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Ellos repiten lo mismo cada
vez que se encuentran con gente amiga: "hace tiempo que estamos luchando
contra distintas cosas que, al final, siempre son la misma con diferente rótulo: el
prejuicio, la crítica ligera para cualquier cambio de mentalidad".
Es cierto: Los Gatos están cansados. Cinco años atrás, cuando se iniciaron como los
Gatos Salvajes, eran perseguidos porque usaban el pelo largo "como maricones".
Los dudosos censores de la música nacional no comprendían "cómo estos
cinco locos pueden hacer música beat en castellano: ¿a dónde quieren ir?".
Cuando tuvieron éxito, y dejaron de vivir en hoteluchos de mala muerte y empezaron a
comer dos veces al día, corrían rumores de que gastaban fortunas en hoteles lujosos, en
excéntricos viajes en remise y que se permitían los caprichos más delirantes. En
setiembre de 1968 viajaron, especialmente invitados al Festival de Río, arremetieron
nuevamente los juicios: ¿quiénes eran ellos para representar a la música nacional? (Un
año después la Argentina era representada en el mismo festival por Luis Aguilé: un
argentino que vive hace cinco años en España y que canta con un falso, molesto, acento
centroamericano).
En febrero de 1969 decidieron separarse. Cuatro de los integrantes viajaron a los Estados
Unidos. Nuevamente las críticas, "claro, de esa manera agradecen el éxito que les
dió el público argentino: seguro que se van a morir de hambre".
Ahora Los Gatos hace aproximadamente sesenta días que están nuevamente reunidos en
buenos Aires, haciendo música para todo ese público que los consagró?
Pero no importa. Los juicios siguen: "Vinieron -dicen- porque allá no pasaba nada y
Litto Nebbia se daba cuenta de que no podía estar solo". "Eso no es nada
-suelen complementar los detractores- se juntaron para hacer plata de los carnavales y
después vuelven a hacer el mismo chiste de la separación".
Por eso están cansados Los Gatos, porque desde hace muchos años, cuando ni siquiera eran
lo que hoy son, todos criticaron sus actitudes y decisiones. Pocos, en cambio, fueron los
capaces (o capacitados) como para vertir una opinión sobre la música que producían.
Quizás (muy quizás) gran parte de lo que aseguraron siempre los anti tuvo algo de
verídico. Más aún ¿y si lo fuera qué? ¿O acaso Los Gatos no produjeron cosas
importantes para la música nacional?.
La redacción de Pelo conversó hace algunas semanas, sobre estos temas con los cinco
integrantes del conjunto originariamente rosarino. Por primera vez Los Gatos se disponen a
responder a muchas acusaciones. Con una aclaración previa: "Nosotros somos
músicos y sólo nos interesa eso, del resto que digan lo que quieran".
Pelo: Algunos
periodistas, unos cuantos productores y varios músicos, dejaron trascender opiniones no
demasiado favorables para el conjunto después de presenciar los primeros recitales.
¿Qué motivos creen ustedes que pueden haber tenido?
Litto: Es muy fácil: cuando un artista es realmente eso y actúa o hace
música (que es nuestro caso) se muestra al desnudo en el escenario, porque brinda todo de
sí, virtudes y defectos. De esa manera nos exponemos, sin tapujos, a la crítica, pero
ojo: también tenemos el derecho de criticar.
Pelo: ¿Por qué no utilizás ese derecho?
Litto: Qué sé yo, no interesa; para qué vamos a hacer lo mismo que el
resto, además...
Ciro: No. No esa así Litto, hace mucho tiempo que estamos aceptando
cosas que no son justas ni reales. Es hora de que empecemos a aclarar las cosas nosotros
mismos.
Alfredo: Tiene razón, el otro día vino un tipo del que no quiero dar el
nombre, a un ensayo nuestro. Escuchó algunas canciones y dijo "yo creía que
ustedes, después de la separación tenían cosas más importantes que decir..." y se
fue.
Litto: ¿Qué es lo importante? Estoy seguro que esa persona ni está
enterado de lo que nosotros pretendemos como músicos. Pero qué esperaban: que después
de ocho o nueve meses de separación hiciéramos algo genial o nunca visto. No, nosotros
seguimos siendo los mismos de antes. Aprendimos mucho en este tiempo, pero nuestra
evolución es medida, lógica.
Ciro: por ejemplo, ahora que hay tres o cuatro conjuntos que hacen camelo
con el distorsionador y la guitarra ya dicen que nosotros hacemos música comercial,
pero...
Pelo: Vayamos por parte: ¿qué problema hay si ustedes hacen música
comercial?
Moro: Es una pavada que ya se viene repitiendo con mucha gente, no sólo
con nosotros. Todo es música comercial desde el momento que el disco sale de una
grabadora y se vende.
Litto: La música comercial no existe; hay buena y mala música y se
acabó.
Ciro: El problema está muchas veces en el público, que no puede
diferenciar bien las cosas que realmente tienen calidad. La mayoría de los programas de
radio, a mi juicio, pasan música mala, nacional y extranjera, entonces no hay
posibilidades de comparar. Y el público consume una sola cosa, lo que hay; eso es lo
bueno para ellos.
Pelo: ¿Y ustedes que música hacen, mala o buena?
Litto: Seguramente vas a pensar que siempre responderíamos que es buena. Sin
embargo no es tan así. Yo como compositor y ellos como músicos creo que hasta el momento
no nos arrepentimos de ningún tema que grabamos o interpretamos en vivo, pero
consideramos que nos fuimos superando con el tiempo y que algunas canciones están mejor
hechas que otras.
Pelo: Tomemos el caso de La Balsa, a pesar de que el público la pedía a
gritos.
Litto: Y te explico por qué, nosotros tenemos otros temas que
consideramos tan buenos (o mejor) que los que llegaron a ser hits, y queremos mostrarle al
público cuáles son, qué arreglos tienen y con qué ganas los tocamos.
Pappo: Yo mucho no puedo opinar porque para ese momento ni soñaba con
integrarme a Los Gatos, pero lo que ocurre es que el público prefiere el tema que
escuchó en la radio y el que bailó el domingo pasado, y entonces identifica al conjunto
con eso; y es difícil demostrarle a la gente que un conjunto tiene algo más de dos o
tres éxitos para tocar.
Pelo: Si ustedes tienen todos esos problemas, críticas irreales,
incomunicación con el público, rótulos falsos para la música que hacen ¿para qué
volvieron a unirse?
Ciro: Principalmente porque confiamos en una pequeña parte del público
argentino que sabe, y comparte, lo que nosotros queremos. Quizás sea una minoría, pero
eso no nos interesa.
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Cuando empezamos los que
nos escuchaban eran muchos menos.
Pelo: ¿Pero ustedes no creen que algunos programas radiales están
ocupando demasiado al público con otro tipo de música que no es precisamente la mejor?
Litto: Es cierto, en estos momentos hay muchos temas y conjuntos
evidentemente dirigidos a una cuestión determinada que, supongo, no es la que le interesa
a un músico normal. Es demasiado sospechoso que se insista en caminar por las calles de
Buenos Aires, viajar a Bariloche o veranear en Mar del Plata.
Ciro: Todo ese tipo es lo contraproducente porque no contiene nada nuevo
ni progreso musical. Es lo mismo que la época de la nueva ola pero con guitarra
distorsionada y con pelo largo. ¿Es que el público no se da cuenta que es todo
prefabricado?
Litto: Yo haría una proposición: que cada persona cuando va a sacar su
dinero para comprar un disco piense si el tema que le dan está a la altura de lo que él
es como persona y si tiene la estatura musical y cultural que se merece.
Alfredo: Aquí en la Argentina todavía tenemos una gran posibilidad. En
Nueva York donde todo está regido por una sociedad de números los discos se compran en
sobres cerrados; no hay posibilidad de escucharlos. Claro, que está la radio para
difundirlos. Pero en el momento de la compra no quedan posibilidades.
Ciro: Tienen razón. Vos sabés que el último long play de los Beatles,
Abbey Road, en todas las disquerías de Nueva York lo vendían igual: invariablemente
había una pila al lado de la caja y los despachaban como si fueran cigarrillos.
Pelo: El primer long play que lanzan ustedes al mercado desde que están de
nuevo juntos se llama "Los Gatos Beat Nº 1". Sin embargo ustedes no están de
acuerdo con la denominación beat...
Litto: Existe un gran problema de identificación entre los que escuchan
y hablan de música en la Argentina. Por ejemplo, como vos decís, se habla de la música
beat, pero esa denominación no existe. No encierra ningún ritmo determinado ni comprende
ningún estilo en especial.
Pappo: Una de las grandes soluciones para hacer música libremente, sin
etiquetas, es que se termine con los rótulos.
Litto: Es totalmente cierto lo que dice Pappo, nosotros no hacemos
música beat ni nada que se le parezca. Lo que Los Gatos componen e interpretan es música
popular!
Pelo: ¿Y entonces por qué se llama el long play Beat Nº 1?
Litto: Bueno, eso fue una confusión en la grabadora: los muchachos de
RCA, que es nuestro sello, para colaborar con nosotros hicieron todo en muy poco tiempo,
se mataron trabajando, y no tuvimos tiempo de explicarles cuál era nuestra intención
sobre el título. Ellos lo hicieron con la mejor de las intenciones.
Pelo: En realidad, ¿ustedes creen que existe en la Argentina una verdadera
música popular?
Ciro: Es un poco difícil determinarlo. En otros países, al menos, los
jóvenes (te estoy hablando de menores de 30 años) tienen una música que los representa
y que ellos contribuyen a elevar: es el caso de Inglaterra y el más cercano de Brasil;
donde la nueva generación rescató del folclore de sus padres la bossa nova.
Litto:Hay una pauta que demuestra la poca calidad a nivel popular de la
música argentina, los discos comprados se escuchan y se bailan dos semanas, después se
tiran. Si al público realmente le gustara u tema no haría eso. Lo que ocurre es que no
hay cosas de calidad. ¿Qué disco se puede escuchar nuevamente con gusto de cinco años a
esta parte?
Pelo: ¿Pero entonces existe o no la música popular argentina?
Litto: En otros órdenes: tango, folklore, sí, pero casi a nivel
histórico. En el nuestro recién se está gestando.
Pelo: Desde que Los Gatos regresaron de Nueva York se nota en ellos un
cambio de imagen: en el pelo, en la ropa. Antes parecían ser más cuidados con el aspecto
exterior. ¿A qué se debe?
Ciro: Lo que ocurre es que estamos cansados del pelito bien planchado,
los sacos floreados y todo eso. Ahora cada uno de nosotros se muestra en público como es
y con la ropa que a cada cual le gusta ponerse. Es como estar más libres, como si no
tuviéramos nada que ocultar: ¿sabés qué importante es eso para un músico?
Pelo: Pero ocurre que algunos críticos opinan que ustedes se disfrazan
para actuar ¿qué piensan sobre eso?
Ciro: A esta altura de las cosas es difícil determinar quien está
disfrazado y quién no. Hay disfraces muy difundidos como el de los bancarios, oficinistas
o empleadas de comercio. Por supuesto, hay otros menores: como las modas que duran tres
meses.
Pelo: ¿Y ustedes cómo se catalogarían?
Moro: Nosotros nos ponemos lo que se nos da la gana y lo que realmente
nos gusta. No hay que buscarle otras vueltas. Como dijo Ciro: ahora nos
sentimos más liberados, mucho más auténticos.
Encarrilados nuevamente en la vorágine de los shows y las grabaciones, Los Gatos vuelven
a revivir antiguos proyectos que abandonaron abruptamente hace exactamente un año. Los
más interesantes y cercanos son las nuevas ideas sobre grabación. Los flamantes equipos
más la experiencia acumulada en todo este año de receso, los ponen en condiciones de
encarar nuevos rumbos. "Antes -confiesa Ciro- teníamos una mediana base
musical. Todos los temas y long plays que ya tenemos nos sirven de mucho. En el nuevo
álbum que ya empezamos a grabar estamos haciendo cosas distintas".
Esas "cosas distintas" son, por ejemplo, Ciro interpretando varias flautas,
Pappo tratando de robar sonidos diferentes a una guitarra de doce cuerdas, Moro
experimentando con dos bombos y una nueva manera de componer: "Tuve que
cambiar mi forma de armar las canciones -dice Litto-: los temas son más rítmicos y mucho
más fuertes".
Otro de los proyectos del conjunto es producir, ellos mismos a diferentes grupos
"para formar -dicen- una línea honesta y con reales valores dentro de la música
popular".
Ya no se puede decir si Los Gatos son los mejores, o los número uno de la Argentina,
porque ellos mismos se oponen: "Se tiene que terminar eso del mejor conjunto
o el mejor tema -explican- los auténticos músicos hacen cosas diferentes, no mejores que
las de los otros".
Tienen razón. Pero todavía hay algo que ni ellos mismos ni nadie puede dejar de
reconocer: Los Gatos fueron los precursores de esta diferente música popular. Y en esta
segunda etapa después de la separación, todavía tiene muchas cosas para dar, a pesar de
que seguramente siempre tendrán opiniones en contra. Pero no hay problema: eso siempre
les pasa a los que hacen cosas diferentes.
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