Desde tiempo atrás el pueblo
de la República vivía acongojado. La salud de Eva Perón la salud de Evita,
compañera de los trabajadores, providencia de los ancianos, ángel de los niños
declinaba. Inútiles habían sido todos los esfuerzos de la ciencia para volverla a la
lozanía en que debían resplandecer las rosas de su juventud. Inútiles eran los
denodados y fervientes. anhelos de su propia alma ¡tan valerosa! para
reintegrarla al ritmo avasallador de su abnegada actividad. Y el SÁBADO 26 DE JULIO DE
1952, a las 16 y 30, un comunicado radiotelefónico de la Subsecretaría de Informaciones
de la Presidencia de la Nación decía: "EN LA TARDE DE HOY LA SALUD DE LA SEÑORA
EVA PERÓN HA DECLINADO SENSIBLEMENTE."
La angustia crece...
La consternación que provocó ese
comunicado se vio muy luego aumentada por dos nuevas informaciones irradiadas por la misma
dependencia oficial, una A LAS 18 y otra A LAS 20. Decía el primero que "EL ESTADO
DE SALUD DE LA ILUSTRE ENFERMA ES GRAVE" y el segundo que "ES MUY GRAVE,
HABIENDO PERDIDO EL CONOCIMIENTO".
Y se conoce la noticia fatal...
A partir de ese momento los grupos populares se fueron congregando a
las puertas de la residencia Presidencial. Aun se alentaba alguna esperanza. Pero ya en
todos los ánimos parecía flotar como el presagio de lo irreparable, y el silencio de
miles de seres se volvía clamor en los ojos húmedos de lágrimas y en las manos
temblorosas de ternura impotente, cuando se conoció, A LAS 21.40, el tercer comunicado,
que habría de enlutar al país y de conmover al mundo:
"CUMPLE LA SUBSECRETARÍA DE
INFORMACIONES DE LA PRESIDENCIA DE LA NACIÓN EL PENOSÍSIMO DEBER DE INFORMAR AL PUEBLO
DE LA REPÚBLICA QUE A LAS 20 y 25 HORAS HA FALLECIDO LA SEÑORA EVA PERÓN, JEFA
ESPIRITUAL DE LA NACIÓN."
Y el pueblo evocó so niñez...
Fué entonces en los inenarrables
momentos de dolor que siguieron a esa noticia cuando el pueblo de la República
el pueblo argentino, al que un poeta anónimo llamó un día "siempre
fiel" evocó la niñez de Evita. Y la vio cándida y bella"GORRIÓN
EN UNA BANDADA DE GORRIONES", sintiéndose "INDIGNADA HASTA LA MUERTE
FRENTE A LA INJUSTICIA" de que hubiera ricos y pobres, de que hubiera señores que
ríen por todo y niños que no tienen otro juguete que el hambre.
La evocó después el pueblo en los
días de su adolescencia cuando siendo una criatura de singular belleza e intentando
evadirse de sí misma, olvidarse de "SU ÚNICO TEMA", el de LOS RICOS DEMASIADO
RICOS Y LOS POBRES DEMASIADO POBRES", se entregó intensamente a su "EXTRAÑA Y
PROFUNDA VOCACIÓN ARTÍSTICA". Declamaba, e intentaba decirle así "A LOS
DEMÁS ALGO GRANDE QUE SENTÍA EN LO MAS INTIMO DEL CORAZÓN". Tenía diecisiete
años cuando llegó a Buenos Aires. Y en Buenos Aires sólo halló el desencanto de una
injusticia mayor aún que la que hasta entonces había conocido. Por eso "ME RESIGNE
A SER VICTIMA".
Y su día maravilloso...
Y mientras el pueblo se resistía a la
evidencia de la desaparición de su Abanderada, la comprendía víctima privilegiada de su
amor a la justicia y la recordaba en aquel 17 de Octubre en que con el ardor de su
palabra, con la más argentina nobleza de sus impulsos y con los más puros latidos de su
corazón, defendió para el pueblo al coronel del pueblo, Juan Perón, el hombre de la
Patria, a quien habría de seguir "HASTA DESFALLECER" y con el cual cuatro días
después, el 21 DE OCTUBRE DE 1945, se unió con los sagrados vínculos del matrimonio.
Y su labor maravillosa...
En medio de un silencio desbordante de
lágrimas, no ya el pueblo apiñado en los alrededores de la Residencia Presidencial, sino
el pueblo todo de la República siguió enumerando a través de su zozobra, de su inmensa
amargura, la vida de Evita, de la que siempre sería para él la "COMPAÑERA
EVITA". Y la vio en su despacho de Trabajo y Previsión en lucha abierta con el
privilegio, atendiendo a los humildes, a "SUS DESCAMISADOS", y poniendo en sus
infatigables desvelos, no los pruritos de la beneficencia clásica, sino los humanitarios
principios que Perón, "EL CORONEL DEL PUEBLO, LE HABÍA INFUNDIDO A LA NUEVA
ARGENTINA Y QUE NO ERAN OTROS, EN ESENCIA, QUE LOS QUE HABÍAN SIGNIFICADO, DESDE LA
NIÑEZ, LA RAZÓN DE LA VIDA DE EVA PERÓN".
Y su vibrante acción política...
¿Qué era lo que no recordaba el pueblo
de la desbordante acción política de Eva Perón? ¿Qué podía ser lo que no acrecentaba
su pena al imaginarla de nuevo en la tribuna, arrebatada de pasión, repitiendo su gran
frase: "LA JUSTICIA SE CUMPLIRÁ INEXORABLEMENTE, CUESTE LO QUE CUESTE Y CAIGA QUIEN
CAIGA" Como un ángel de las batallas, ella fustigaba, castigaba con las armas de la
Verdad a los enemigos de la Patria. Y luego le pedía perdón a Dios por haberlo hecho. Y
estaba "SEGURA DE QUE DIOS LA PERDONARÍA, PORQUE TODO LO HACIA POR AMOR, ¡POR AMOR
A SU PUEBLO!", por amor a los millones de seres que en esos mismos momentos la
lloraban para siempre quieta en su lecho de muerte...
Y su renunciamiento...
Ella había renunciado a todos los
honores para seguir siendo siempre la "compañera" Evita. El pueblo rememoró
los momentos culminantes del Cabildo Abierto del Justicialismo celebrado el 22 de agosto
del año pasado, y la volvió a ver frente a la muchedumbre que la aclamaba, y volvió a
escuchar el diálogo que mantuvo entonces con su conductora, cuando ella se resistía a
integrar como vicepresidenta de la Nación la fórmula peronista para el nuevo período
constitucional. Su renunciamiento maravilloso, la inmensa prueba de amor al pueblo que tal
rasgo significaba, fue luego reconocido por millones de argentinos cuando, el 17 de
Octubre, la C. G. T. la condecoró con el Laurel a la Distinción del Reconocimiento en el
tradicional acto de lealtad que ese día se realiza en la Plaza de Mayo.
Y a la primera ciudadana...
Y volvió a verla el pueblo en el acto
de emitir su voto desde su lecho de enferma del Policlínico Presidente Perón. Ella, a
cuyos afanes y desvelos, a cuya increíble actividad física y a cuyos claros conceptos de
lo que debe ser el voto femenino se debía la conquista de la participación de la mujer
en nuestra vida política, no quiso dejar de cumplir con su deber cívico. Y mientras su
mano depositaba el sobre en la urna, miles de mujeres argentinas hacían largas colas para
demostrarle al mundo hasta dónde su educación podía servir de ejemplo, y hasta dónde
todas y cada una de ellas le respondía con tal ejemplo a Eva Perón, la mujer
extraordinaria que las llevaba a la victoria.