Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

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Liber
El tango asume nombre de mujer y viaja por el mundo entero


Hasta la aparición de Violeta Rivas seguía siendo un fenómeno irrepetido de popularidad, de magnetismo. Sin la fuerza dramática de una Tita Merello, de una belleza menos deslumbrante que alguna célebre vedette del 30, Libertad Lamarque ha sido por largas décadas la figura internacionalmente más conocida del cine argentino, la más célebre de sus cantantes. El misterio de esa inconmovible popularidad debe buscarse, tal vez, en el tono francamente novelesco que tiene su biografía.
Es hija de un obrero portuario rosarino. Allí, en Rosario, está asentada, en el Registro Civil, la fecha de su nacimiento: 14 de enero de 1911. En alguna comisaría quedan antecedentes del anarquismo militante de su padre. A los 14 años cobra cinco pesos por su primera actuación profesional: canta en un circo —donde también actúa Agustín Magaldi— y se incorpora a un elenco filodramático que los anarquistas rosarinos alientan. Poco después, a los 15 años, luego de un incidente familiar del que no ha querido hablar nunca, abandona a Rosario y viaja a Buenos Aires. Un mes después está ya en el teatro Nacional. Debuta, sin cantar, como simple actriz de reparto. en “El dueño del pueblo”, de Sánchez Gardel. El elenco está compuesto por varios de los “monstruos sagrados” del sainete en esos años: Olinda Bozán, Rosa Catá, Paquito Bustos, Manolita Poli, Domingo Sapelli. El debut es doblemente importante para Libertad Lamarque: significa su ingreso definitivo al profesionalismo. Además, conoce allí a Emilio Romero, apuntador del teatro Nacional, donde se representa la obra. “Liber” tiene quince años; él, casi el doble. Se casan, ante la mirada descreída de los compañeros de elenco, para quienes ése era un matrimonio que no podía durar... De dicho matrimonio nace Mirta, no sin que antes Libertad hubiera hecho ya su gran debut: canta en “El conventillo de la paloma”, un tango titulado “Atorrante”. Ese debut marca definitivamente su destino. Max Glucksman le hace grabar los primeros discos, y bate un record de venta con “La morocha”. Afincada en el éxito, su vida íntima comienza a sufrir varios inconvenientes: la presencia de Mirta va dándole largas a la crisis En 1933 se produce un hecho decisivo en su vida: Luis Moglia Barth la designa para interpretar uno de los primeros filmes sonoros de nuestro país: Tango”, que dirige el mismo Moglia Barth con un argumento de Carlos de la Púa. Libertad tiene como compañeros de elenco a Tita Merello (con quien nunca congenió), Azucena Maizani, Luis Sandrini, Pepe Arias. Los escasos 80 minutos que dura el filme bastan para que su nombre llegue al tope de la popularidad en todo el país. Desde entonces el cine la mima, la convierte en un factor imprescindible para que el éxito sea seguro. Después de filmar "El alma del bandoneón”, en 1935, .realiza una gira a Chile. Allí estalla la crisis de su matrimonio, y Libertad Lamarque intenta suicidarse: se arroja desde el balcón de un quinto piso, y un toldo oportuno detiene su caída. Se separa de su esposo, y ya comienza a hablarse de su romance con Alfredo Malerba, su pianista. Este, de acuerdo con “Liber”, secuestra en Montevideo a la pequeña Mirta, internada en un colegio por Emilio Romero. Es el primer gran escándalo del cine argentino. Una imagen sufriente, un estilo de canto cada vez más perfeccionado, llevan a Libertad Lamarque a la cumbre de la popularidad. Filma ininterrumpidamente: “Ayúdame a vivir”, 1936; “Besos brujos”, 1937; “La ley que olvidaron”, y "Madreselva”, 1938. En 1945, cuando comienza el rodaje de “La cabalgata del circo”, con Hugo del Carril y Eva Duarte, lleva filmadas 16 películas. “Romance musical”, filmada también ese año, será la última que realiza en la Argentina. Se va a México, no sin antes casarse con Malerba, en 1946, en Montevideo.
Sus viajes esporádicos a la Argentina —realizará pronto otro, antes de fin de año— le han dado una sorpresa: la admiración del público sigue siendo tan fresca como hace veinte años. El programa que realizó en Canal 9 el año pasado resultó ser el show de mayor rating de esa temporada.
Revista Atlántida
junio 1965

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