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Dicen
que dicen los "locos" que no se debe beber la sangre de los bueyes caídos en el
alma. Que su frente no debe abonar pasiones locas ni mansas reciedumbres. Que habría que
adivinarle la pureza a nuestros pabellones de nostalgias rotas y leyendas oscuras.
Dicen que dicen los "locos" que de la cuenca profunda y transparente de la palma
de la mano no salen jamás peladas las traviesas rodillas huesudas. Que no deberíamos
dejar de lado aquello de uniformar ausencias como pétalos.
Dicen que dicen los "locos" que la pedrada es más profunda cuanto más alto
pegue. Que en la ventana más próxima a la mejilla izquierda no flotan más que dos ojos
redondeos como papas. Que hay lagunas (no lagos) que pueden (no pueden) perderse en el
cajón más austero de las costillas.
Dicen que dicen los "locos" que la música es algo que sale de los dedos. Que
las cavernas que adornan como pestañas las cuatro casas del corazón serían turbulentas
en los rincones de la memoria y no en la difusa claridad de las lágrimas.
En fin, dicen que dicen los "locos" que el vidrio de la lengua no los conmueve.
Pero esto lo dicen los "cuerdos".
Yo estuve en Córdoba y estuve en Santa Fe. Y me sobran palabras para rebatirlos.
Eduardo Mileo
"Esta
breve introducción puede esbozar una especie de idea central acerca de la música, como
del arte en general. Idea que abarca, quizá, un aspecto estético por sobre todas las
cosas. Pero no un aspecto estético como teoría (a pesar de que también serviría como
tal), sino como resorte mucho más profundo, enclavado en el alma del artista. Decía
André Breton que 'lo maravilloso es siempre bello, todo lo maravilloso, sea lo que fuere,
es bello, e incluso debemos decir que solamente lo maravilloso es bello'. Esta tan breve
como profunda declaración de principios que toca lo poéticamente imprevisible, se
entronca, se hace milagrosamente real en una experiencia que me tocó vivir durante diez
días en Córdoba y Santa Fé.Porque la invitación que me hizo MIA para acompañarlos
durante la gira que realizaron por esas dos ciudades, fue el inicio, la llave, de algo que
-lejos de haber terminado-, se ha transformado en una comunión poética, mi poética
comunión con el arte independiente. Y ésto, a pesar de que yo no soy músico (o sólo lo
soy con el corazón), se manifiesta, toma forma concreta en la conclusión del Boletín
Nº 9 de MIA: 'El músico resultante del sentir colectivo de su época y de su lugar de
vida, tiene que necesitar, posibilitar y confiar en que las nuevas generaciones continúen
alimentando ese interminable devenir creativo'.



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Hasta aquí queda claro lo que
queda claro, pero quizá no esa antinomia del principio entre los "locos" y los
"cuerdos". Pero esta es otra historia, que el lector sabrá interpretar a su
modo, y que yo intentaré clarificar un poco con otra cita de André Breton:'No será el
miedo a la locura lo que nos obligue a bajar la bandera de la imaginación'.
CORDOBA
el color de la apoteosis
Río Ceballos es un pueblo situado a unos treinta kilómetros de Córdoba.
Está rodeado por pequeños cerros y cruzado por un pequeño río que le da nombre. Como
se ve, todo aquí es pequeño, "menos la luz del sol", y la inmensa sensación
de abarcar el aire con los ojos, con el alma. En esta calmosa estación del espíritu nos
alojamos con MIA, en una casa cedida por unos amigos a tal efecto. Y fue también este
marco el que precedió (y también lo sucedió) a un concierto de antología llevado a
cabo en la sala del Sindicato de Luz y Fuerza el día 12 de octubre en dos funciones (20 y
23 horas) con lleno total (entre las dos funciones aproximadamente mil personas). Allí el
grupo interpretó los siguientes temas: El último día de los Alisios, De pe pa, El
cuento que cuentas, Desvaido cielo, Improvisación en teclados, El joven almendro, Para
hacer los sueños en casa, Iridio puro, Joe Pirata, Tabaco, Entre vinos y licores, Egloga
a la primera carta de la mañana, Cadenza:la parodia de los violines, Discanto, Milonga
del volverito, El triste de los mares II, La caja del viento, Las brujas de Calaminta, Las
invasiones inglesas I, Corales de la Cantata Saturno y Contrapunto rítmico.
Decía que este concierto había sido antológico. Y no exageraba. Porque un concierto que
dura seis horas casi sin descanso, donde desfilan diversos aspectos de la sensibilidad,
que nos transporta a lo más violento de la autoría del mismo modo que nos introduce en
el emotivo recogimiento del alma, y todo esto con el público desbordando las
posibilidades de su piel y de su cuerpo, y con los músicos desbordando las posibilidades
de sus manos y de sus instrumentos, no puede ser otra cosa que antológico. El
calentísimo público de córdoba lo sintió en carne propia. Nosotros lo sentimos en
carne propia. La gente de MIA también. Es que este concierto superó los límites de
nuestra lengua para introducirnos sin remedio en los de las lágrimas. Cuando todo
terminó (en realidad todo comenzaba), comentábamos con Jorge Pistocchi (el otro
periodista invitado por MIA), totalmente fuera de nosotros, hablando con el alma en la
boca, que este había sido el mejor concierto que habíamos visto jamás.
El 15 de octubre se desarrolló una conferencia a cargo de Rubens y Liliana Vitale en la
disquería y librería "Olocco". El tema expuesto fue un resumen de las
actividades del grupo y su particular manera de llevarlas a cabo. La cantidad de público
que se dió cita en ella, alcanzó casi a 150 personas.
Cabe destacar, para finalizar, que en el programa repartido al público asistente al
concierto, figura un agradecimiento de la gente de MIA que reza lo siguiente:
"Nuestra presentación en Córdoba es posible gracias a la colaboración y apoyo de:
Percy Llanos, Mario Luna, Kuroki Murua y Aldo Guisardi de Radio Universidad, Maximiliano
Olocco de disquería y librería "Olocco", y Santiago Aguirre, José Luis Ponce,
Jorge Zima, Manolo Rivadera y otros tantos amigos integrantes de nuestro fichero".

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