Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado
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UN DESCONOCIDO ARTISTA ARGENTINO SE ABRE CAMINO EN HOLLYWOOD Héctor Elías: actorazo en rodeo ajeno Un oscuro e ignoto nativo de Tres Arroyos, ex técnico industrial y pintor, consigue hacerse notar, en menos de un lustro, en el competitivo show business norteamericano: hoy protagoniza tres exitosas seriales televisivas y algunos films importantes. La larga, triunfante nómina de los que alguna vez se vieron impedidos de profetizar en su propia tierra ha encumbrado en Hollywood y Broadway el nombre de un argentino hasta ahora desconocido: se trata de un oscuro, fornido nativo de la localidad bonaerense de Tres Arroyos que, según los augures del espectáculo norteamericano, amenaza convertirse en una suerte de Charles Bronson de las pampas húmedas. En realidad, la biografía de Héctor Elías —con ese nombre fue anotado en los registros tresarroyeños el 24 de septiembre de 1940— parece el argumento de uno de esos empeñosos films donde Hollywood exhibe uno de sus optimistas básicos axiomas: persevera y triunfarás. Claro que cualquiera que conozca, aunque sólo sea de oídas, las características del american way of life, sabrá que no es nada fácil, para un sudamericano, convertirse primero en exitoso director de arte publicitario; abandonar todo eso, estudiar arte dramático y en poco menos de seis años, actuar en una obra que se alzó con el Tony —un equivalente de los premios Oscar— destinado al teatro, protagonizar una media docena de exitosas series televisivas y no menos de 30 avisos publicitarios. Las claves de ese meteórico ascenso hay que buscarlas, sin duda, en el inconformismo básico que llevó a Elías a resignar, sucesivamente, su pasado de técnico industrial, de estudiante de ingeniería y de pintor entusiasta, cuando, radicado ya en Mar del Plata, se mimetizaba con las concepciones de Toulouse Lautrec. Por espacio de tres semanas intentó vender sus oleografías domiciliarmente, pero pronto se desconsoló: “Era muy duro en una ciudad donde hasta los lecheros venden mates pintados”, le confió a un amigo. Por suerte, éste era directivo de una agencia de publicidad y lo orientó hacia el dibujo comercial: en poco tiempo, el perseverante Elías se había convertido en uno de los diseñadores gráficos más mimados de Mar del Plata. Pero ese connubio con las artes marplatenses será fugaz: en 1962, con unos pocos dólares en el bolsillo y un inglés de pesadilla —símil Tarzán— recala en Nueva York. “Con pocos amigos, sin conocimiento del idioma, empecé a trabajar como diseñador. Pero me sentía como un sordomudo. Para colmo, llegué a Nueva York durante la peor nevada de los últimos 20 años”, tiritó. Pero apenas dos años más tarde, el ex basquetbolista de Tres Arroyos —un juego en el que llegó a destacarse— accede al cargo de director de arte, diseñando campañas para las más empinadas agencias publicitarias neoyorquinas. En 1968 decide divorciarse de su profesión y contra la opinión generalizada de sus amigos estudia arte dramático. Uno de ellos le advierte: “Héctor, ya sos demasiado viejo para empezar una carrera nueva. Además, no sos alto, tampoco tenés demasiada pinta y, para colmo, tu acento es terrible”. Pero, afortunadamente, las estólidas orejas del tresarroyeño no se hicieron para oír las voces de la prudencia: poco después animaba papeles estelares en el Puerto Rico Traveling Theatre, con el que deambuló por N. York y el off Broadway representando obras de Sartre, Albee, Tenessee Williams y Pirandello. En televisión anima seriales de éxito como Police Woman (con Angie Dickinson) y All in the family, el boom cómico del video americano. En cine acaba de rodar un papel coestelar junto a Tom Laughlin, en The master Gunfighter donde Elías personifica un sanchopancesco mexicano. Su sueño, desmesurado, como el de todo buen argentino, consiste en filmar una secuencia de la película Divorce Italian Style junto a Sofía Loren. Hasta le puso título a su ilusión. Rape Argentinian Style, algo que benévolamente podría traducirse como Violación a la argentina. Revista Siete Días Ilustrados 24.01.1975 |