Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

Fanny Navarro
Fanny Navarro
Sus recuerdos, sus proyectos y una pausa en su derrotero

"¿Cómo no he de estar segura de la recuperación de nuestro cine sabiendo que el general Perón lo ha prometido?"

EN 1938, en una olvidada película que se llamó “Cantando llegó el amor”, apareció por primera vez en la pantalla el rostro de Fanny Navarro. Poco después se la veía en el teatro Maipo, figura que comenzaba a surgir también para las tablas.
De aquel film a “Deshonra” hay un gran salto. Y de aquel escenario al del teatro Nacional Cervantes, otro igualmente grande. Tal es en síntesis la carrera artística de Fanny Navarro. Pero no es de su pasado de lo que queremos hablar, porque ¿qué podría decirse en ese sentido que no se haya dicho ya? Además, lo importante en una actriz es siempre el presente y el futuro inmediato. El presente de Fanny Navarro es la firmeza y la serenidad de quien está cumpliendo una obra con auténtica jerarquía y espera por eso continuarla. El futuro inmediato es su condición de primera actriz del teatro Nacional Cervantes, al que pronto volverá en una temporada de ocho meses, en la que se presentarán seis obras que incluirán repertorio argentino y extranjero. En cuanto a cine, su futuro inmediato lo constituyen tres películas: “Mariquita Thompson”, que dirigirá Luis César Amadori, y para la cual se barajan dos galanes, Carlos Thompson o Fernando Lamas; “El último perro”, en la que el galán será Juan José Míguez, y “Cumbres borrascosas”, que también realizará Luis César Amadori, y para la que todavía no han sido fijados otros intérpretes.
Como se ve, 1953 ofrece a la estrella muy poco descanso, pero también brillantes perspectivas.

HABLA FANNY NAVARRO
Mejor dicho, ya ha hablado, pues la información que acabamos de ofrecer nos fué proporcionada por ella misma en su despacho de presidenta del Ateneo Cultural Eva Perón. Al referirse al teatro nos ha dicho:
—He quedado conforme con la temporada de 1952. Pero aquello ya pasó y es necesario superarse. Para este año estamos preparando las cosas con más cuidado que nunca...
—¿No irá al micrófono?
—No lo hago desde agosto, cuando en base a “La razón de mi vida” hablé...
Mencionar aquel maravilloso libro es mencionar también a su ilustre autora. Y ese recuerdo, que es en ella permanente, tiene para Fanny Navarro una emoción de llanto.
—Debo a la señora Eva Perón todo cuanto soy. Desde el instante mismo en que la conocí, mi vida estuvo regida por su ejemplo. De ella aprendí a tender la mano a los necesitados, a adquirir una conciencia de patria auténtica, a fortificar en mí un sentimiento de rebeldía hacia la injusticia. En esta casa, que ella imaginó y creó, la sentimos día a día, minuto tras minuto. No soy yo ni mis compañeras las que aquí hacemos algo. Es ella quien continúa cumpliendo una obra. Nosotros nos limitamos a recordarla y hacer las cosas tal como sabemos que ella las hubiera hecho...
Tras el silencio reverente a que obligan sus palabras, hablamos de cine.
—Ya les he dicho cuáles son mis proyectos en ese sentido. Tres películas, todas ellas destinadas a ser parte de esa lucha en que nuestro cine se ha empeñado por su recuperación.
—¿Cree que esa recuperación se logrará?
—No solamente lo creo, sino que estoy segura. ¿Cómo no estarlo sabiendo que el general Perón la ha prometido y se ha tomado un interés personal en que esa recuperación se produzca? A nuestra pantalla le ha faltado en líneas generales un norte, un punto de mira. Con ligeras excepciones ha sido una nave sin timón. Se han hecho demasiadas películas mediocres, sin acento propio, inspiradas en ejemplos foráneos y olvidadas de la cosa nuestra. Afortunadamente, la mano generosa del general Perón será, al par que ayuda, el timón que sepa guiar definitivamente al cine argentino. ..
—¿Y usted?
—Yo..., una pieza más en esta inmensa maquinaria que hace películas. Una pieza más, dispuesta a cumplir su deber con esa dignidad que es ahora tan nuestra y con la capacidad, de que dispongo.
— ¿Quedó conforme con “Deshonra”?
—Como película, no tengo reparo alguno que ofrecerle. En cuanto a mi actuación, no me conformó completamente.
—En realidad, ninguna estrella queda jamás satisfecha con su labor.
—Probablemente sea ésa la razón de lo que digo. De todas maneras, creo..., ¿me perdona la jactancia?..., creo que puedo hacer cosas mejores.
—¿Piensa hacer algún viaje?
—Todos, estemos donde estemos, pensamos siempre en hacer algún viaje. Yo también. Pero son simples proyectos, nada más. Que de todos modos no se concretarían este año. Hacer por lo menos una obra en el teatro Nacional Cervantes, tres películas y acaso algo en radiofonía no dejan tiempo para más...

Nos vamos. Al hacerlo recordamos una entrevista que hace años tuvimos con Fanny Navarro. Fué cuando la veíamos en “Ambición”..., o en “Hogar, dulce hogar”..., o en “Doce mujeres”... Fanny Navarro era entonces una chiquilla inquieta, que “soñaba” con la gloria del cine y que, como todas, se deslumbraba ante la idea de que alguna vez su nombre significase algo... ¿Cuántos años han pasado desde aquel momento en que nos preguntó qué nos parecía ella en la pantalla, y si creíamos que gustaba? No recordamos cuántos. De todas maneras muchos no son. Lo importante es que sus sueños se han cumplido y que de aquella chiquilla queda sólo el recuerdo, para dar paso a la realidad de una mujer en la plenitud de su vida, que ya no “sueña”, sino que piensa. Y que lo hace con equilibrio, con un sentido cabal de su realidad y la de todos. Una mujer consciente de su responsabilidad artística y de la que implica su condición de presidenta del Ateneo Cultural “Eva Perón". Que habla mesuradamente, pesando sus palabras, pronunciándolas con firmeza. Que se enorgullece de ser una pieza más en el inmenso mecanismo de nuestra vida artística y que tiembla de emoción cuando pronuncia el nombre de quien como Eva Perón:
—.. .abrió ante mí un camino recto, para ser una más en esa senda donde ella supo ser tanto.

Revista Caras y Caretas
03/1953
Fanny Navarro
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