El crecimiento de Aquelarre quizás sea uno de los hechos más
significativos sobre la posibilidad de evolución en 1a
Argentina: nacido EN un momento de confusión (fines del "71)
este cuarteto trazó sus planes musicales y grupales con
asentamiento y frialdad objetiva, elementos que nunca habían
participado en las organizaciones de grupos. Sus objetivos
aparentes eran evolución individual y grupal, respeto por el
público brindándole música elaborada y ensayada, fijación de
una temática contundente sin concesiones personalistas.
Después de tres años, esos objetivos se están cumpliendo
como fueron trazados. Sin avasallar, sin convertirse en el
boom de tal o cual temporada. Aquelarre mantuvo un ritmo
progresivo que lo llevó a ser uno de los más grandes grupos
del rock argentino, pero que, además, consiguió la atención
respetuosa de otros sectores de público que no escuchan
exclusivamente esa música. Sus eventuales contactos con el
jazz, una personalidad escénica definida y una postura
vanguardista como artistas insertados en irreversible
realidad de su tiempo, le posibilitaron un espectro de
receptibilidad amplio y variado, y consigue agitado más y
más con su música. En sus recitales el grupo ha tenido
siempre especial cuidado en presentar espectáculos de buen
nivel además de la música: programas que tratan de salir de
lo habitual. impecable nivel de sonido, inteligente
organización. Pequeños elementos tal vez. pero que
consecuentemente reiterados van dando la imagen de un
conjunto. Aquelarre fue el encargado de cerrar el pequeño
festival de Tapiales. Esto fue lo que ocurrió: Mientras
los plomos trabajan en el armado del poderoso equipamiento
del conjunto, la gente forma pequeños corrillos alrededor de
los músicos, charlando con ellos o pidiéndoles autógrafos.
Uno de los más populares es Héctor Starc, que al subir para
revisar todo recibió un cerrado aplauso. Después de casi
cuarenta minutos de aprontes el grupo sube a escena entre
los aplausos del público. Aquelarre es una de las bandas más
poderosamente equipadas, con columnas de amplificación con
bocinas Altec-Lansing, equipo de guitarra Acoustic, y un sin
de aparatos de efectos. Para entrar en calor tocan su blues
"Aventura en el árbol", lo hacen muy extenso con largas
improvisaciones. Starc mete muchos fraseos de jazz,
utilizando el sintetizador para guitarra (Mug-Tron) logrando
sonidos espectrales. González Neira establece un diálogo con
su sintetizador. y haciendo base con el piano eléctrico. Del
Guercio establece férreas líneas rítmicas para la
improvisación de los demás, siempre seguido en sus
evoluciones por la batería de García. En estas zapadas que
nunca son delirios, sino que responden a las melodías
fundamentales de cada canción logran climas muy altos. Starc
y Del Guercio son los que más polenta transmiten en el
escenario, mientras Neira está reconcentrado y sumergido en
su mar de teclados. A pesar de los complicados elementos de
sofisticación, con que cuentan consiguen un sonido muy
puro y a la vez excitante. Revista Pelo Agosto 1974