Ha terminado un nuevo álbum, León Gieco viajará a
Europa y toda América para lanzar sus discos y traer un equipo de
voces propio. Su disco muestra un material heterogéneo,
representativo de su inclinación a recorrer y recuperar el folklore
argentino, pero cristalizado con una vocación contemporánea. La
frescura y la sensibilidad no se ausentaron de la música de Gieco y
precisamente eso es lo que la hace comunicativa. Aunque su estilo
es claro y simple, León Gieco es una personalidad activa que viaja,
se relaciona, aprende, busca. Es difícil que se lo descubra sin
proyectos ni canciones. Si no hubiese estado ocupado en la
finalización de su álbum o realizando actuaciones, seguramente
estaría en su pueblo natal, Cañada Rosquin, componiendo, recobrando
el oxígeno creativo que le escamotea la ciudad. "Con Nito
(Mestre) queríamos hacer un recital en el estadio de Ferrocarril
Oeste, pero no conseguimos auspiciante para organizado ahí. Surgió
la oportunidad de hacerlo en el Luna Park pero no quisimos debido a
experiencias anteriores: no hubo un mejoramiento de equipos como
para que la gente escuche bien, el recital iba a ser preparado muy
rápido, como siempre se hizo, y después los bajones los tenemos
nosotros. Por todo eso dijimos que no. Yo voy a actuar cuando se
edite el álbum y vuelva de afuera. Me voy a ir a España, Nueva York
(donde voy a comprar un equipo de voces), Los Ángeles, México y
Venezuela. Voy a tocar para presentar mi disco. Retornaré en agosto
y en setiembre pienso hacer la presentación del álbum."
Fértil, alomado En febrero, Gieco mostró en vivo algunos temas
que son incluidos en el nuevo álbum, como los dos chamamés. A partir
de entonces extrajo una primera conclusión con respecto a la
respuesta del público, especialmente de la presunta repulsa por un
estilo de música marginado del folklore. "La repercusión fue muy
buena. Antes de subir a tocar, sabía que tenía un par de temas que
iban a gustar muchísimo, en especial el chamamé. Cuando lo compuse
supe que la gente lo iba a aceptar totalmente. El chamamé es
bastante antihéroe, no es como el tango, que es famoso, por ejemplo.
Y digo que es anti-héroe porque sólo es conocido en la Mesopotamia.
No es una música que representa a una cosa política. En cambio, la
quena es como el sufrimiento del indio." Cada voz más, la música
de Gieco se caracteriza por incorporar distintos estilos. El
comienzo fue redimensionar el folk norteamericano, luego fue
integrar variantes latinoamericanas y ahora os rescatar una forma
folklórica como el chamamé. "En este momento puedo hacer un
chamamé pero también puedo cantar una canción folk, no tongo ningún
prejuicio. No sigo la evolución de aquellos músicos que dicen que
antes copiaban o tenían muchas influencias extranjeras y ahora se
dedican a recopilar las raíces folklóricas argentinas. Entiendo que
cuando sentís algo, lo hacés y se acabó. Que haga chamamé no
significa que me haya dejado de gustar el folk. No se produce en mí
ningún cambio con respecto a eso. El chamamé me parece muy folk, es
muy como el paisaje de Entre Ríos y Corrientes: fértil, alomado. Es
una música totalmente descomprometida porque la gente de esa región
siempre vivió bien. Además, el amor, por ejemplo, lo encaran de una
manera totalmente distinta a el del tango. Por ser santafecino
siempre escuché chamamé."
Un álbum folklórico Ahora que el
álbum fue grabado, el concepto de Gieco se hace más claro. Cada tema
ya tiene su forma, un destinatario que recibirá el mensaje y sólo
falta para que se cumpla el ciclo que la música sea expuesta en
vivo, y Gieco reciba la respuesta. "Grabé dos chamamés con Dino
Saluzzi, que es un bandoneonista que no toca tangos sino que, como
salteño, el otro día me tocó algunas cosas chamameceras y me volví
loco. Me acompañaron otros músicos: Sergio Poltzzi en violín, Luis
Borda en guitarra acústica, Rodolfo Gorosito en eléctrica, Alfredo
Toth en bajo, Oscar Moro en batería, Charly García en los teclados,
Nito (Mestre) y María (Rosa Yorio) van a hacer algunas voces, Oscar
Amante, que además de ser mi sonidista va a hacer percusión y
algunas voces, "Willie" Campins en bajo y voces, Raúl Mercado en
quenas y flautas. Quería grabar un tema con Jaime Torres, pero me
gustaría trabar una amistad con él para hacer medio álbum con él y
que arregle todo. En realidad creo que eso lo voy a poder concretar
para mi próximo álbum, en el que seguramente grabaré sólo canciones
folklóricas, que tengo casi listas. Entonces lo voy a llamar para
que él se encargue de todo." Más allá de los datos, este álbum
representa un cambio, no en la concepción sino en la forma, que de
alguna manera es una modificación importante en la música que hizo
hasta ahora. "Lo que cambié de los temas es el ritmo folk como está
en mi primer álbum, cuando eso era así porque los temas respondían a
otra idea. Están todos en otra variante. Hay un tema que se llama
'El croto', que habla de la historia de alguien que no sabe qué es
lo que le sucede hasta que descubre que se convirtió en un croto. Es
una canción que tiene unas bases melódicas bastante mexicanas. Los
demás temas que grabé son 'Los solos', 'Los inmigrantes', 'La
Francisca', que es un valseado argentino, 'Las dulces promesas', 'La
historia está', grabado en vivo en el Luna Park, los dos chamamés y
'Sólo le pido a Dios'."
Sin ningún apuro La inquietud
constante de Gieco se transfiere a su producción siempre dinámica.
Aunque no le importa registrar de inmediato todo lo que ya tiene
compuesto, el quinto álbum casi está definido antes de que se edite
el cuarto. "A pesar de que tengo que armarlos, ya tengo compuestos
los temas del quinto álbum. No sé cuándo los voy a grabar, no tengo
ningún apuro porque esperé casi tres años para grabar de nuevo.
Desde que salió mi segundo disco, hace cinco años, sólo lancé dos
álbumes: el de Porsuigieco y el terrero. Todo eso*no me afectó en
nada. Gracias a esa dilación estoy trabajando en todos lados sin
haber sido un 'boom" pasajero y estar quemado." Sin la soberbia
que suele desencadenar el éxito ni la traición a su propio origen,
Gieco compone y canta con la sabiduría de su esencia.
Revista
Pelo Nº 112 05.1979
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Tal vez sea el artista más consecuente —y
consciente — que ha dado el rock argentino en los últimos
años. Con sabiduría y paciencia provinciana, León Gieco
ha sabido conservar su lugar y, al mismo tiempo,
evolucionar en un medio corrosivo expuesto a los
devaneos de la moda y el divismo.
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León Gieco
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