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En el final de la semana pasada unos
400 estudiantes platenses se entrevistaron con el rector Roque Gatti en un aula de la
facultad de Derecho. El tema del ingreso sobrevoló por los agitados diálogos y condujo
al decano de la casa, Jorge Iriart, a prometer una inminente reunión con los demás
decanos donde podría proponerse la cesación de los exámenes. La escena parecía
determinar el principio del fin de una violenta semana a nivel universitario: el día
anterior, tras la reunión del rector Andrés Santas con los decanos, unos 60 estudiantes
ocuparon la facultad de Arquitectura de la UBA durante una hora y obtuvieron una
entrevista con el decano Alberto Prebisch en la que los delegados plantearon las razones
de la ocupación. Ese mismo día, varias agrupaciones estudiantiles anunciaron una
reunión en Filosofía y Letras que finalmente no se concretó por el estricto control
ejercido en el edificio de la avenida Independencia. El decano Ángel Castellán expresó:
"No se me ha pedido permiso para efectuar la reunión".
Pero el día reservaba sus fuegos. Alrededor de las 21.30 horas, aproximadamente
2.000 estudiantes ocupan la Universidad Tecnológica. Intervienen dirigentes de la
Federación Universitaria Argentina (FUÁ, cuyo presidente Yaco Tieffemberg dirigió la
asamblea). Frente Estudiantil Nacional (FEN) y delegaciones de las facultades de
Arquitectura y Filosofía de la UBA. La intervención del decano Carlos García fuerza la
retirada policial y permite la desocupación sin detenciones. Simultáneamente, la
Facultad Regional de Avellaneda de la Tecnológica es ocupada y el Centro de Estudiantes
declara su apoyo a "el plan de lucha contra los exámenes de ingreso" propuesto
por FUA.
A fuego lento
Los exámenes de ingreso fueron
el detonante que apresuró la llegada de la temporada de disturbios. Desde el sábado 21
-día en que la Junta Ejecutiva de FUÁ elaboró su plan de lucha- los encontronazos se
precipitaron 48 horas después, con la detención de 50 estudiantes que abandonaban la CGT
cordobesa y la muerte -por otro policía- del agente Francisco Santa Cruz. El martes, la
inquietud había corrido hasta Rosario, donde la Unión de Estudiantes del Litoral y la
Unión Nacional de Estudiantes se pronunciaron contra "el limitacionismo, dentro y
fuera de la facultad" y anunciaron nuevos 'combates. El mismo martes a la tarde, en
Buenos Aires, en la facultad de Filosofía y Letras, el decano Ángel Castellán trató de
adelantarse a las protestas de los estudiantes e informó "sobre el espíritu con que
se encara el examen de ingreso". Para las 11 carreras a cursar se esperaban 4.000
inscripciones.
Pero el panorama era aún más complejo. La Tecnológica de Córdoba, se plegó al
conflicto ocupando el edificio por un par de horas. En la Universidad Católica de la
ciudad, la intranquilidad acrecentaba, motivada por los aranceles. Es que Córdoba ha sido
el punto crítico de la semana, agravado por la denuncia que Tieffemberg concretó el
domingo en el comedor universitario: "Una compañera aspirante al ingreso,
perteneciente a una familia tradicional cordobesa, hizo llegar a la mesa directiva de FUA
una copia del test de ingreso a recepcionarse el lunes y el martes, que incluye todas las
preguntas y las respuestas correctas. La compañera afirma haber recibido la copia de
manos de una persona vinculada al rector Nores Martínez". El día anterior, el
integralismo había denunciado el otro juego de pruebas. Ante la evidencia, el rectorado
cordobés bautizó la maniobra de "intento de robo" y explicó que, de los
textos denunciados, "algunos pertenecen a la imaginación de los informantes y otros
a preguntas que no han sido recogidas en el test definitivo". Sin embargo, durante el
examen pudo comprobarse que 26 de las preguntas de matemáticas coincidían exactamente
con las correspondientes de las pruebas "robadas"; y algo similar ocurrió con
el test de Humanidades y Ciencias Sociales.
Pero si bien los hechos bordearon el escándalo, el plan de lucha no logró
capitalizarlos. Sobre 12.000 inscriptos en las universidades cordobesas, se presentaron a
rendir 9.340, algo más del 77 por ciento. El fracaso del plan de lucha puede atribuirse,
entre otras cosas, a la falta de acuerdo entre los que participaron en el plan de lucha a
nivel de dirigentes, a partir de dos posturas básicas: FAUDL, que apoya el boicot y la
lucha frontal y FEN y CAR, que proponen una política algo menos virulenta. Durante las
reuniones para concertar el plan de acción, las discusiones se empantanaron en las
discrepancias políticas entre las agrupaciones. Naturalmente, ^hubo otras razones que
pesaron en el fracaso: presión de los padres para apoyar el examen de sus hijos
adolescentes, hábil táctica rectoral que dispersó en 22 locales las recepciones.
A pesar de las tensiones y agresiones -su domicilio fue apedreado- Nores Martínez
vivió el resultado de la prueba como un triunfo. Anticipó que un primer chequeo de las
pruebas evidenciaba un alto índice de respuestas correctas y trasformó su euforia en
agradecimiento al gobernador Roberto Huerta y al jefe de policía Héctor Romanutti por la
labor realizada, mientras en muchos sectores se criticaba con dureza a la policía por
enfrentar a los estudiantes con las armas en la mano (detalle evidenciado por la muerte
accidental del agente Santa Cruz a manos de un compañero).
En este clima confuso, caótico, el prolongado silencio de los profesores de las
casas de estudios ante las refriegas y encontronazos apenas si puede ser disimulado por la
euforia de Nores Martínez al haber ganado el primer round del conflicto y los ajustes
efectuados por las numerosas agrupaciones estudiantiles dispuestas a intensificar el plan
de lucha.
¡Que ruja el huracán!
El miércoles 25, en pleno fragor
de la tempestad, se inició a mediodía, la conferencia de prensa convocada por el Consejo
de Rectores. Se anunciaron, como era previsible, los planes de cada uno de los
departamentos técnicos de la secretaría del Consejo, sistemas de admisión, estudios
sobre creación de nuevas universidades. Pero, como también era previsible, la intriga
más funambulesca se representó detrás de la escenografía. Para empezar, parte de los
rectores se había opuesto a llamar a los periodistas en momentos en que solo se escuchaba
crujir de vidrios rotos y gritos de ira; tanto, que el miércoles solo estuvo presente
Julio Herrera, presidente del Consejo y rector de Cuyo, mientras que el vicepresidente y
rector de Rosario, Luis Cantini, y el resto de sus colegas, desaparecían por el
escotillón. Una situación paralela se produjo al concurrir a un programa de TV solo los
rectores de Buenos Aires, Cuyo y Nordeste -nombrados hace 7 meses, después de los
disturbios de mayo, en tanto que la "vieja guardia " -Rosario, Sur, Litoral y
Tucumán-, repetía su ausencia.
Pero acaso lo más sorprendente del intríngulis resultó la declaración de
Herrera respecto de las ocupaciones de facultades por los estudiantes, precisamente el
día en que fueron ocupadas las de Arquitectura y Tecnológica de Buenos Aires, y la
Tecnológica de Avellaneda: "La política agresiva de los estudiantes es la esencia
misma de la universidad que crece"; "si bien no comparto tales métodos por no
conducir a nada positivo, respeto la actitud estudiantil como uno de los modos de expresar
un desacuerdo".
A las 16 del mismo miércoles, una hora antes de subir al avión para Mendoza,
Herrera contestó calmosamente a las preguntas de ANÁLISIS.
ANÁLISIS: ¿Qué hará el
Consejo de Rectores en 1970?
HERRERA: Estudiar la creación de
nuevas universidades. A pesar de que la ley 17245 da poco margen al Consejo para ello,
creemos que esta tarea hace a la esencia del mismo. También nos preocupa la
modernización de la estructura universitaria, para lo cual habrá que hacer, en primer
lugar, un diagnóstico, y, en función de éste, buscar la terapéutica. Pero el
diagnóstico no deberá ocultar la cruda realidad.
A.: ¿Cuál es esa cruda
realidad?
H.: Una de las razones de la
intervención del 66 fue el estado calamitoso de las universidades. Es necesario que,
después de 3 años y medio, esa intervención se Justifique. Porque para algunos -y sobre
todo para ciertas revistas- en este lapso se ha perdido el tiempo. Quiero saber si es
verdad, y saberlo directamente de quienes han dirigido ¡a universidad.
A.: Concretamente, en 3 años y
medio de intervención solo se ha integrado el claustro de profesores en Cuyo y Córdoba,
y se anuncia lo mismo para. otras 2 universidades. ¿No le parece un resultado demasiado
pobre para tanto tiempo?
H.: Sí y no. Lo que se trataba
de hacer con ¡a intervención era una trasformación profunda de la universidad. Para
ello 3 ó 4 años es poco. Para lanzarse a una labor prospectiva se requiere una etapa de
reorganización académica, administrativa y financiera; y además el compromiso de
colaborar por parte de todos los componentes de la universidad. Creo que eso se ha
realizado o está en vías de realizarse. Cuyo, por ejemplo, está en condiciones de
iniciar o continuar la trasfonnacion. Probablemente Córdoba, Litoral y Noreste
también....
A.: Son universidades cuya
matricula no supera los 10.000 alumnos. Pero el problema grave está en Buenos Aires, La
Plata, Córdoba, Rosario. Ahí no se percibe ningún cambio.
H.: Usted me habla de realidades
que no conozco personalmente. Pero el equipo de rectores que trabaja en esas universidades
no es el mismo de 7 meses atrás.
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¿y a nosotros por qué nos miran?
primera prioridad: no dejarse identificar por la policía

una pistola como esta mató al policía Santa Cruz

una estanciera incendiada

piedras para el rector

Aquí no entra nadie

los ocupantes desalojan la tecnológica
flanqueo para eludir a los carros de asalto

Julio Herrera
A.: En Rosario, Litoral, Córdoba
y Sur son los mismos. ¿Cómo se explica que sigan, toda vez que han tenido tiempo
suficiente para normalizar a sus universidades?
H.: Quizá se debe a que esas
universidades han tenido mejor conducción, menos problemas.
A.: ¿Rosario y Córdoba menos
problemas? Si son las más conflictivas..
H.: Que sean conflictivas no
quiere decir que no tengan una buena Conducción.
A.: Pero ahora el asunto quemante
son los exámenes de ingreso...
H.: Bueno, aquí hay aspectos que
no se pueden desconocer. De la escuela secundaria sale cada vez más gente, y no hay un
crecimiento paralelo de plazas en la Universidad. La solución simplista sería, pues,
crear nuevas universidades. Una solución simplista y tramposa. Porque al ampliar el
número de plazas se puede dar lugar, simplemente, al número de aspirantes a carreras
tradicionales, o a postulantes sin aptitudes necesarias.
A.: Sin embargo, aunque no han
aumentado las plazas, se da el fenómeno que usted señala. En la Universidad de Buenos
Aires, por ejemplo, en el 69 ingresaron 1164 estudiantes menos que en el 68; pero,
correlativamente, los ingresos a la más tradicional de las carreras, Derecho, aumentaron
en 510, mientras que en Ingeniería disminuían en 473.
- H.: Aunque eso sea cierto, no
invalida el hecho de que las nuevas universidades deban crearse con mucho tino. Para eso
hemos programado estudios de expertos nacionales y extranjeros, a fin de determinar
fehacientemente dónde y cómo deben levantarse nuevas universidades.
A.: Entretanto, subsistirá el
problema del llamado "limitacionismo".
H.: Esa palabra no me asusta, si
se refiere a encauzar el ingreso hacia carreras estratégicas y prioritarias.
A.: ¿Entonces admite que, como
en Agronomía y otras facultades, se siga aplazando en los exámenes de ingreso a más del
60 por ciento de los aspirantes?
H.: Si se aplaza a más del 60
por ciento lo que falla es el examen, y entonces habrá que modificar la forma de ingreso.
Estamos tratando de solucionar este problema. |