Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

ULSTER
LA GUERRA SANTA
La violencia se ha incorporado como un dato habitual a la vida ciudadana. Un muerto y sesenta heridos en la primera semana del año, el estampido regular de las bombas a cualquier hora del día, las vallas de alambrados de púa y los pilares de concreto implantados en las calles para disminuir la velocidad del tránsito y obstaculizar la acción de terroristas, no parecen molestar a nadie. "Hay casi tantas ruinas como en Londres en 1942", comentaba un capitán inglés que se atrevía a tomar cerveza en un pub (taberna). En la calle Falls, sobre las paredes ennegrecidas por el fuego en un edificio de apartamentos de enfrente, se leía un cartel no exento de humor: "Aproveche, ahora hay 30 tabernas menos que el IRA, llamado Los Provisionales, ha logrado su objetivo y hoy la lucha armada se instala como tema obsesivo en el corazón mismo de Inglaterra. La BBC fue objeto de críticas y amonestaciones por difundir un programa en el que habló Harold Wilson, sobre la cuestión irlandesa y no faltan voceros respetables que atribuyan al Primer Ministro Edward Heath el propósito de "desprenderse de ese clavo ardiente", contra la opinión de todos sus asesores conservadores.
En la explicación de este proceso, la historia de los cuatro siglos de dominación británica, que comenzaron en 1601, y las luchas entre papistas y orangistas tienen un lugar importante, pero básicamente las motivaciones actuales que han puesto en marcha a los católicos de Ulster (los seis condados del Norte) tienen una robusta raíz económica.
Bernardette Devlin, que se transformó en vocero eficaz de las demandas de la minoría católica, lo ha explicado claramente: "Esto es una lucha de pobres contra ricos, ésta es una lucha de clases y al mismo tiempo un movimiento de liberación nacional contra los restos del imperialismo británico". Los católicos, que en muchas ciudades como Londonderry son mayoría, viven como ciudadanos de segunda clase y absorben la casi totalidad de la desocupación del país.
Mientras que el índice de desocupación para todo el Ulster es del 12 por ciento (provocado en gran parte por la crisis de la industria de astilleros), en Strabana hay un 24 por ciento de católicos cesantes, en Enniskillen un 20, en Londonderry un 18. Los salarios y el nivel jerárquico de las ocupaciones se discriminan según la confesión del trabajador. Presentar un título de colegio católico significa ser postergado a un plano secundario. Cuando la violencia no se había desatado aún, la esposa del Primer Ministro publicó un aviso en un diario pidiendo servicios domésticos; el texto terminaba agregando: "Inútil presentarse si es católica".
.Los bajos ingresos y la desocupación tienen efectos en todos los planos. Desde el punto de vista habitacional, los católicos se hacinan en viejas casas victorianas o tugurios de bidonvilles, de modo tal que en algunas ciudades habitan, cinco personas por habitación. Las estadísticas, que son muy púdicas, dicen que en cada casa católica se acumula un 20 por ciento más de habitantes que en una protestante. Mil cuatrocientas familias esperan desde hace 17 años las viviendas prometidas por un plan de construcciones municipales.
El sistema, pérfida y minuciosamente montado, transforma la desigualdad económica en un instrumento para la hegemonía política protestante. Una Constitución censitaria le da a los más ricos hasta 36 votos, y les prohíbe el sufragio a los que no llegan a determinada renta. En esa forma, los católicos pierden aun en las localidades en las que tienen amplia mayoría.
Inglaterra e Irlanda comenzaron a luchar en el siglo XII, con suerte adversa para los ejércitos conquistadores, que recién se invirtió con el triunfo de Isabel I sobre los últimos Earl de Ulster, en la batalla de Kinsale. La ocupación se consolidó en 1689 cuando Guillermo de Orange batió al rey católico Jacobo II que reclamaba su trono, consagrando a partir de la fecha la división entre papistas y orangistas.
El esfuerzo largo y costoso de Inglaterra en la conquista de Irlanda rindió excelentes frutos. Siguiendo los pasos del análisis de Marx, Jean Pierre Carasso, estudioso atento del país, afirmaba: "Irlanda es el pecado más cuidadosamente oculto por la corona británica. Antes que la colonización de la India le diese campo ilimitado a su expansión industrial, la ocupación de Irlanda católica por los barones protestantes consolidó el poder de la nobleza, alimentó sus lujos y facilitó su conversión parcial en burguesía mercantil". Es que sin Irlanda, Inglaterra no hubiese conocido el milagro de la revolución industrial; sus lores se avinieron a darle paso a la burguesía y aun a aliarse con ella, porque tenían un coto reservado y muy próximo, en el cual se perpetuaron todos los rasgos del más implacable feudalismo.
Para consolidar el poder, a partir de 1700 se prohibió a los irlandeses, que a esa altura sólo poseían la séptima parte de la tierra, adquirir más. Un Código Penal de excepcional severidad les prohibía bajo pena de prisión tener colegios propios al tiempo que les impedía el acceso a los institutos protestantes.
La sensata nobleza británica, que supo ceder flexible y progresivamente a las demandas del liberalismo durante el siglo XIX, mantuvo intacto el sistema de explotación en Irlanda, que de algún modo se constituyó en el mejor reaseguro de sus privilegios. La revolución de los jenianos (1858), sangrientamente reprimida, como lo había sido el movimiento anterior de Wolfe Tone (1791), abrió una brecha en la opinión pública inglesa al punto de que los liberales encabezados por Gladstone propusieron un régimen de autonomía para la isla y la restitución de derechos a la Iglesia Católica. La Home Rule de Gladstone naufragó definitivamente en 1886 ante la oratoria implacable de Randolph Churchill (padre del Ministro), cuyo lema de "Ulster: pelear y ganar con la verdad", hacía arder a los protestantes pese a su cacofonía.
En 1905 los fenianos organizaron el Sinn Fein, punto de partida del IRA, que ingresa a la historia en 1916 con un fracaso heroico en el que murieron, tras una rebelión reprimida, quince de sus líderes; 3.550 hombres y 77 mujeres fueron encarcelados.
La lucha no fue en vano. En 1921 el Parlamento creó el Estado Libre de Irlanda, al Sur, que seguía perteneciendo al Commonwealth, y juró fidelidad a la Corona. El IRA consideró estas dos condiciones como una traición al objetivo de la independencia y bajo la conducción de Eamon de Valera siguió la lucha. En 1932 de Valera fue nombrado Primer Ministro y progresivamente derivó hacia la ruptura con los guerrilleros. El episodio más dramático de este proceso se vivió en 1942, cuando en plena guerra mundial se acusó al IRA de connivencia con los nazis, por lo cual fueron fusilados tres de sus miembros, dos ahorcados y una veintena encerrados en el campo de Curragh, legendario por su miseria y severidad. A fines de la década, cuando las autoridades anunciaban la defunción del IRA, la brigada de Dublin, su mejor cuerpo, sólo pudo reunir 40 hombres para celebrar el aniversario de Wolfe Tone.
La crisis económica progresiva que se acentuó en todo el mundo subdesarrollado a partir de 1956, se hizo sentir en Irlanda y dio el pretexto para el resurgimiento del IRA, que mantuvo una ofensiva pertinaz hasta 1962. La carencia de respaldo de la opinión católica, adormecida por la sumisión y la miseria, decidió el fracaso del movimiento y su autocrítica, que habría de concluir con la escisión entre los provisorios, que aglutinan al 80 por ciento de la vieja organización, y los oficiales, que propusieron una acción política de masas buscando la confluencia con el Partido Comunista.
Fueron éstos los que crearon las condiciones para la movilización por los derechos civiles en 1968, que pronto habría de culminar en disturbios sangrientos. En ese instante reaparecen con toda su fuerza los provisionales, dirigidos por Seam Macstiofain, que aprendió la táctica de la guerrilla sirviendo como soldado en Chipre, en el enfrentamiento con la Eoka. Las dos organizaciones han establecido una tregua para enfrentar al inglés, pero mantienen su independencia operativa e ideológica.
Revista Primera Plana
18.01.1972

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