enfriar la euforia por el triunfo del 14 de marzo. Esa necesidad táctica se apoyaba en argumentos de peso real:
1) La polarización estuvo lejos de llegar hasta el final. Menos de dos tercios del país optaron entre peronismo y oficialismo. Más de un tercio se inclinó por partidos intermedios. Todo hace prever que. en elecciones de gobernador (y -sobre todo- en elecciones presidenciales), la polarización se agudizará liquidando casi a las fuerzas intermedias. Nunca puede compararse la polarización de una elección legislativa con la que se produce en una elección gubernativa: el ejemplo de 1954 es claro (el 94,89% votó entonces por radicales o por peronistas) y muestra hasta qué punto puede llegar una polarización en gran escala. Ahora bien; mientras el peronismo llegó al máximo de sus posibilidades, el radicalismo del Pueblo tiene que recoger aun muchos votos de clase media, inclinables hacia el oficialismo en una violenta polarización gubernativa.
2) Desde el punto de vista político-nacional, en elecciones de gobernadores no interesan más que los resultados de siete provincias (Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Mendoza, Entra Ríos, Corrientes, Tucumán). Esas provincias y el distrito de la Capital Federal son absolutamente claves - por su número de electores -en una elección presidencial. El análisis de esos ocho distritos (y no publicitarias cifras globales) es lo que realmente interesa, y ese análisis muestra:
• Buenos Aires: El peronismo se mostró como claramente mayoritario.
• Córdoba: El Justicialismo obtuvo un limitado triunfo circunstancial por veinte mil votos, pero quedaron en el medio 70.000 votos conservadores, 35.000 de UDELPA, unos 50.000 de otros partidos antiperonistas. El peronismo, por su parte, llegó aparéntete al límite de sus posibilidades. Todo Índica que, si su tendencia al suicidio político no es muy pronunciada, el oficialismo ganará aquí cómodamente al extremarse la polarización en 1967 y 1969.
• Santo Fé: Aquí el peronismo salió tercero después del oficialismo y el frondizismo.
• Mendoza: No solamente ganaron los conservadores (beneficiarios, en esa provincia, de las próximas opciones extremas) sino que los radicales del pueblo salieron terceros con 90.000 votos (10.000 menos que el peronismo ). En conjunto, la simple suma de oficialistas locales (conservadores) y oficialistas nacionales (radicales) interesados muy especialmente en mantener alejado al peronismo del triunfo, doblo a los justicialistas: 200,000 a 100.000.
• Entre Ríos: El radicalismo del pueblo ganó por 30.000 votos al peronismo. Hubo otros 30.000 votos conservadores.
• Corrientes: Aquí la derrota peronista fue catastrófica: 100.000 a 40.000 (con respecto al oficialismo, que allí es conservador). Quedaron, además, 15.000 votos radicales del pueblo.
• Tucumán: En esta provincia ganó el peronismo (100.000 a 75.000), pero su posición aparece especialmente comprometida por la linea prooficialista del gelsismo (40.000 votos). Las perspectivas. de esa manera, son dudosas.
• Capital Federal: Las reñidísimas elecciones del 14 de marzo dieron un ajustado triunfo al gobierno (para diputados) y una estrecha victoria peronista (para concejales). El virtual empate no seria tal (como perspectiva) si se considera que 450.000 votos en su gran mayoría antiperonistas, se inclinaron por partidos intermedios.
• En síntesis: Para 1967 y 1969 sólo aparece como relativamente seguro un triunfo peronista en la provincia de Buenos Aires (uno sobre ocho distritos clave) y como posible una victoria en Tucumán. En la misma provincia de Buenos Aires, la seguridad es relativa si se considera que, eventualmente, un aporte masivo de conservadores, socialistas democráticos y alendistas en favor del gobierno (totalizan más de 400.000 votos) equilibraría la situación.

LAS POSIBILIDADES DEL GOBIERNO

El argumento obvio del peronismo gremial es que el movimiento, a través de una alianza con el frondizismo. se asegura absolutamente la victoria en Entre Ríos, Santa Fe y Corrientes, fortaleciendo al mismo tiempo sus posibilidades en todos los otros distritos.
Este tipo de análisis -indudablemente- marcará el debate interno peronista en la lucha de cada sector por imponer su estrategia.


Paulino Niembro, ¿decidió hacer buena letra?


¿Es Alonso quién manda? Algunos dicen "no"


Eleuterio Cardoso, en apoyo del "lobo" Vandor


Perette, todavía confiaría en los "neoperonistas"


Entretanto, la actitud del peronismo determinará posiciones correlativas en los demás bloques de la Cámara de Diputados: un acercamiento justicialista al MID provocará desplazamientos simétricos (por ejemplo, de los democristianos hacia el gobierno). El margen de combinaciones, para el gobierno, es casi igual al que utilizó hasta ahora: sin mayoría absoluta (70 diputados sobre 192; con 97 se forma quorum) necesita negociar con conservadores (12) alendistas (10), demoprogresistas (9), udelpistas (6), democristianos (4), socialistas democráticos (2). Un juego de alianzas posibles que le permitirá, mientras tanto, hacer aprobar las leyes fundamentales que interesan al Poder Ejecutivo. Un sistema no muy radical de hacer gobierno.

MARIO ROSSO

 

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