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crónicas del siglo pasado

REVISTERO

REPORTAJE

Presentamos aquí un reportaje exclusivo que Joan Manuel Serrat concedió en diciembre pasado a Liliana Peñaherrera y Edgar O'hara, en la ciudad de Lima, Perú.

revista retruco
marzo de 1982

 

 

El poeta catalán habla en esta oportunidad de su gira por Latinoamérica, los proyectos para 1982, la situación de su país después de la muerte de Franco, y además:

• Machado, Hernández y León Felipe, el sentimiento político.

• La nueva canción catalana, de la burguesía a la izquierda nacional.

• La protesta, un compromiso con la realidad.

 

JOAN MANUEL SERRAT ENTRE UNA ESPAÑA QUE MUERE Y OTRA ESPAÑA QUE BOSTEZA

—En tus canciones se pueden separar tanto las letras como la melodía, lo cual es un rasgo positivo para un compositor. ¿Cómo se dio este proceso de la poesía y la música? ¿Recuerdas el momento en que comenzaste a componer?

—No sabría decirte. El mecanismo que yo sigo para trabajar una canción no es nunca el mismo y quizás lo único que podría servir para explicarlo es que funciona a partir de una frase, una frase que puede ser literaria o musical. A partir de ahí se incorpora lo contrario, es decir, una con la otra como en una trenza; sigo el desarrollo de ambas, las termino, les doy la vuelta, las sacudo, las lavo y normalmente acabo tirándolas y empiezo a partir de esto, de otra manera. Siempre y nunca he funcionado así, porque no hay un mecanismo similar para todas las canciones; así como no hay un lugar ni una hora determinada. Mi rigor consiste en escribir cada día pero sin tener un horario para hacerlo.

—Las opciones literarias que te planteaste —Antonio Machado, Miguel Hernández, León Felipe—, ¿representaron una opción política para tí?

—Hay naturalmente un nexo sentimental profundo de una poesía que se integra en los problemas de su país y que los vive no desde una torre de marfil, ¿verdad?, sino desde su gente, de la gente del pueblo. Esto crea una sensibilidad especial hacia el hombre.

—¿Y tus contactos literarios se dieron en ambas lenguas —catalana y castellana—? ¿Hubo algún vinculo artístico con la generación del cincuenta, la llamada generación social de poetas —Goytisolo, Angel González, Angel Crespo, Jaime Gil de Biedma, etc.?

—Con unos más que con otros, naturalmente. Fíjate que en Barcelona se produce una generación de poetas como Goytisolo, Gil de Biedma, por ejemplo, que son catalanes de nacimiento y que escriben también en castellano. Ahora que no sé si Gil de Biedma sea filipino, pero no, creo que es catalán, y pienso en Pedro Gimferrer; es un grupo de poetas a los que llego más tarde. Y descubro quizás al poeta más importante en lengua catalana, valenciano, que se llama Andrés Estellet. Me refiero a los poetas de cincuenta años. Y yo lo descubro hace un par de años. Cuando uno habla de las dificultades por las que ha atravesado la cultura catalana es cierto, pues no existe ese nivel de información que seria adecuado; hay lagunas graves, con mucha represión durante la época franquista.

—¿Es por eso que en tu obra hay una predilección por un tipo de España, la medieval y cerrada de costumbres, a la que permanentemente aludes de manera satírica, hiriente?

—Claro, pero esto lo hace todo el mundo que escribe, desde Gil de Biedma, González, Pepe Caballero Bonald, ¿no? Machado no hace más que satirizar, evidentemente...

—Pero en tí parece una obsesión, en la que se puede notar la presencia del campo y de la urbe...

—Sí, es cierto, y creo que en estos momentos estoy más cerca de la urbe que del campo, aunque ahora vivo, en el campo. Es que hay el descubrimiento de una verdad y es que soy un animal urbano: toda mi información básica viene de la ciudad, pese a que mis conocimientos fundamentales pertenecen al campo y además estudié agronomía. Pero hay esa ansiedad por el campo y el mar, ansiedad que no hace más que poner en evidencia mi vinculo con la ciudad.

—¿Y de dónde viene esa ansiedad?

—Creo que está ligada a una necesidad de respirar, de espacios abiertos, de búsqueda de lo sencillo...

En principio no tenía otra ambición que la defensa de la ecología, pero esta defensa representa además otra cosa, ¿verdad?, y el lenguaje utilizado lo confirma.

—En la década del sesenta hay una especie de pacto entre los cantantes de lengua catalana para cantar sólo en catalán...

—Bueno, eso fue de otra manera. Yo creo que no había realmente unos compositores catalanes que hicieran canciones en catalán. Alrededor de los años sesenta se produce en Barcelona un movimiento de la propia burguesía catalana para recuperar una "canción" popular cantada en catalán, truncada después del triunfo del fascismo. A partir de ahí, empieza lo que se denomina la nueva canción, que aparece como la búsqueda de la bella canción; pero hay otra vertiente, la música más popular, por llamarla de alguna manera, más cerca de lo juglaresco, lo que también se podría llamar la trova. Ahí nos vamos incorporando varios cantantes, mientras otros funcionan por su cuenta. Cuando digo que comienza como un movimiento burgués no es peyorativo, no, al contrario, la burguesía catalana ha sido la generadora de varios movimientos culturales, con mucha inquietud. Y mirando a Francia, porque París siempre ha sido la capital de Barcelona... Esto de la nueva canción, que empieza como un movimiento burgués con cuatro amigos sensibilizados y politizados, sobre todo politizados con un sentimiento de izquierda nacionalista con todos sus espectros, explota en la gente, que reconoce en la calle sus canciones y de alguna manera es la productora de esas canciones. La prueba evidente de esto es que de todos los que arrancamos hace dieciséis años o más, varios —unos siete— seguimos como profesionales.

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—¿Y cómo cambió el panorama político de Cataluña con la muerte de Franco?

—Los cambios formales son evidentes. Es un proceso de avance y retroceso continuo en todas las cosas. En este momento, hay cambios graves en cuanto al retroceso de las instituciones llamadas democráticas, lo cual hace sospechar mucho en torno a un endurecimiento de la situación. En lo que respecta al fondo, los cambios son menos notables... Cataluña tiene una cierta autonomía, pero aún no recupera sus instituciones para ejercer sus funciones ampliamente; por ejemplo, un Parlamento que disponga lo económico de acuerdo a su propio juicio. Lo mismo ocurre con los vascos, los gallegos y otras nacionalidades, entre ellas, Castilla... Cataluña existe desde la Edad Media, con una gran cultura, una tradición, un idioma y una identidad como nación que desaparece en el año 1714 en la guerra de Secesión contra las tropas francesas y castellanas de Felipe V, así como Portugal gana su nacionalidad en condiciones más o menos similares...

—¿Qué planes tiene actualmente?

—Como proyectos personales, luego de esta gira, pues, sentarme y analizar lo que he hecho y lo que haré. Quisiera escribir, terminar cosas que tengo a medias y llevar adelante otras que necesitan un tiempo y un descanso.

—En tus canciones de amor hay por lo general una especie de mundos paralelos que nunca llegan a encontrarse, las personas que se aman o se amaron jamás pueden hallarse. ¿Qué opinas de esto?

—No lo sé. Las canciones nacen de distintas circunstancias. En Penélope, por ejemplo, pues yo no me creo la historia esa del señor que volvió después de muchos años y aquella señora que se la pasaba hilando y deshilando, ya que lo más normal es que al encontrarse de nuevo no se conocieran o mejor dicho reconocieran, ¿verdad?

—¿Empezaste cantando en catalán?

—Yo empiezo a escribir en castellano desde siempre. Lo que ocurre es que me integro al movimiento de la nueva canción y canto en catalán y en un determinado momento decido cantar en castellano. Eso fue más o menos por el año 1967 o un par de años más tarde. Pero acá no hay un motivo particular, salvo ser fiel a lo que he sido siempre ¿no?, a lo que soy, con todos los riesgos que implicaba que me entendieran mis compañeros de generación. Fue una respuesta a quién era yo y de dónde venía y lo que era mi procedencia: charnego, es decir, hijo de catalán y no catalana. Mi educación ha sido siempre bilingüe. No hago otra cosa que responder a lo que he hecho toda la vida. Y creo que esto es perfectamente compatible con mi profundo sentimiento como catalán, como hombre que vive en Cataluña y trabaja y siente en Cataluña.

—A tí se te identifica como un símbolo de protesta contra las dictaduras...

—Yo voy por la vía de cantante. Pero como cualquier otro ciudadano, aparte de mi profesión, tengo una relación social, vivo en una sociedad y esta sociedad es mi caldo de cultivo. Aquí estoy comprometido realmente; a mí me preguntan cosas y yo contesto, pues, y normalmente el opinar tiene esas consecuencias. Para unos señores eres una cosa y para otros otra. Mis canciones son lo que sé escribir. Aquello de la canción protesta es, primero, un término americano que se ajusta a un problema que tuvieron los americanos con la guerra del Vietnam y un tipo de gente que hace una música determinada que se llamó protest song; este término, en segundo lugar, se comienza a aplicar a todo, ¿no? Pero Violeta Parra la hacía mucho tiempo antes de que se inventara el término. La canción popular es esto. Francois Villon la hacía en el siglo XV...

(Agradecemos la colaboración de Jorge Boccanera y de la revista Marka)

 

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