Un cuarteto de pelilargos ingleses que amenaza
conquistar el máximo cetro de la canción beat que todavía
ciñen Los Beatles. Su fórmula: "Hacer neo jazz con matices
folklóricos"
Viste camisa a cuadros, ajustados pantalones de cuero negro
y borceguíes de caña alta. Balalaika en mano aparece en el
escenario y empieza a delirar ante el público. Cuenta
chistes, absurdas historias y murmura frases inconexas,
mientras sus tres compañeros van tomando ubicación en la
oscuridad, detrás suyo. Un chasquido de platillo lo silencia
pero muy brevemente: es sólo la señal para que Ian Anderson
ataque el indefenso instrumento y Jethro TuII —el nuevo
monstruo de la música popular inglesa— descargue una
implacable catarata de sonidos sobre los sufridos y
resistentes oídos de los fanáticos que colman la sala. Media
hora después, como si estuvieran acostumbrados a manejar los
picos de la atención humana, los músicos cambian bruscamente
el ritmo del concierto canalizándolo hacia una música casi
religiosa, cargada de barroquismo, en la que predomina un
reposado órgano a cargo del líder Anderson. Pero el descanso
no dura: ante un nuevo llamado de la batería, Anderson
reemplaza el órgano por una flauta, y la exasperada multitud
vuelve a estremecerse ante "esa mezcla de soul, rock and
roll y jazz tradicional" que producen los Jethro.
No por repetido, el ritual —ejercitado una vez más hace dos
semanas desde el escenario del Fillmore East de Nueva York,
tal vez la sala de música moderna más importante del mundo—
ha dejado de rendir buenos dividendos, como que sirvió al
conjunto inglés para encaramarse a la cabeza de los rankings
de su país y los Estados Unidos. Nada hacía prever en la
Navidad de 1967, cuando eran "unos novicios dispuestos a
pagar el derecho de cielo, por no decir de piso, que es tan
vulgar" —como ironizó alguna vez Ian Anderson—, que Jethro
Tull acabaría por convertirse, tres años después, en el
conjunto que "venía a llenar el vacío dejado por Los
Beatles", según la comprometida opinión de Melody Maker, uno
de los más influyentes periódicos especializados en música
de Gran Bretaña.
Integrado por Glenn Cornick (bajo), Martin Barre (guitarra
eléctrica), Clive Bunker (batería) y Ian Anderson (piano,
órgano, guitarra española, mandolina, balalaika, flauta y
algunos instrumentos orientales), el grupo se perfiló en un
primer momento como un típico exponente de la corriente
underground. "Esa gente que suelta frases espontáneamente
desde el escenario —autodefinición del jefe Anderson—, canta
de espaldas al público y ejecuta otros rituales raros de los
que se discute todavía si son auténtica renovación o simple
snobismo." Casi por principio, underground (algo así como
subterráneo) señala la intención de orientar las creaciones
hacia minorías iniciadas, evidenciando cierto desprecio por
obtener una repercusión masiva. Pero en este caso y según la
paradójica fórmula usada por Anderson, se consiguió un
"exitoso fracaso". Encantados en Esto fue, su primer
longplay, y, sobre todo, en el tema Viviendo en el pasado,
treparon el año último hasta el segundo puesto —detrás de
Los Beatles— en las preferencias populares de su país,
desplazando a los alicaídos Rolling Stones.
Poco antes se habían presentado en el Festival de Blues y
Jazz de Sunburi, Inglaterra, recogiendo un sorprendente
éxito que impresionó al circunspecto crítico de Time al
punto de llevarlo a sostener que "incitaron a que la
concurrencia pareciera posesionada por todos los demonios de
la danza". Fue después de ese festival que los Rolling
Stones les abrieron las puertas de su programa en la
televisión londinense. "Imagínense cómo se habrán sentido
los Rolling —escribió recientemente un columnista británico—
cuando los desagradecidos muchachos les quitaron el segundo
puesto del ranking de Inglaterra."
Algo que preocupó bastante a la prensa inglesa cuando los
Jethro —guiados por la excentricidad de Anderson, quien
tocaba la flauta saltando sobre una pierna por los
escenarios de Londres— empezaron a convertirse en una
noticia importante, fue encontrar la fórmula para encasillar
su música; empeño en el que no tuvieron demasiado éxito,
aunque, justo es reconocerlo, tampoco los músicos ayudaron
demasiado. "Preguntan si hacemos blues, jazz, rock and roll
o folklore —resumió Anderson en una entrevista televisiva—Lo
nuestro es neo jazz con matices folklóricos." De todas
maneras, la definición más precisa quizá la haya dado el
habitualmente poco comunicativo Clive Bunker. "Yo pienso
sólo en el ritmo y me limito a golpear los parches
—confesó—. Cuando siendo que me ahogo miro al público. Si
ellos están como yo, paro. Seguir puede ser peligroso."