Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 


Festival en San Lorenzo
Un arma de doble filo
Revista Pelo
Nº 67 (1975)

San Lorenzo

Paradójicamente, si esta fue la despedida del rock del '75, resultó muy pobre en comparación con lo sucedido en el transcurso del año. Dejando de lado las connotaciones con que se rotuló este festival ("Adiós Rock"), es indudable que concitó una gran expectativa por lo cual más de cuatro mil personas, desafiando el calor, se apiñaron frente a las. vetustas instalaciones de San Lorenzo. El acceso al estadio dio la primera pauta de lo que fue característica de todas estas reuniones realizadas al aire libre: organización deficiente, desde la entrada mal encarada, los baches interminables entre cada actuación, hasta la gente que merodeaba el escenario sin función determinada. Fuera de estos aspectos que restaron eficiencia al desarrollo del espectáculo, lo demás transcurrió sin altibajos sobresalientes. En este gran concierto masivo participaron El Reloj, Polifemo, Alas, Arco Iris, Avalancha, Ave Rock, Pastoral. León Gieco y Raúl Porchetto. La apertura estuvo a cargo de Pastoral, que presentó la nueva base rítmica de acompañamiento. Apoyados correctamente con bajo y batería el dúo interpretó sin sobresaltos los temas de su nuevo disco "En el hospicio".
Un buen ensamble vocal e instrumental que paulatinamente fue logrando el apoyo del público hasta llegar al climax en el tema que da nombre a álbum. Luego de una larga espera —algunos plomos sacaron una pelota e improvisaron un picado, y el estadio recobró su fisonomía habitual con los cantos futboleros— le tocó subir a Ave Rock La música de esta banda tuvo fuerza y buena ejecución, pero la gente no dejó de evidenciar cierta indiferencia. Las melodías y estructuras rockafónicas que desarrollan quizás no son del todo adecuadas para un festival donde la gente busca experiencias más viscerales. Raúl Porchetto volvió a tener una buena actuación, señal de la maduración escénica que la experiencia brinda. En particular fue aplaudida su versión de 'Canción para mi muerte"
Con León Gieco ocurrió el contrasentido de los Ave Rock. Éste presentó un repertorio accesible, ampliamente conocido, que brindó al público climas generadores de euforia colectiva. Avalancha también hizo su aporte a la ceremonia, aunque musicalmente aún no exhibe nada destacable. Polifemo volvió a repetir su show de "rock y sudor"; el carisma que posee el trío va más allá de lo estrictamente musical. Los desbordes del público ocasionaron desperfectos en los micrófonos, lo que evitó que el grupo pudiera transmitir toda su polenta. Por último, el Reloj volvió a mostrar los defectos y virtudes que lo acosan en los últimos tiempos. Algo es ya inevitable: las fracturas internas están afectando los buenos recursos de una de las bandas más importantes de este año. Todo parece indicar que El Reloj debe parar para evitar la curva descendiente en la que ha entrado.
Así se cierra un capítulo importante del rock nacional: la vuelta a los festivales ha demostrado que estos son un arma de doble filo La euforia de ciertos grupúsculos que quieren hacer su Luna Park puede ser perniciosa. Lo ocurrido este mes debe ser profundamente analizado por todos, bueno o malo, ha sucedido, y finalmente los hechos hacen la historia.

 

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