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Hugo Puigrós (Palmolive), Jorge Lezama (Superuva Donati),
Eduardo Murchio (Embajadores); Horacio Bustos (L.M.), Chunchuna Villafañe (Gillete),
Marta Cerain (sastrerías Vega) y Karin Pistarini (vino Resero)
Los modelos son un poco como los
fantasmas. .Todo el mundo habla de ellos, pero nadie sabe muy bien qué son ni cómo son.
Hace unos años quizás fuera una profesión sofisticada y misteriosa que consistía en
caminar lánguidamente por una pasarela y poner los ojos a media asta para que los
espectadores eligieran tal o cual trajecito. Hoy no. Los desfiles de hoy tienen gusto a
cosa espontánea y se realizan como lo que son en realidad: un trabajo. No hay misterio.
También hace unos años era difícil encontrar a un modelo masculino. Se los veía con
malos ojos y se cuchicheaba por lo bajo, lo que recuerda que también hubo quienes
quisieron prohibir al tango en sus primeros pasos por Buenos Aires. De todo esto se deduce
fácilmente que vivimos en una ciudad donde es un entretenimiento muy usual juzgar primero
y analizar después. Es algo así como apretar el gatillo del revólver y después
preguntar. Pero todo esto no es más que historia para entender mejor lo que sigue. Cuando
la televisión empezó a ser televisión comenzaron los avisos publicitarios donde los
modelos de ambos sexos eran casi imprescindibles. Un señor fumando un cigarrillo y
poniendo cara de que le gustaba era mucho más "vendedor" que otro gritando
frente a las cámaras las bondades del tabaco. Una señorita muy mona que entrecerraba los
ojos y se frotaba con lavanda imponía el producto mucho más que otra que con todo su
empeño se interesaba en contar qué rico aroma tenia. La imagen vencía una vez más a la
palabra. Desde entonces el modelo se transformó en una cosa popular como hasta entonces
lo habían sido sólo las estrellas de cine. Y allí empezó otro tipo de misterio.
Cualquiera es capaz de definir a un modelo de TV como alguien que "viste muy
bien", concurre a fiestas elegantes,"debe" ganar cifras fabulosas y
"está en la cosa". Pero no sabe más. Es probable que ni siquiera los mismos
modelos supieran mucho más de sus pares. Hasta que nació esto que ya se está llamando
significativamente A.M.A. (Asociación de Modelos Argentinos) y lucha por "defender
los intereses de sus asociados".
En Europa y Estados Unidos -típicos ejemplos a los que uno debe recurrir
mecánicamente cada vez que quiere demostrar que algo nuevo que se hace en el país es
bueno- hay ya instituciones similares. Entre los modelos extranjeros existe, por ejemplo,
una cosa que se llama "royalty". Consiste en lo siguiente: un modelo filma para
TV una publicidad equis, previa firma de contrato. Cada vez que esa publicidad asoma a las
pantallas el contrato estipula que a ese modelo se le pagará una suma determinada. Es
decir que cobra de acuerdo con la cantidad de veces que aparece por televisión junto al
producto equis. Aquí, entre nosotros, no sólo no existe el "royalty" sino que
ni siquiera existe un contrato. Si se hiciera una encuesta popular entre los argentinos
para determinar cuántos se presentan a trabajar de cualquier cosa sin percibir un sueldo
mensual y sin firmar ningún tipo de contrato con seguridad las cifras serían
aterradoramente negativas. Es como jurar que uno va a cumplir una promesa sin saber cual
será esa promesa. Exactamente esto sucede hasta hoy entre nuestros modelos. Una agencia,
un productor, un fotógrafo o una empresa que quiere publicitar su producto llama a un
modelo y le dice que le gustaría que interpretara la publicidad. No se firma nada. La
filmación se realiza (filmación, foto o lo que fuera), y allí termina el trato. Esto no
seria nada si la cosa no sigue más adelante en perjuicio del modelo. Imaginemos que lo
que filmó fue una propaganda de cigarrillos "Fumarola", Como no hay contrato la
película saldrá al aire hasta que la compañía que fabrica los cigarrillos se canse, lo
que significa que, por ética y por razones lógicas, el modelo que allí aparece no
podrá publicitar a ningún otro cigarrillo que no sea "Fumarola". Esto se llama
en buen romance "arbitrariedad laboral". De esta manera puede darse el caso de
un modelo al que se le van cerrando automáticamente todas las puertas de la publicidad.
Mientras su figura aparece en pantallas unas diez veces por día, todos los días, el tipo
puede estar ganándose la vida vendiendo lápices en los subtes o algo por el estilo. Y
nosotros, en el living de nuestra casa, comentamos mirando la pantalla plateada:
"Este debe estar lleno de mangos ya, ¿eh?", recibiendo como respuesta el
consabido: "Y, claro", de nuestro compañero de audiencia.
Si las cosas continuaran así no sería nada raro que al terminar ese breve dialogo
tocaran el timbre de su casa y usted se encontrara al salir con el mismo que vio en la
pantalla de TV ofreciéndole un lote de hojitas de afeitar como única oportunidad. Pero
no. Parece ser que las cosas no seguirán así. Si algo hay que endilgarle a los modelos
es el pesado sueño en el que se sumieron -quizás acunados por la fama y el dinero
grande- dejando que la situación llegara hasta este punto. |
No se entiende cómo
este movimiento no nació antes, pero tal como dijo uno de ellos (Jorge Lezama -el
"cazador" de "Superuva Donati"-, secretario de Prensa y Difusión de
A.M.A.): "Todas las cosas empiezan en algún momento". La idea de A.M.A. nació
entre varios, pero probablemente se gestó entre María Marta Lagarrigue (considerada por
muchos como la mejor ."mannequin" argentina), que es ahora presidenta de la
institución, y Karin Pistarini, secretaria general de A.M.A. y alguna vez secretaria
ejecutiva de empresas.
Había que defenderse sin atacar. Se formó una comisión directiva, quizá la más
atrayente del mundo, y se comenzó a trabajar. Todos los lunes se reúnen en el tercer
piso del estudio de Lagarrigue y reciben a los socios nuevos, con quienes cambian ideas.
Es algo ejemplar. Reunirlos a todos puede llegar a costarle a una agencia tantos millones
como los que tiene de capital, pero ellos se reúnen por propia voluntad y aclaran las
cosas como las haría un metalúrgico o un gastronómico: hablando. Y a veces gritando,
claro. Se ha decidido que no se pedirá el famoso "royalty", pero se exigirán
contratos que estipulen tiempo y dinero. Todos continuarán siendo independientes como
hasta ahora en cuanto a sus "cachets" máximos, pero habrá un mínimo
inamovible. Se crearán tres categorías, A, B, y C. Quienes recién comienzan entrarán
en la C, y cobrarán un mínimo de 15.000 pesos por trabajo, lo que no impide que su
máximo sea mucho mayor si así lo decide su empleador. Luego de algunos trabajos pasará
a la categoría B, y por fin a la A, que es la primera y para la que no se fijó aún un
"cachet" mínimo. Se inaugurará una escuela de capacitación para modelos y los
de la categoría A dictarán clases gratuitamente. Se formará una biblioteca
especializada.
Se respaldará gremialmente a aquellos que tengan problemas con la profesión. Es
decir, no se hará nada del otro mundo. Sencillamente se organizará un sindicato como
cualquier otro. Si con el sólo hecho de darle un vistazo a la guía de teléfonos uno
descubre que hay un sindicato de acomodadores, otro de conductores de taxis y otro de
jardineros, no hay ninguna razón para que no exista uno de modelos. Como dice un
personaje de un popular programa cómico de televisión: "Ellos también son seres
humanos". El doctor Perol, que tiene su estudio en Corrientes 1312, piso 11, es quien
asesora legalmente al nuevo sindicato en formación.
Eduardo Murchio ("¿La verdad?... Whisky Ramsay") .opina que: "Esto
no será bueno sólo para nosotros, sino también para quienes nos empleen, que sabrán
que la gente que usan es especializada". Chunchuna Villafañe asegura: "Queremos
defender principalmente a los que recién empiezan". Karin Pistarini dice que;
"Esto no es una rebelión, es una organización". Horacio Busto ("L.M.
marca su nivel") y su próxima esposa -será la primera pareja casada de modelos-,
Marta Cerain ("Bien de hombre"), están de acuerdo en que: "El movimiento
servirá también para acrecentar la calidad de los modelos, lo que es bueno para
todos".
A.M.A., por su parte, ya está en marcha. Ya es un hijo que crece solo. Sus padres
-quizás los más atractivos del mundo- esperan que comience a darles satisfacciones.
V.S.
LA PLANA MAYOR
Aun hasta hoy mismo es común que
una señorita sin profesión conocida -o con una profesión demasiado conocida- declare,
con gran desparpajo, "ser modelo". Como no había gremio ni cosa que se te
pareciera, la cosa pasaba. Era como decir "soy astronauta". No había quién lo
probara, pero tampoco había -quién probara lo contrario. Este hecho es uno de los que
afectaban seriamente a las modelos de profesión, ya que su imagen se veía obviamente
deteriorada por esta inmensa cantidad de señoritas que en su vida habían pisado una
pasarela de desfile. Por eso es que entre las primeras medidas de A.M.A. se encuentra
aclarar las cosas. En Buenos Aires hay alrededor de 800 modelos profesionales, de los
cuales 350 están ya asociados. Todos dependen de una primera Comisión Directiva, la
fundadora, que rebosa de nombres famosos.
PRESIDENTA: María Marta
Lagarrigue.
SECRETARIA GENERAL: Karin Pistarini. SECRETARIA ADMINISTRATIVA: Chunchuna
Villafañe.
SECRETARIA MUTUAL: Mirta Miller.
SECRETARIO GREMIAL: Ante Garmaz. SECRETARIO CULTURAL: Hugo Puigrós.
SECRETARIO DE PRENSA: Jorge Lezama.
VOCALES: Claudia Sánchez, Mauricio Deferrari, Aníbal Serrano y Viviana
Dellavedova. Una de las primeras medidas que tomaron fue organizar una fiesta monstruo
para recaudar fondos para la asociación. Fue aprobada por unanimidad. La fiesta se
llevará a cabo en "Mau-Mau" el próximo 30 de agosto, que desde ese día será
instituido como el "Día del Modelo" en nuestro país.
revista Gente y la actualidad - agosto 1967

María Marta Lagarrigue, presidenta
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