Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 


Ecos de "La noche en que atacaron la música argentina".
(Nota publicada en GENTE número 362 del 29 de junio de 1972)
Las crónicas referidas se encuentran en estos enlaces
http://www.magicasruinas.com.ar/rock/revrock314.htm
http://www.magicasruinas.com.ar/rock/revrock315.htm
Revista Gente y la Actualidad
06.07.1972

LA POLEMICA ESTA EN MARCHA, SI. EN EL NUMERO ANTERIOR "GENTE" PUBLICO LA NOTA DE UNA REUNION EN LA QUE UN GRUPO DE MUSICOS ARGENTINOS ANALIZO LA MUSICA ARGENTINA. UN ANALISIS CRUDO Y SIN CONCESIONES. LUEGO DE PUBLICADA LA NOTA, ASTOR PIAZZOLLA APARECIO EN DISTINTOS PROGRAMAS DE RADIO Y TELEVISION Y DIJO QUE LO QUE EN ELLA SE AFIRMABA NO ERA CIERTO. QUE EL NO HABIA VERTIDO ESAS OPINIONES. MAS TARDE ENVIO A "GENTE" UNA CARTA DE DESMENTIDA, QUE REPRODUCIMOS AQUI Y QUE CONTESTAMOS. LOS ECOS NO TARDARON EN RESONAR: JULIO MARBIZ, LIDER DE "ARGENTINISIMA", ENVIO A LA REDACCION UNA EXTENSA CARTA EN LA QUE HABLA DE LO DICHO POR LOS MUSICOS EN LA REUNION DE AQUELLA NOCHE. Y EXPONE SU OPINION.

LA CARTA DE ASTOR PIAZZOLLA
Acabo de leer con atención e indignación el tergiversado articulo publicado en GENTE. Conste que la información recogida fue lograda durante dos horas de charla entre siete personas que hablaban a razón de seis mil revoluciones por minuto. Toda esa conversación fue anotada a mano (imposible de reproducir fielmente sin un grabador). Y ése fue el primer error: anotar frases incoherentes y exaltadas oídas al pasar. De todos modos, ésta fue una reunión privada a la cual fui invitado para dar una opinión sobre una grabación de la cantante Dona Carroll. GENTE bajó por la chimenea con un fotógrafo y atacó con lápiz y papel. Quiero puntualizar y aclarar sobre ese artículo confrontándolo con lo que yo verdaderamente dije. Dijo GENTE que yo dije: 1) Gardel no sirve más. 2) "El día que me quieras" no convence a nadie. 3) Quiero tirar toda mi música a la basura. 4) A mí no me importa que la gente quiera "Alfonsina y el mar". 5) Quiero un autor... Me desespero por un autor. 6) Yo me quiero largar con Spinetta. 7) En "Sur", de Troilo y Manzi, no se respira tango. 8) Gardel ya no hace llorar a nadie. 9) Hace poco escuché a tres pibes cubanos que hacían cosas de Bob Dytan, y además era Cuba.
Ahora lo que yo dije y no supo captar GENTE: 1) Gardel sigue siendo el más importante de los cantores de tango; lo que no sirve hoy es componer a la manera de Gardel-Le Pera, o cantar como Gardel. Todo ese estilo de música e interpretación —de gran calidad— pertenece a otra época. Nosotros debemos buscar algo que exprese a un Buenos Aires de hoy. 2) Esa frase sobre "El día que me quieras" la dije yo al oír la grabación de dicho tema por Donna Carroll. Pienso que Donna es una cantante extraordinaria pero estrictamente jazzista. 3) Lo que habrá que tirar a la basura es el malintencionado artículo. Nunca me he arrepentido de lo que hice, aunque cambie constantemente. 4) A mí personalmente me importa "Alfonsina y si mar". Es una canción estupenda. 5) Tengo un amigo y un autor que se llama Horacio Ferrer. Mientras él siga escribiendo con su acostumbrada calidad yo seguiré siendo el coautor de Horacio. Lo que dije es que necesitamos conocer a otros poetas y músicos para poder intercambiar composiciones (Piazzolla-Fulano, Ferrer-Fulano), para no llegar a un acostumbramiento entre nosotros dos. Cuando comenzamos a escribir juntos con Horacio yo le pedí a él que trabajáramos exclusivos uno para el otro a fin de lograr un estilo. Y aunque durante casi cinco años, músicos de la jerarquía de Troilo, Mores, Demare, etc., le pidieron a Horacio Ferrer colaborar con ellos, él se mantuvo absolutamente leal a nuestro pacto de amigos. Y yo también. Estamos orgullosos de eso. 6) Dije que quería conocer a Spinetta y su obra literaria. Si lo que él hace me puede gustar, compondría un tema con él. Lo mismo que Horacio Ferrer con otros compositores que no sean Piazzolla. Siempre hay que buscar nuevos horizontes. 7) "Sur" es uno de los mayores tangos que existen. Lo que dije es que hoy en día en el barrio sur no se respira el tango como en 1940. 8) Sí, a pesar de GENTE, a mí me hace llorar Gardel. 9) Los tres cubanos que escuché intentaban imitar a Bob Dylan. Eso era negativo. Lo positivo fue que uno de esos cubanos NO imitaba debido a que su música y letra era Cuba en todo su sentido y sobre todo con gran calidad.
Habría que puntualizar, además, TODO el deshilvanado y desvirtuado artículo y sería demasiado extenso. Creo, positivamente, que la gente que me conoce no creyó nada de lo publicado. Les aconsejo traerse un grabador para la próxima reunión. Es lamentable que el periodismo argentino pretenda destruir a un argentino que lucha para que la música argentina tenga un sentido puramente argentino, ya que la mayoría de los autores e intérpretes se desviven por todo lo que sea extranjero. Y por último quiero dejar definitivamente aclarado que mi posición de siempre es la "siguiente: únicamente a los que han querido y aún quieren separarme se les puede ocurrir que yo pretenda "echar tierra" sobre la poesía o la persona de Horacio Ferrer. Mi admiración y respeto por Gardel, Troilo, Pugliese, los De Caro, Mora, Gobbi, Salgán, es eterna. Ellos son toda una época. No pretendo enterrar a nadie. Simplemente hago una música que trata de reflejar a la Argentina de hoy.
Astor Piazzolla
Capital

NUESTRA RESPUESTA
En efecto, fue una reunión privada. GENTE lo dijo al principio de la nota. Pero GENTE no bajó por la chimenea. Fue invitada a la reunión por el señor Jorge Álvarez. Nadie, en ningún momento, se negó a que se le tomaran fotografías o pidió al periodista que no anotara tal o cual comentario. Las siete personas hablaban rápido, si. Pero nunca tanto como para que un profesional con muchos años en la tarea —el periodista lo es— no alcanzara a transcribir lo realmente importante que se decía. El término "frases incoherentes y exaltadas" no es de GENTE. GENTE no calificó la reunión ni sus frases. Ese término pertenece a Astor Piazzolla y corre por su cuenta. Es más fácil leer un apunte tomado en una charla que recordar lo que se dijo en esa charla sin tener un apunte al cuál recurrir. En este caso, la falta de grabador es un problema para GENTE, pero también para Piazzolla. Por último; no hubo intención de atacar, ni de destruir, ni de separar a nadie. Pensamos que un músico que intenta algo nuevo, que revisa y critica lo hecho, es positivo. Esa fue nuestra impresión al leer el artículo.

ASI OPINA JULIO MARBIZ
Estaba en el Chaco, asistiendo al estreno en Resistencia de la película "Argentinísima", cuando leí la nota de "Gente" sobre la música argentina... y sonreí. Claro, en ese lugar, donde se aprehende un país real, descamado, en los óbrales, en los campos algodoneros, en la agonía de las tanineras, en la lucha cotidiana, feroz, por encontrar el destino, los artistas tienen preocupaciones ponderables: allí es donde trabajaba ese formidable, desconocido imaginero que fue Juan de Dios Mena, creando en la blanda madera del curupí las tallas más hermosas que se hayan hecho en el país; ahí es donde la gente del "Fogón de los Arrieros" logró hace mucho convertir a la ciudad en una gigantesca galería de arte, exponiendo esculturas y murales en calles y plazas, en forma permanente; allí es donde se ha escrito, sin inquietudes de best-seller, algo de la mejor novela latinoamericana; allí el intelectual sembró la tierra: el paso de Horacio Quiroga bastaría para probarlo; allí es donde los indios tobas trabajan amorosamente el barro, e integran coros que han ganado justo prestigio hasta en el exterior. Allí, en fin, resulta difícil encontrar coherente mucho de lo que se dijo en esa reunión que "Gente" capturó en su número 362.
EN términos generales, advierto una notoria confusión entre los panelistas cuando se refieren a la música de la Argentina. Fundamentalmente, ellos deben comenzar por reconocer —y a partir de allí, conocer— algo de lo que se ha dicho hasta el cansancio, pero parecería que todavía no se entiende: la República no termina en la Avenida General Paz. Existe un país que integramos todos, los que estamos en cada comarca, en cada paraje. Y la expresión musical argentina responde a las sugerencias —mejor, a las imposiciones definitivas— de cada rincón de la patria, un llamado imperioso que es más fuerte que cualquier retórica universalidad dada por el avance tecnológico. (Aunque la televisión nos proporcione Vietnam en el desayuno, una caminata lunar a la hora del almuerzo y un strep-tease de París en la cena, no impedirá que los cordobeses atosigándose con cabritos hablen con su tonada arrastrada, que los riojanos sigan siendo devotos del vino dorado que reclaman con acento esdrújulo, que los mendocinos yanten sus aromáticas cazuelas y hablen con el clásico cantito cuyano, que los litoraleños sigan enriqueciendo su español con giros guaraníticos y amasen "ñoquis" con mandioca: en busca de una expresión "gastronómica" ecuménica, no hagamos votos por la hibridez intelectual que significa prometernos un banquete de pastillas porqce, macrobiótico, el mundo esté muy cerca nuestro. La sabiduría consiste, como se hace, en seguir mirando televisión sin perder la esencia nacional.)
Hay una música nacional, por supuesto. Hay una larga trayectoria cubierta por los poetas y músicos, por los cantores de verdadero talento que han reflejado en su tarea, a través de todos los tiempos, el paisaje físico y humano de nuestra tierra: es ese sustento lírico que, con distintas variantes de compromiso, elaboraron los Chazarreta, los Buenaventura Luna, los Hilario Cuadros, los Acosta Villafañe, etcétera, cuya síntesis actual —¿hippie?— es Atahualpa Yupanqui. Entiendo, por eso, que cuando se toca este tema, se debe contar, antes que nada, con información precisa acerca de médula y entorno de la verdadera música nacional. Y sucede que hay quienes no poseen ese conocimiento, y pese a ello, pontifican al respecto. ¡Cómo dudar de la existencia real de este capitulo artístico, si el más trascendente documento literario argentino es la epopeya —y el canto— de un cantor: ¡Martín Fierro! Y por cierto, resultará arriesgado que algún intelectual declare perimida su vigencia, ¿verdad?
Por lo demás, observadores de toda índole pueden reunirse y parlotear acerca de los anhelos de su grupo, de sus metas, de sus convicciones, de su propia revolución. ¡Pero no pretendan, por Dios, revolucionar al país, a partir de su desconocimiento! No pretendan declarar absolutamente todo lo tradicional como absurdo o inútil. Si un chico veinteañero cree que el rock y los parlantes en cada oreja le vienen bien, allá él: diga lo que diga no dejará de ser un cantante-filial y esto es irrebatible. Atahualpa Yupanqui, que tiene algo más de veinte años, triunfó en París —la ciudad del "prohibido prohibir", la metrópolis del cambio joven— y se convirtió en ídolo juvenil, desgranando antiguos ritmos de su tierra, acompañándose por su soledosa, paciente guitarra.
Esto no quiere decir que, personalmente, esté en contra de las
nuevas corrientes. Particularmente, respeto y valoro mucho la base, al tiempo que le doy una sonriente bienvenida a la vanguardia. En la medida, naturalmente, en que aliente en su seno un color nacional, aparezcan o no en ella las famosas "vaquitas" que la veda nos hace extrañar. Ergo, para mí todo es importante, desde Tránsito Cocomarola hasta el Cuarteto Zupay.
¿Qué es importante, más allá de esta, entiendo, precisión? Es importante que este tipo de notas no confunda a la gente. Yo deseo fervorosamente que al abordar una cuestión de esta naturaleza, el periodismo argentino tenga especial cuidado en formar un panel en el que haya homogénea representatividad, donde todo el mundo tenga autoridad. A partir de esa premisa podrán advertirse lateralidades que de ningún modo pueden omitirse; el rescate de un saldo altamente positivo, por ejemplo, buceando en este movimiento de la música de raíz folklórica, trabada muchas veces por la falta de difusión, por los intereses de las compañías grabadoras extranjeras, por alguna gente que tiene que ver con las programaciones de las radios, quienes a veces carecen de sentido nacional. Por eso a sta altura de la exposición, me interesa destacar como muy saludable la disposición debida a Darío Castel y Ricardo Malfitani en la cima de la Administración de Radios y Televisión, por la que se declara la obligatoriedad de difundir un 75 por ciento de música nacional —25 por ciento de tango, idéntica proporción para el folklore, y del mismo modo para el beat "criollo"— en las radios dependientes del Estado. De este modo se equilibran las cosas, se da igualdad de posibilidades — ¡es lo menos que se puede pedir!— a nuestra música con los demás géneros. Entonces, no alimentemos con teorías peregrinas la tenaza de alguna forma del cipayismo vinculada a este hacer. En vez de eso, deberíamos empujar entre todos para que disposiciones de esta índole se conviertan en Ley, para que los cambios administrativos del futuro no contribuyan a su olvido. Al respecto, yo no quiero que se difunda solamente folklore: quiero que se acabe para siempre lo que era palabra santa: dejar al género en una posición desventajosa con relación a la llamada "música moderna", sea progresiva o no. Para subrayarlo, insistiendo: logremos que se apoye el movimiento, que gane la calle, que tenga vidriera pública y luego, cada cual en lo suyo, trabajemos en reformas individuales.
En ese aspecto, hay un ejemplo propio que vale como una prueba de penetración ante los deformadores que insisten en mirar hacia el exterior para hacer nuestra propia expresión: "Argentínísima", en su tránsito por la radio, la televisión, el teatro, el mundo del disco, demuestra con el éxito alcanzado por su última etapa, un filme, que cuando el género se toma con seriedad, con responsabilidad, con conocimiento y edrt promoción, la música argentina tiene posibilidades de ser más POPULAR que cualquier otra. Y no se puede hablar de esquemas obsoletas en ella, pues recorriéndola —"Argentinísima" presenta un amplio espectro que cubre todos los estilos y posiciones que van desde Yupanqui hasta Piazzolla— se encontrará la mayor riqueza imaginativa que pueda proporcionar la canción en el mundo entero. Porque si Los Beatles son importantes, yo entiendo mejor a Waldo de los Ríos, que también lo es. Y si Brassens es la nueva poesía, Dávalos, Castilla, Nella Cawtro, Perdiguero, Tejada Gómez, Petrocelli y Atahualpa, entre muchos, tienen un idioma más vital y, entiéndase bien, concretamente argentino. En las imágenes de la cinta se advierte, además, con toda precisión y sin que se haya alcanzado a mostrarlo todo, de qué modo el campo no es una antigüedad (?), existe tanto como que gracias a él se levanta Buenos Aires. Está ahí, tendido en toda la extensión, permitiéndose el respiro de sólo la estrecha pausa en cada camino.
Entonces, ¿por qué pedirle a un músico talentoso y nacionalista como el Cuchi Leguizamón que se preocupe más por Vietnam que por Salta? Esa, en todo caso, era una inquietud que preocupaba más a algunos poetas argentinos del pasado, cuando el país vivía pendiente, por su estructura económica, de los vaivenes de las guerras, un buen pretexto para exportar. Ahora, aunque sólo sea por esa circunstancia, debe importarnos más lo que ocurre aquí. Con el criterio contrario deberíamos irnos todos al exterior y dejar la casa vacia.
Y entonces el campo —los yuyos tapando a la Argentina— si que será una realidad angustiante para todos.

 

Ir Arriba

 


Rock y tango
En la foto, de izq. a der. Amelita Baltar, Oscar López Ruiz, Alejandro Medina, Dona Caroll, Jorge Álvarez, Billy Bond, Astor Piazzolla.

 

 

Marbiz
Marbiz