Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

reducto en paris
Un reducto de la alegría estudiantil en el barrio latino: Caveau de la Boleé
Generalmente se dice que todo sitio habitado adquiere la modalidad de quienes lo habitan y hasta se diría que se identifica con ellos. El cabaret, desde luego, como cualquier otro lugar frecuentado por el hombre, no podía escapar a la regla. Es ley natural que el hombre se agrupe de acuerdo con sus inclinaciones, su temperamento y sus ocupaciones. De ahí la existencia de clubes, sociedades y centros que, a pesar de las afinidades de sus miembros, ponen siempre en evidencia sus distintos caracteres, que muchas veces determinan ¡a falta de entendimiento personal.
Una prueba de esta aseveración está, por ejemplo, en esos nigth-clubs donde, a la media luz del ambiente, la concurrencia mantiene cierto de expectación y seriedad, solo si se hallara en alguna sesión espiritista. Otros, donde la alegría de los asistentes hace perfecto juego con las luces, el tajo y el constante saludar de los taponazos del champaña. Otros, donde la sordidez del medio parece el fruto
de la amalgama de los modales y las caras depravadas de sus habitués. Se supone que un cabaret es un lugar para personas mayores, Un sitio para aquellos que tienen ya experiencia o que buscan adquirirla en compañía de los que la tienen. Pero hay un cabaret en París donde la frescura de la juventud se filtra como un soplo renovador.
Bien se dice que “una golondrina no hace verano", pero los estudiantes del Barrio Latino de París, alegres y alborotadores como todos los estudiantes del mundo, han demostrado que para ellos una golondrina hace la primavera. Porque en el número 25 de la rué de L’Hirondelle —calle de la Golondrina— han radicado el reducto bullicioso de su juventud: el “Caveau de la Bolée”.
El “Caveau de la Bolée” no tiene más atracciones que las que le prestan los estudiantes que lo frecuentan. Canciones plenas de la alegría de vivir, aires marciales entonados a coro con tanto entusiasmo como sinceridad. El divino tesoro de la juventud hace la primavera, y en el ambiente parece flotar la sombra de François Villon, el poeta aventurero que fué estudiante aplicado y revoltoso, y cuya alegría no se ha extinguido en el aire de París; François Villon, el poeta vagabundo, rey de la “Corte de los Milagros” de París, que lo mismo componía una balada, que alborotaba una taberna, que salía al campo a hacer alguna fechoría que lo obligaba luego a andar haciéndole “gambetas” a la horca.
El “Caveau de la Bolée” está en el corazón del Barrio Latino, muy cerca de la calle Git-le-Coeur; Gilles Coeur, mejor dicho, pues así se la bautizó antaño con el nombre de otra sombra familiar que vaga por las noches, todavía, por las calles estrechas y mal pavimentadas del viejo Barrio inmortal. Los estudiantes tienen sus canciones propias, canciones de amor y juventud, pero se parecen tanto a las de guerra y a las barcarolas, que ellos también parecen asumir cierto aire militar que acompañan con un marinero oscilar del cuerpo... Asimismo, no faltan las bravas canciones que recuerdan los tiempos de capa y espada, que los divertidos estudiantes
interpretan en repetidas parodias mosqueteriles.
El florido cabaret del Quartier Latin es exclusivamente un centre de alegría juvenil y, al mismo tiempo, un lugar de evocación histórica Porque los estudiantes son ruidosos y enredadores, pero son estudiantes. De aquí que tengan siempre muy presente la sombra tutelar de Robert Sorbon. el capellán y confesor de San Luis IX, fundador de la Universidad de París y protector y amparo de estudiantes pobres y desvalidos. Todos los estudiantes tienen siempre un recuerdo de veneración para el maestro que dió su nombre a la Sorbona, porque primero dió a sus alumnos hospedaje y el doble alimento de la mesa v dé las letras. La sombra de Robert Sorbon abarca todo el Barrio Latino, y ¡os estudiantes, no lo olvidan en sus canciones y en sus alegrías, así como lo tienen presente en sus clases y en sus faltas a clase. Desde Regnier de Montigny hasta los actuales cantores de la alegría estudiantil, todo está como era entonces; nada ha cambiado. El Barrio Latino está igual que en los tiempos de Sorbon. y los estudiantes mantienen el mismo espíritu a un tiempo revoltoso y ávido de conocimientos.
El “Caveau de la Bolée” es una especie de cantina nocturna de los estudiantes que van allí a cantar y a bailar, pero sin perder el espíritu escolar que es lo verdaderamente inolvidable para el hombre que ha pasado por las aulas universitarias. Es un cabaret, pero un cabaret “joven”, apto únicamente para la juventud v para los que conservan el alma joven. El que se decide a entrar v sumergirse en la alegría estrepitosa del “Caveau de la “Bolée”, debe dejar en la puerta las preocupaciones y los malos pensamientos. Allí se bebe, un vaso, una copa —une bolée— de buen vino o de rubio licor, pero se bebe para cantar, porque beber y cantar es tan propio del hombre que es un derecho y una obligación de la juventud. Allí se no para emborracharse, como para brindar por la eterna primavera. por la juventud, por el siempre renovado regreso de las golondrinas, por el amor y la poesía de Francia.

-Los jóvenes estudiantes del Barrio Latino son de aquellos que piensan que la información es vital para su desenvolvimiento, así como...
-... las casas y las calles de viejo y querido barrio conservan la típica construcción que todos vimos
-Los cafés evolucionan, lo mismo que los cabarets y en todas partes se advierte el
-movimiento renovador, aún en la vestimenta de los músicos. Se mantienen en cambio, inalterables, la alegría y...
-las costumbres que hacen de la juventud de todo el mundo la heredera de las buenas costumbres y la cultura

Revista PBT
30.04.1954

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