Revista Pelo
Nº 67 (1975) |
Según pontificaban los textos publicitarios, éste iba a ser el
primer festival de rock a nivel nacional, aseveración carente de
validez y respeto ante eventos anteriores donde se nucleaban los
mejores grupos profesionales con nuevos valores "que en la fecha
estrenarán temas propios" (sic). Las primeras horas transcurridas en
las instalaciones del club Estudiantes de La Plata fueron una larga
y abúlica espera, bajo un sol abrumador y amenazas de tormenta.
Estaba anunciado para las 10 de la mañana: sin embargo a esa hora no
había ingresado el equipo de sonido y técnicos, porque no había
escenario aún.
Pero todo tiene solución, y con una tarima, un trozo de lona y dos
palos se improvisó algo que a la distancia parecía un viejo barco en
medio de un mar de verde césped. No era lo único insólito: colgaron,
además, un cartel que decía: "Presente...! gente linda" Nadie
entendió lo que quisieron decir. Después de un extenso monólogo, el
locutor Wilmar Caballero, demostró una vez más que tiene una férrea
convicción en lo que dice pero que carece de la información
necesaria como para teorizar sobre el rock. Luego presentó el primer
número: Raúl Porchetto. acompañado por un trío integrado por los ex
Reino de Munt. Porchetto exhibió una música cálida, intimista, y un
repertorio compuesto por bellas canciones. Una correcta actuación
dentro de un marco que quizás no sea el más adecuado para su música.
Después vinieron los nuevos valores, absolutamente intrascendentes,
incoherentes, y prescindibles. Este fue quizás el más grande error
de una organización plagada de deficiencias. Resulta ridícula la
inclusión de grupos que ni siquiera reúnen las mínimas condiciones
para subir a un escenario, y que además faltaron el respeto al
público interpretando burdamente repertorios de grupos extranjeros
en inglés básico... Como si esto fuera poco, se debió soportar la
"animación" de locutores locales, que con sonrisas de damas de
beneficencia hablaban paternalmente a los chicos del reformatorio
que festejaban la "primavera del rock".
Fuera de un clima bochornoso y represivo, es injustificable el
amedrentador despliegue de fuerzas de seguridad con perros y todo su
circo; no hubo demasiadas cosas rescatables, solamente la madurez
que está adquiriendo el trío OM, y la sorpresa de Arco Iris: fuerza,
soul, free jazz, una música por momentos cargada de erotismo. Ara
estuvo en los vientos y el Moog, muy suelto gozando cada armonía,
acompañado por una formación monolítica donde se destacó un
guitarrista zurdo de 17 años que toca brillantemente.
Ya se había puesto el sol cuando León Gieco subió al escenario con
su nuevo trío: Alfredo, Moro y Gorosito. El estadio "se sacudió con
"Hombres de hierro", un homenaje a tiempos idos... Luego apareció
Polifemo con carga de energético rock, el ensamble de Espíritu, el
profesionalismo de El Reloj. Lo encomiable de esta reunión fue el
espíritu, la paciencia con que el público viene soportando estos
improvisados eventos realizados por los pretendidos ideólogos de
turno. Sólo fue una fiesta gris de primavera.
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