Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

Villa Gesell
¡VIVA LA VILLA!
Vital. Joven. Ruidosa.
Crece todos los años a velocidades increíbles. Es exactamente lo opuesto de Pinamar, porque en Gesell está prohibido descansar
Por HORACIO DE DIOS
Fotos de CARLOS BOSCH
¡VIVA LA VILLA!

"A la Villa no se viene a descansar; se viene a vivir". La frase la escuché varias veces, con distintas palabras pero el mismo acento en la actitud vital. Por eso provoca desconcierto su aparente desorden frente al parque urbanizado que es Pinamar. "Gesell es otra cosa". Hace diez años tenía el mismo número de hoteles que Pinamar, hoy tiene 38 hoteles (más del doble) y 141 residenciales (5 veces más), sin contar 11 moteles y tres campings que son una historia aparte. Es el crecimiento más espectacular de la costa. El año pasado, de acuerdo a los datos de la garita de la policía caminera, pasaron la temporada en la Villa unas 500 mil personas, la cuarta parte de Mar del Plata que es un verdadero monstruo balneario, una verdadera ciudad del verano. De allí viene la aparente sensación de caos que no es tal. Uno puede decir como en el tango: "me gusta lo desparejo y no voy por la vereda", pero saber muy bien hacia dónde ir. Caminante no hay camino, se hace camino al andar

CUESTIÓN PESOS
"De un total de 532 casas que teníamos en alquiler nos quedan menos de 70. Hasta el 12 de octubre fue un verdadero boom. Ahora sólo disponemos de casitas muy pequeñas y algunos departamentos". Así, concluyentemente, nos informó Paúl Vanneste, que se moviliza por la Villa con su auto equipo con radioteléfono. Según sus estimaciones, los aumentos en relación a la temporada anterior están en proporción al tamaño de las casas. Las más pequeñas aumentaron entre un 5 y un 10 por ciento; en cambio, en las grandes, o que se pudieran parecer a las “tipo Punta del Este”, los precios subieron entre un 30 y un 50 por ciento. Como otros entendidos de Gesell, cree que muchos de los que alquilan en Pinamar vendrán a divertirse a la Villa: "aquí uno vive como quiere, el bancario, el Ejecutivo, el hombre medio, todos son ¡guales".
Por su parte, otro inmobiliario, Juan Kestner, cree que esta temporada habrá renovación de público, de gente que no conoce la Villa, y lamenta que no puedan tener en oferta el número de chalets amplios que pidió mucha gente acostumbrada a las comodidades de Punta (3 ó 4 dormitorios y doble dependencia de servicio). En materia de precios puede estimar junto a su socio, Pedro Salgado, que por casitas de un dormitorio se piden unos m$n 150.000 por enero o febrero; por 2 dormitorios entre 200 ó 300.000 pesos viejos por mes, y por 3 dormitorios (hay pocas) se está en los 300.000 En departamentos se puede hablar de 2 ambientes entre 120.000 y 160.000 por mes. “Pero —recalca— lo mejor se alquiló hace 2 meses". Piensa que muchos precios exorbitantes de los que se habló son imaginaciones fantásticas de propietarios que siempre creen tener un castillo de gran lujo aunque sea una casa muy modesta. Y es natural que piensen así. Es humano. Lo de uno es siempre lo mejor. Todos los expertos coinciden en la expansión de la Villa, en la cantidad de construcciones que sé están alargando en los 12 kilómetros que don Carlos Gesell le arrebató a las dunas vistiéndolas de verde. La nueva "vedette” es el barrio Los Troncos, con riego automático para que todas las veredas sean verdes.

PENSIÓN MAS LAUDO
Ramón P. Cavadera, presidente de la Asociación de Hoteles, se enorgullece al hablar del llamado a licitación para pavimentar la avenida 3 y un peine hacia el mar, lo que mantendrá la fisonomía de la Villa pero facilitará el acceso y el tránsito en los días de lluvia. Me explicó también que el próximo paso son cloacas y aguas corrientes. “El Plan de Zonificación que ahora se pone en marcha será la síntesis de la imagen tradicional que debe conservarse, y las exigencias de una ciudad que no tiene que competir con Mar del Plata sino integrarse. Por algo se aloja medio millón de turistas por año y ha sido elegida como lugar de la XVIII convención de la Federación Argentina de Hoteles”. Según su estimación, los aumentos autorizados en la próxima temporada estarán en un 10 por ciento para los residenciales y un 15 por ciento para los hoteles, los precios con pensión completa oscilarán entre el más caro de m$n 4.800 por día y persona (más laudo) hasta otros que costarán 2.000 y en residenciales próximos al mar m$n 1.700 a 1.900.

CON LA VIDA AL HOMBRO
Trece hectáreas, donde están los primeros árboles que plantó don Carlos, sirven de asiento a El Pinar, que es quizás uno de los primeros campings del país con capacidad para alojar 865 carpas en sus boxes. Roberto Daniel Aguel, que durante el invierno es uno de los locutores más
conocidos de la TV marplatense, en verano es uno de los teóricos-prácticos de la vida del camping: "A las 12 de la noche no vuela una mosca, pero todo el mundo aprende bajo una carpa a vivir mucho mejor, a comprenderse más a uno, mismo y a 1os demás”. Cuatro policías uniformados que recorren El Pinar de noche aseguran el silencio y. la tranquilidad. Una carpa para 4 ó 6 personas promedio paga m$n 1.000 por derecho diario y m$n 100 por día por el auto. Jóvenes y también familias ya han reservado un espacio para sus carpas. ¡Turismo de mochila up!

RESIDENTES EN SU SALSA
Uno de los méritos de la Villa es que cada uno puede ser como le da la gana. Desde un pintor como Batuz hasta el bañero que pide llamarse Claudio —así, a veces— y que sigue en su trabajo de salvavidas, aunque la Municipalidad de Madariaga (que prometió hacerse cargo de los sueldos de los bañeros oficiales) no le haya aumentado el sueldo que percibía en la temporada anterior (m$n 150.000).
Estábamos buscando la nota fotográfica con Carlitos Bosch cuando pasamos por un asado. Era una tentación. Pasado mediodía, después de haber recorrido toda la playa desde el balneario de Julio hasta María Belén, teníamos un hambre de leones. Y faltaban muchas cuadras para volver al centro. Pedimos permiso para fotografiar una escena muy geselina y de golpe se largó a llover. Entonces nos quedamos a comer. Con lo cambiante que es el tiempo a la hora del postre ya teníamos nuevamente sol. Lo importante es que habíamos compartido la fiesta del bautismo de Carlos Michael, el más reciente de los críos de don Carlos Bareiss y su esposa Trudy, que residen en la Villa desde hace 15 años, al poco tiempo de llegar de Alemania. El es carpintero por profesión y amor, y para celebrar su bautismo llegó el pastor protestante Rodolfo Thümmfer, aviador por hobby; viajó especialmente el padrino Ricardo Galán, inspector de enseñanza aeronáutica; la madrina, Teresa Bianchi, maestra de jardín de infantes, y estaban, entre otros, el médico Luciano Corti, uno de los fundadores del pueblo, el vicecomodoro Uriondo y uno de los hijos de don Carlos, Silvio "Bubby" Gesell. No sólo habíamos compartido la fiesta del bautismo protestante con un asado criollo, sino que habíamos recalado en el clima de amistad fuera de serie y protocolo que es la Villa.

CAFE-CONCERT & Co.
“Yo no sé lo que quiere decir hippie, pero a mi no me molesta que me digan hippie”, reflexionaba Rodolfo Richa, un artesano de 22 años experto en trabajar el cuero, que llegaba para vender carteras y cinturones desde Ranelagh, donde vive habitualmente. Por ahora come tallarines porque es lo más barato.
En cambio, no tiene nada de hippie Alberto Edsberg, que es dibujante publicitario y que este año piensa habiljtar en la terraza del local donde vende hamburguesas “Kaktus" un café-concert de música beat. Él cree que los que especulan con la gente de Punta del Este se van a clavar. Todavía no sabe qué conjunto irá, pero piensa en Manal, Arco Iris, etc. En concreto no se sabe cómo vendrá la temporada, pero ya anda bien la Zamba Loca, donde Ernesto Fatur crea una versión muy lograda de Zamba para mi tierra, de María Elena Walsh, y con su chambergo aludo sureño Oscar Palacios le rinde homenaje a Adán BuenosAyres y Leopoldo Marechal "malevo sin sangre te fuiste montado en un tango canyengue".
En la villa hay una veintena de boítes pero todavía no funcionan ni la tradicional “Cariño Botao” ni la nada convencional Cueva del Gitano. En cambio ya abrió en la zona sur Il Buco, de atrevida arquitectura y capacidad para 350 personas, y Copsy en la zona norte, donde ya cobraban precios de temporada: 3 whiskies y 3 cervezas 4.000 pesos viejos.

DE AQUÍ AL HAMBRE
Hay varios amarraderos desde donde se parte hacia la noche. Los tradicionales Tía Vicenta (cerca de la parada de Antón) y La Jirafa Roja, a los que se suman boliches de onda nueva como Cachavacha. Si bien todavía falta el ruido a todo volumen, lo que no falta es cómo comer. Desde la Jirafa Azul esquema económico tipo Raviolandia en Mar del Plata, hasta los más sofisticados. En la escala intermedia están los lugares como Mari-Fer, donde cocina doña Angélica de Amarante, y todo el personal es de la familia, desde el adicionista al lavaplatos, y el inventor de la milanesa gigante “Don Pocho" que junto a Tony Park es el restaurante de los geselinos durante todo el año. El propietario, Ismael Carlos Veneciano, ex corredor de turismo de carretera, le mete pata fiera a su auto para ir muchas mañanas a Mar del Plata y traer la materia prima para que cocine su mujer, doña Irma.
En alfa cocina se registra la inauguración de la nueva casa de Fabbri, que sigue teniendo otro boliche en la costa; está a punto de cumplir 12 años Saint George (abierto todo el año por Juan G. Erkens desde el 23 de diciembre de 1958), y se abrió el Paprika del yugoslavo Cuitko "Nicky" Soce con el cheff Walter Monteagudo que trabajó en el Hermitage. Estos lugares pueden competir con el mayor nivel de conocedores y sus precios pueden estimarse, de acuerdo al plato y tipo de vino, en unos 1.500/2.000 pesos viejos, por persona.

PERSONAJES Y ONDAS
La Villa es un catálogo de sorpresas. Desde Jorge E. Gagna y Rubén Mazzino que decoraron un hotel como si estuviera en Bariloche y se instalaron en Gesell porque les gustaba más, "y no tenían más plata para llegar hasta el Sur", hasta la señora holandesa Heínette Sturzenegger que tiene en su balneario un barómetro de barco que es infalible para anticipar cómo "viene la mano" y que nos asegura que no es que a Gesell ahora vengan menos extranjeros sino "que ahora vienen muchos argentinos". El repertorio de personajes es interminable y tiene que incluir a Máximo, el baterista de la época de oro de Tabaris con Oscar Alemán, St. Paula, Eduardo Armani, etc. Recuerda que cuando iba a trabajar un chico le llevaba la batería: era Tato Bores. Cada uno de los 6 mil pobladores permanentes es una historia. Pero también julos nuevos son personajes. Entre ellos el tano Vicente Lacquaniti, con el cual tuve media hora de Conversación sobre la onda en zapatos. Lo que sigue es su explicación: En mujeres viene de sandalias de cuero blanco y plataforma y zapatos cerrados en lona y cuero color suela. En hombres las sandalias franciscanas y zapatos de raffia y cuero de colores naturales. El mocasín clásico ya pasó. Ahora viene la horma italiana de punta redonda bien levantada y apliques de bronce.
Y la sorpresa sigue. Jorge Duggan, mezcla de hippie y playboy, “me gusta la libertad pero también la comodidad", que trabaja como decorador y anticipa como moda para la temporada, debajo de la campera de cuero argentino trabajado en España, la camiseta con botoncitos pintada. Algo así como la musculosa en colores. La lacoste destronada por Calé, el humorista antológico de Buenos Aires en camiseta.
Villa Gesell da para mucho más que una nota. Es para vivirla.
Revista Semana Gráfica
18/12/1970
Villa Gesell
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