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Hay
músicos que han desarrollado, desde los orígenes mismos del movimiento de nuestro rock
nacional, una imagen que muy pocas personas discuten. Claudio Gabis es uno de esos
músicos que que ha sabido garantizarnos a nosotros, el público, solidez estética a lo
largo de más de treinta años. Estudioso de diversas corrientes musicales, catedrático
en la Escuela de Música Creativa en España, partícipe necesario de dejar impregnada la
huella fundacional de como deben interpretarse los blues con color a asfalto y sabor
argentino, su guitarra ha sabido proyectar, hacia músicos de distintas
generaciones, desde su debut en Los Abuelos de la Nada hasta sus convocatorias de los
noventas, la esencia prístina de la armonía que debe revisarse necesariamente, para
hacer blues, sin desnaturalizarlo de nuestro país. Más que un clásico, Claudio Gabis es
un "intocable", a no dudarlo.
Tito demoron

Un día Javier me
Ilevó a la casa de Pipo Lernoud y me dijo que llevara un par de discos de Dylan como
pasaporte para entrar porque Pipo era loco por Dylan, aparte llevé algo que no tenía
precio que era un libro de canciones de Dylan, con lo cual Pipo se convirtió
inmediatamente en mi amigo. Entre otras cosas Javier también me llevó porque ahí
ensayaban Los Abuelos de la Nada y no tenían guitarrista. Cuando estábamos por entrar me
dijo - Fijate en que tono están antes de cantar -, que tuviera cuidado en que tono se
estaba adentro de la casa antes de proferir palabra digamos. Se abrió la puerta de la
casa de Pipo y adentro me encuentro con Pomo, que estaba practicando con los palillos
sobre un sofá, Miguelito Abuelo, Albertito y Miki Lara. A partir de ahí me contratan en
carácter temporario, ellos querían que me quede pero yo no quería, y grabé en los 2
temas del primer simple de ellos:"Diana Divaga" y "Tema en Flu".
Mientras tanto estaba con el otro grupo que se disuelve a finales del 67 y a partir de
comienzos del 68 se inicia la gestación de Manal básicamente por la amistad mía con
Javier.

Todavía mientras
estábamos cada uno en su grupo, con Javier vamos una noche a tomarnos la cerveza obligada
a los barcitos que quedaban frente al Parque Rivadavia y después de la cerveza, caminando
por José María Moreno hacia mi casa, Javier me dijo -Yo quiero hacer un grupo con vos
porque no encontré hasta ahora tipos como vos que les guste el rock, el blues y el jazz
como a mí - yo no lo tomé en serio porque primero, Javier tenía 3 años más que yo y
después porque él era semi-profesional, pero él hablaba en serio. Para el bajo lo
llamamos a Rocky y entonces para probar como venía la mano combinamos una grabación en
un pequeño estudio de dos canales en la calle Curapaligüe que era de un tipo amigo
nuestro, Jorge Tagliani, que se dedicaba al folklore de proyección. Ahí hicimos una
sesión de grabación Rocky, Javier yo y Emilio Kauderer al cual ya en esa época le pedí
que formara parte de este proyecto, y grabamos el tema "Estoy en el Infierno" y
una cantidad muy grande de música instrumental. En esa época yo usaba mucho la palanca,
después no la usé más.

Por esos días,
después de la grabación, a Rocky le habíamos propuesto armar el grupo y en una caminata
Rocky me dijo que no quería hacer un grupo, que con Javier no se podía hacer nunca nada,
que no veía ningún futuro en un grupo con Javier por otra parte a Emilio no le gustaba
el ambiente y también se abrió. Entonces siguió el deambular de bar en bar, con Javier
alguna vez había hablado de Alejandro con Javier y con Alejandro de Javier pero no se
tragaban, no había forma, no se podían ni ver. Resulta que pasa un tiempito, unos meses,
y ya había sucedido que Javier lo había llevado al estudio de Tagliani a Ricardo Becher
y a Jorge Goldenberg para hacerles escuchar el material que grabamos. Jorge fue casi el
culpable indirecto de la formación de Manal porque una mañana me llamó por teléfono
para decirme que había salido un trabajo para nosotros, que se estaba empezando a montar
una obra en el Teatro Payró que se llamaba Viet-Rock y que querían incluir un grupo de
rock experimental como nosotros para los ensayos y para tocar en vivo en la obra. Me
encontré con Javier le propuse irlo a buscar a Alejandro y me dijo que no.
(extractos
de Rock de Acá, de Ezequiel Abalos -el mejor libro de reportajes de rock setentista, sin
duda) |
Como yo
tenía mucha familia por parte de madre en los Estados Unidos, viajé con mis padres y me
compré como 50 discos, de folk, blues, música hindú y rock incipiente psicodélico.
Volví con los discos que nadie de Buenos Aires se imaginaba que existían, o sea volví
con un material de trueque y de transa que era un pasaporte al ambiente, era la música
que solo por ahí en Modart en la Noche se había escuchado, inclusive de Modart me
prestaban discos; un día que fui un chico que trabajaba en ese programa me prestó Fresh
Cream de Cream, ¿ Are you Experience ? de Hendrix y uno de Vanilla Fudge, que recién
habían llegado de Londres. Tres discos que fueron pilares de lo que yo llamaría la
música pesada.

El Di Tella era el lugar por
donde andábamos, era nuestro centro de encuentro, nuestros amigos eran Carel Peralta, el
hijo de Piri Lugones, su hermano Alejandro, de ahí íbamos al Moderno, al Dorado, al
Tronio, a Pipo, o íbamos a alguna fiesta, pero en el Di Tella nos encontrábamos. Ahí
nos relacionábamos con gente mayor que nosotros, artistas plásticos, pintores, músicos,
gente que estudiaba filosofía o psicología, bailarines y toda esa crema rancia que
empezaba a reunirse. Paralelamente, gracias a Armando Rapaflo que era el jefe de celadores
del Nacional Buenos Aires, organicé un ciclo de 4 conferencias sobre folklore americano,
rock, blues y música hindú, algo así como las nuevas músicas. Por esa época iba a La
Cueva con el blazer del Nacional Buenos Aires y no me dejaban entrar, yo estaba
desesperado por entrar porque sabía que había minas, desde mi inocente punto de vista de
aquella época, pensaba que había minas que se podían coger.

A Medina lo conocí en una
fiesta en lo del arquitecto Giesso, que en ese momento había rehabilitado una casa
fantástica en San Telmo, en donde fui a tocar con Bubblin Awe y él tocó con los
Seasons. Ahí nos dimos el teléfono y al poquito tiempo, Daniel organiza el B at B
Beatles en el Di Tella, donde participó, además de nosotros, el grupo donde estaba
Javier Martínez. El escenario estaba en el medio, donde se hacían proyecciones, y un
grupo tocaba de un lado y el otro del otro. En el primer ensayo yo toqué una frase de
blues y él me contestó con la batería, nos presentamos mutuamente y nos hicimos amigos
casi instantáneamente. Además nosotros ensayábamos en el sótano de la casa de Daniel
Armesto que quedaba en la cortada Florencio Balcarce y Javier ensayaba con El Grupo de
Gastón cruzando la vía del ferrocarril Sarmiento a 200 metros de nosotros, entonces
íbamos al ensayo de ellos, ellos venían al nuestro, empezó a haber alguna zapadita y
nos hicimos amigos.


(continúa)
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