Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

juan carlos gené
Reportaje a Juan Carlos Gené, en Mar del Plata
Juan Carlos Gené (actor, autor y director) es, tal vez, la expresión cultural más completa de nuestro tiempo. Junto con David Stivel y Norman Brisky, pero en terrenos a veces dispares, han iniciado en el teatro nacional una avanzada revolucionaria llamada no a causar impactos de efectismo crónico, sino a modificar de manera profunda todas las reglas de juego implantadas y anquilosadas de un sistema que permite todo menos "el pito catalán”. Y, precisamente. Gené un hombre que se mueve indistintamente en tablados oficiales o "undergracound”— ha implantado la mala costumbre de sacarle la lengua a las "buenas costumbres en un coqueto té canasta teatral o en una acalorada asamblea gremial. Es —de alguna manera— un "hombre nuevo", con todo lo que implica esta afirmación. Su mayor mérito es el de modificar espectadores desde el asombro. Con "Cosa juzgada" azotó, desde la limitada televisión, la burguesa cotidianeidad de más de una ama de casa. Y después, desde el teatro, con el mismo titulo cargó idénticas razones pero con mayor libertad— la agudeza de su estilete florentino. Flamante presidente de la Asociación Argentina de Actores y responsable del libreto de “El herrero y el diablo", Se acabó la diversión" y la ya nombrada "Cosa juzgada". Gené parece llamado no al estrellato frívolo y fácil que bambolean las revistas especializadas, sino a cumplir un papel paralelo al que le tocó vivir a Baudelaire en la poesía o a Poe en el cuento. Es que todo lo sindica como una figura clave y electrizante que —seguramente— variará el destino del teatro nacional. Tanto como autor o como actor ha sabido crear un nuevo método de comunicación con el público (explorando problemas íntimos que deben ser nada más que secretos o declamando a gritos todo lo que el silencio calla). Es que él no trasciende hacia un público gregario y cuantitativo, sino que explora individualmente en cada espectador su problema y se lo muestra desarrollado sobre un tablado. Por esto "asombra" Gené. por esto y porque piensa no en borradores manoseados, sino con ideas impecables. Algunas de ellas son las que están aquí. Anímese y lea. Son —sencillamente— un testimonio para el futuro.

La cultura
"No hay cultura posible desde los teatros oficiales. Porque la cultura oficial es anticultura, es la cultura de la dominación y del coloniaje. Si un teatro es oficial debe responder a esa línea o sus dirigentes la pagan caro. Para nosotros los actores los teatros oficiales no son más que una fuente de trabajo que nos pertenece aunque esté en manos ajenas. En consecuencia, trabajando en los teatros oficiales, reiteramos nuestro derecho a ellos, pero más allá de algún episodio aislado, un plan cultural oficial tiene que ser fatalmente congruente con toda la política oficial. Por lo tanto tiene que obviar o desconocer el fenómeno de la resistencia que en un país dependiente es lo único que expresa una real cultura.
"Cultura es todo lo que el hombre hace. A la cultura no colonialista se la ve reflejada en todos los fenómenos de resistencia popular donde las organizaciones sindicales y políticas, pasando por los estribillos de la cancha de fútbol y por todos los matices de la organización popular incluyendo la de los sectores medios, para culminar como epifenómeno en un canto popular, en una literatura y en una dramaturgia que expresa todo eso. Es una clara actitud de resistencia popular y un hecho cultural innegable que el pueblo argentino, bombardeado durante 16 años por todos los medios masivos de comunicación para obligarlo a cambiar sus modelos personales de liderazgo, o su ideario político, se ciñe a su ideario, a su líder y a su sentimiento de nacionalidad e independencia con fuerza renovada e intensificada en profundidad y en extensión. Son claras actitudes de resistencia cultural los estribillos de las canchas de fútbol y las respuestas a la provocación de esas firmas comerciales que proclaman "Yo quiero a mi Argentina... ¿Y usted?" Respuestas: "Yo quiero a las minas...” "Yo no quiero a nadie”. "Yo... ¿Y usted?” Son actitudes de resistencia cultural la negativa de dejarse erradicar, de los habitantes de barrios de emergencia, las luchas sindicales y políticas en todos sus niveles”.

Los pactos de la cultura
“Toda manifestación de la cultura real para alcanzar los medios de difusión masivos tiene que llegar a algún pacto. Pero es fatal que junto con la liberación impere, la cultura real. Porque un país que rompe realmente su dependencia libera los canales de creación de su propia cultura. Las posibilidades que tiene la televisión son las de propalar los ideales de la vida monopolítica, o en el caso de los canales estatales, teniendo en cuenta que se trata de un estado que se organiza en función de proteger los intereses monopoliticos, a lo sumo puede expresar la parte supuestamente “sagrada" de esta cultura. Pero nada de to ("to", es textual en la revista) esto tiene que ver con la cultura real."

La comunicación
“El teatro puede llegar a representar la cultura popular, pero los mecanismos dependen de lo que se elija: si se elije a los sectores medios (que considero importantes), están todos los intentos de teatro político (independientemente del balance) que están en el replanteo de la cultura. Un espectáculo como “Coja juzgada" —que intenta relacionar los problemas de una pareja con la realidad política que viven— es un replanteo cultural. Si lo que se elije, en cambio, es dirigirse a los sectores proletarios, , las mecánicas tradicionales de producción del teatro no sirven y allí el replanteo debe ser más profundo y más total, porque supone la revisión de toda la infraestructura técnica del teatro. La reversión del proceso de producción, ya que se va a buscar al espectador en vez de esperarlo con las puertas abiertas, y por último la revisión del lenguaje teatral.
“Nosotros, desde la Asociación Argentina de Actores, estamos tratando de coordinar un circuito de trabajo en medios no tradicionales. Intentamos tomar contacto con otros públicos: una cosa es el público naturalmente llamado a lo teatral, otra es el público de barrios y otra es intentar llegar a los sectores populares (no sectores medios) a partir del contacto con las organizaciones populares básicas. Yo siempre digo: Hablemos con la gente / Dejemos de hablarle a la gente."

La actitud
“El pueblo somos nosotros mismos, junto con los sectores medios y los sectores proletarios. Así como sabemos que “sólo el pueblo salvará al pueblo”, sólo nosotros mismos salvaremos a nosotros mismos. Como buenos intelectuales, hornos vivido la fantasía de la “vanguardia lúcida" (en el mejor de los casos). Lo cual implica separar zonas del “yo” y zona de “ustedes”, actitudes acusatorias puerilmente agresivas, cuando no extorsivas. Pocas veces nos hemos detenido a confrontar nuestros esquemas con la realidad, nuestro hacer con la opinión del público, nuestra opinión con la del espectador. Y aún ahora, cuando planteamos dudas, las planteamos de manera un tanto catastrófica, como si de la solución de nuestra duda dependiera el destino del mundo, creyéndonos con derecho a llamar a una reflexión que sigue siendo monologal, cuando hace mucho sabemos que sólo por el diálogo se alcanza la única verdad posible, que es la verdad compartida. Creo que necesitamos, en primer lugar, una actitud más humilde.”

La televisión
“El campo de la acción cultural según criterios tradicionales, está reducido a su mínima expresión, más allá de las apariencias. El actor se entrega atado de pies y manos al mercado de la oferta y la demanda de trabajo en televisión, principal fuente de trabajo en los últimos veinte años. Todos sabemos la importancia que tuvieron, al menos en sus orígenes, los grupos C.B.S . A.B.C. y N.B.C. de los Estados Unidos, en la concreción de los tres canales comerciales de Buenos Aires. Y quizá sería interesante un estudio a fondo de los grupos económicos actuales que los forman y de sus conexiones últimas, al menos para saber que realmente los canales argentinos son independientes de toda influencia extranjera. De todas maneras, bastaría con analizar la estructura de las empresas que, como clientes de los canales, avisan en los espacios publicitarios para darse cuenta de la enorme masa de intereses obviamente ligados a grupos económicos internacionales que deciden el contenido ideológico de la televisión. Nosotros, desde la Asociación de Actores, reclamamos “más programas culturales”, partiendo del principio de que la programación habitual no es cultural. Y esto es erróneo. Nuestra televisión es cultural, es formativa, es educativa. . . Educa al hombre para comprar todo lo que pueda y pagar a crédito, forma al niño y al adulto en la sumisión a patrones impuestos por empresas comerciales y en consecuencia refleja inmejorablemente la cultura del sistema.”

Diálogo político con Gené
EXTRA: ¿Cuál es una actitud revolucionaria cotidiana?
GENE: ¿“Por qué usa la palabra revolución? yo no la uso para nada. Si vamos a hablar de la revolución, que es un tema demasiado serio, necesitaríamos otra entrevista dedicada excesivamente a hablar de ella. Me parece frívolo tocar así esa palabra”.
E.: Entonces vamos a hablar de un tema de actualidad. ¿Qué opina del Gran Acuerdo Nacional?
G.: “Yo no creo que el Gran Acuerdo Nacional sea un tema de actualidad... Hablo seriamente, no es una ironía; lo que pasa es que esto me da la impresión de que ya no es actual. A mí se me ha perdido la imagen del GAN, no me parece muy actual”.
E.: La salida electoral, ¿es actual. . .?
G.: “En cuanto a la salida institucional la cosa es muy simple: hay una sola salida, que es la absoluta libertad popular para elegir y proclamar sus candidatos sin ninguna clase de negociaciones ocultas. Personalmente deseo y necesito que esta posibilidad se dé, pero me resulta difícil creer Que quienes detentan el poder por la violencia y la usurpación renuncien a él otorgando esta libertad. Libertad sin la cual, insisto, no hay salida real”.
E.: ¿Qué piensa del peronismo?
G.: “En realidad no hay que dar vueltas para algunas cosas; si usted quiere saber, yo soy peronista. Por otra parte, si el peronismo llega al poder como resultado de la real voluntad popular, puede producirse la real liberación nacional. Pero para que esto ocurra el peronismo debe completar su proceso de unificación alrededor de su verdadera columna vertebral, que es la clase obrera. Si el peronismo se deja comprometer en un juego poco claro y enredarse sumando sus propias contradicciones a las del sistema en general, puede terminar diluyéndose”.

Revista Extra
03/1972

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