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Desde el 4 de mayo próximo los
quioscos de la Capital, el Gran Buenos Aires, La Plata y Córdoba albergarán una novedosa
experiencia periodística, inédita en la Argentina. Junto a los cuatro matutinos de
información general, asomará un tabloid de 24 páginas, menos espectacular que aquéllos
pero, a la vez, más caro. La Opinión -cuya inspiración es Le Monde, de París, uno de
los mejores diarios del mundo- intenta inaugurar una forma de periodismo que hoy se limita
a las principales capitales del planeta: "Diez noticias en un día son útiles y
comprensibles; cien, soportables; mil, abrumadoras, incomprensibles e innecesarias",
opina Jacobo Timerman, director de la publicación.
Esa idea será, al parecer, la base de lanzamiento del diario. Según Timerman
"en el periodismo mundial se ha inaugurado una nueva etapa: la del diario selectivo,
de información y análisis, que no intenta ocuparse de todos los temas superficialmente
sino de los fundamentales en profundidad". Esa seguridad impulsó al creador de La
Opinión a dividir las áreas informativas en cuatro sectores: política nacional,
internacional, artes y espectáculos y redacción general. Si bien el matutino no
exhibirá diariamente la composición de su staff cuarenta periodistas de primera línea
-reclutados entre los profesionales más capaces del medio- firmarán sus informes sobre
los temas de actualidad. Los comanda Julio Algañaraz, quien ocupará la subdirección;
las otras áreas estarán a cargo de Horacio Verbitsky, Juan Carlos Algañaraz, Juan
Gelman y Miguel Bonasso, con quienes trabajarán los especialistas Fanor F. Díaz, Milton
Roberts, Eduardo Belgrano Rawson, Andrés Zavala, Héctor Puricelli, Roberto Reyna, Carlos
Ulanovsky, Felisa Pinto, Ricardo Halac, Juan José Ascone, Marcelo Capurro, Eduardo San
Pedro, Pompeyo Camps, Juan José Castiñeira de Dios, Agustín Mahieu, Mabel Itzcovich,
Pablo Palant, Francisco Urondo, Carlos Tarsitano. Omar De Benedictis y el coordinador
Emilio Jeanerett. La gerencia administrativa será ejercida por Juan Francisco Gil, la
parte comercial por Eufrasio Loza Rojas.
Instalados en el tercer piso de Reconquista 585 (por el que la empresa paga un
alquiler mensual de 700 mil pesos), los redactores pretenden crear un órgano informativo
que satisfaga principalmente a la juventud preocupada por este "apasionante mundo
contemporáneo, sus excesos, sus prodigios, su dolor".
Para ello no serán necesarias las fotos: el diario destinará todos sus esfuerzos
a la información escrita y, a lo sumo, una mejor ubicación del lector por medio de mapas
que ilustren con claridad y exactitud el escenario donde fue obtenida la noticia.
EL EQUILIBRIO.
"Lo difícil es hallar un punto de equilibrio -reflexiona Timerman-, porque los
medios masivos, que desbordan a la humanidad con conocimientos inútiles y excesivos y la
privan de explicaciones claras y sencillas sobre los temas fundamentales, no ayudan a cada
persona a orientar su vida armónicamente". Por ello la información que
proporcionarán los cronistas locales, y las que provean los siete corresponsales -en
Montevideo, Río de Janeiro, Lima, Santiago de Chile, París, Washington y Jerusalén-
sumadas a los servicios diarios de las agencias Reuter, Ansa, France Presse, EFE, Telam,
Saporiti e Inter Press y los cúmulos despachados por Moscú, Hong Kong, Viena, Nueva
York, El Cairo, Beirut, Londres y Madrid, pretenden componer "la información diaria
más clara y mejor comentada que pueda brindar cualquier otro órgano diario".
Obviamente, el diario se dirige a una clase social capaz de oblar los 50 ó 60
pesos diarios que costará la provisión de noticias, entre las que se entienden
ejecutivos de status, comerciantes, industriales, universitarios, militares y políticos.
Pero el objetivo principal será la juventud "capaz de dejar de tomar un café para
comprar el diario". El matutino no aparecerá los lunes y será imposible encontrar a
lo largo de sus 24 páginas la cartelera cinematográfica, el programa de carreras de San
Isidro o La Plata, por ejemplo. La óptica de los editores está dirigida en principio a
50 mil lectores que pueden duplicarse con el tiempo. El orden de la información será
estricto: "No le complicaremos la vida al público con frases rebuscadas, este diario
será un placer, no un problema". Para ello, Timerman ilustra: "Cuando
mencionamos un combate en una alejada aldea egipcia, le explicaremos su importancia
política y militar, de modo que no necesite correr a un mapa o una enciclopedia para
enterarse qué pasó". |


La diagramación no
descuidará detalle: "Las informaciones sobre Perú, Bolivia y Chile -anticipa el
director-, estarán en las mismas páginas o en otras contiguas. Las declaraciones del
Papa estarán lejos de los trasplantes de riñón. Queremos que el lector pueda
concentrarse en lo que está leyendo sin necesidad de esfuerzos que habremos hecho
nosotros en su lugar".
Al cabo de ocho meses, La Opinión pretende vender unas 60 mil copias como
compensación de un esfuerzo económico que, se estima, habrá trepado a los 320 millones
de pesos viejos en gastos de explotación y otros 60 millones en la puesta en marcha. El
capital dispuesto para movilizar al tabloid es de 200 millones; el directorio de la
empresa estará formado por el propio Timerman, su esposa y su hijo Daniel. También el
otro vástago, Javier Gustavo, tendrá algo que ver en la publicación: el 4 de mayo, día
de la presentación en público, cumple diez años.
Un minucioso archivo a cargo de Luis María Maiz, la diagramación encargada a Hugo
Pérez y la corrección, cuya jefatura ejercerá Mario Medina, serán factores
estrechamente relacionados con el éxito que sus popes esperan de La Opinión. La
resultante de todo el esfuerzo deberá coincidir con lo que anticipa el director:
"Nuestra actitud informativa, además de selectiva y analítica, es serena; desdeña
el sensacionalismo, pero también la solemnidad. Cree que el lenguaje no es un campo de la
experimentación literaria sino un vehículo para la trasmisión de hechos e ideas". |