Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado
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Revive en Rita Molina la emoción del viejo tango DE LA CANCION AMERICANA O ALEMANA PASO AL REPERTORIO POPULAR DESTACANDOSE RAPIDAMENTE Fué, hace tan sólo un año y medio, una promesa fresca de emociones que presentó Radio El Mundo ante su micrófono. Es, en el breve plazo que va desde entonces, una realidad magníficamente ubicada dentro del cancionero popular. Rita Molina, ex cancionista de “foxs”, antes cancionista alemana, consiguió en el tango lo que no pudo de aquéllas. La propia vocación satisfecha. En ella, por cierto, se ha cumplido la misma extraña trayectoria de dos artistas conocidas: La Serranita y Ana S. de Cabrera. Como Rita Molina, ninguna de ellas venía de tradición argentina. Descendientes de razas distintas, entregáronse definitivamente a lo auténticamente criollo. Y lo que es más notable, han triunfado rotundamente en ese aspecto del arte que cultivan, como si por encima de sus canciones estuviese flotando el alma indígena como una brújula de ancestrales sentimientos. Quien conoce a Rita Molina duda, en realidad, de que su éxito haya radicado en los motivos más genuinamente autóctonos del tango inicial. Y tan es así, que cuando comenzó a revivir en sus canciones todo el sabor de la guardia vieja de nuestra música típica, apenas unos pocos intérpretes recordaban de cuando en cuando alguna composición de ese género. Tiene el mérito, entonces, de haber logrado en parte el resurgimiento de algo que encuentra, ahora, enorme aceptación por el oyente. Y el mérito corresponde a una muchacha de familia extranjera, educada en colegios extranjeros, que de los cantos llanos de la liturgia luterana ha pasado por el “lieder” y el fox, hasta encontrarse a sí misma en las notas vigorosas del tango de antaño. UNA CANCIONISTA SIN ANECDOTAS Cuenta su vida, sus propósitos, como algo tan reciente que carece del sabor de los recuerdos. —Toda mi labor se sintetiza entre la aparición por Radio El Mundo, por cuya onda debuté cuando salió al éter, y su etapa actual. Nunca he actuado en otra emisora que no sea esta. —Habrá alguna anécdota, ¿verdad? —Ninguna, absolutamente ninguna. Soy tan nueva en mi profesión que no tengo nada digno de destacar. Después, que las anécdotas, como las arrugas, son productos de los años. Y en mí no es vanidad, todavía no se notan... —¿Algún proyecto, entonces? —Acabo de firmar contrato para interpretar el papel de dama joven en una película nacional. He intervenido ya en otras, cantando. Puede ser que en el séptimo arte encuentre la misma cordialidad que me recibió en la radio. —¿Su mejor emoción? —Cuando en reciente concurso, realizado en Francia, recibí el primer premio por mis manos, que dicen ellos son bastante aceptables. En estos días, como premio, me enviarán, obra de un escultor famoso, una reproducción de ellas en yeso. Para una mujer, no puede negar que es una grata satisfacción. Y llamada ante el micrófono se marcha de inmediato. Pero quedaba en nosotros la sensación fresca de su juventud optimista, que debe de ser para Rita Molina la senda dorada de sus éxitos futuros. -pie de foto- Además de buena cancionista, tiene el mérito de ejecutar al piano en notable forma. Por lo menos, así lo demuestra el interés con que sus tres acompañantes la escuchan, en sala de Radio El Mundo. Revista Radiolandia 24.07.1937 (nota MR: se la menciona a Rita Molina como la acompañante de Evita el día que le presentaron a Juan Perón) |