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UNA MANCHA DE SOMBRA circular se
arrastrará por América del Sur el 12 de noviembre, cruzando oblicuamente el continente,
del noroeste al sudeste, desde las costas del Perú a las de Río Grande do Sul, en
Brasil, para perderse en el océano Atlántico. La Luna, con su diámetro de apenas 3.476
km, cubrirá al sol, que posee uno de 1.392.000 km, y proyectará sobre la Tierra una
sombra de unos 90 km de diámetro que se desplazará a la fantástica velocidad de casi
700 metros por segundo, y que durará en cada punto de su trayectoria algo menos de dos
minutos.
Detrás de esa sombra, como los cazadores de una misteriosa mariposa negra, se
movilizan desde hace ya un tiempo centenares de científicos y técnicos argentinos y
extranjeros, con sus minuciosos programas de investigación.
Más de veinte estudios, en los que participarán varias universidades nacionales y
las fuerzas armadas, a través de sus centros especializados, dicen de la intensa
actividad científica que se desplegará en nuestro país para detectar las
características relevantes de un fenómeno que no volverá a repetirse en los mismos
lugares hasta dentro de 360 años.
En Las Palmas (Chaco) y Tartagal, (Salta) se fijará la atención principal. ¿Por
qué allí y no en Corrientes, Resistencia, Tucumán, el océano Atlántico, Capital
Federal, u Oran, en la misma Salta, lugares desde los cuales se seguirá de cerca el
eclipse y donde se harán importantes verificaciones? La razón es sencilla: desde
Tartagal y Las Palmas se lanzarán al espacio un total de 17 cohetes, lo que exigirá el
mayor despliegue de recursos técnicos y humanos.
En el último de los lugares citados, la CNIE (Comisión Nacional de
Investigaciones Espaciales), de Argentina, y el CNES (Centro Nacional de Estudios
Espaciales), de Francia, colaborarán en la realización de un estudio dirigido por el
profesor francés Jacques Emile BIaumont. Se lanzarán al espacio dos poderosos cohetes de
fabricación francesa denominados Titus, de tres toneladas y media de peso total, con una
carga de instrumentos (carga útil) de 325 kg, capaces de alcanzar 270 km de altura. Más
de cien personas trabajarán febrilmente en Las Palmas, a 50 km al norte de Resistencia,
preparando los radares de seguimiento y otros aparatos, además de la rampa que contendrá
a los cohetes de 12 metros de longitud y de mas de medio metro de ancho.
En Tartagal, a pocos kilómetros de la frontera con Bolivia, se realizarán dos
tipos de lanzamientos balísticos.
En uno de ellos, en el que colaborarán la CNIE y la NASA, de Estados Unidos, y que
dirigirá el Dr. Willis Webb, del último país. se enviarán al espacio doce cohetes
Arcas, de origen estadounidense- Cada uno de ellos pesa 34 kg. tiene una carga útil de 3
kg y un alcance de 60 km.
En el otro estudio, proyectado por el Instituto de Investigación Aeronáutica y
Espacial (IIAE), dependiente de DINFIA (Dirección Nacional de Fabricaciones e
Investigaciones Aeronáuticas) y dirigido por el científico argentino Dr. Horacio E.
Bosch, se lanzarán tres cohetes íntegramente nacionales, de la serie Orion, de 130 kg de
peso y 16 de carga útil. con un alcance de 110 km de altura,
IMPORTANCIA DE ESTOS ESTUDIOS
Estas experiencias y otras que
tienen también enorme importancia, pese a su menor espectacularidad, forman parte de
investigaciones que permitirán conocer más profundamente los factores que afectan la
vida en nuestro planeta y que tiene relación directa con los fenómenos solares, las
radiaciones cósmicas y la circulación estratosférica, entre otros.
Es alto el valor teórico (para el desarrollo de la ciencia pura, en nuestro país
y en el mundo) y práctico (para el dominio del clima y las comunicaciones terrestres) de
estas experiencias.
Muchas veces, frente a acontecimientos científicos como éste, el hombre común
suele tener la actitud de quien cree que no le atañe. No percibe a veces que ese elemento
nuevo que se agrega a su vida para hacerla más agradable o inclusive para salvársela,
como en el caso de las vacunas, es el resultado de una larga tarea de generaciones de
científicos y técnicos.
Algo de esta actitud hubo, y quizás hay, acerca de las investigaciones espaciales
que realiza nuestro país. El lanzamiento de los cohetes Orion sirve para medir el camino
recorrido por la Argentina en esa materia. Constituye la culminación de un proceso mucho
más largo e intenso, realizado en el laboratorio y en la planta industrial. Los cohetes
fabricados en nuestro país, según diseños propios, muestran elocuentemente la capacidad
de nuestros científicos y la calidad ejecutiva de nuestra industria y nuestros técnicos.
Cuando el 1' de febrero de 1961 un cohete Alfa Centauro fabricado por el Instituto
Aerotécnico, dependiente de DINFIA, abandonó su plataforma de lanzamiento en un páramo
de la Pampa de Achala, a un centenar de kilómetros de Córdoba, pocos percibieron la
trascendencia del acontecimiento. En aquella febril mañana plomiza, el entonces
comandante Aldo Zeoli, jefe del departamento de armamentos y cohetes del Instituto
Aerotécnico y director de la prueba, comenzó la cuenta en retroceso a cuya finalización
un violento estampido indicó el despegue del proyectil espacial.
A aquel primer lanzamiento siguieron muchos otros, como lo ejemplifica la tabla
anexa, en la que hacemos constar solo los cohetes íntegramente nacionales fabricados por
DINFIA. En Chamical (La Rioja), donde existía un antiguo destacamento aeronáutico a
punto de ser levantado, se creó el Centro de Experimentación y Lanzamiento de
Proyectiles Autopropulsados (CELPA). La pequeña población, cuya vida dependía de la
permanencia del destacamento citado, había pedido revisar la medida que disponía su
liquidación. La creación de CELPA vino a satisfacer una necesidad de nuestra
experimentación balística y a responder favorablemente a un pedido de los pobladores. La
insignia de un cohete en la chapa de las automotores patentados en Chamical evidencia el
orgullo que sienten por la nueva situación.
LO QUE ESTAMOS HACIENDO AQUÍ
La investigación espacial
mediante cohetes requiere una alta capacidad en la construcción del proyectil en sí
(envoltura exterior y motor propulsante), en la carga útil (instrumentos capaces de
recoger y trasmitir datos a la base), en los aparatos situados en tierra, encargados de
controlar el cohete y recibir sus datos, y en la preparación del personal que los
proyecta y ejecuta. La Argentina es actualmente el único país latinoamericano que cubre
todas estas exigencias de la exploración espacial. El diseño y la construcción de una
carga útil propia supone, especialmente, un complicado y cuidadoso desarrollo de
laboratorio antes de su puesta a prueba en el cohete.
La Universidad de Tucumán ha proyectado y construido cargas útiles completas para
investigaciones ionosféricas (la ionósfera es una región eléctricamente conductora que
se extiende de los 80 a los 400 kilómetros sobre la superficie terrestre) y estudios de
radiación cósmica, entre otros. Esa misma universidad también construyó un equipo para
recibir fotografías de satélites meteorológicos. En el Instituto de Investigaciones
Científicas y Técnicas de las Fuerzas Armadas (CITEFA) se creó el cohete "Prosón
I", de 80 kg de peso total y 5 kg de carga útil, que fue probado con todo éxito el
23 de agosto de 1963, cuando superó los 40 km de altura.
Pero las construcciones y experiencias de cohetería más importantes en este
momento se realizan en el Instituto de Investigación Aeronáutica y Espacial, dependiente
de DINFIA. |

cohete Orion
logro de nuestra industria espacial

las instalaciones de Chamical
el centro de lanzamientos mas importante del continente

instrumentos argentinos
carga útil para captar los datos
Allí se construyen
las cargas útiles y varios de los artefactos terrestres indispensables para el
seguimiento de las experiencias espaciales, además de los cohetes de mayor capacidad y
alcance de Latinoamérica. La magnitud de la tarea realizada aparece ejemplificada en el
viaje a Estados Unidos del vicecomodoro Miguel Sánchez, jefe del grupo de desarrollo
aeroespacial del IIAE. Con un reducido grupo de especialistas argentinos tratará de
certificar la calidad del cohete Orion II, fabricado por DINFIA. En Wallops Island
(Virnia, Estados Unidos), donde la NASA posee una de sus bases de lanzamiento, se
enviarán al espacio cuatro unidades del modelo citado.
La homologación de la operatividad del cohete por parte de la NASA significará la
posibilidad de que pueda ser comprado por otros países interesados en realizar sus
propias investigaciones.
El costo del Orion II se calcula en unos $ 500.000, incluida la carga útil. La
compra de un cohete similar en el exterior demandaría un desembolso bastante mayor. Ya en
la reunión Internacional celebrada en Varsovia en 1963 se recomendaba obtener un cohete
confiable de unos 80 km de alcance y de 5 kg de carga, cuyo costo fuera inferior a los
2.000 dólares. El Orion II tiene aproximadamente ese costo, pero posee mayor capacidad y
alcance (16 kg y 110 km, respectivamente). Para el año próximo el IIAE proyecta lanzar
un cohete de unos tres metros, capaz de alcanzar los 180 km de altura.
NUESTRO LUGAR EN EL MUNDO
Como hicimos notar, la Argentina
ocupa en lugar de privilegio en Latinoamérica en materia de exploración espacial: porque
construimos nuestras propias cargas útiles y algunos de los avanzados instrumentos de
tierra; porque poseemos cohetes de mayor capacidad y alcance y porque tenemos programas de
investigación más amplios, de concepción propia.
Dentro del panorama mundial, la preeminencia de Estados Unidos y la Unión
Soviética es más que indiscutible. Bastante lejos de esos dos colosos, pero en una
posición de privilegio, pues ha llegado a enviar satélites propios, se ubica Francia. En
un tercer lugar, a prudencial distancia de este último país, se hallan Inglaterra,
Canadá, Japón e Italia; puede ubicarse a Alemania en el mismo grupo, aunque en un
escalón inferior. En el puesto siguiente se ubican la Argentina y la India, y, un poco
más lejos. Brasil y Pakistán.
La relevancia práctica de estos estudios es incalculable, aunque muchos de ellos
no tengan concreción inmediata. Podemos dar ya, sin embargo, algunos ejemplos. Sobre la
base de los conocimientos, los recursos humanos y la capacidad técnica de nuestros
centros de investigación se está organizando un centro regional de comunicaciones
espaciales que será único en Latinoamérica. Hará posibles, comunicaciones
intercontinentales casi perfectas en el campo de la televisión, la telefonía y la
radiotelefonía, para citar solo algunas. El Instituto Geográfico Militar, y las
universidades de Cuyo y de Córdoba están elaborando un programa de geodesia espacial que
permitirá un relevamiento cartográfico más perfecto, mediante la utilización de las
señales que envía un satélite, del en apariencia modesto, hay que sumar un mas amplio
conocimiento de nuestro clima, con la evidente posibilidad de una mejor previsión y de
una mas amplia capacidad de modificarlo.
Simultáneamente con la obtención de estos beneficios, las investigaciones
espaciales permiten crear una fuente de trabajo profesional de alto nivel científico cuya
tarea se proyectará mucho más allá de esas actividades. |