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Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

REVISTERO
INTERNACIONAL

 


Noviazgo con "visto bueno"
por Víctor Meudon
"Razones de estado"... y amor impulsaron a Don Juan Carlos de Borbón y Sofía de Grecia a contraer compromiso matrimonial, primer paso de un largo proceso hacia la reinstauración de la monarquía española.
Revista Vea y Lea
1962

 


gallarda figura luce aquí el príncipe Don Juan Carlos, quien tomó parte en el desfile de los cadetes de la Escuela Militar de Zaragoza, donde cursó estudios

día 6 de enero, residencia de El Prado. Como es tradicional en esta fecha, Franco recibe el saludo de los jefes militares. En Madrid se dice que, de no reinstaurarse la monarquía, Franco ya habría elegido a su posible sucesor. Aparece con la mano vendada como consecuencia de un accidente que sufrió días antes durante una partida de caza


 

 

PARECE que esta vez los periodistas fueron malos profetas. Durante un año o dos, en innumerables artículos, afirmaron que Don Juan Carlos no se casaría antes de haber transcurrido aún varios años. "Tengo tiempo", "Soy demasiado joven", "Cuando cumpla veintiocho años", eran algunas de las declaraciones del joven príncipe. Y he aquí que, ahora tiene 23 años y medio y ya está comprometido con Sofía de Grecia, que "no está mal" sin ser demasiado bonita, que no tiene mucho dinero y que es apenas algunos meses menor que él. Se sabía que estaba enamorada de Don Juan Carlos —no hacía ningún esfuerzo para esconder sus sentimientos—, pero nadie pensó que él, cuyos sentimientos no parecían ser "desbordantes", decidiría tan rápidamente.
Entonces, ¿qué pasó?
Sencillamente que Don Juan Carlos se inclinó ante "razones de Estado".
Cansado, harto, atacado de todos los lados, el generalísimo Franco, cuya salud por otra parte no es muy buena, sueña ahora con un retiro, o por lo menos con un honroso semiretiro. De cualquier manera, no quiere saber nada con Don Juan de Borbón, al que sabe opuesto a sus ideas. Si Don Juan no cede sus derechos a su hijo, Franco está dispuesto a prolongar el "status quo", no solamente hasta su muerte, sino aún más allá, nombrando como "sucesor provisional" a otro general (en Madrid ya se mencionan dos o tres nombres posibles).
Los monarquistas, que saben lo que en España significa un "sucesor provisional" (Franco lo es... desde 1936) y que estiman que ésta es la última oportunidad de la restauración, empujan a Don Juan a renunciar a su derecho. Y parece que éste —a los 48 años arde de deseos de reinar— aceptó esta vez.
La "operación retiro" se desarrollaría en varias etapas. Para que el joven príncipe pueda instalarse definitivamente en España —sin su padre, quien se quedaría por ahora en Portugal— y para que sus futuros súbditos lo tomen en serio, es indispensable que se case y que tenga hijos. Durante unos años, Franco lo iniciaría en el ejercicio del poder. Empero, ya desde el comienzo, tendría ciertas responsabilidades oficiales.
Terminado el aprendizaje (Franco entretanto habrá pasado los 70 años) cedería a su joven pupilo (según las circunstancias) parte o la totalidad del poder. Don Juan Carlos sería coronado y el Caudillo colmado de honores, recibiría probablemente el título de duque y se mantendría al lado del soberano en calidad de "consejero". Don Juan (con el propósito de evitar el equívoco Leopoldo III-Balduino) será invitado a quedarse en el extranjero.
Tal es el plan elaborado en Madrid, cuya realización depende, naturalmente de los acontecimientos futuros. Pero, al parecer, ya ha sido "filmada" la primera escena, con el compromiso matrimonial de Don Juan Carlos.
Aunque puede parecer extraño, no era muy fácil encontrar una novia "adecuada" para "el mejor partido principesco de Europa". Las protestantes quedaron excluidas "de oficio", y Franco, compartiendo en este caso la opinión de Don Juan, prefería una princesa de familia reinante a una "exilada" como lo es, por ejemplo, María Gabriela o María Beatriz de Italia, o una de las hijas del conde de París, sobre todo porque las ideas políticas de este último no son muy apreciadas en España.
A partir de ese momento las posibilidades quedaron muy limitadas: no teniendo Bélgica princesa disponible, no quedaba más que Sofía de Grecia que, aunque no es católica apostólica romana, por lo menos es ortodoxa. Además se aprovechaba la coincidencia de que la gentil Sofía estaba precisamente enamorada de Don Juan Carlos.
Sofía está emparentada con la familia real inglesa, lo que significa un atractivo adicional. Que sean los dos de una misma edad no presenta ningún obstáculo. El mismo Don Juan se casó con una princesa de Borbón-Sicilia, dos años mayor que él.
Y finalmente, ¿quién sabe si ser princesa griega no traerá suerte a la Casa de España? ¿No conoció el mismo rey Pablo el exilio en dos oportunidades? Primero como príncipe heredero (después de la caída de la monarquía, de 1924 a 1935) y luego de 1941 a 1946. La princesa Sofía fue llevada por sus padres a Sudáfrica, en 1941, y no volvió a Grecia hasta cinco años después. A Don Juan Carlos, nacido en el exilio, en Roma, quizá le sea deparado reinar con éxito, tanto como está reinando su futuro suegro desde 1947, después de la muerte de su hermano.
Esos hermosos proyectos "políticos" no excluyen, naturalmente, un sincero afecto del joven infante hacia la gentil princesa griega, aunque, tal vez, como sucede a menudo, no se trate del "amor de su vida".


el príncipe Don Juan Carlos de España, pretendiente al trono, con su flamante novia, la princesa Sofía de Grecia, posan para los fotógrafos en los jardines del palacio Tatoi de Atenas


el generalísimo Francisco Franco estrecha la mano del príncipe. Versiones extraoficiales aseguran que el jefe de estado español abandonaría el poder antes de tres años