Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

CAMPORA
DE ANTEAYER, DE AYER Y DE HOY
VIRTUAL PRESIDENTE DE LA ARGENTINA, EL DOCTOR CAMPORA ES CASI UN DESCONOCIDO PARA MUCHA GENTE. NOSOTROS RECONSTRUIMOS SU INFANCIA, SU JUVENTUD, SU INICIACION EN LA VIDA POLITICA, EL MOMENTO EN QUE LO CONOCIO A PERON, COMO ERA COMO ESTUDIANTE, COMO DEPORTISTA Y COMO PROFESIONAL. PARA ELLO ESTUVIMOS VARIOS DIAS EN MERCEDES, SU LUGAR DE NACIMIENTO, Y EN SAN ANDRES DE GILES, DONDE VIVIO MAS DE CUARENTA AÑOS Y AL QUE CONVIRTIO EN SU PUEBLO DE ADOPCION, Y HABLAMOS CON SUS PRIMEROS AMIGOS.

En la ciudad de Mercedes, a un poco más de cien kilómetros de la Capital Federal, en la esquina de las calles 14 y 17 queda todavía algo de lo que fue el almacén de ramos generales fundado en 1888 por don Pedro Cámpora, padre del virtual presidente electo de los argentinos. Para reconstruir a partir de allí la biografía del doctor Héctor José Cámpora recurrimos a los testimonios de sus familiares, que residen aún en la zona y en San Andrés de Giles, así como también a los primeros amigos de su niñez y juventud y e los parientes de su mujer, la señora María Georgina Cecilia Acevedo Pérez de Cámpora. Vamos a dividir en varios capítulos esta biografía que intenta abarcar los aspectos y los años menos conocidos del presidente, o sea desde su nacimiento hasta el momento en que lo conoce a Perón e inicia su vida política.

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"Lo conozco desde que nací, aunque Héctor me lleva siete años. La familia Cámpora, así como el almacén de su padre, es una institución en Mercedes. En aquel entonces Mercedes era muy distinta de lo que es ahora, y el negocio de don Pedro Cámpora funcionaba hasta como sucursal de banco o de la Dirección General de Rentas. Al lado de mi casa vivía la familia Révora, que comerciaba en pastos y cereales y vendía lo que cosechaba a don Pedro. No hubo jamás un recibo entre ellos, pero tampoco nunca una diferencia de un centavo. Y no sólo eso, sino que generalmente la plata que cobraban por las ventas se depositaba también en el almacén. El almacén era vital para el funcionamiento de pueblo, y allí se pagaba hasta la patente del sulky". El relato de Venancio Rodolfo Ferrara aporta otros datos a esta biografía: el doctor Cámpora tiene seis hermanos, Elisa Cámpora de Cordero, Carmen Cámpora de Collazo y Federico Cámpora (éstos del primer matrimonio de su padre) y Pedro Cámpora, Ester Cámpora de Ortiz y Arcelia Cámpora de Ventín. Él es el menor de todos ellos, y su madre se llamaba Juana Dimaestre. "Creo que fue a la escuela número 2, porque cuando vino de visita la vez pasada recordó a una de sus maestras, la señora Juana Muscagorry de Sexauel, que trabajaba en ese colegio. Fue siempre muy buen deportista, especialmente un gran corredor de bicicleta. Entonces había en Mercedes dos o tres bicicleterías que representaban a distintas marcas de carrera. Estaban la Alcyon, Thomas, Lerecco, Legnano, Peugeot... Raúl Révora corría con Legnano; Juan Carlos Leoneto con Peugeot, y Cámpora no estoy seguro si corría con Alcyon o con Legnano, pero me parece que era con Legnano. Había acá una carrera que se llamaba la Doble Tropezón, que era hasta un almacén que estaba a cinco kilómetros, pero la más importante era la Doble Giles, que significaban cincuenta kilómetros de tierra entre ida y vuelta. Finalmente los de Giles inventaron que para poder correr esa carrera había que ser nacido allá, porque nadie le podía ganar a Héctor". Cuando termina la escuela primaria el doctor Cámpora sigue estudiando en el Colegio Nacional Ameghino, donde se recibe de bachiller en 1927. En el colegio se disputaban campeonatos internos de fútbol entre los años, y Héctor J. Cámpora jugaba de arquero. Existían en la ciudad dos clubes de fútbol que habían fundado también los alumnos; Platense, que era e| de los que vivían en las inmediaciones de las calles 16 y 17, y el Club Colegiales, que estaba en las famosas cinco esquinas de Mercedes. Cámpora fue precisamente uno de los inspiradores de la idea de fusionar ambas instituciones, y así nació el Club Estudiantes de esa ciudad. Mientras Cámpora estudiaba sucede algo que como se verá más adelante es un hecho fundamental y decisivo en su destino: su hermana Carmen María
se casa con el doctor Héctor Pedro Collazo, prestigioso y querido médico de San Andrés de Giles y reconocido caudillo político.
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Durante los tres últimos de su bachillerato Cámpora visita frecuentemente a su hermana Carmen y se hace de muchos amigos en San Andrés de Giles. El doctor Luis García, diputado nacional electo por el FREJULI por la provincia de Buenos Aires, recuerda aquel la época. "Cuando termina el bachillerato se va a estudiar odontología a Córdoba, y cuando se recibe decide radicarse en Giles por consejo de su cuñado, el doctor Collazo. Según éste, le iba a resultar mucho más fácil hacer carrera en un pueblo chico que en una ciudad importante como Mercedes. Entiendo que aquí nace la confusión sobre que el doctor Cámpora milita políticamente como conservador en su juventud. Esto no es cierto. El que es un gran caudillo conservador es su cuñado, el doctor Collazo, pero Cámpora jamás coincide políticamente con él. Hay algo que lo pinta de cuerpo entero: había en esos momentos tres clubes en San Andrés de Giles, el Social, al que concurría la gente de posición más elevada y los profesionales; el Victoria, que nucleaba a la clase media y a los comerciantes, y al Almafuerte donde se reunía la gente que no se atrevía a ir a los otros dos por su humildad. Bueno, Cámpora se vinculó precisamente a ese sector social, y fue el primer presidente de la institución".
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El Club Almafuerte, como indica el acta número 1, se fundó el 17 de diciembre de 1935. La firma del acta pertenece a José Liendo, ya que en la comisión provisoria figura como secretario del club. Con él hablamos ahora: "El club se fundó principalmente con un equipo de fútbol, y a los pocos días, el 2 de enero de 1936, fuimos al consultorio de Cámpora y |e ofrecimos la presidencia. En los primeros tiempos, las reuniones de comisión las hacíamos en su consultorio, hasta que conseguimos una piecita. A Cámpora le gustaba mucho el fútbol, y era hincha fanático de Boca. Él tenía entonces una "voituré" Ford, modelo 32 ó 33, uno de los primeros Ford de 8 cilindros que aparecieron, y se iba al campo a buscar a los jugadores para que no faltaran a los partidos. Se levantaba a las siete de la mañana y allá se iba con su auto. Y cuando ganábamos le ponía una bandera del club arriba del techo al auto y salíamos a recorrer las calles de Giles para festejar. Ese mismo año salimos campeones de la zona. Sufría mucho durante los partidos, caminaba todo el tiempo por |a cancha, fumaba un cigarrillo atrás de otro, y no se quedaba ni un minuto parado. Y cuando perdíamos se agarraba una chinche bárbara. Con su presidencia, el fútbol sufrió una transformación importantísima para nosotros. Incluso fue el inspirador de la creación de la Liga Gilense de Fútbol, y su primer presidente. En los momentos difíciles llegó a poner plata de su bolsillo, y hasta a pagarle el pasaje de ida y vuelta a los jugaderas con pocos recursos. Pero no sólo el fútbol le interesaba; al poco tiempo de ser nada más que un cuadro de fútbol Almafuerte se convirtió en un club atlético y social, y en 1937 inauguramos la cancha de pelota a paleta. Este edificio que tenemos hoy se lo debemos también a él, que siguió ligado al club aún siendo presidente de la Cámara de Diputados".
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Toda la gente con la que hablamos en San Andrés de Giles coincide en que una de las riquezas más importantes a la que puede aspirar un hombre es el conservar por más de cuarenta años un amigo como Blas Vicente Cantisani, Tito Cantisani, como le dicen sus amigos. Y es é| precisamente e| primer amigo que tiene el recién recibido cirujano dentista Héctor J. Cámpora al instalar su consultorio en San Andrés de Giles. "Lo conocí en 1930, y en 1932 me fui a vivir con él a la casa donde había instalado el consultorio, allí en la calle Rivadavia. No sé cómo nos conocimos; los provincianos somos así, nos vemos, nos ponemos a conversar y terminamos haciéndonos amigos... Pero, pienso que debo haberlo conocido en la casa de Collazo, porque
yo era muy amigo suyo. En aquella época yo era conservador, pero Cámpora no hablaba nunca de política. Es más, trataba de convencerme a mí de que no me metiera en esas cosas, porque en aquel entonces la militancia política era bastante arriesgada. El era amigo de todos, de los radicales y de los conservadores, pero decía siempre que no había encontrado todavía una idea política que le gustara. Tenía muy buena clientela, aunque de cien visitas cobraba cinco. Ya entonces tenía una personalidad atrayente y muy fuerte que lo convertía en el líder indiscutible del grupo. Jugaba muy bien a la paleta, y le gustaba mucho todo el deporte. Le gustaba mucho también conversar con la gente, y en nuestra casa se hacían reuniones hasta las tres o cuatro de la mañana alrededor de una pava y un mate. Fue siempre muy alegre, aplomado, serio en sus juicios, pulcro y cuidadoso en la manera de vestir. Había dos o tres casas donde nos reuníamos por las noches, y les habíamos puesto nombres: Una se llamaba "El Templo de la Miseria", porque no había nada de nada, ni yerba siquiera; otro, "El Templo de la Abundancia", porque nos mandábamos unos asados bárbaros, y siempre había de todo, y la nuestra la habían bautizado "El Templo del Saber", porque era donde se mantenían las charlas de más alto nivel. Todavía conserva su costumbre, a pesar de su intenso trajín diario, de ser de los últimos que se van de las reuniones y — según propia confesión— "hay que echarme para que me vaya". A veces, cuando viene a casa, le tengo que decir que es tarde para que se vaya... Otra cosa que hacíamos entonces era ir bastante al cine o al teatro a Buenos Aires. Íbamos por la ruta 7, que recién se estaba pavimentando, comíamos un bife con papas y huevos fritos en "Las Delicias", y nos volvíamos a Giles. Le poníamos dos horas de ida y dos de vuelta".
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Frente a la plaza San Martín, en San Andrés de Giles, hay un almacén de ramos generales fundado por Juan Pérez Ovide. Una de sus hijas se casa con un señor Acevedo y se va a vivir a Buenos Aires. Cuando la única hija del matrimonio tiene 15 años, muere el padre, que era jefe de descuentos del Banco Provincia, y entonces madre e hija regresan al pueblo. Josefina Andrea Pérez de Guardione, prima de la señora de Cámpora, es la que recuerda esta época. "Mi madre murió al nacer yo, y me crió mi tía. Yo era muy chica, pero me acuerdo de las cosas que contaban y de cómo se conocieron Georgina y Héctor. Entonces se daba la "vuelta al perro" en la plaza San Martín; los hombres para un lado, y las mujeres para el otro. Cuando la vio, él preguntó quién era esa chica, y se demostró profundamente impresionado por ella. Ella al principio no quería hacerle caso porque él tenía fama de picaflor en el pueblo, aunque no se le conocía ninguna novia oficial. La cosa es que en 1933 se ponen de novios, y se casan el 15 de abril de 1937. Son una pareja maravillosa, muy compañeros, muy amigos y muy enamorados uno del otro. A los dos les gusta mucho bailar, y son muy buenos bailarines de tango. Incluso ganaron concursos acá y en Mercedes, porque salían mucho juntos. En los primeros tiempos en que Héctor era diputado y seguía viviendo acá, nos íbamos con él a Buenos Aires y lo esperábamos hasta que terminaba la sesión; nos íbamos a un cine, o a una casa de familia, y después volvíamos juntos a Giles. Más adelante, cuando lo nombraron presidente de la Cámara, ya no pudieron seguir haciendo eso y se tuvieron que mudar."
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Así nos vamos acercando a 1943 y al nacimiento a la vida política del doctor Héctor José Cámpora. El era entonces una personalidad destacada en San Andrés de Giles: profesional reconocido por su clientela, amigo de todo el pueblo, presidente del club más popular, casado con una descendiente de una de las familias más reconocidas de la zona, padre de dos hijos y especialmente dotado de cualidades para la función política. Al producirse la revolución de 1943 el gobierno nombra a los comisionados que van a reemplazar a los intendentes constitucionales. Llega entonces a San Andrés de Giles Fragueiro Olivera, quien es enviado con una función específica: buscar y encontrar a un vecino notable que no hubiera actuado en política hasta ese momento y que pudiera desempeñar las funciones de comisionado. El mismo doctor Luis García nos da su visión de cómo se desarrollaron los hechos: "Acá entonces se era radical o conservador, con la tal única excepción de Cámpora. Y es precisamente en él en quien Fragueiro Olivera encuentra la persona indicada para desempeñar e| cargo. Y allí encuentra Cámpora su vocación política; se abre ante él un camino que va a ser muy largo y lleno de dificultades, paro también con grandes satisfacciones. Cámpora es un hombre de una gran simpatía y muy atrayente. Y en 1944 el entonces coronel Perón hace una visita a Junín. Cámpora va a visitarlo, se lo presentan, habla con él un rato y lo invita a venir a Giles. A Perón le debe haber causado gracia el asunto, pero le dice que sí, y viene. Fue el 30 de noviembre de 1944. Inauguramos una placa que se colocó acá en la plaza San Martín, pero la arrancaron después de la revolución de| cincuenta y cinco, así que no podemos mostrar ese testimonio. A los seis o siete meses de ser nombrado Cámpora comisionado, el gobierno nacional da un viraje en su política buscando el acercamiento de los radicales, y entonces lo relevan del cargo y nombran a Fernando Arquímedes Lilla. Pero al acercarse las elecciones del 24 de febrero de 1946 los comisionados radicales se encuentran ante un verdadero dilema: o se incorporan al movimiento peronista, o vuelven al radicalismo. Lilla vuelve al radicalismo y renuncia, y le da la oportunidad a Cámpora de demostrar que ya es todo un líder político enrolado en un movimiento popular, ya que por su influencia ante el gobierno se nombra comisionado de Giles a Alejandro Gabino Fariseo. Y el doctor Héctor J. Cámpora figura ya en la lista de candidatos a diputados nacionales por el partido Independiente, que junto al Laborista y al Radical Junta Renovadora van a formar después el Partido Peronista".
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Lo que sigue es conocido, hasta 1958; cuando el doctor Cámpora regresa de Chile al dictarse la ley de amnistía durante el gobierno del doctor Arturo Frondizi. Y regresa precisamente a su pueblo.
Ya no va a ejercer su profesión, la que ha dejado por su carrera política. Su consultorio se lo había regalado al doctor Eduardo F. Malone cuando lo nombraron presidente de la Cámara, y porque "había perdido la mano", según sus propias declaraciones. En los años 1962 y 1963 colaboró en las campañas políticas, y en 1965 fue concejal junto a Pedro Ramón Gallo, el que ahora es el intendente electo de Giles, y el doctor Luis Antonio García, flamante diputado nacional y a quien se menciona insistentemente en Giles como el más firme candidato a presidir esa alta cámara. Sus dos hijos, Héctor y Carlos Alberto, son abogados y militan junto a su padre en e| Partido Justicialista, y desde su regreso de Chile hasta que fue designado representante de Perón, el doctor Héctor J. Cámpora dedicó su tiempo a algo que le gusta también mucho: la explotación de un campo de 800 hectáreas, heredado por su mujer de la familia de su padre.
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Son las once menos cuarto del viernes 16. Llueve torrencialmente en San Andrés de Giles, y hace más de dos horas que esperamos al doctor Cámpora en la entrada al pueblo, junto a la ruta nacional N9 7. No somos nosotros solos los que esperamos, y más aún, nosotros somos los menos indicados para ponernos en primer término, porque los que realmente lo esperan son sus vecinos, sus amigos de toda la vida, que quieren celebrar con él su triunfo en las elecciones. Junto a la plaza San Martín se ha levantado una tarima para que hable, y en el Club Almafuerte espera una mesa de seiscientos comensales. El Torino blanco que lo trae desde San Miguel, donde se encontraba descansando, entra al pueblo; hace dos cuadras por la calle principal, y el doctor Cámpora le pide a su chofer que pare allí mismo. En medio de la lluvia y del entusiasmo de la gente que los espera con banderas y carteles, se baja del coche y camina las diez cuadras o más que lo separan de la plaza. Al terminar el acto se dirige al club. Es la primera visita que hace como virtual presidente. Al entrar al salón, saluda uno a uno a sus viejos amigos. Nosotros estamos ahora junto a Tito Cantisani, quien hace unos minutos nos decía que no podía verlo como presidente a Cámpora, porque por sobre todas las cosas era su amigo, y eso estaba antes qué nada. Cámpora lo ve a Cantisani cuando los separan nada más que dos sillas, y se echan uno en brazos del otro. El abrazo es largo. Ese abrazo y lo que dijo después de la comida el virtual presidente tal vez puedan llegar a ser el mejor final para esta biografía de la que todavía hay que vivir el capítulo más importante: "Quiero decir esto ante ustedes que son mis amigos de toda la vida, que me conocen muy bien. Hubo antes que yo treinta y nueve presidentes; tal vez, algunos más capaces que yo, pero sé que yo tengo algo fundamental, y que es la dignidad del pueblo para ejercer el poder. Lo que yo quisiera es que dentro de cuatro años, cuando termine con mi mandato, vuelva a tenderse esta mesa, y volvamos a encontrarnos todos para celebrar que hemos tenido éxito en nuestra gestión."
NESTOR BARREIRO
Fotos: JUAN JOSE PEREZ
Revista Gente y la actualidad
22.03.1973


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