Revista Periscopio
05.05.1970 |
El jueves 5, a las 10 y 55 de la noche, el gobierno nacional dispuso
—en virtud del decreto Nº 600 y ley 18.584— la clausura definitiva
del trisemanario Así, del grupo de publicaciones de la Editorial
Sarmiento (arriba, derecha, la carátula del número 734, que provocó
la medida). El texto que el ministro del Interior Francisco Imaz
acompañó al proyecto de ley elevado a la firma del presidente Juan
Carlos Onganía puntualizaba entre otras cosas: "El gobierno de la
Revolución Argentina ha seguido con atención las sucesivas
publicaciones de la revista Así, a las que caracteriza un
sensacionalismo que no se detiene en lucrar con los más bajos
instintos y pasiones. Dicha actitud se ha acentuado ostensiblemente
con referencia a la catástrofe que enluta al país, excediendo
cualquier límite compatible con el sentimiento ético colectivo
(....). El gobierno de la Revolución Argentina, en uso de un
irrenunciable poder de policía y solidario para con los sentimientos
debe adoptar medidas tendientes a corregir ese tipo de hechos que
afectan la moral, el pudor y las buenas costumbres". El viernes 6,
el matutino Crónica (de la misma editorial) encabezaba su primera
página con el siguiente suelto: "¿Los medios que publican avisos
fúnebres no lucran con la muerte?". En la página 5, donde se dan a
conocer los considerandos de la ley 18.584 y el decreto 600, además
de informar sobre algunas reacciones relacionadas a la clausura, la
dirección del matutino ofrecía algunos datos sobre la tirada del
periódico, como nunca antes lo había hecho: "Tirada de Crónica de
ayer, para venta exclusiva en la Capital y el Gran Buenos Aires:
737.720 ejemplares"; más abajo, señalaba: "Nuestras rotativas tienen
un exceso de producción diaria calculado en más de 100 mil
ejemplares. Por lo tanto, hasta el 29 de julio próximo, en que
inauguraremos la nueva y moderna planta impresora, nos vemos
imposibilitados de incrementar nuestra tirada. Desde ya pedimos
disculpas a todos los que no consiguieron su ejemplar". Era,
obviamente, una información dirigida al gobierno ante una eventual
escalada oficial contra el matutino. ¿Es que la clausura ocultaba,
en última instancia, móviles políticos? Una pista para este
interrogante la ofreció un cable de la agencia France Presse fechado
el viernes 6, en Montevideo, Uruguay: "La clausura de la revista
Así, dispuesta ayer por el gobierno del presidente Juan Carlos
Onganía, 'esconde móviles políticos indisimulables', opinaron aquí
medios políticos opositores. La aparente fundamentación del cierre
esgrimida por las autoridades argentinas, sensacionalismo para
tratar la catástrofe ferroviaria de General Pacheco, fue descartada
abiertamente por esos mismos círculos". Consultado por SIETE DIAS en
la tarde del viernes 6, el director de Así, Marcos de la Fuente (45,
un argentino chilenizado, arriba, izquierda), se encrespó: "Nos
acusan de lucrar con la desgracia ajena, que hacemos negocio
periodístico publicando fotografías sangrientas: ¿acaso no hace
negocio el diario La Prensa con su habitual sección necrológica? ¿No
hacen negocio las empresas de pompas fúnebres y los fabricantes de
ataúdes?". Mientras que las fotografías publicadas fueron
calificadas por el ministro Imaz de "morbosas y truculentas", para
De la Fuente eran "realistas y objetivas: siempre fuimos objetivos,
lo único que nos importó fue decir la verdad; la verdad en el texto
y en las fotografías; y si había muertos, cadáveres, cuerpos
mutilados ¿qué debían hacer nuestros fotógrafos?". Lo cierto es que
por segunda vez en menos de un año la administración Onganía se
ocupó de la clausura definitiva de dos publicaciones (entre otras)
de sostenido alcance popular —tal el caso de Así— y político —el
semanario Primera Plana, censurado en 1969—. Curiosamente, en las
dos circunstancias, el gobierno nacional adoptó medidas drásticas,
sin comunicar advertencias previas.
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