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crónicas del siglo pasado

 


La cápsula del tiempo

 


Revistero

 


 

 


Cuando en el año 6939 los arqueólogos del futuro saquen a la luz la "muestra del siglo XX", podrán apreciar en toda su extensión el grado de progreso en todos los sentidos alcanzado por nuestra civilización.
ANTES de clausurarse la Exposición Mundial de Nueva York del año 1939 se realizó una ceremonia que, a pesar de su simplicidad, tuvo un significado trascendente. Se trataba nada menos que de ofrecer a los habitantes de la tierra de aquí a cinco mil años la oportunidad de conocer nuestra era como nosotros hemos podido hacer con la civilización egipcia al exhumar los arqueólogos de nuestros días los restos de un Tutankamon. Y así como la previsión de los faraones — si bien con motivos muy distintos — nos ha facilitado un panorama de la vida hace miles de años, la "cápsula del tiempo" revelará a nuestros lejanos nietos los secretos de la ciencia y de la industria en la actualidad.
Si hemos de juzgar por el pasado, las obras que hoy nos enorgullecen habrán desaparecido en su casi totalidad, y hasta cabe pensar que sobre las ruinas de esta y de otras civilizaciones que nos seguirán habrá de surgir una era distinta e inimaginable, tan inimaginable como debió ser el mundo del siglo XX para los antepasados que fundaron las dinastías desaparecidas en el valle del Nilo. Sólo que sus arqueólogos tendrán sobre los nuestros una gran ventaja, pues la "cápsula del tiempo" les dará, a conocer una infinidad de detalles que en el caso de las tumbas egipcias se perdieron para siempre. Porque esos detalles estarán perfectamente conservados en un tubo de vidrio aislador recubierto por un metal de aleación especial y depositado en una cripta a gran profundidad. Se ha reunido en ese tubo, de más de dos metros de largo, todo un resumen de la ciencia, el arte y la industria hasta el día de su colocación. El equivalente de cien gruesos volúmenes enciclopédicos y mil fotografías impresos en miniatura, una máquina fotográfica, cigarrillos, un sombrero, una Biblia, cincuenta tipos de textiles, croquis de todas las máquinas conocidas, una descripción de las religiones y las filosofías, juguetes, muestras de materias plásticas y muchos otros objetos. En fin, se ha deseado reunir en un espacio bien reducido cuanta cosa pudiera dar a los hombres del futuro una idea acabada de nuestros tiempos.
Si para aquel entonces todo ha sido arrasado, el habitante del año 6939 podría empezar de nuevo con la "mesa puesta". Y si, en cambio, el ser humano de entonces ha evolucionado con el ritmo que ya conocemos, creado una supercivilización, podrá contemplar nuestra sabiduría y nuestro esfuerzo con la complacencia con que se miran los juegos infantiles, y alegrarse de que no le haya tocado vivir en los obscuros y remotos tiempos en que las máquinas más maravillosas se construían para que los hombres se destruyesen mutuamente.
revista mundo argentino
1942

Pies de fotos
DESPUÉS DE SELLAR el sitio en que ha colocado la "cápsula del tiempo", el vicepresidente de la Westinghouse pronunció un discurso elogiando el supremo idealismo de los hombres que habían dado su esfuerzo a la obra en beneficio de sus congéneres y a través de cincuenta siglos en el porvenir.
NUESTRA CIVILIZACIÓN vista a través de sus productos. Algunas "muestras incluidas en la famosa cápsula: seda artificial, películas, etc.
LA CAPSULA que se espera será descubierta dentro de cinco milenios es de una construcción resistente a la acción del tiempo y su contenido constituye todo un compendio de nuestra época.
A VEINTE METROS de profundidad yace ahora la cápsula, y allí podrá permanecer oculta hasta que venza el plazo estipulado. Una inscripción sobre el sitio ruega no tocar hasta el año 6939.