Su larga trayectoria en el rock y su reciente abandono del
grupo que tenía con Rinaldo Rafanelli y Gustavo Bazterrica
eran dos motivos suficientes para el reportaje a Moro. Pero
también habló, con sencillez y lucidez, de las razones del
actual receso musical en la música contemporánea; explicó su
pasión por la batería. Quizás, antes de viajar a Brasil para
integrarse a la banda de Charly García, Moro haya dejado una
visión esclarecedora sobre la crisis del rock, el análisis
de un músico experimentado. "Toda la vida me gustó la
batería, eso es obvio, siempre me gustaron las marchas, es
como que uno nace con algo adentro que te indica qué es lo
tuyo. Al principio, formé mi propio grupo en Rosario y
después empecé con Los Gatos. Desde un punto de vista
retrospectivo, esa preferencia pienso que está basada en mi
'feeling', el sentimiento que tengo para tocar. A veces me
desubico porque, si soy requerido por varios grupos, debe
ser por algo; no especial, pero sí particular, una cierta
onda para tocar. Francamente, no tengo claro cuál es esa
onda, debe estar más ciara para los demás. Todos me dicen
que tengo un tempo muy uniforme, tipo reloj. A veces estoy
tocando y me pregunto si realmente estoy en tempo. La única
definición para ese estilo es que es algo peculiar que brota
de adentro mío. La batería es un instrumento muy excitante,
te tentás para tocarte todo. Aquí hay varios bateristas muy
buenos que se tientan mucho con el instrumento y empiezan a
frasear mucho. La batería en este tipo de música es muy
base. No es cuestión de no hacer fraseos —si no seria todo
muy monótono—, pero lo fundamental es tener clara la base,
el tempo, por lo menos para el bajista y el baterista.
"Tengo un carácter muy tranquilo, no soy nervioso, salvo el
nerviosismo propio de antes de subir a tocar. La seguridad
me da la tranquilidad en el escenario, sé lo que estoy
haciendo, sé que puedo dar más de lo que doy. Soy un poco
dejado, pero, a cierto nivel, ayuda a mi carácter: tengo mi
carácter tranquilo y sé que con él puedo conseguir mucho. En
algunos momentos, soy violento, quizás por eso elegí la
batería. Yo soy agua de remanso, pero cuando hay algo que no
va me doy vuelta. "Principalmente soy un músico: si fuera
compositor quizás trataría de hacer mi cosa. El día que
quiera hacer algo propio, voy a formar mi grupo, ahí voy a
hacer lo que siento. Mientras esté con otros grupos,
entiendo que los músicos deben responder a la idea que tiene
el compositor sobre cómo hacer su obra. Puedo intervenir a
nivel tocar dando ideas sobre un arreglo o un 'break', pero
si eso no es del agrado del compositor, pienso que se debe
hacer lo que él dice. Cuando un compositor hace algo,
inmediatamente sabe cómo quiere hacer su cosa. Es una
cuestión de fusionar las cosas de cada uno y de no ir más
allá de donde uno tiene que ir. "Aquarium fue una
experiencia que me hubiese gustado continuar. Era un grupo
más parejo que los demás, porque la composición y los
arreglos eran de todo el grupo. Todos sabíamos qué era lo
que queríamos hacer. Y era una propuesta más sólida porque
era como interpretar algo que estaba adentro nuestro, pero
en serio. Con los demás grupos también tuve satisfacciones
plenas, a nivel tocar y gusto; nunca me sentí mal. Me
hubiese gustado muchísimo seguir con Aquarium, porque me
sentía cómodo, como en todos los grupos, pero éste era una
cosa más evolucionada para mí, era algo en lo que siempre
podía dar más. En los demás di todo lo que podía, pero
siempre hay un compositor y hay que amoldarse a lo que él
es. Ese es uno de los problemas que hay en los grupos
argentinos: el ego personal, que no hace a la cosa común, de
ahí surgen los problemas y termina tolo por pudrirse. Creo
ser ubicado, porque no me interesa dar un golpe menos. Lo
importante es lo que hace al grupo, después de todo todos
somos un granito de arena dentro de él. No me gustan los
grupos donde hay un líder a nivel musical, un tipo que cope
demasiado. "Pienso que todos los grupos que se desarmaron
el año pasado lo hicieron por esa cuestión de ego. Pero no
un ego malo; nadie se pone en estrella con nadie porque en
el momento de la verdad, cuando subís a un escenario, todos
tienen que poner lo de uno. Y ahí no cuenta el estrellato.
Puede ser que pese, pero de otra manera; es posible que la
gente acepte por estrella a tal persona, lo que a mí ni me
va ni me viene: es lo que eligió la gente. Hay músicos que
con esa respuesta del público se alucinan, se piensan que ya
alcanzaron el cielo. Algunos se la creen, otros no. Lo
fundamental es no ponerse en estrellas con los integrantes
del grupo. Es una cuestión de ubicación, de saber lo que uno
hace, de estar satisfecho con eso; no ir más allá de lo que
tiene que hacer. Si el público te elige, está perfecto; pero
no es nada más que eso. No hay que encaramelarse con eso, no
utilizarlo para revolucionar con el ego a todo el mundo.
Todos somos iguales, todos tenemos condiciones para tocar un
instrumento determinado o componer; en definitiva, hay que
aunar todo eso para sacar algo, que sea música y nada más.
Para hacer circo pienso que ya somos grandes, a esta altura
hay que tocar. De alguna manera, el estrellato me
disgusta. Es como que la gente te lleva arriba, y también te
puede estar acusando. Si la gente te lleva arriba está bien,
pero nada cambia. Yo no me considero un "superstar" para
nada, me importa más ser un buen músico. Si la gente elige
que uno sea estrella es una cuestión del público. Pero
cuando uno llega a cierta altura, y comprendes mejor las
cosas, no te importa ser una estrella, sabés lo que querés.
lo que te gusta y lo que te llega; con eso basta. "Con
respecto a lo que puede pasar con Charly, él me parece un
buen compositor y un buen músico; me gusta lo que está
haciendo (escuché un par de cintas). Existe la posibilidad,
pero no hay nada concreto. Tengo muchas ganas de viajar un
poco, como están haciendo todos, y creo que esto es bueno,
porque llega el momento en que uno quiere salir un poco a
ver, a probar suerte, a cambiar un poco de aire. Esto ayuda
mucho porque, como persona, te lleva a otro plano, te da más
polenta. Aquí hay mucho gasto de grupos, nunca hay una
duración constante de un bloque de grupos que tire siempre
para adelante. Por eso te digo que me imagino que es un
problema de egos, humano; se resquebraja todo, cada uno por
su lado y nunca se llega a nada. La unión hace la fuerza, y
eso es verdad aunque lo diga Martín Fierro, además se que
siempre dice verdades. En la Argentina hay crisis, como que
musicalmente no pasa nada en este momento, pero pienso que
más adelante va a estar mucho mejor, se va a tomar más en
serio lo que implica tener un grupo. Acá cuesta mucho hacer
las cosas bien; por ejemplo, es difícil conseguir lugar de
ensayo, incluso para los músicos que hacen grandes
recitales. Es difícil la compañía grabadora, el trato con el
representante, es difícil todo. Tenes que estar muy atento
para que no te engañen. Hay un parate musical, hay muy pocos
grupos, y los que están no son muy aceptados por la gente.
Hubo muchos grupos grandes que llegaron al tope de algo y se
separaron, no creo que eso sea bueno. Cuando los músicos se
encontraban bien, no hablo en sentido económico sino a nivel
humano, y la gente aceptaba lo que se hacía, y después
cortaron eso, fue ir en contra de algo que era positivo para
todos. En cuanto a lo de Charly, me gusta lo que está
haciendo como músico y compositor; tengo ganas de ir a
Brasil, pero, por el momento, sólo es una posibilidad. Tengo
que ver bien cómo tengo que mover me, quiero dar pasos en
firme. Veo que aquí hay menos polenta, hay pocas ganas de
hacer grupos. Hablé con los músicos y nadie cree en ellos,
yo sí creo en los grupos. Hubo grupos grandes y los músicos
no supimos manejar la cosa. El problema en los grupos es que
cada uno de los integrantes tiene una personalidad, y nadie
sabe dejar su carácter afuera para crear la personalidad o
el carácter del grupo, todos quieren imponer el de uno. Eso
no va, hay que llegar a una cosa común y es la Música. Nunca
hubo problemas musicales, es algo que va más allá de lo
musical. El parate que hay ahora se debe a que nadie supo
manejar el asunto. Afuera hay muchos grupos que hace mil
años que están, como Led Zeppelin, Rolling Stones o Génesis.
Deben ser más inteligentes que nosotros, saben lo que están
haciendo, no son tontos. En la actualidad es necesario que
haya un parate, porque nadie se juega por nada, pero esto se
debe a un desgaste de años en los que se separaron un montón
de grupos. Lo importante para un grupo es tener una
personalidad, tener un estilo. Aquí muy pocos grupos
lograron un estilo. Lograrlo es una cosa de años, no es nada
fácil. Si uno lo sabe, no sé por qué los grupos se
dispersan. En la época de Los Gatos, Almendra y Manal, había
una cierta polenta que era más aulladora. Desde entonces, no
he tenido la satisfacción de escuchar un grupo con un estilo
definido. "Ahora estoy trabajando con Pastoral. Me
gustaba y me gusta lo que estaba haciendo con Rinaldo y
Gustavo, pero en este momento tengo muchas ganas de viajar.
Rinaldo me pidió una cierta seguridad para continuar en el
grupo, pero, aunque no le dije que no, le comenté que él
siguiera con la suya y no cuenten conmigo porque no estoy
muy estabilizado conmigo. Le dije que no sabía qué es lo que
voy a hacer. Entre nosotros no hay problemas, por el
contrario: mi relación con Gustavo y Rinaldo va más allá de
lo musical. Los conozco de haber tocado con ellos, con
Gustavo en La Máquina y con Rinaldo en Color Humano, y somos
como amigos. Y si lo somos no podíamos estar mintiéndonos;
le dije que siguiera con lo suyo porque no sé lo que voy a
hacer, pero algo haré. Me desvinculé de ellos musicalmente,
nada más." Revista Pelo 07/1978
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Oscar Moro |
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