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trajes de novias
Costumbres
ESE BLANCO MUNDO

Cuando pálidas, alucinadas, sin aliento, llegan al altar, no sólo arrastran la larga cola que alguna vez la costumbre les impuso. Para arribar a ese ansiado momento, las novias que eligieron el camino esplendoroso del casamiento de blanco debieron entregarse previamente a un minucioso, inacabable proceso que para ellas destinan los más sofisticados santuarios de la moda. Tocados vaporosos, ramilletes de flores, tules, sedas, joyas y maquillajes componen el inventario de una vestimenta que —aún— no pudo ser abrogada. Kado Kostzer, de Panorama, enhebró una prolija investigación destinada a detectar las casas de la alta moda que se dedican especialmente a los trajes de novia. Esa indagación incluyó a las más encumbradas modistas y también a otras ocupadas por clientela de menores recursos. Su informe se completó con una recorrida por los comercios que arriendan los atavíos nupciales y la incursión por la sociología: pulsó las motivaciones de las mujeres que alientan ese costumbrismo del que no se pueden sustraer.

LA HAUTE COUTURE. En una casona de Libertad al 1300 atiende a su clientela Alicia Sosa de Carvajal, conocida profesionalmente por Alicia. Moquette gris, sillones de pana Luis XVI, espejos biselados, molduras en las paredes y porcelanas son el marco que la rodea. Alicia es simpática, clara en sus apreciaciones y sumamente comunicativa.
Desde los balcones del sexto piso puede observarse la tumultuosa esquina de Callao y Santa Fe. Entre mesitas doradas a la hoja, pesados cortinados y lámparas y sobre las pesadas alfombras se desplaza Bruno; Bruno a secas (34), especialista en trajes de novia. Un aire de desconfianza lo invade, es sumamente reservado.
No hace mucho tiempo que Henriette se ha trasladado a un amplísimo piso de la calle Arroyo al 800. Nona Schwartz de Zacharias, su propietaria, trasmite una jovialidad increíble; es comunicativa y mesurada. Tampoco faltan en sus salones la moquette gris ni las molduras. A la entrada hay un biombo cubierto por fotografías de bellas jovencitas vestidas de novia.

Alicia: Hace 35 años que me dedico a vestir novias; toda una vida. Llevo esta vocación desde muy niña. Mi primera casa funcionó en avenida Quintana 28; allí concurría toda la aristocracia argentina para que vistiese a sus niñas.
Bruno: Hace 10 años que me dedico de lleno al difícil arte de vestir novias. Estas cosas nacen por una inclinación natural, una vocación infantil.
Nona: Henriette se fundó en 1918. Al hacerme cargo yo de la casa, a fines del 40, introduje el rubro novias, que es lo que la caracteriza actualmente. Me dediqué a esto, pues hacer un traje de novia es hacer realidad un sueño, y eso significa tanto hoy en día.
Alicia: Cuando viene una niña a mi casa mi intención es trasmitir al traje de novia toda su personalidad. Me interesa, fundamentalmente, la comunión entre el profesional, yo y la cliente. Algunas vienen con ideas formadas, quizás desde la niñez. Esas ideas, a veces equivocadas, van desapareciendo o se van trasformando a medida que se produce esa comunión.
Bruno: Las niñas que vienen a encargarse un traje nupcial llegan acompañadas, generalmente, por la madre, que es la que interviene en las resoluciones. En general las clientes se someten al creador, pues es el que tiene mejor criterio.
Nona: Cuando una niña viene a encargarse su traje me importa que sea ella la que tome la resolución final. Cuando las madres quieren intervenir yo les digo: Señora, usted ya se casó; ahora la que lo hace es su hija; déjela que sea ella quien decida. Cada cliente despliega todos los defectos y virtudes inherentes al ser humano.
Alicia: Hay que ser muy consciente del físico de cada novia. No a todas les convienen ciertas cosas, aunque se empeñen en llevarlas. Yo tengo principios básicos que no voy a contrariar bajo ningún punto de vista; ellos son: novia con pantalones (un horror), capelina en lugar de tocado y traje sin mangas (parece sin terminar). En épocas del apogeo de la minifalda tampoco la utilicé para trajes de novia. Las variantes y líneas están estabilizadas hace tres años. Es tremendo ser original en base al mismo y único tema. Yo diseño todas las prendas que salen de aquí; pero no dejo de tener en cuenta las revistas que llegan de Europa; son necesarias como punto de referencia.
Bruno: El traje de novia está más allá de cualquier tendencia de la moda. En los últimos años no ha habido grandes variantes. Yo, personalmente, soy muy sencillo y clásico. Hay una línea que no se puede ignorar. Si vienen a pedirme traje de novia con pantalones me niego a hacerlo. En cuanto a colores no me disgustan siempre que sean muy tenues, rosados o celestes. Me gustan las telas lisas y sobrias para yo elaborarlas: organza, organdí, gasa. Algunos diseñadores, yo no me explico por qué, no le dan a la cabeza de la novia la importancia que merece; he visto niñas con cabezas desprolijas, eso no puede ser.
Nona: Las líneas de marcado romanticismo tienden a imperar en los trajes nupciales. A veces las chicas me dicen: Mi novio tiene mucha ilusión en verme de blanco. Eso es maravilloso; el hombre necesita una tregua en esta época de chifladura. Yo realizo todo lo que pueda hacer feliz a la novia. Si me pide pantalón le hago pantalón. Algunas me traen una reproducción de Botticelli y me piden que recree ese clima en su traje; es alentador en un momento que todos piden ametralladoras. Mis novias no me olvidan fácilmente; hacerles el traje significó para mí estar en el momento más sublime de sus vidas aunque en algunos casos todo se haya luego desbaratado.
Alicia: Me gusta ir siempre hacia adelante. La juventud es maravillosa; me toca tratar con mujercitas estupendas, por eso puedo decirlo. La idea de vestir a las hijas de mis primeras novias me entusiasma; estoy en una etapa muy linda de mi vida profesional. Hago un promedio de seis novias por semana. De los precios de mis trajes prefiero no hablar. Dicen que soy cara; decir eso equivale a decir de las buenas. ¿Me explico?
Bruno: Recuerdo con cariño a todos mis trabajos en general. Del precio de mis creaciones prefiero no hablar; el público sabe de la categoría de mi casa. Mi clientela es constante; eso prueba que nuestras jóvenes aún sueñan con el casamiento en la iglesia y de blanco.

ALQUILAR Y AHORRAR. En Hipólito Yrigoyen al 900 está Casa Martínez, fundada en 1938. Una verdadera tradición en el alquiler de trajes. En el subsuelo del enorme edificio funciona la sección damas. Una inmensa alfombra roja atraviesa el larguísimo salón. En las paredes hay adornos de telgopor que reproducen escenas nupciales. Maniquíes vestidos de novias o madrinas vigilan silenciosos. Los camarines para pruebas, también alfombrados y recubiertos por espejos y boiserie, disfrutan asimismo del aire acondicionado central que invade todo el edificio. Algunas clientes esperan impacientes sentadas en sillas estilo francés; la música funcional es funcional. Juan José Montaña, gerente de la casa, y Clotilde Schiappardini son entusiastas propagandistas de la firma a la que se hallan vinculados.
En un primer piso de la segunda cuadra de la calle Colombres se halla la vivienda-taller de Francisca Clotilde Hera, Coty para todos. Ella también se dedica, aunque en escala menor, al alquiler de trajes para novias. Su aspecto es jovial; viste pantalón negro, camisa de encaje y calza chinelas chinas bordadas en piedras multicolores. Maneja una gran información. Todo le interesa y frecuentemente es ella la que pregunta.
Juan José Montaña: La sección damas de Casa Martínez recién se inauguró en 1942. Desde entonces Madrid y París nos enviaron los diseños para realizar. Nuestro taller cuenta solamente para el rubro novias con tres expertas modelistas y cuarenta realizadores. Aquí se hacen todos los trajes que alquilamos. Muchas veces vienen jóvenes recién casadas a vender sus trajes; nosotros no compramos esas prendas. Nuestro stock está compuesto de 2.000 trajes para que nuestras clientes puedan satisfacer el más caprichoso de sus gustos.
Clotilde Schiappardini: Hay chicas que vienen con una idea fija, pero nosotros aconsejamos a la cliente; la orientamos adecuadamente. Tenemos todos nuestros trajes registrados; de esta forma podemos dar con el requerido. Antes, las señoras de la alta sociedad alquilaban a escondidas; hoy vienen acompañadas por sus amigas a hacerlo. La mujer argentina, una de las más evolucionadas e inteligentes del mundo, ha comprendido la ventaja de alquilar y ahorrar.
Coty: Yo siempre fui una convencida de las ventajas del prét á porter, una pionera. Hace 50 años que hago novias. El traje nupcial tiene que estar al alcance de todas. Yo alquilo a estrenar. Mis clientes son chicas universitarias, becadas. Soy consciente de la época en que me toca vivir; alquilar es una ventaja, incluso un traje de novia ocupa lugar y el lugar cuesta. En Estados Unidos ya todo el mundo alquila, y en Japón también. Yo le ofrezco a la novia un servicio completo: la peino, la maquillo, de aquí se van paquetísimas. Una vez devueltos, yo desarmo, lavo, plancho, vuelvo a armar los trajes. Me gustan mucho las novias sencillas, nada de cambalaches como esas cosas que se ven en la Galería del Este que me parece un aquelarre. El otro día vestí a una novia, preciosa, con un traje compuesto de tres volados; la peiné con el pelo revuelto y una flor en la oreja. Parecía una gitana de blanco.
Juan José Montaña: Aquí no tenemos modelos repetidos. Todos son únicos. Hoy en día alquila la gente inteligente. Desde 5 mil pesos viejos se puede obtener, por una noche, un lindo vestido y hacer real el sueño de toda mujer. También hay algunos de hasta 40 mil. La persona que viene aquí sabe que hay seriedad, un respaldo de años de experiencia y un prestigio ilimitado. Esta es una empresa argentina dirigida por argentinos.
Clotilde Schiapparini: Estoy en la casa desde 1953 y he visto desfilar gran cantidad de novias. Todas se han mostrado muy contentas y felices. Algunas suelen devolver los trajes con deterioros: una quemadura de cigarrillo, una mancha; claro, están viviendo tan plenamente el momento que no se dan cuenta de esas pequeñeces. Año a año se va observando que hay más gente que alquila. Alquilar es ahorrar.
Coty: Desde 20 mil pesos una novia puede salir de aquí hecha una divinidad, 35 mil es el término medio. Las chicas se hacen la ilusión de haber gastado 400 mil. Hoy en día todo cambia, hasta los ritos religiosos. Yo trabajé durante muchos años con Astesiano, un gran modista de alta costura; hoy sólo la pueden consumir gente como la loca de la Jacqueline Onassis, que sólo piensa en los brillantes. En otra época de mi vida correteaba para El luto porteño; nos informaban de las muertes y nosotros íbamos a ofrecer equipos completos para la ocasión; las mejores clientes estaban en la Boca. Yo tengo 61 años y he vivido. Para conservarse joven como yo hay que querer a la gente, no tener envidia, vivir sosegadamente, no hace falta mucho dinero para comer todos los días. Aunque no lo crea, todo esto tiene que ver con mi trabajo. Hace diez años que me dedico a alquilar trajes de novia; me gusta hacerlo porque tiene que ver con la juventud, y la juventud marca rumbos. Yo no tuve traje blanco, pues no me casé; a pesar de lo cual siempre fui señora; se puede serlo sin haber pasado por el Registro Civil. Creo que el amor es como las joyas: a veces una buena imitación puede pasar.

TODO PARA .. . MENOS ... En la calle Pasteur, en pleno barrio del Once, funciona el local de Sebastián y David Medina S. A., cuyo slogan es lo más explícito que se pueda pedir: Menos el novio, todo para la novia. Carlos Alberto Medina (31), director titular de la firma, se regodea cuando habla del establecimiento.
Esteban La Cona es el propietario de Novilan, negocio ubicado en Suipacha y Santa Fe desde hace pocos meses y en cuyo entrepiso se fabrican los tocados y ramos de novia para la venta.
Carlos A. Medina: La nuestra es la primera casa mayorista especializada en artículos para la novia y comunión, exclusivamente. Tenemos más de 7 mil clientes diseminados a lo largo y ancho del país. Canalizamos nuestras ventas a través de un catálogo general que aparece una vez por año y de folletos bimestrales que llegan a más de 20 mil direcciones y en los cuales detallamos nuestros artículos. A pesar de nuestra gran clientela de mayoristas no podemos sustraernos a la curiosidad del público minorista que frecuenta nuestras vidrieras; les vendemos, aunque nos desagrade y trabe en nuestra operatoria convertirnos en competencia de nuestros grandes clientes. Desde ¡hace 38 años que estamos en este tan particular ramo.
Esteban La Cona: Hace apenas unos meses que estoy instalado en esta zona de privilegio que es el Barrio Norte. Antes estaba en Lanús, pero ya era conocido, pues había aparecido como invitado en El arte de la elegancia, programa de televisión de Jean Cartier. Mi especialidad son los ramos y tocados. Yo vendo mucho a mayoristas las flores clásicas como el azahar, que es el emblema de la novia, el jazmín, el muguete y algunas menos usadas pero igualmente delicadas como el alelí y la alverjilla. Ahora las novias se han vuelto más exóticas, a pesar de lo cual el blanco sigue siendo el símbolo de la pureza. De aquí salen unos 5 mil ramos por año; la mayoría para comerciantes a los que proveemos. No sé por qué últimamente se les dio a las novias por los ramos de flores naturales. En las revistas importadas nunca se ven flores de ese tipo; esa moda es un invento de acá.
Carlos A. Medina: A veces vienen a comprarnos de casas de alta costura pero no se identifican. No sé por qué. Nuestros artículos van desde la simple flor de azahar hasta las telas cofradas, que son la última moda para novias. Inclusive no hemos descuidado detalles como el álbum, donde quedan registrados tantos momentos inolvidables.
Esteban La Cona: La variedad de flores que ofrecemos es extensa: 20 tipos. La mujer argentina es muy personal; si las revistas extranjeras dicen que no se usa velo, aquí se lo lleva; si determinan que se usa el guante, aquí lo descartan. A mí, particularmente, me gusta el guante, hace a la novia más elegante y fina. Muchas veces vienen niñas y piden cosas un poco raras y complicadas, aunque nunca todavía me pidieron un ramo negro. Lo fundamental en una novia es el tocado y el ramo.
De mi negocio sólo salen creaciones, y no por ser creaciones son más caras. Un ramo, finísimo, puede costar entre los 3 y 9 mil pesos.
Carlos A. Medina: Una novia puede adquirir todo para su arreglo nupcial por unos 50 mil pesos viejos aproximadamente. Nosotros decimos siempre que detrás de una novia elegante está nuestro logotipo. Esta es una empresa en constante expansión. Dentro de un mes inauguraremos nuestro nuevo local en la calle Lavalle con 750 metros cuadrados dedicados a la exposición y venta de nuestros artículos. Nunca visto.
Esteban La Cona: Para los profesionales como yo es una gran satisfacción ver a las novias felices y contentas luciendo mis creaciones. Mi negocio ha evolucionado en los últimos años.

LAS MODISTAS. En una vieja casa de departamentos, a dos cuadras de Rivadavia, en Liniers, vive Lidia Otero de Mazzini. En el comedor de su vivienda ha instalado el pequeño taller. Una niña de unos 12 años le ceba mate continuamente. Doña Lidia charla sin parar y sus manos sólo dejan la tela que está cosiendo para agarrar el mate.
Una escalera mecánica conduce al primer piso de la galería de Corrientes al 2400, donde está instalado Medin Arman; allí recibe sus trabajos de costura Jobina de Ilari (36). También vende artículos para bebés, medias y otras prendas.
Lidia O. de Mazzini: Ponga que tengo menos de 50 años; a las damas es indiscreto preguntarles la edad. Hace 30 que me dedico a la costura. Las novias me encantan. Yo misma me hice mi traje, aunque si tuviese que hacérmelo ahora sería mucho mejor, claro, la experiencia. A esta chiquilina que me ayuda la crié yo, no tengo hijos propios; no quiero pensar la preciosura de traje que le voy a hacer cuando se me case. Yo vestí a todas mis sobrinas. Coso todo tipo de prendas, pero prefiero hacer un traje de novia gratis y no un vestido cualquiera por mucho que me paguen.
Jobina de Ilari: Hace apenas unos meses que estoy instalada en esta galería; antes estaba en Brasil al 400. Estudié en la Escuela de Orientación Profesional y a los 18 años comencé a coser para novias; me gusta hacerlos sola, cortarlos, trabajar los detalles, elaborar los accesorios. La organza es la tela que da más posibilidades. Hace poco hice uno de los vestidos más lindos que recuerde. Parecían dos trajes en uno; desde el busto hasta las rodillas utilicé un encaje precioso; la parte de abajo y la de arriba eran de raso. Nunca tuve problemas con las clientes; siempre fueron muy comprensivas. Pruebo una sola vez. Las chicas a que les cosí me han recomendado. Tuve la emoción de coserle el traje de novia a mi hermana menor. Entre las dos elegimos el modelo. Me conmoví tanto cuando la vi entrar en la catedral de Banfield; pero casi no me fijé en el traje sino en su carita y en la de mi cuñado. Cobro 50 mil pesos por la hechura de un traje sencillito; los más complicados cuestan como 100 mil la mano de obra.

LAS QUE SE VISTIERON DE NOVIA. Susana N. de Biaggio (empleada): Desde chica soñé con el traje de novia. Me lo hizo una tía. Mi boda y el nacimiento de mi hijo fueron los momentos más emocionantes de mi vida. Se me pone la carne de gallina cuando recuerdo mi entrada a la iglesia de Pompeya.
Blanca y radiante va la novia / le sigue atrás un novio amante / y que al unir sus corazones / van a morir sus ilusiones.
Lida Martinoli (bailarina): Mi hermanita Regina me hizo el diseño que realizaron siete modistas de mi traje de novia tipo muñeca. Era de plumetí con valencianas aplicadas. De la coronita, en forma de sombrerito, caía el velo de tul de ilusión cubierto por muguetes. Es lindo vestirse de novia y entrar a la Iglesia: todos te miran. El momento cumbre es cuando te arrodillas ante el altar.
Ante el altar está llorando / todos dirán que es de alegría. / Dentro su alma está gritando / Ave María.
Sara Escalante Echagüe (orientalista): El traje de novia es un mito arcaico. Yo lo usé por razones de índole familiar. No sé dónde fue a parar ese traje. A la libreta del Registro Civil la tengo en la biblioteca, junto a los libros de arqueología.
Mentirás también / al decir que sí / y al besar la cruz / pedirás perdón.
Gilda Lousek (actriz): Me casé por iglesia y de blanco porque me parecía lo más natural del mundo, puesto que mi primer marido y yo somos católicos. Ya me había vestido de novia en tres o cuatro películas, y según dicen la que hace eso se queda soltera; yo quise desafiar ese mito (llevo dos matrimonios); claro que como todas las chicas, también soñaba con el traje blanco y la ceremonia. Eso es imposible de olvidar.
Y yo sé que olvidar / nunca podría / era yo y no a aquél / a quien quería.
Rosario S. de Villanueva (estudiante): Sin olvidarme de algo nuevo, algo viejo, algo prestado y algo azul, me puse para el casamiento por iglesia un vestido que me había comprado en madame Frou-Frou, blanco y maxi. Causé un impacto increíble. A mí no me entusiasmaba mucho la idea de vestirme de novia, pero confieso que cuando el cura me casaba derramé algunas lágrimas.
Ante el altar está llorando / todos dirán que es de alegría / dentro su alma está gritando / Ave María. (La novia, de Joaquín Prieto).
PANORAMA, SEPTIEMBRE 14, 1971
 
 

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