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crónicas del siglo pasado

REVISTERO

Los cómicos ambulantes
por Beatriz Seibel

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Centro Editor de América Latina
1982

 

 

 

Los grupos itinerantes en el interior

Con el avance del siglo, las carpas y su mantenimiento se hacen cada vez más difíciles. Aunque no existe recopilación de datos al respecto, por una información publicada en 1943 en una revista especializada, sabemos que en esa fecha había unos 40 circos en gira por el interior del país, de los cuales la mitad eran de primera y segunda parte. Pero el avance de los costos hace que muchos circos criollos desaparezcan y otros se dediquen a hacer primera parte solamente, que es más redituable porque disminuye los costos de producción.
Los actores de segunda parte, entonces, encuentran otro medio para continuar su trabajo: se incorporan al radioteatro, que usando las nuevas posibilidades de la radiotelefonía hace un trabajo muy similar al suyo. Tienen la ventaja de usar un medio de comunicación que difunde sus obras y da noticia de sus presentaciones hasta en los lugares más alejados del país. Desde sus comienzos, poco antes de la década del 30 en Buenos Aires y poco después en Mendoza, (con Manuel Menéndez, actor y autor pionero del radioteatro en el interior) esta nueva expresión popular se extiende y alcanza un suceso que perdura varias décadas. Si bien el momento de mayor éxito, en las décadas del 40, el 50 y casi hasta fines del 60, existen radioteatros "de categoría" que se limitan a la irradiación de las novelas, la mayor parte de la actividad tiene como objetivo el teatro, que se realiza por medio de giras constantes. Es decir que la radio es el medio y el teatro es el fin. La emisión diaria es el contacto de los actores con su público; a los diez o quince días de comenzada una nueva obra, ya la compañía sale de gira y actúa todas las noches en distintos lugares. Con la misma obra que se transmite o con otras.
Estos grupos heredan todo del circo criollo. El estilo de repertorio, la manera de actuar, la organización de las compañías, y el contacto con el público. A partir de esos núcleos iniciales, el radioteatro "popular" se extiende a todo el país, y desde cada provincia hay compañías que emiten en distintas zonas y cubren con sus giras todo el territorio nacional.
Lo mismo sucede en las ciudades importantes del interior donde existan emisoras; no sólo en las capitales, sino en numerosas poblaciones, se forman estos grupos que irradian sus piezas y realizan una intensa actividad teatral en los pueblos de su influencia.
Oscar Ubriaco Falcón, actor y director mendocino, nos cuenta: "Hacia el año 40, había en Mendoza dos otros compañías: la de Doroteo Martí, la de Manuel Menéndez y luego la de Federico Fábregas, que falleció en Rosario. En ese entonces no había radioteatro en otras provincias: Fábregas después lo llevó a Rosario, provincia de Santa Fe; Luis Francese, un actor muy conocido, muy querido en Mendoza, junto con Sebastián Pérez, lo llevó a Córdoba; yo lo llevé a San Juan y La Rioja; Antonio Manzur lo llevó a Tucumán, Salta, y todo el norte. Ya en el 45, cuando formé mi compañía, había varios elencos haciendo radioteatro. En Mendoza hemos llegado a estar en forma permanente, durante largo tiempo, cinco compañías en gira y diez irradiando; en dos radios sólo, porque la tercera sale al aire mucho después, en el 51 o 52. Esos diez elencos eran estables; en ese entonces estábamos contratados por la radio; nosotros cobrábamos por nuestro trabajo. Todo lo contrario sucede ahora, en que pagamos por el espacio. En aquel tiempo, en todos los elencos que estuve antes de formar compañía, hacíamos gira teatral, con gran éxito, íbamos dentro de la provincia, porque Mendoza tiene muchos departamentos, muchos distritos, muchas poblaciones; las giras en ese entonces se hacían de 40 o 50 días. Yo después las he llevado hasta 140 días, dentro de Mendoza, sin tocar ninguna provincia limítrofe."
"En Mendoza -continúa rememorando Falcón- siempre hubo una importante actividad teatral. En la década del 30, cada institución, cada club, tenía su elenco filodramático. Una vez llegamos a contar en la capital y sus alrededores, sin ir más lejos, 47 conjuntos de teatro. Todas las sociedades, ya fueran deportivas, vecinales, gremiales, etc. tenían su grupo teatral que se presentaba los sábados, con baile posterior. El clásico espectáculo era la velada teatral y a continuación, el baile popular. En el año 47 ya empiezo a salir de gira fuera de Mendoza y voy a San Juan. Desde allí transmití por LV1 y LV5. Luego fui a La Rioja y transmití por LV14, ahora Radio Nacional; después de San Luis, irradiando por la radio de Villa Mercedes, que abarca también parte de La Pampa y sur de Córdoba. En Neuquén, trasmitía desde Zapala; en Río Negro, desde la radio de General Roca. Así que abarcaba todo ese circuito. Siempre haciendo dos o tres meses en otras provincias y volviendo luego a Mendoza. Presentaba dos o tres obras en mi provincia y recién después volvía a salir. Fue donde más preponderancia tuve siempre, donde hice toda mi trayectoria; pero he trabajado en varias provincias, extendiéndome hasta donde llegaba el alcance de la onda por la que transmitía. Así, he recorrido desde Catamarca hasta Neuquén y Río Negro, abarcando La Rioja, San Juan, Mendoza, La Pampa, sur de Córdoba, San Luis... toda esa zona. Los elencos reunían mucha gente; no como ahora, que se trabaja con seis o siete actores. Yo he llegado a tener hasta 23 intérpretes en una obra; y puse una versión de Santos Vega con 48 actores, en San Juan, en el año 1948.
"En Mendoza, hasta hace algunos años, yo debutaba en los teatros principales del centro; en el Teatro Municipal, ya desaparecido, en el Avenida, o en el Palace. Luego, cuando el radioteatro tuvo menor influencia, nos fuimos del centro, lo hicimos en los barrios, debido también a las grandes pretensiones de los empresarios de salas. Yo trabajo todo el año; invierno y verano. En el verano de 1982, cuando terminé en La Rioja, comencé en Mendoza. El 80% del público nuestro gana muy poco; es en su mayoría gente de condición humilde. En Mendoza, por ejemplo, la gente de campo, que se dedica a la agricultura, vive en el mismo lugar que trabaja; la gente de los barrios urbanos es gente obrera que está en las industrias; esa gente está mejor paga, afluye más al espectáculo que los del campo, últimamente. Porque en el campo últimamente es tremendo, es un desastre. Cuando estuve en La Rioja hubo que bajar el precio de la entrada, porque aunque barato, no lo podían pagar; un peón de campo ganaba 15.000$ por día y no podía ni comer esa gente. Estábamos cobrando la entrada para mayores 20.000$ y tuvimos que rebajarla." Oscar Ubriaco Falcón termina su testimonio con estas palabras: "Lo que puedo decir finalmente, es que tengo 135 giras realizadas, con una duración que ha variado desde 30 hasta 150 días cada una. Debo tener unas 80 obras estrenadas, el resto han sido reposiciones. Muchos años de trabajo... " .
Una cantidad de datos interesantes surge de las declaraciones de este artista mendocino. En primer lugar, nos muestra cómo el radioteatro se expande de unas provincias a otras, donde a su vez se van creando nuevas compañías que buscan zonas para actuar.
Este movimiento es un intercambio que cubre como una red todo el territorio del país y a ello se agrega el aporte de las compañías de la capital federal, que a su vez van saliendo a las provincias. Lo que describe Oscar Ubriaco Falcón de Mendoza sucede luego en otras ciudades; un buen número de elencos trabaja en las principales emisoras y en su mayor parte salen de gira teatral a las ciudades y pueblos de cada provincia. Una actividad escénica verdaderamente relevante, que no ha sido tenida en cuenta hasta ahora en la historia del teatro argentino, en general circunscripta a lo realizado en nuestra metrópoli y especialmente a las zonas céntricas de la misma.
Asimismo puede observarse que los elencos eran numerosos y los estrenos de las obras se realizaban en los principales teatros de cada ciudad, con enorme afluencia de público. Es una actividad que se realiza de enero a diciembre, sin pausas; los actores tienen trabajo todo el año, a diferencia de lo que sucede en el teatro tradicional, donde las temporadas suelen no exceder de dos o tres meses. Es de observar también el público que asiste a las representaciones teatrales del radioteatro: si bien en los pueblos es común que asistan todos, "desde el intendente hasta el barrendero", como dijera un actor, porque es el acontecimiento cultural, la fiesta de la comunidad, la mayor parte de los espectadores son peones de campo en los pueblos y obreros de la industria en los suburbios. En general, se supone en ciertas elites culturales que esta clase de gente no va al teatro y es necesario "inventar" un teatro popular que pueda llegar a acercarlos para tan alta manifestación cultural. Pero la realidad es diferente. Sin pedir permiso, sin solicitar autorización de los entendidos, el teatro popular nació en el circo con los Podestá, creció con las giras de las carpas criollas y luego se alojó en las compañías de radioteatro, para continuar hasta hoy, a pesar de todas las dificultades y obstáculos que se le interpusieron para tratar de eliminarlo, ya sea negando la posibilidad de emitir por las radios, ya desvalorizando su accionar y calificándolo por ejemplo de "arte menor", el más suave de los epítetos prodigados. Como ya vimos, desde Grecia se cuecen habas.
Si por un lado se discute afanosamente en los círculos intelectuales del medio teatral cómo llegar a hacer un teatro popular, el negar un teatro hecho por gente del pueblo para el pueblo es una incongruencia histórica. Debemos mirar de una vez hacia adentro y reconocer cuál es y dónde está nuestro teatro popular.
Oscar Ubriaco Falcón nos llama la atención sobre otro fenómeno dramático muy importante: los grupos "filodramáticos" que existían en los clubes institucionales, variados. Esta actividad teatral espontánea era un hecho que se daba y se da, en menor medida, hasta hoy, en barrios de Buenos Aires y ciudades del interior, donde la gente se reúne para hacer teatro y expresarse. Actividad también desprestigiada en ciertos medios, que sin duda han influido para su desaparición gradual. La sola palabra "filodramático" hoy causa entre risa y espanto. Pero esos juegos teatrales de no iniciados permitieron el desarrollo de muchas vocaciones de actores luego profesionales, expandieron las ideas sociales de los gremios o uniones de trabajadores de aquellas décadas y dieron lugar a que el teatro fuera "la fiesta" de todos, en la que todos podían actuar y participar de alguna manera. Contribuyeron también a la integración cultural del país, ya que en las sociedades españolas, italianas, etc., formadas por inmigrantes y sus hijos, había casi siempre buenas salas teatrales donde se hacía el repertorio de obras de teatro argentino de la época. Esta es otra forma de teatro popular tampoco registrada hasta ahora, salvo excepciones, en la historia del teatro nacional.

Los "cómicos de la legua"
parten de Buenos Aires

Otra personalidad del radioteatro, Ornar Aladio, autor de más de 80 piezas estrenadas, actor, director y actualmente maestro de actores, nos muestra un aspecto distinto de la evolución de esa actividad, esta vez a partir de Buenos Aires: "Yo soy del 18. Empecé en la radio en el año 31, con la Pandilla Marylin. Hace más de de 50 años que estoy trabajando ininterrumpidamente. Fui de los primeros que salieron en gira de radioteatro, con Atilano Ortega Sanz, uno de los pioneros que llevó las funciones a pueblos donde jamás se había presentado ningún espectáculo. Porque Arsenio Mármol, con su conjunto "Estampas Porteñas", hacía gira por las grandes ciudades (Córdoba, Rosario, San Juan, etc.) pero el primero que llegó a los pueblitos fue Atilano. Su compañía se llamaba "Romances del pueblo" y transmitía por Radio Mitre en aquella famosa "Matinée de Juan Manuel", en la década del 40. Eran elencos muy numerosos, llevábamos 18 o 20 actores; pero a su vez eran multitudes que se acercaban para vernos: gente de chacra que escuchaba la novela pero jamás en su vida había visto teatro. Tan es así. que llegábamos a las ciudades, a los pequeños pueblos, y trabajábamos en cualquier lugar; donde no había clubes o salas de las sociedades españolas o italianas -que fueron las primeras en hacer escenarios dentro del ámbito de la república- trabajábamos en los viejos hoteles, en los galpones del ferrocarril, donde fuera. Hacíamos algo muy parecido a los cómicos de la legua; si era necesario, armábamos el escenario sobre chatas, sobre carretas... Las obras trataban problemas camperos, verídicos: Cuando sangran los trigales, Corazón de chacareros. El boyerito de la cara sucia. Madre gringa, estaban inspiradas en sucesos reales. Por ejemplo, en Corazón de chacarero, el verdadero protagonista vivió en Junín, sufrió el desdén del estanciero que lo desalojó y él lo mató. Era el drama de un matrimonio con tres hijos chicos; un caso real llevado al folletín.
Las obras de Atilano, algunas de las cuales todavía conservo, -continúa Aladio- me recuerdan una frase de Alberto Vacarezza. Fue en San Nicolás, donde estaba con su compañía, y nosotros también actuábamos en un teatro viejo de una sociedad española. Un integrante de su compañía le comentó que habíamos copado la plaza (la ciudad), que la gente estaba mirando la obra desde los sulkys, desde las chatas, porque no cabía más gente en el teatro; se había dejado las puertas abiertas, para los que no podían entrar. Entonces don Alberto dijo una frase a mi criterio imborrable: 'Algo ha de tener el hombre para que el pueblo lo siga'. De eso no me puedo olvidar. Atilano Ortega Sanz fue boyero y domador; pintaba el escenario del campo a la perfección. También poeta y periodista, cuando vino a la ciudad fue el primero que escribió adaptaciones para radio de temas históricos y de aventuras, junto con Mastandrea, otro de los grandes pioneros; eran interpretadas por Olga Casares Pearson y Ángel Walk. Con aquellas obras de Atilano, hacíamos de 18 a 24 meses de gira sin interrupción. En aquel tiempo no había emisoras del interior que interfirieran las ondas de Radio Mitre, que se escuchaba en todo el país. Recorríamos la República Argentina completa, más todo el litoral uruguayo."

"Mito y leyenda de un hombre llamado Juan"

(Fragmento del Capítulo 1) (Versión para radio)

GOLPE MUSICAL.

RELATOR. - Luego de la muerte del cabo de Policía, burlando siempre a sus perseguidores, Bairoletto, a punta de revólver y facón, fue amasando una fama que lo convirtió en héroe popular y en el enemigo número uno de la justicia de cuatro territorios: ¡en Buenos Aires, La Pampa, Mendoza y Neuquén, su cabeza estaba a precio! Bandido romántico que robaba a los ricos y daba a los pobres, el "Pampeano", como se lo apodaba, gozó del amor del pueblo y de la protección incondicional de los desposeídos. Mientras en La Pampa se recuerdan aún sus hazañas a mano armada, en General Alvear, Mendoza, su tumba es lugar de peregrinación popular. ¡El enigma de su muerte, sus dotes de caudillo, sus contactos contradictorios con la política -fue puntero de caciques radicales y paladín de una delirante revolución agraria-, y sus virtudes de milagrero, capaz de curar el cuerpo y el alma, le abrieron paso en la leyenda!

MÚSICA.

RELATOR. - Los Bairoletto se habían establecido en La Pampa, en la zona de Castex y Monte Nievas, arrendando unas 400 hectáreas de campo. Juan Bautista Bairoletto, nacido el 11 de noviembre de 1894, en la ciudad de Santa Fe, era el segundo de los seis hijos de Victorio Bairoletto y Teresa Bondino, inmigrantes italianos.

TERESA. - Me parece que este año, la cosecha va a venire buena... ¡Ha llovido mucho y lo trigale tienen un colore hermoso!

JUAN. - ¿Y pá qué sirve eso, mama? ¡Dejar la vida en el surco, pa que luego todo vaya a parar a los bolsillos de los patrones!... ¿Uno con qué se queda? Con que trabajó todo el año sólo para vivir...

TERESA. - No hable así, mi hico. . . Tenemos un techo, trabaco, salú...

JUAN. - ¿Y cuando la salud se acaba? ¿Qué, mama? ¿Qué nos va a quedar?

TERESA. - Bueno, Cuane... Saque esa idea de la cabeza e tome otro mate...

RELATOR. - Así era Juan Bautista Bairoletto... Bueno y querendón con su mama...

Concurrió a la escuela hasta quinto grado, tenía facilidad para aprender, pero sus padres no pudieron hacerle seguir otros estudios. Eran tiempos duros y la prole campesina se crió en el rigor de una lucha tenaz y cotidiana con esa pampa rebelde que traicionaba los sueños de todos los inmigrantes. ¡Aquellos "gringos" no hicieron la América, o por lo menos no la hicieron para ellos, pero la presencia de sus hijos criollos los afincó para siempre en la patria nueva!...

(Obra inédita de Jorge Berón Astrada -Jorge Edelman- y Mara Galli. Estreno: año 1977).

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Omar Aladio hacia 1960 en el rol del mulato Bonzo en la obra Mate Cosido, representada por la Compañía de Hector Bates

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Juan Bautista Bairoletto cumpliendo el servicio militar según una foto publicada en el programa de la compañía de Jorge Edelman hacia 1977

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Cartel de propaganda

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La compañía Juventud, cuando en 1947 representaban Y ellos juraron, de Luis Pozzo Ardizzi y Santiago Benvenuto (Adalberto Campos)

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Programa de la compañía de Román Sucre cuando realizaba giras por la zona cuyana

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El actor Ricardo Oriolo en 1961 interpretando el papel de El Entrerriano en el Apache Argentino de Bates, Aladio,y Miranda

Estas memorias de Ornar Aladio dan indicios de la intensa actividad teatral que desplegó el radioteatro ya en la década del 40. Otras compañías, además de "Estampas Porteñas", que por su numeroso elenco y el despliegue de sus puestas sólo iba a teatros grandes en las ciudades, hacían presentaciones teatrales en nuestra capital y sus barrios, sin llegar a lugares tan alejados como "Romances del pueblo", El Trovero Rocatti, otra interesante personalidad del teatro popular, fue cantante, actor, director y autor; desarrolló una larga trayectoria en el medio, y fue un actor de fascinante encanto, según quienes lo conocieron.
En realidad, sobre cada uno de los actores y directores nombrados, muchos de ellos también autores, podrían escribirse aún muchas páginas, reseñando el aporte de cada uno de ellos a la escena nacional.
Reconociéndose a sí mismos como "cómicos de la legua", reivindican esa gloriosa herencia de los artistas trashumantes, que al decir de Peter Brook, salvó el teatro en todas las épocas. Quizás también en la nuestra, los imitadores de reglas y estilos foráneos no sobrevivirán, pero la gesta de nuestros saltimbanquis y juglares seguirá por los caminos.

el grupo de Atilano Ortega Sanz. "Chispazos de tradición", una de las precursoras, y "Calandrias y zorzales", la compañía de Pancho Staffa, causan verdadero impacto en los teatros, además de otras importantes compañías, como "Brochazos camperos" del Trovero Rocatti y Lidia Flora Lanata, "Clarinadas" -que integran Juan Carlos Chappe, Aldo Luzzi y otros actores-, las compañías de Alberto del Solar, Domingo Conte, Alfredo Arrocha, Félix Mutarelli, Totón Podestá y muchas más, que actúan incansablemente, noche tras noche, ante grandes auditorios.

(sigue)

 

 

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