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Política nacional
Situación política

El gobierno veranea y el tirano acecha
El gobierno está de vacaciones. Durante quince días, o quizá un mes, un ejército de carpinteros, albañiles y pintores invadirá la Casa Rosada para restaurar las averías de un año de fatigas; es que el “viejo fuerte”, de algún modo, se erosiona con el surmenage de los funcionarios. El éxodo de los hombres importantes comenzó en la mañana del sábado 6 cuando Alejandro Lanusse partió junto a Ileana Bell y su hijo Matías, de 15 años, rumbo a Chapadmalal; en esa playa, en el bungalow número 3 del Ministerio de Bienestar Social, el presidente descansará hasta el domingo 21.
En el lapso, Lanusse atenderá los trámites más rigurosos. Está previsto, entonces, que los papeles lleguen en jet hasta Camet y desde allí en helicóptero hasta las arenas; también se previo que el presidente hable “en secreto” desde una central de comunicaciones contigua al bungalow, y, por cierto, que reciba a sus amigos íntimos y juegue con sus nietos, quienes se turnarán para montarse encima del abuelo.
La escapada de Lanusse entusiasmó a sus pares, ministros, secretarios y otros colaboradores. Eufórico, Edgardo Sajón no quiso revelar el lugar donde pasará sus vacaciones. “No, a mí no me agarra nadie. Piensen que me voy a un pueblito del interior”, dijo el viernes 5 al salir de una peluquería céntrica. Otros funcionarios, empero, no ocultan el paraje de su reposo: se sabe que Rubens San Sebastián se bañará, como siempre, en la playa central de Miramar, y que Pedro Gordillo y Carlos Alberto Rey volarán a las serranías cordobesas, donde el murmullo de los arroyos desvanece otros rumores menos cristalinos. En alegre caravana, pues, el gobierno huyó de Buenos Aires, lo que no quiere decir que el poder se encuentre vacante o a disposición de quien pretenda ocuparlo antes del 25 de mayo próximo.
El paréntesis oficial servirá para la meditación serena. En dos semanas, nada más, los políticos y militares deberán pensar sin apremios, porque a partir de los últimos días de enero el país entero se agitará en el torbellino de la pasión política. Se adivina que recrudecerá la violencia, y nadie espera que las pistolas disparen rosas o que las bombas se trasformen en melones; será el precio final de siete años de emergencia militar. La cara arrugada de la vieja política reaparecerá en febrero con olor a bronceador aderezada, tal vez, con las siluetas de chicas en bikinis; pero esa cara, que se moverá al compás de jingles espantosos, es la única opción que tiene la Argentina para vivir en paz. La alternativa quedantista ofrece riesgos supremos, porque las Fuerzas Armadas ya agotaron los cheques de una cuenta que carece de fondos.
¿Regresará Juan Perón? ¿Será vetado Héctor Cámpora? Las encuestas preliminares arriesgan que si el caudillo vuelve su candidato “gana al galope”, es decir, que todas las incógnitas quedarán descifradas en la primera vuelta. Esas encuestas prematuras, que otorgan al Justicialismo el 51 por ciento de los votos generales, pueden ser “alegres o golpistas”; pero lo cierto es que son válidas como hipótesis de trabajo, tanto para el gobierno como para los militares y los políticos.
Hace quince días, luego de la última reunión del almirantazgo, se insinuó que la Armada se negaría a entregar el poder a Cámpora en el caso de que la coalición frentista venciera en las elecciones (ver Panorama número 297). Durante la semana creció la especie, al
tiempo que los marinos advertían a los candidatos sobre la necesidad de repudiar el atentado contra el almirante Emilio Berisso y otras violencias, como salvoconducto para ocupar —en mayo la Casa de Gobierno. No era la única amenaza: en el Ministerio del Interior renació la posibilidad de vetar a Cámpora, mientras que varios generales meditaban sobre “la firma del pacto de garantías”, la llave maestra que abrirá las puertas del poder al gobierno de transición.
Se trata de eludir los últimos escollos del camino de cornisa, pero es difícil aventurar qué sucederá durante la marcha. Si no se elimina al candidato del FREJULI mediante algún recurso administrativo o judicial, y Perón regresa para ayudarlo, es probable que la fórmula Cámpora-Lima obtenga, en la primera vuelta, entre el 38 y el 40 por ciento de los sufragios. La suerte del frente quedará a merced, en la segunda elección, del apoyo de la alianza de centro-izquierda y de las emociones de los votantes “independientes” que, en el cuarto oscuro, acostumbran a tomarse revanchas que divierten a los intelectuales.
Queda un ramillete de alternativas, pero dos de ellas deben tenerse en cuenta: que se vete a Cámpora y Perón “ordene” votar por Oscar Alende, Juan Carlos Coral o Jorge Abelardo Ramos —la izquierda “posible”—, y que el líder justicialista desista, en febrero, de regresar. En medio de las bombas y otras protestas, la ortodoxia peronista parece dispuesta a seguir hasta “la muerte” las directivas del caudillo; esa determinación podría llevar al poder a cualquier candidato que no fuese Francisco Manrique, Ezequiel Martínez, Américo Ghioldi o Ricardo Balbín, siempre que entre Perón y el jefe del radicalismo no exista un acuerdo secreto de “gobierno compartido”.

EL CIRCULO VICIOSO. Lanusse ha dicho que no admitirá el regreso de Perón como “ciudadano o general paraguayo”, porque a su criterio “ningún extranjero puede militar como político nativo en la campaña electoral”. Esa condición excepcional obligaría a Perón a retirar su pasaporte en la embajada argentina en Madrid, pero ya se sabe que el líder tratará de eludir "la rendición” ante Jorge Rojas Silveyra, “el inefable Rojitas”, según el trato cariñoso de Perón.
El gobierno, por otra parte, también dijo que si el caudillo retorna sólo le ‘facilitará la protección que corresponde a todo ex presidente”, o sea dos pesquisas (y tal vez con cataratas en los ojos), y que no se hará responsable de las refriegas entre bandas armadas (las prevé inevitables). ¿Qué hará Perón? Si quiere ganar, y al mismo tiempo dejar al país patas arriba, no tiene otra salida que volver. Pero, ¿querrá ganar? El líder confiesa a menudo que “ya no es peronista, que esa definición es tan vieja como lejana”; prefiere que lo admiren como profeta de la galaxia del Tercer Mundo, y se deleita cuando charla sobre la gran amenaza de la contaminación de las aguas y el aire, de la inevitable muerte de los flamencos rosados, las ranas y los gatos; en fin, sospecha la hecatombe universal que procuró el egoísmo capitalista-leninista, porque tal vez así lo ve José López Rega.
Con todo, no es difícil advertir que Perón está cansado de la política aldeana. Como cualquier abuelo se cansa rápido de la euforia de los chicos, y más aún si los chicos se divierten con dinamita. Un ejemplo: Cuando visitó Paraguay, los nativos lo recibieron como si hubiese resucitado el mismo Francisco Solano López. No era para menos: en Buenos Aires había declarado que el ejército guaraní es “el más glorioso del continente”. Pues bien: en uno de los actos —y con 40 grados a la sombra— se le acercó un hombre viejo, con algunas medallas en el pecho. Perón lo saludó con una sonrisa, pero la cara del líder se puso verde cuando el venerable paraguayo sacó del bolsillo una voluminosa lámina de papiro que, sin suerte, López Rega trató de manotear. El líder aguantó a pie firme la arenga, pero cuando el paraguayo deseaba continuar con los afectos pudo advertirse que Perón emprendió, a paso vivo, la retirada al cuarto refrigerado del hotel. Esa escena puede repetirse en Tucumán y Santiago del Estero, en el Chaco y Formosa. ¿Estará Perón para esos trotes? Sólo él puede saberlo y por eso se lo espera. Con o sin pasaporte nacional.
A todo esto, ¿habrá pacto de garantías entre los políticos y el poder militar? Es improbable. Tiempo atrás, cuando el gobierno todavía no había determinado la fecha de las elecciones, hubiese sido posible el acuerdo para el llamado “período de transición”. Se explica: Lanusse y Arturo Mor Roig habrían conseguido sentar en la mesa a la mayoría de los políticos con la promesa de “dar elecciones al día siguiente de haberse firmado el compromiso”. Ahora, con marzo a la vista, no puede pensarse en “garantías” de ninguna especie. Los políticos saben que los militares pueden “patear el tablero”, pero están convencidos de que si ello ocurre, las Fuerzas Armadas tendrán que sobrellevar los riesgos de una tiranía. Los militares, por su parte, saben que en siete años se agotaron tres etapas derechistas: la autoritaria-religiosa de Juan Carlos Onganía; la nacional-desarrollista con Roberto Marcelo Levinsgton, y normalizadora de Lanusse. No queda otra desde la perspectiva tradicional, porque la gambeta populista es imposible en un país endeudado y con recursos estrechos. Y es evidente, por otra parte, que “las condiciones objetivas no favorecen a la revolución izquierdista”. Por eso aciertan los que ven la sombra del tirano que asoma ante el fragor de las bombas milicianas, las palabras de Perón o las quimeras del gobierno. Con sol o tormenta, la hora de la verdad está muy cerca.
Jorge Lozano
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PERONISMO
A la espera del fallo judicial
Cuando el plazo para presentar impugnaciones a los candidatos para los comicios del 11 de marzo ya vencía, el Justicialismo no había conseguido todavía armonizar su situación partidaria en la provincia de Santa Fe. Así, cuando el plazo del 11 de enero estaba a punto de vencer, asegurando quizá que la fórmula Héctor Cámpora-Vicente Solano Lima atravesase indemne las aguas del Jordán judicial, el pleito por el control político de una provincia clave todavía se mantenía abierto.
Esta contradicción, y la situación planteada en Tucumán, se presentaron como temas difíciles de domar para la conducción táctica. En Santa Fe el rebelde Antonio Campos no cedió en sus pretensiones de postularse para la gobernación. Ante ello, Abal Medina debió enviar un interventor a Santa Fe. Se trata de su amigo Luis Sobrino Aranda, un abogado parasicólogo y dirigente futbolístico, veterano de la Resistencia Peronista en los años de la Revolución Libertadora. Sobrino, un excelente contact-man peronista con los medios militares —especialmente con la Armada— tropezó con la lógica oposición de Campos y un fallo favorable a este último de parte del juez Ernesto Wade, quien intimó al interventor a presentar el libro de actas en el que constaba su designación. El lunes 8, por la noche, en Buenos Aires, el documento testimonial parecía haber desaparecido de la custodia del Consejo Superior.

DIVISION EN TUCUMAN. En Tucumán, por otra parte, parecía quedar institucionalizada la división frente a los comicios. Los duros, encabezados por el abogado Julio Rodríguez Anido, se aprestaban a presentarse a elecciones bajo la sigla del FUJ (Frente Unico de la Juventud), ofrecida por las falanges del místico Silo. Benito Romano, cabeza del gremialismo combativo, y la juventud liderada por Andina Lizarraga e Ismael Salame, apoyaría el intento. Lo cierto es que la conducción nacional, ya agobiada por las tremendas batallas libradas para sostener a Ricardo Obregón-Atilio López en Córdoba, desbarrancar al estanciero Manuel de Anchorena en Buenos Aires y solucionar el intríngulis de Santa Fe, difícilmente intervenga Tucumán. Con todo, es necesario recordar que Rodríguez Anido fue el candidato de la “conducción”. Quizá ésta, aunque tenga que respaldar formalmente a Amado Juri, el candidato repudiado por la izquierda peronista, no realice esfuerzos demasiado notorios para desautorizarlo en la campaña electoral.
También como resultado de la puja interna, se produjo a mediados de la semana pasada “el paso al costado” —como lo autocalificó el interesado— de Rogelio Coria. El administrador de la Unión Obrera de la Construcción y jefe del ala participacionista de las 62 Organizaciones, renunció a su cargo en la mesa del nucleamiento y pidió licencia gremial por dos meses en la UOCRA. Coria se fue denunciando “la infiltración de agentes ideológicos (en el peronismo) que tratan de desvirtuar su doctrina nacional y cristiana”.
Era evidente su referencia a Abal Medina y Rodolfo Galimberti, dos de sus más encendidos adversarios en los últimos tiempos. “Ese señor es un mentiroso —replicó Abal—. Constituye una excelente noticia para todos los peronistas leales —y por lo tanto revolucionarios— que él haya dejado de pertenecer a los cuerpos orgánicos del peronismo.” De tal modo, el poderío de la dirección metalúrgica en el seno de las 62 tiende a fortalecerse.
Al mismo tiempo, se observa la posibilidad de un acercamiento de los gremios “combativos” a la dirección de las 62 Organizaciones. El deterioro de los participacionistas favorece el ascenso de los combativos. En la UOCRA la acción del joven dirigente Roberto Bustos, jefe de la seccional Bahía Blanca —la más poderosa del interior, ya que gracias a su acción creció de 2 mil a 10 mil afiliados—, pesó en el deterioro de Coria. Bustos fue designado por Galimberti, delegado electoral de la juventud para la provincia. Así y todo, el golpe de gracia a Coria se lo aplicó Segundo Palma, secretario adjunto del gremio, a quien se adjudican diferencias con Coria. Por su parte, Dirk Kloosterman —que retiró al gremio mecánico de la directiva de las 62— recibió el repudio de las agrupaciones del peronismo combativo de su sindicato.

CONO DE SOMBRAS. El tema del regreso de Perón sigue en un cono de sombras. Las dos hipótesis en boga en medios justicialistas, lo ubican a fines de enero o a mediados de febrero en la Argentina. El segundo regreso (su puesta en marcha) será tratado por Perón con un dirigente de juventud peronista que viajará a Madrid en los próximos días. La dirección de la JP planeaba realizar antes de fin de mes una reunión nacional con la consigna “del barrio a la fábrica”, una propuesta para acentuar el trabajo fabril de la tendencia y enfrentar el poder de las 62. En este sentido, el jueves 11 el peronismo combativo, liderado por Julio Guillán, iniciaba un amplio debate acerca de la coyuntura política, en búsqueda de una “definición ideológica socialista” y también para disputar la dirección del gremialismo justicialista.
El fantasma del veto todavía sembraba dudas en la dirección peronista. La impugnación a Pedro Cámpora —hermano de Héctor y candidato a senador por Mendoza— por haber viajado con Perón en el charter del regreso, hizo rebrotar las aprensiones. El pedido del juez Leopoldo Insaurralde a los candidatos del Frejuli para que en 48 horas entregaran una declaración jurada acerca de la posibilidad de violación de la cláusula del 25 de agosto, fortaleció la hipótesis. Empero, en las mismas fuentes se afirmaba que el criterio de Arturo Mor Roig de dejar a la justicia la interpretación de la cláusula, aseguraba que “la fórmula corría”. En definitiva, es posible que recién el martes 16 haya un pronunciamiento al respecto, que despeje totalmente las brumas sobre el tema. Entonces se podría saber si Héctor Cámpora podrá iniciar tranquilo, el domingo 21, desde su pago natal de San Andrés de Giles, su carrera electoral.
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RADICALES (I)
El endurecimiento de Ricardo Balbín
El jueves 4 Ricardo Balbín ascendió a un avión de línea y empezó su primera gira del año por el interior del país, durante la cual descerrajó algunas palabras "duras”. La brújula política del radicalismo había indicado el sur argentino como primera meta de una acción electoral que se desencadenará en profundidad el jueves 11, cuando las emisoras y canales de televisión de todo el país empiecen a trasmitir las "formas poco habituales” de propaganda que la Unión Cívica Radical proyecta usar en su campaña. Un halo de misterio rodea, en los salones de la Casa Radical y en los despachos de Pueyrredón Propaganda, el estilo que usarán los radicales en los medios de comunicación masiva, por los que encauzarán las tres cuartas partes de su esfuerzo.
El viernes 5, el sábado 6 y el domingo 7 Balbín visitó Ushuaia, Río Gallegos y Caleta Olivia. En primer término se contactó con las autoridades locales del partido; pero no escatimó tiempo para el encuentro con las fuerzas vivas. El sistema —llamado por la UCR de "giras abiertas”— intenta con prioridad el diálogo con sectores ajenos, ya que "el candidato no viaja para el partido, sino para el contacto general”, y se entiende "que el radicalismo no busca un presidente para 1973, sino que la Argentina tenga un presidente para cuatro años”. Así, no extrañó que dialogara con los líderes peronistas de Ushuaia.
Balbín fue primero al sur por un afán de ratificación federalista. Así, hizo hincapié en planes industrializadores, y en la obsolecencia de la típica dualidad económica de la Patagonia —ovejas o petróleo—, afirmando que la zona deberá manufacturar sus productos. Pero la intención política era, quizás, recordar que la UCR no olvida a las zonas sin fuerza demográfica, y que el interés nacional del partido prima sobre sus necesidades electorales.
Para algunos, la ruta de retorno de Balbín estaba erizada de dificultades; para otros, cada uno de sus pasos de regreso a Buenos Aires tenía valor político, tanto en la faz externa, en la política general del partido, como en su mecánica interna. El domingo 7, después de su escala en Caleta Olivia, Balbín visitó Comodoro Rivadavia, cuya población vivió, hace meses, los prolegómenos de un conflicto general. El lunes 8 visitó Trelew y Puerto Madryn, y la gira culminó el miércoles 10 en General Roca. Nadie olvida que los radicales de Chubut fueron activos partícipes en la protesta por los acontecimientos del 22 de agosto pasado, cuando 13 guerrilleros murieron en la base Almirante Zar, y que la UCR rionegrina tuvo un papel preponderante en las cuatro asonadas que protagonizó la población de General Roca, cuando el motín ablandó los cimientos gubernamentales del general Roberto Requeijo, a principios de julio de 1972. Los radicales son explícitos: "Balbín —dicen— puede explicar el "rocazo” rodeado de sus partidarios, que lo entendieron y protagonizaron”; y añaden; "Trelew es un subproducto del 28 de junio de 1966, y la UCR trabaja para que no haya más fechas como esas”. Exigiendo el análisis, muchos creen entrever que la ruta y las palabras pueden ser parte de una conducta partidaria que empieza a mostrar sus bordes ásperos.

LAS DURAS PALABRAS. Hace más de una semana Balbín dijo ante las cámaras de televisión: "Cuando hablo de comerciar con todos los países del mundo, incluyo a Cuba”. Pero fue en un rápido giro verbal donde el síntoma casi se volvió evidencia; cuando el candidato aseguró que el radicalismo propiciaría, llegado el momento, la emancipación del comercio exterior argentino de las empresas que lo controlan, y su interlocutor le preguntó si esto podría hacerse "manu militari”, Balbín respondió: "De manu militare tenemos seis años. Como civiles organizaremos civilizadamente la República”. Un duro aire de enfado nubló la calma habitual del caudillo de La Plata; pareció que los radicales estiraban al máximo los parches de sus tambores, preparando sones más agudos, quizás porque la situación política los obliga a enfrentar el previo endurecimiento castrense.
Se sabe que los "tambores mayores” del radicalismo sólo tocan al unísono, y que toda decisión proviene de los hombres del equipo de asesoramiento político, pensadores de las líneas generales y el idioma del partido. Por último, Balbín viajó acompañado de Eduardo Gammond, Carlos Perette y Vicente De Martino, dirigente de la juventud radical. Para muchos, el viento electoral está secando rápido la fachada de cemento fresco que la UCR pareció haberse impuesto hasta los finales de 1972.
Por último, cuando Balbín afirmó que Raúl Alfonsín "es un radical valioso que ha estado acompañado en un proceso interno por otros valiosos hombres”, y que "todo esto conforma el conjunto humano del radicalismo, que va a acometer la obra con participación de todos”, fue fácil deducir que los perdedores de las elecciones internas del 26 de noviembre pasado no serían limitados a contemplar la lucha por los votos, y que el comportamiento más duro del partido abría una brecha a la participación alfonsinista.
Balbín regresó del sur manifestando su profunda satisfacción por la experiencia vivida. "Creo que allí radica —expresó a Panorama— una de las claves olvidadas del país. Lo sé desde hace muchos años, pero me duele confirmarlo ahora nuevamente. Desde el 25 de mayo de 1973 el sur sabrá que un gobierno radical lo es para todo el país. Si hablamos de compartir el gobierno, nunca podríamos excluir de nuestra acción reparadora alguna región de la Argentina.”
Promedia la segunda semana de enero. A dos meses justos de las elecciones, apretando sus filas y enseñando los dientes, los radicales no dejan de hablar del gobierno compartido, algo que constituye la clave de su política y, tal vez, la única forma de emerger de la crisis política argentina.
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RADICALES (II)
Las definiciones de Víctor Martínez
Durante los últimos años de la vida política nacional, el clima de Córdoba es el que ha brindado las temperaturas más altas. Hoy, el horizonte electoral de la provincia sigue dibujándose en los mismos términos. Las fórmulas de los dos principales partidos están conformadas por hombres situados en posiciones extremas. Así como Ricardo Obregón Cano y Atilio López son la izquierda del Justicialismo, el candidato a gobernador de la UCR, Víctor Martínez, pertenece a las huestes de Raúl Alfonsín, que lideró la postura avanzada del radicalismo. Panorama entrevistó a Martínez para indagar las características esenciales del fenómeno cordobés y las causas de la opción planteada en pleno terreno de la izquierda. El siguiente es el diálogo que mantuvo con Santiago Pérez Gaudio, corresponsal en Córdoba.
—Se ha dicho que el radicalismo tiene dos alas; Balbín en la derecha y Alfonsín en la izquierda. ¿Dónde se ubica usted como candidato a gobernador en la provincia donde perdió las elecciones internas Ricardo Balbín?
—No comparto esa división en alas. Nuestro partido tiene una sola plataforma y se rige por principios aceptados por ambos dirigentes en igual medida, que pueden simbolizar dinámicas distintas, pero nada más. Si por izquierda se entiende una política antiimperialista, un socialismo con fuerte participación del Estado y la defensa
del patrimonio nacional, yo me ubico en la izquierda.
—¿Cómo caracterizaría usted a la ciudad que produjo el cordobazo y una tenaz lucha contra la Revolución Argentina?
—Córdoba representa una campana de percusión de alta sensibilidad. Sus tradiciones, la concentración industrial y una inmensa población universitaria, la hacen percibir con antelación los requerimientos sociales. Más que Córdoba revolucionaria, yo diría que Córdoba es la vigía política de la Argentina, y estamos con ella en cuanto significa un conglomerado social que rompe las estructuras estáticas o conformistas.
—¿Es limpio y puro este proceso preelectoral?
—¿Qué proceso electoral ha sido perfecto? Creo que no debemos buscar pretextos de limpidez que han llenado las antesalas de las revoluciones derechistas. Hay que afrontar la responsabilidad de buscar los presupuestos de la democracia e ir a las urnas.
—¿Qué opina de Juan Perón y el peronismo?
—La Argentina de 1973 debe mirar hacia adelante construyendo nuevos arquetipos y reconstruyendo instituciones. En cuanto al peronismo, es un movimiento que podría autosuperarse en la medida que sea capaz de organizarse como partido político. Así como rechazamos acuerdos preelectorales, no creemos que pueda gobernar la sola presencia del vencedor, y por lo tanto, los peronistas tienen su papel.
—La fórmula del peronismo lleva, en Córdoba, varios dirigentes gremiales. Atilio López es el principal. ¿Cree que la clase obrera votará por el Justicialismo o por los radicales?
—Todos los bloques políticos latinoamericanos son multiclasistas. La clase obrera tiene suficiente cultura cívica como para que se la obligue a seguir por una sola senda, y comprende que puede marchar junto a otras clases.
—¿Qué reformas de fondo ejecutaría su gobierno?
—Somos partidarios de la evolución, y no de las pseudo-revoluciones que en nuestro país sólo han servido para afianzar al más rancio conservadorismo. Nuestra plataforma provincial ha detallado los principales puntos del gobierno: saneamiento financiero, federalismo político y económico, desarrollo del potencial agrario, industrial y energético, elevación del nivel de vida de los más necesitados, y muchas cosas más.
—¿Usted está de acuerdo con la nacionalización de la banca, el comercio exterior, el control de cambios, la ruptura con el Fondo Monetario?
—Esa es la posición de mi partido.
—Si el Poder Ejecutivo obliga a los partidos a firmar un pacto de garantías para reasegurar el futuro gobierno, ¿usted lo suscribiría?
—Las únicas garantías que suscribo son las de la Constitución Nacional. El pueblo está harto de tutores y guardias pretorianos. Sólo adherimos a la posibilidad de ser elegidos, y marchar después con las garantías del calor y del control del pueblo al que deseamos servir. Este es el único compromiso que hemos aceptado.
—¿Tiene razones y fundamentos la existencia y vigencia de la guerrilla?
—La violencia de arriba pretexta la guerrilla, y en Argentina comenzó por procedimientos armados y asfixia de las expresiones populares. Su vigencia como fenómeno nacional no la comparto; las grandes trasformaciones universales se han dado mediante un proceso evolutivo. En las sociedades subdesarrolladas o poco desarrolladas, cuando sé aviva la pugna entre sectores, se dificultan los frentes nacionales de lucha y se produce la preeminencia de la derecha, siempre dispuesta a la prédica de un Ejecutivo fuerte, que imponga "orden y seguridad”.
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MANRIQUISMO
La hora de los brulotes
La desmentida que Gerónimo Vinti emitió poco antes de morir fue previa al rumor que traspusiera los umbrales de algunos círculos políticos interesados. "Yo no soy un saltimbanqui para andarme cambiando a cada rato”, espetó furioso el ex caudillo de la Unión Popular. Otro tanto lanzó su aliado, Francisco Manrique, quien apuntó sus cañones con mayor precisión aún. "Hay dirigentes de la Unión Popular que están siendo tentados para abandonarme y sumarse a la fuerza oficialista de reciente constitución”, afirmó; luego continuó con mayor virulencia: "Dirán que soy fusilador, agente de la CIA, fraudulento por la quiebra de Correo de la Tarde, deshonesto”. Lo cierto es que la andanada paralizó las conversaciones y los intentos que, hasta ese momento, algunos dirigentes de la Alianza Republicana Federal habían mantenido con miembros de la Unión Popular para girar al partido hacia el bando del brigadier Ezequiel Martínez. Es más, el golpe de efecto fue tan contundente que el domingo 7 la convención del partido neoperonista, reunida en Santa Fe, reafirmó la candidatura de Francisco Manrique y su apoyo a la Alianza Popular Federalista. De esta manera, las posibilidades de sumar a ese partido para contar con una estructura en la provincia de Buenos Aires, como habían planificado los dirigentes de la ARF, se esfumaron como una bomba de humo.
Pero éste no fue el único incidente que sacudió a la UP. En medio del fuego cruzado y las tentaciones, sus caudillos también recibieron, el lunes pasado, los proyectiles que Rodolfo Tecera del Franco les destinó con un fervor de ortodoxia digno del mejor peronista. Luego de agitar la bandera de la candidatura de Juan Perón, el desplazado jefe de la UP acusó a Vinti, Carlos Bramuglia y demás dirigentes de ''inmoralidad política, corrupción y traidores a la doctrina peronista". El ex vicepresidente del partido, Vicente Manuel Bianchi, la emprendió, en cambio, contra Manrique, a quien acusó de "entregador del general Juan José Valle" y de los "fusilamientos en el basural de José León Suárez". Si bien Tecera del Franco no negó sus conversaciones con miembros de la ARF, indicó que defenderán la candidatura de Perón y aguardarán la decisión de la justicia sobre el último congreso de la UP —que fue impugnado por los terceristas— antes de adoptar cualquier otra posición. Una actitud que también piensan mantener los descontentos de otro de los partidos ganados por Manrique: el Demócrata Progresista. Sin tanta violencia, los desplazados acusaron a los dirigentes que volcaron el partido hacia el manriquismo; durante un acto por el 34º aniversario de la muerte de Lisandro de la Torre, Héctor Bravo y Santiago Barberis la emprendieron contra Martínez Raymonda, compañero de fórmula de Manrique.
Mientras tanto, los estrategas del ex ministro de Bienestar Social aún esperan vitalizar la APF con nuevas adhesiones antes que cierre el plazo legal. Los contactos en tal sentido alcanzan desde un sector del conservadorismo bonaerense que lidera el caudillo de Chivilcoy, Carlos Falabella, hasta Roque González, jefe de la Acción Chubutense, sin olvidar al Partido Provincial Rionegrino que define la política del ex gobernador de esa provincia, el general (RE) Roberto Vicente Requeijo.
Mientras tanto, en la madrugada del martes 9, el manriquismo sufrió la pérdida de uno de sus hombres clave: Gerónimo Vinti sucumbió en un accidente automovilístico en la ruta 9.
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EZEQUÍEL MARTINEZ
La vida comienza a los 49
Después de un extenso cónclave de cerebros publicitarios convocados en la noche del jueves 4 en el hotel Presidente, los promotores de la Alianza Republicana Federal coincidieron en acuñar el slogan “El presidente joven" para caracterizar la campaña proselitista que el brigadier Ezequiel Martínez iniciará en los próximos días. La frase, según los asesores del candidato, sintetizará las virtudes de Martínez, entre ellas la de tener solamente 49 años, lo que lo convierte en uno de los más jóvenes aspirantes al máximo cargo electivo y una figura clave —alto, entrecano, ojos celestes— para captar votos femeninos. Sin embargo, para asegurar el éxito en las elecciones y no depender tanto de las simpatías del electorado independiente, los partidarios del brigadier no cesan de entretejer contactos con grupos políticos de distintas tendencias en franca competencia con los manriquistas, actitud que les ha costado frases indignadas por parte del ex ministro de Bienestar Social.
Así consiguieron captar los favores de Enrique Basualdo que con varios distritos del Partido Laborista pasará a alistarse en las filas republicanas. La otra fracción del partido, que lidera Cipriano Reyes, que hasta ahora sustenta a Manrique, también podría pasar a revistar en la coalición oficialista; al menos, varias reuniones oficiosas que el veterano caudillo gremial mantuvo con Martínez parecen adelantarlo. Con menos cautela, en cambio, un expulsado del Movimiento Justicialista,
Carlos Cichello, se pasó con dos caudillos del Tigre, Félix Tomás Fernández y Marta Osuna, a la Alianza Republicana. Cichello, un acérrimo opositor a Héctor Cámpora, había formado meses atrás la Alianza Depuradora Nacionalista Justicialista, una trinchera desde donde condenó el trasvasamiento generacional afirmando que fomentaba la infiltración "marxista-castrista-maoísta" en las filas peronistas. El pase de Cichello —computan los ezequielistas— atraerá los votos de los partidarios de Jorge Daniel Paladino y otros grupos descontentos con la conducción justicialista en la provincia de Buenos Aires.
Con todo, para que esto sea posible, la ARF deberá conseguir con urgencia una estructura política en ese distrito. Fracasadas las tentativas de llegar a un acuerdo con el Partido Socialista Democrático o la Unión Popular (ver nota anterior), los aliados centran sus esperanzas en conseguir la personería para el Partido Republicano, un grupo político que apoyará a Ezequiel Martínez si alcanza la aprobación legal. En ese caso Alberto J. Armando será candidato a senador o gobernador por la provincia de Buenos Aires, si es que antes logra sortear la impugnación presentada ante la justicia.
En esta carrera contra reloj, la ARF también espera conseguir el apoyo de un grupo disidente del peronismo metropolitano liderado por Hugo Ottobre, José Monti y Antonio Scioscia, además de la Cruzada Cívica Combatiente, un minúsculo partido, desprendimiento de la Unión Cívica Radical, que dirige el ex concejal Ernesto Rey y que tiene personería en la Capital Federal. Otros contactos ya se han dirigido presurosos hacia Rogelio Coria, luego de su "renunciamiento" a las 62 Organizaciones, pero parece muy difícil que el gremialista se defina a favor de Martínez.
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COMUNISTAS
Apoyar a Alende con citas de Lenin
“Encontrar un ideal en el espectro político argentino resulta imposible. Debemos elegir entre lo que tenemos”. La frase fue pronunciada por Rubens Iscaro, un antiguo dirigente del gremio de la construcción, durante el acto realizado el jueves 4 en el salón Verdi, de la Capital Federal, para celebrar el 55 aniversario del Partido Comunista. “No obstante, hay fuerzas que, con dificultades —añadió Iscaro, único orador del festejo— intentan abrirse camino hacia la formación de un frente popular; entre ellas se destaca la Alianza Popular, especialmente por su programa antiimperialista y antioligárquico”.
Hasta ese momento, el discurso de Iscaro era el indicio oficial más claro de que el comunismo tradicional volcará su aparato en favor del binomio Alende-Sueldo. Si bien desde mucho antes se sabía que la centroizquierda iba a recibir ese sustento —fundamental para su propósito de arañar el tercer puesto en el torneo electoral— la endecha de Iscaro vino a oficializar la actitud y a disipar definitivamente la sospecha de que el PC podía decidirse por el votoblanquismo, una alternativa que, un mes atrás, no era descartada por algunos militantes del Partido (Panorama, N- 293).
“No es factible ni el voto en blanco ni la abstención —arengó Iscaro, ante una decena de banderas rojas y argentinas que flameaban en el Verdi—. Y eso, a pesar de que el gobierno de Lanusse ha montado el proceso para favorecer el continuismo de la derecha. Debemos elegir a aquel que más convenga a la lucha de los trabajadores”.
Este último principio es, al parecer, el que va a determinar que el PC de Córdoba ofrende su simpatía a la fórmula Obregón Cano-Atilio López, nominada en esa provincia por el Frente Justicialista. El PC de Santa Fe también actuará en forma independiente de la centro izquierda: no apoyará la fórmulas gubernativa de la Alianza Popular (formaba por dos sueldistas: Alfredo Nogueras y Walter Moguna) por juzgar que sus integrantes no ofrecen suficientes garantías.

EL VETO DE SUELDO. Cuando se inició el último tramo de las negociaciones entre la Alianza Popular y el PC, ambas partes discutieron la conveniencia de incluir comunistas, públicamente conocidos como tales, en las listas de candidatos. Las posibilidades que se barajaran entonces fueron muchas, hasta que, hace unos quince días, el Partido Intransigente, de Alende, resolvió aceptar que el segundo puesto en la lista de diputados de Capital fuera ocupado por Fernando Nadra o algún otro dirigente de similar envergadura; también se habló de intercalar notorios bolcheviques en el cuarto delantero de las boletas de Buenos Aires y Mendoza.
No fue posible. El otro socio mayor de la Alianza, Horacio Sueldo, objetó que la presencia comunista podía determinar la proscripción de la lista, habida cuenta de que hay una ley que veda la actuación política de los marxistas. En rigor, el argumento de Sueldo fue sólo la envoltura formal de la conocida alergia anticomunista de los revolucionarios cristianos. El resultado de esta actitud fue la eliminación de los comunistas notorios de las boletas de la Alianza, a cambio de incorporar a dirigentes de movimientos sociales que, en los hechos, son aliados del PC. Así, Juan Carlos Domínguez, caudillo de la Unión de Maestros Primarios, y Jesús Mira, dirigente ferroviario, ocuparán el tercero y el cuarto lugar en las listas de la Capital y Buenos Aires.
“Existen contradicciones y muchos intereses personales —admitió Iscaro en el acto de la Verdi— que traban una conjunción amplia de fuerzas”. El veterano dirigente tal vez pensaba en la actitud de Sueldo, pero ello no le impidió ser optimista: “Con la fuerza de las masas —pronosticó— vamos a forzar al ensanchamiento del frente antiimperialista”.
¿Una utopía? Se sabe que durante la campaña electoral, la militancia del PC abrirá muchos locales y que se volcará full-time a propagandizar a la Alianza Popular, a la que el Partido caracteriza como probable embrión de una futura coincidencia más amplia, similar a la Unidad Popular chilena. El comité central explica las razones de su apoyo a la fórmula Alende-Sueldo diciendo que el programa de la Alianza “contiene aceptables postulaciones” y que el apoyo comunista “contribuye a establecer condiciones más propicias para el frente”.
Para los codevillistas, la convocatoria electoral es sólo un capítulo de la larga marcha hacia la vertebración de esa convergencia amplia, que podría
comenzar a materializarse después del 11 de marzo, una vez consumados los comicios a los cuales el PC sigue definiendo como “fraudulentos”. Si a pesar de ello, el Partido participa en el torneo electoral, es porque, según explica el editorial del último número de Nuestra Palabra, “Lenin ha sintetizado la posición marxista-leninista en la materia: sin la existencia de una situación insurreccional directa, el abstencionismo es puro infantilismo”.
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PRONOSTICOS
La desconfianza de los desarrollistas
Cuando Juan Domingo Perón decidió fundar el Frente Justicialista de Liberación apeló a una antigua fuerza aliada: el desarrollismo. Entre todos los agrupamientos políticos que acompañan el viaje frentista del peronismo, el Movimiento de Integración y Desarrollo constituye la única fuerza con cohesión ideológica y política aunque su peso numérico es limitado.
El pensamiento desarrollista en la coyuntura actual parece anudarse alrededor de la siguiente premisa: “Si el Frente gana, los militares no le darán el poder”. En suma: el gobierno y las Fuerzas Armadas —sostienen— no están en condiciones de entregar el poder a una fuerza política que cuente con apoyo popular. Es que los midistas sostienen que la crisis del establishment impide un desarrollo de la vía parlamentaria hacia el poder. Estiman, entonces, que hay que acompañar el proceso hasta el final hasta que los militares presionen el botón de la marcha atrás. ¿Por qué participan en las elecciones? Para “aprovechar la legalidad” y comunicarse con el electorado en forma masiva. Sobre la dinámica interior del Frente Justicialista de Liberación el desarrollismo sostiene:
•Su constitución ha sido progresiva Por el programa y las fuerzas que aglutina (justicialismo y desarrollismo) representa al Movimiento Nacional en gestación.
•La versión táctica del Movimiento Nacional es el FREJULI. Los métodos “antidemocráticos” con los que se formalizó la lista de candidatos indican que no hay genuina expresión de todos los sectores sociales intervinientes.
•El Frente también participa de las trampas del sistema. El aparato frentista no es una garantía total para el cumplimiento de las aspiraciones sociales.
•Las candidaturas son secundarias.
La agrupación desarrollista estima que respecto a la totalidad de cargos electivos resultantes del proceso electoral, el MID se aseguraría el 10 por ciento. Este sector piensa obtener de 4 a 5 diputados en Buenos Aires, 1 en Capital, 3 en la Patagonia, 2 en Santa Fe. En total: entre 15 y 20 diputados y 2 ó 3 senadores, además de la gobernación de Santa Fe.
PANORAMA, ENERO 11, 1973
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