LAS QUEJAS DE LOS BARROCOS OTRO GRUPO QUE SOPORTA LAS
CONTRADICCIONES DE UNA EXPLOSION DEL ROCK QUE SOLO PARECE
APOYAR A LOS GRANDES GRUPOS Hace dos semanas
estuvieron dando recitales en Villa Gesell y antes en
Pinamar, y también en Merlo y en todo el oeste del Gran
Buenos Aires. ¿Y para qué les sirve? Es una pregunta dura
pero necesaria: cuál es el valor que tiene para los Barrocos
organizar tantos recitales si uno de los apoyos principales
que tiene un grupo para hacerse conocer dentro de los
sistemas promocionales vigentes (el disco) no funciona.
Los Barrocos no son la excepción de la regla dentro de los
grupos nuevos que quieren surgir sin caricias de manos
consoladoras o popes apañadores del rock. Ellos están
verdaderamente solos. No son amigos de los grandes músicos
del rock, no tienen extraordinarios contactos con los
productores, están en una grabadora chica que sólo parece
preocupada por retener a Vox Dei en su catálogo y, sobre
todo Los Barrocos no hacen precisamente el rock super
cuadrado que es el que se está popularizando a nivel
reemplazo de la música complaciente. Ellos tienen la
misma forma de trabajo que han adoptado algunos grupos
grandes del rock local: recitales hechos y publicitados por
ellos mismos. Pero con muchas menos ventajas debido a que el
nombre del grupo no es muy conocido y que mucha gente aún no
sabe qué tipo de música hacen. La experiencia
discográfica es, hasta el momento de esta nota, bastante
amarga y frustradora para Los Barrocos. Un redactor de Pelo
mantuvo una entrevista con dos de los miembros del grupo en
un bar céntrico de Buenos. Aires; le fue casi imposible
derivar la charla a otras cuestiones que no fueran las de su
primer long play. El empecinamiento es explicable: para
ellos "Sin tiempo ni espacio" significaba el trabajo de
años, la esperanza de cualquier grupo que quiere ver
materializada su música. Estos son los inconvenientes que
tuvieron (o tienen): Héctor Boo Guerrero: "A mucha gente
le va a parecer que hay camelo en lo que digo pero es
absolutamente cierto: nosotros no buscamos a nadie para
grabar nuestro primer long play. Un día se nos apareció un
"paracaidista" y nos ofreció la rápida posibilidad de
hacerlo. La grabadora era Disc Jockey. Fuimos, discutimos el
contrato y las condiciones de trabajo y grabamos. En un
principio nos sabían prometido muchas cosas. Y te aseguro
que eran las mínimas que un grupo puede aspirar para que su
disco pueda ser conocido. El asunto, creemos, no es grabar
el disco, prensarlo y llevarlo a las disquerías y esperar
que la gente haga cola para comprarlo: se necesita difusión,
publicidad y recitales para apoyar el lanzamiento Nos habían
prometido cosas así. Pero nada ocurrió. Oscar Paulini: La
grabadora se disculpó diciendo que, en esos momentos no
tenían dinero y que no podían apoyarnos y nos propusieron lo
contrario a la idea original: nosotros debíamos conseguir
recitales y difundir los temas de nuestro álbum, de esa
manera se venderían los discos. Héctor Boo Guerrero:
Realmente todo salió al revés de lo que esperábamos: ni
siquiera nos dan discos para obsequios, los racionan con
cuenta gotas. Todo esto que estamos diciendo no queremos que
signifique eludir responsabilidades sobre el disco en sí.
Nosotros somos conscientes de algunos errores de la
grabación. Todo esto puede llevar a que cambiemos de
grabadora pero no nos gusta dar nombres y hechos antes de
tener las cosas aseguradas. Pelo: ¿Qué opinión tienen del
actual desarrollo del rock argentino? Oscar Paulini: En
realidad no nos están gustando nada los clanes; me parece
fenómeno que los músicos se den la mano, pero no que se
junten para sectarizarse como hacen algunos bastante
conocidos. No es sólo eso, aparte de la sectarización,
existe la negación hacia todos aquellos músicos o conjuntos
que no pertenecen al clan. Héctor Boo Guerrero: Te voy a
dar un ejemplo para que se vea que esto que decimos es
cierto. Cuando salió nuestro long play nosotros nos
.preocupamos en llamar a todos los grupos argentinos para
hacer un canje de nuestro disco por él de cada uno de ellos
como una forma de intercambiar información y opiniones; con
algunos (los menos) la cosa funcionó bien, pero otros nos
mandaron a hablar con el representante porque era el que se
encargaba de eso". Las broncas y las mufas son, al
parecer. bastante comunes entre los grupos nuevos. No es
tampoco la primera vez que los chicos se quejan de los
grandes y conocidos. Algunos casos pueden estar más
justificados que otros, pero lo cierto que estos
antagonismos demuestran que el rock, o los músicos de rock,
no están tan claros en los objetivos necesarios de la
unificación y en las pautas de cambio y liberación que
algunos quieren llevar adelante. Los problemas con las
grabadoras tampoco son nuevos. Otros han tenido que
soportarlos antes y ahora que son famosos puede ser que no
los tengan. Pero a veces el apresuramiento hace dar malos
pasos a los músicos desprevenidos. Una vez ya ocurrió que
una grabadora norteamericana, establecida en la Argentina,
absorbió primero y promovió hasta el cansancio después a
todos los grupos de rock que existían en el país algunos
años atrás. Luego, cuando se dio cuenta que no iba a
producir el dinero tan rápidamente como ellos pensaban, lo
hundieron (ésa es la palabra) en un verdadero silencio. Y
Los Barrocos son ahora conscientes de eso y todo lo que ellos
"vomitaron" tiene una justificación. Ellos mismos la
dijeron: "no queremos que la gente piense que sólo hablamos
para quejarnos, lo decimos y damos la cara porque no
queremos que otros músicos y conjuntos caigan en los mismos
errores que cometimos Hay que estar alerta, todos: nosotros
y cada conjunto que firme un contrato". Revista Pelo
02.1973
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