La Asociación de los Artistas que se valen de la boca o el pie -con 19 filiales en todo el mundo- irradia un loable ejemplo de superación, a la vez que configura un valioso aporte a la evolución del arte plástico. Es argentino el primer miembro americano de esa Asociación.
PINTORES SIN MANOS
Vibra en ellos el coraje de vivir
Por SARA CRISCUOLO

 

Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 

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Irene Schricker pintora alemana realiza uno de sus óleos sobre temas religiosos

Erick Stegmann y Enrique Maté

 

DURANTE uno de los cursos de la Escuela de Arte, en Alemania, el profesor elige a su primer ayudante. La elección recae sobre un joven estudiante llamado Erich Stegmann. En aquel ámbito a nadie asombra tal designación: los trabajos realizados por ese alumno la acreditan. Pero muchos se hubieran sorprendido a! saber que éste no puede usar sus manos, que sus cuadros los pinta con el pincel en la boca.
Años después, Stegmann —que pese a haber perdido el uso de sus manos y brazos, atacado de parálisis infantil en la columna vertebral, pinta y maneja la espátula con óleo con tanta seguridad como domina la técnica de la escuela, dibuja sobre piedra con pluma y lápiz y ejecuta grabados en linóleo o madera con el cincel en la boca, llegando hasta el campo de la escultura con sus cabezas realizadas en cera dura— concibe la idea de agrupar a todos aquellos que privados del uso natural de sus manos, experimenten, sin embargo, la necesidad de dar expresión a su sentir artístico.
Así nace la "Asociación de los Artistas Pintores que se Valen de la Boca y los "Pies". 
La ciudad de Vaduz, en Suiza, fue elegida como sede central permanente de esta asociación, de carácter internacional pues reúne artistas de los más diversos lugares de! mundo. Sus miembros forman, con la venta de sus obras —y la reproducción o edición de ellas— un fondo común, del que todos participan por igual, brindándoles de este modo un sostén económico vitalicio y la seguridad material ganada con su trabajo artístico. Además, por ese mismo fondo se conceden becas de estudio destinadas a la formación de nuevos artistas en las mismas condiciones físicas.
Poco a poco, la finalidad expresamente indicada en los estatutos de la Asociación, la de "localizar todos los artistas de la boca o el pie", fue llevada a cabo. Hombres y mujeres de distintas nacionalidades y de puntos tan distantes entre sí como pueden serlo Finlandia y Australia, Irlanda y África del Sur o Japón y Argentina, se reunieron en un mismo empeño y con una mira. Numerosas muestras de conjunto los dan a conocer al resto del mundo. A la vez, en certámenes diversos juzgan sus obras —algunas obtienen recompensas, tal el caso de Erich Stegmann, que mereció en 1958 la medalla de plata de la ciudad de París, o el de Louise Tomae-Annick, logrando la medalla de bronce—, certámenes a los que concurren manteniendo en secreto sus especiales condiciones, como forma de evitar ser premiados tan sólo como estímulo a su perseverancia. Exposiciones individuales se organizan; se editan libros que, como una extensa obra de botánica impresa en Bruselas, llevan íntegramente ilustraciones hechos con pinceles manejados con la boca y el pie.

En la Argentina
Hace ya cinco años se distribuyó por primera vez en la Argentina una gran cantidad de sobres conteniendo cada uno una serie de tarjetas postales y un folleto explicativo. En los sobres se leía, impreso, el nombre del remitente: "Editorial 'Pintores Sin Manos". La sede de la Asociación en nuestro país empezaba su obra.
Los comienzos, empero, no dejaron de ser difíciles. A la natural desconfianza se unía el sentimiento de algo que parecía un imposible. En esos folletos se explicaba quienes eran los autores de los cuadros reproducidos en las tarjetas —aparte de rogarse que las que no fueran adquiridas se devolvieran sin arriesgar ningún desembolso— e incluía fotos de los mismos autores. Aquello era una realidad. Los giros comenzaron a llegar a la editorial, situada en las cercanías de la capital federal, en la localidad de Boulogne. El público había comprendido.
Año tras año, al acercarse el mes de diciembre, los envíos fueron repetidos, cada vez logrando más éxito. Sin embargo, la labor de la editorial, bajo la dirección de la señorita Lidia de Epstein, no se detuvo allí.
Argentino es Enrique Maté, el primer miembro americano de la Asociación de los pintores sin manos. Un llamado telefónico del Banco del Tiempo, donde colaboraba como lector para ciegos, fue el punto de contacto: entre él y la Asociación. Maté, antes de sufrir la parálisis de índole nervioso que lo ha imposibilitado, acostumbraba dibujar modestas caricaturas. Retirado en 1950 de la institución bancaria donde trabajaba, en razón de su enfermedad —sólo responden a su voluntad dos o tres músculos del cuello— solitariamente aprende a manejar el lápiz con la boca. Poco a poco, los rasgos se hacen más firmes. Torna a adquirir su habitual caligrafía. Los dibujos vuelven a surgir. Sus antiguos compañeros de tareas publican en la revista del club del personal algunas de sus nuevas caricaturas. Un día llega a su vieja casa del barrio de Flores un representante de la Asociación. Enrique Maté se convierte en becario. Bajo la dirección de un profesor, y con la colaboración abnegada de su esposa, Maté distribuye los colores en la tela. En octubre de 1961 se organizaba en la Casa de Mendoza, en Buenos Aires, la primera exposición de sus cuadros —también primera exposición americana de los pintores sin manos. Maté se ha revelado pintor, un buen pintor. Sus obras son llevadas a Europa. Se convierte en miembro de la Asociación. Ahora prepara una muestra en Mercedes, Uruguay, y otra en Madrid. El hombre del pincel en la boca trabaja sin darse tregua frente a su pequeño caballete.
Actualmente, la Editorial Pintores Sin Manos —que tiene en prensa un almanaque con las obras de los artistas miembros de la Asociación— provee, asimismo, a una segunda beca; la perteneciente a Teresa Boveri. En el Centro de Rehabilitación del Lisiado, esta joven de 25 años bosqueja sus cartones y se afirma en el manejo del pincel.

Motivo y obra
No deja de ser curiosa —podría llevar a un estudio profundo de psicología— la representación personal que cada uno de los artistas que pintan con los labios o el pie, pone en sus obras.
Desde los paisajes de su región natal de Dartmoor, de Richard Hext, hasta las naturalezas muertas de Manuel Parreño, español —nacido en 1938, ha contraído matrimonio muy poco—; la pintura abstracta y los grabados en madera de Schmiltz-Hochburg, de Alemania; los motivos religiosos de Irene Schricker, también alemana; las naturalezas muertas y los retratos de Rocco Crocetta, originario de una pequeña villa italiana Juan XXIII agradeció en audiencia especial un retrato suyo pintado por él— llegando al expresionismo de las telas de Stegmann, no puede pasarse por alto las decoraciones en cerámica, realizadas con el pie —semejante en sus trazos delicados a una mano experimentada— o los casi increíbles bordados con la boca realizados por algunos artistas. Carl Fischer, conocido dibujante de tiras cómicas, perdió ambos brazos durante un ataque aéreo en 1945 en las postrimerías de la guerra. Cefischer —con ese nombre firma sus trabajos— sigue siendo hoy el cotizado creador de series de dibujos animados, y sus trazos presentan la misma firmeza, y originalidad de sus obras anteriores.
Otro caso singular —por cierto todos lo son— es el de Henry Ullberg, de Suecia. Sus pinturas y su escritura actual no difieren de cuando podía hacer uso de sus manos, y como su colega Sune Harry Picke, también sueco, utiliza una máquina de escribir eléctrica accionada mediante un palito manejado con la boca, pues Ullberg no es sólo pintor, sino también escritor, habiendo publicado ya una novela.
Héroe de la RAF, Pedro Nelson Spencer perdió ambos brazos en un accidente de aviación también durante la guerra. Aficionado desde siempre al dibujo, aprendió a pintar con el pincel en la boca, hasta alcanzar renombre con sus retratos y naturalezas muertas; Athol Thompson, de Victoria, Australia, dedicado especialmente a los dibujos de publicidad, cuenta entre sus realizaciones con un gran cartel de propaganda adquirido por, la ciudad de Melbourne; Eugene Pirard, belga de Vervies, une a los paisajes de su tierra una concepción puramente mental en sus obras; Charles Pasche, de Suiza, nacido sin brazos, ejecuta con el pie sus motivos florales. Además se ha convertido —con coches preparados expresamente— en un hábil conductor de automóviles.
Pintor de delicadas acuarelas es Elof Lunderg, de Suecia, y Rolf Thomassen, noruego, alterna sus labores de pintor y profesor de arte en una escuela para inválidos, con la música arrancada a la harbeleike, instrumento musical de su país.
Muchos ejemplos más podrían nombrarse. Desfilarían suaves paisajes de molinos de viento, copias de viejos maestros, dibujos expertos, pinceladas vigorosas y coloridas, hasta llegar a una muestra de la tradicional pintura japonesa, ofrecida en la Asociación por la anciana señora Ohishi.
En todos los casos en que estos artistas —no ya con una imposibilidad de nacimiento— han perdido el uso de sus miembros superiores, puede acotarse que la grafología científica ha comprobado— como se ha señalado en Henry Ullberg y Enrique Maté— que su escritura no varía, en carácter y seguridad, sea ejecutada con los pies o la boca, de la anteriormente realizada con la mano.

"La segunda puerta de Dios"
Jo Hans Rösler ha escrito una interesante obra sobre los pintores sin manos —editada en inglés y alemán— titulada "La segunda puerta de Dios".
En ella, documenta con fotografías y reproducciones de las obras, la historia extraordinaria de estos artistas.
"La segunda puerta de Dios" es, así, el camino encontrado de una superación humana en circunstancias difíciles. Con la boca o el pie, estos hombres y mujeres cumplen una tarea que a primera vista se diría imposible. Albert Schweitzer ha dicho de ellos: "Los cuadros dan una cabal idea de la capacidad artística de los realizadores. Pero hay algo que vibra en ellos. El coraje de vivir".
Sí; el "coraje de vivir" y una lección de arte y constancia en la obra de los pintores sin manos.
Revista Vea y Lea
11/04/1963