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crónicas del siglo pasado

REVISTERO

La prensa subterránea

 Diario Clarín
1979

Un aporte de Walter Worner

 

 

Exceptuando Estados Unidos, la Argentina es, en América, el país con mayor número de revistas subterráneas. Hay inventariadas unas sesenta, pero, su misma naturaleza, hace difícil, generalmente, detectarlas. Al contrario de lo que sucede en otras naciones, aquí esas revistas -llamadas también marginales o "underground"-, afrontan preferentemente la cuerda literaria y especialmente poética. Sus animadores se han reunido ahora para coordinar una acción conjunta de difusión.
En un saloncito céntrico de luz crepuscular, se reunieron hace pocos días unos cuarenta jóvenes -sólo dos con barbas- para concertar esfuerzos en pro de sus revistas "underground", subterráneas o marginales.
Sesenta de esas publicaciones, algunas de ellas representadas por su primer -y a veces postrer- número, circulan contra viento y marea por Buenos Aires y aledaños.
Celeste, Medios y Comunicación, Decateatro, Ulyses, Contexto, Voz de Viento, Ronda Literaria, Merlina, Poesías y Poetas, Rumbo Fijo, Cnoes, Lugar, Etcétera, Oeste, Ayeslia, Fígaro, Nudos, Econauta, Periscopio, Basta, Puro Cuento, Enigmas, Estudios Argentinos, Nova, Arte, Tiempos, Azul, Vida, Nuevas Voces, Ornitorrinco, Noesis, son los nombres de algunas de ellas. Títulos ingenuos, pretenciosos, agresivos, sugerentes, esperanzados, vagos, culteranos, enfáticos, vastos, resonantes, encabezan esas revistas, que son, siempre, una expresión real de una edad de germinación y crecimiento.
Respetables manifestaciones de la cultura joven, expresan los sueños, anhelos y rebeliones de los muchachos (de todos los tiempos), necesitados del oxígeno vivificante que generan la discusión de las ideas, la combatividad creativa. "Sentirse libre y comunicado" parece ser la divisa de ese clan, que, paradójicamente, ha elegido la vía subterránea para comunicarse libremente. Tal subterráneidad está dada por un hecho de que esos medios circulan "mano a mano", publican originales que las revistas comerciales desdeñan, no insertan publicidad y, fundamentalmente, porque eluden toda afinidad con el "establishment".
Marcelo Carrazana, director de "Azul", dice al cronista:
- somos "underground", porque no queremos vendernos.
Agrega que doscientos ejemplares de la última entrega, costaron diez millones de pesos viejos, que fueron solventados entre quince jóvenes y remarca que "Azul", como casi todas las expresiones del género, se entrega gratuitamente a los interesados. ¿Quienes leen esas revistas subterráneas?
Patricia, de "Noesis", responde "La mayoría de los jóvenes, es decir, aproximadamente un 70 por ciento de quienes tienen entre 15 y 25 años. El treinta por ciento restante pertenece a la clase cheta."
La reunión que motiva esta nota fue convocada por las revistas "Ayesha" y "Propuesta". Su objetivo: lograr que esas sesenta publicaciones subterráneas hagan actividades en común, la primera de ellas, instalar un quiosco en la vía pública para exponerlas y venderlas allí. Algo así, medita el cronista, como querer emerger, ver la luz, abandonar parcialmente esa marginalidad que parece enorgullecer a la mayoría de los reunidos esa tarde en una librería de la calle Montevideo.
Alejandro Margulls, conductor de la reunión y director de "Ayesha" - que, dicho sea de paso, fue más coherente y ordenada que algunas de las realizadas hace años por la SADE -, informó a sus colegas sobre las gestiones ya iniciadas para ocupar uno de los quioscos de la feria artesanal de Palermo. "Hay que pagar veinte mil pesos mensuales a la Municipalidad", puntualizó el informante. Y agregó Alejo Márquez, secretario de redacción de "Propuesta":
"El quiosco debe ser atendido por dos de nosotros, que tienen que someterse a un examen en la Comuna."
El grupo, compuesto por Gustavo, Baby y Pipo, Marcelo, Victor, Fabián, Laura, Rubén, Patricio, Eduardo Granero y otros treinta muchachos, se abocó a la consideración del problema.
Margulls señaló a Clarín que su revista "procura difundir a los escritores inéditos". Por eso los invita a enviar sus colaboraciones a Montevideo 1558, 2º B. Márquez, por su lado, acota que "Propuesta" no es una revista específicamente literaria, sino que "abarca todos los aspectos que interesan a la juventud". Añade que su grupo procura coordinar la actividad, a veces dispersa, de los muchachos de los barrios, para poder ofrecer buenos recitales de música, organizar talleres de cultura, presentar audiovisuales y efectuar encuentros sobre tareas creativas.
Laura, de "Nova Arte", propuso una nueva reunión de representantes de las revistas marginales, con vistas a la organización conjunta de un recital de nuevos poetas.

Es que la poesía parece ser una constante que alimenta a buena parte de estas publicaciones.

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Justamente la poesía, "rara avis" del panorama actual del arte adulto, abandona el foso de la orquesta y sube al proscenio - en estos movimientos juveniles - como forma de expresión de la primera y la última de las verdades, la que surge de la emoción primordial del hombre, su asombro ante la magia de la vida, su fe en la justicia, su pasión por la libertad.
"Sin poesía no se puede vivir", subraya Pedro, miembro de la redacción de una de esas humildes hojas. Y apunta Alejandra de "ubicuo": "Es que nuestras revistas representan las tristezas y las alegrías de la juventud, las ganas de compartir en hermandad la poesía de las cosas".
Walter Worner, de "Introspección", acota: "Queremos estar preparados para asumir nuestras responsabilidades como jóvenes. Por eso, tendrá mucha importancia que nos unamos y hagamos cosas juntos, pensando en el futuro del país".
Tanta transparencia supera el encasillamiento de "underground". Como lo subraya a la manera de lema, una modesta hojita mimeografiada, editada por Gustavo, Alejandra y Gerardo: "Amistad que queremos brindarte, poesía para compartir entre todos y mucho amor".
Termina la jornada. El grupo se dispersa por la multitudinaria calle Corrientes. La vereda vibra perceptiblemente. Es que diez metros más abajo, pasa, vertiginoso, un subterráneo real donde también se apiña la poesía.
José Arverds

 

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