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crónicas del siglo pasado

REVISTERO

 

 

RICARDO SOULE
Revista Pelo
julio 1982

 

 

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Fundador de Vox Dei, principal compositor de una de las obras básicas del rock ("La Biblia") y ahora solista, Ricardo Soulé es uno de los personajes claves dentro de la música argentina. Junto a Javier Martínez, Luis A. Spinetta, Litto Nebbia y Gustavo Santaolalla fue uno de los gestores de un movimiento incipiente que buscaba su identidad interior y la trascendencia masiva. Hoy, cuando muchos de esos objetivos han sido alcanzados, Soulé hace una profunda reflexión sobre su participación en el movimiento y su proyección en el futuro.

 

¿Cómo era el rock en la época en que vos empezaste?
Mira, recién estaba leyendo que hasta fines del '82 tenía concesión el teatro Payró y que después lo van a demoler. Con ese acto no sólo van a demoler un teatro sino que también van a demoler la sala más antigua que yo recuerdo, donde se tocaba rock en los principios. Allí fue nuestro debut como profesionales en la Capital con el grupo Vox Dei, tocamos con los Almendra, con los Manal. En ese época se hacía una especie de ciclo de recitales. Me acuerdo que también tocaban Moris. Los Abuelos de la Nada. Los recitales en el Payró eran los que tenían más características formales. Después estaban los shows, como por ejemplo en la Cueva de Rivadavia —yo no conocí la Cueva de Pueyrredón— donde nosotros, por ejemplo, hacíamos temas de Creedence y mechábamos algunos temas nuestros. Nosotros nos matábamos con Creedence...
¿Cómo aceptaba la gente los temas de ustedes?
Y, ya en ese entonces había una especie de ondita en castellano y a la gente que iba a los recitales le gustaba. Además, nosotros los temas de Creedence no se puede decir que los cantábamos en inglés porque en realidad de inglés no tenía nada. Era cualquier delirio y nadie entendía nada. En cambio, cuando tocábamos temas nuestros, a la gente le copaba porque entendían las letras.
¿Cómo era la relación con los otros músicos en aquellas épocas?
Para nosotros era una nebulosa porque no entendíamos bien quién era quién, no nos conocíamos. El primer tipo que se acercó a nosotros, o al menos con el primero con quien yo tuve relación, fue Pappo. Después conocí a Spinetta, a los Manales, a los chicos de Piel Tierna. También andaban por ahí los de la Joven Guardia, gente de grupos innombrables. Estaba todo muy mezclado. Nosotros tampoco sabíamos bien qué era lo que estaba pasando. Era todo demasiado nuevo como para saber qué era lo que ocurría...
¿Por qué crees que fracasó lo de Mandioca, el primer sello independiente que tuvo el rock argentino?
Yo pienso que fundamentalmente fue por un factor económico, es decir, no se supo manejar bien la parte financiera, tal vez por inexperiencia o por carecer de una dirección acertada. Mandioca fue un desastre económico. Por lo otro, ellos habían dado con una veta. Fueron los primeros que se avivaron de que había un rock en castellano y de que se podía vender bien. Sin embargo, no fue un buen negocio, en contraposición a lo que vino después. En Mandioca estaban todos los mejores artistas de la primera época y no tenían competencia, así que venía de primera. No se por qué se pinchó. Tal vez haya influido la quiebra de Jorge Alvarez como editorial. . . Nosotros grabamos "Caliente" en Mandioca y después empezamos a grabar "La Biblia", cuando estábamos en los últimos tramos, la grabadora quebró y entonces decidimos comercializar la cinta.
¿Y cómo fue el paso a una compañía grande? Ya para ese entonces casi todos los grupos estaban en compañías establecidas...
Sí, si. Almendra nunca estuvo en una compañía chica, de entrada grabaron en RCA, lo mismo que Los Gatos. Nosotros teníamos más onda underground y por eso el paso a las grabadoras cambió todo radicalmente, porque la gente de la grabadora no tenía la misma onda nuestra y no les interesaba demasiado el asunto. No pensaban de la misma manera que pensábamos nosotros, y era gente a la que medio obligaban a trabajar con nosotros. Después fueron cambiando las cosas y las grabadoras empezaron a tener un departamento especial dedicado a la música de rock nacional. Allí empezaron a aparecer tipos jóvenes, con el pelito largo y toda la onda...
Mirando bien atrás ¿te parece que cambió la relación entre el músico y la grabadora?. ¿Hubo una evolución?
Si, hubo cambios. Lo que pasa también es que las grabadoras dejaron de tener el poderío que tenían en esa época. En aquellos tiempos, Firmar con una compañía grande era equivalente a tener una difusión bárbara, gran promoción. En cambio ahora, firmar contrato con una grabadora es prácticamente firmar tu sentencia de muerte porque no tienen ni un centavo para nada. Graban y dejan el disco guardado en un cajón. En los últimos dos años, las grabaciones independientes dieron buen resultado económico y a nivel de difusión. Ahí aparece el tratamiento que yo pienso que es el correcto. Esas son las cosas que en la Argentina están marcando el final de las grandes grabadoras, de los grandes monstruos con una burocracia infernal y montones de empleados. Ahora el disco se hace directamente en una oficinita, se lo graba, se vende la cinta y listo.
¿Y es positivo esto?
Yo pienso que los resultados son mejores. El material es mejor, la gente lo conoce. Sí, es positivo. Lo que pasa es que es moderno y sólo el tiempo podrá decir si es eficaz o no. Ahora que terminó el fato con las grabadoras grandes, empiezan las producciones independientes. Hubo casos a nivel internacional que fueron muy buenos, como por ejemplo Swan Song, un sello independiente de Led Zeppelin a través del cual se conocieron grupos que mataron, como el caso de Bad Company que se cansó de vender discos. Acá en la Argentina, hubo también casos positivos como Seru Giran, Almendra...
Con las producciones independientes se ha .eliminado un paso en el contacto entre el artista y el público, eliminando las producciones artísticas, que al parecer son las mayor falencia de las compañías grandes. Las grabadoras saben tal vez vender discos, pero no saben hacerlos...
Claro, las compañías son importantes más que nada por la distribución, que es uno de los pasos más difíciles. Sacando ese paso, el resto si queda en mano de los músicos, mejor. La grabación, la ecualización, la tapa, todo lo que signifique arte es mejor dejárselo al artista. Productores acá hay, pero lo que tienen que hacer las grabadoras en motivarlos, darles beneficios para que trabajen para ellos. De otra manera es imposible. Las compañías deben darles oficinas a los productores, un teléfono, un par de secretarias; no sé, darles elementos para que los tipos trabajen y puedan hacer cosas. Aparentemente las grabadoras están fundidas. Cada vez que voy a la compañía me encuentro con menos gente... A medida que pasa el tiempo el edificio está cada vez más vacío. Yo creo que las grabadoras tienden a desaparecer. No es lo que pienso, es lo que veo...
¿Y cómo se va a manejar el mercado discográfico entonces?
Van a ser pequeños productores independientes que se van a bancar su propio disco y van a trabajar estrictamente con la distribución. Las grandes grabadoras tienden a sólo distribuir el producto, que es la maquinaria que ellos mejor manejan. Es decir, distribuirlo y manufacturarlo, prensarlo. La parte artística va a quedar en manos de los músicos y los productores.
Con respecto al publico, ¿cómo era el de los primeros tiempos y como ves al de ahora?. ¿Hubo cambios?
Indudablemente cambió el número, pero también, cambió la calidad. Los chicos que van a los recitales ahora tienen un oído mucho más educado que el de los que iban en las primeras épocas por los medios de los que disponen. Técnicamente, los chicos de ahora disponen de muchos más elementos de los que disponemos nosotros. En nuestra época, la moneda corriente era tener un Winco y discos long-play. Ahora la mano es cassettes, "Walkman" y todo eso. Es muy distinta la fidelidad, la calidad, el material, qué sé yo, un montón de elementos que hacen que los chicos tengan una educación técnica y musical mucho más amplia de la que tuvimos nosotros. El hecho de haber tenido la posibilidad de acceder a un montón de material extranjero a raíz del aluvión que tuvimos- en los últimos dos o tres años, hizo también que la gente tuviera un punto mayor con respecto a su gente. Pienso que para nosotros los músicos eso fue bueno. Al principio yo me asusté pero después me di cuenta de que la cosa era al revés, de que era positivo. La gente empezó a darse cuenta que tenia músicos acá que cantaban rock y cosas que a ellos le gustaban, y que además era de acá. Y eso los puso contentos. Yo de movida pensaba que iban a venir los ingleses y los americanos con todo su mambo, con todas sus luces, y que nos iban a aplastar, que no iban a dejar nada. Y efectivamente, ellos vinieron con sistemas de sonido impresionante y todos los chiches, pero les faltó identificación con la gente. Los pibes hablan igual que yo, ¿entendés?. Y eso es importante y es lo que valoró la gente después de toda la lluvia de "astros extranjeros". Hay que reconocer que nos sirvió mucho la época para abastecemos de elementos técnicos, equipos, guitarras, etcétera. Y justamente, hablando de otras épocas, era dificilícimo. El tipo que tenia una Pender Stratocaster era admirado, en cambio ahora es una guitarra común. Y eso da posibilidades muy amplias. Los equipos, los instrumentos, toda la parte técnica mejoró mucho. Con respecto a eso quena hacer un parangón con el público de antes y el de ahora. Los pibes de ahora son un balazo a nivel musical. La contra que tienen ellos es que en este momento la música no es todo lo original que fue la música del comienzo. Hace diez o quince años atrás era más "linda" la música, más original. No sé lo que pasó, no sé si había más talento o qué. Ahora la parte artística en líneas generales está un poco chata. Es decir, el público, culturalmente y técnicamente, es más culto pero por otro lado no tiene una música tan linda como la que tenia el otro público que era más rústico.
¿Cómo queda el rock nacional después de lodo este cambio que se produjo en los últimos tiempos?
Después del aluvión de música extranjera que hubo, nosotros salimos bien parados, porque pese a que éramos pobres y primitivos, teníamos la ventaja de que cantábamos en el mismo idioma. Pero ahora, con el problema con los ingleses, los americanos y los europeos que se dieron vuelta, se infló más la cosa. Los pibes están mucho más contentos que hace seis meses atrás. O tal vez no más contentos, si no más identificados con lo que hacemos nosotros acá. Esa es la sensación que me dio a mi el día del festival en Obras, donde montones de chicos estaban abajo la lluvia en un día de mucho frío. Y eran muchos.
¿No le parece que como respuesta ante te crisis fue muy poco lo que hizo el rock?. Hubo un sólo festival y no tocaron lodos los que debían tocar...
Por supuesto, no estuvimos todos los que debían estar. Además, estuvo todo bastante mal organizado, fue muy de golpe. Tuvo muchas transformaciones la organización del festival y a medida que iban pasando los días cambiaba la forma. Por ejemplo, el día lunes tenia determinado staff, y el martes ya había cambiado el staff y el orden...
Fue un poco como una presión natural que no pudieron parar y es difícil saber si ésa fue la idea original...
No. no, la idea no fue esa. En principio la cosa era distinta. Primero se acordó que eran dos o tres números los que iban a actuar en representación del rock nacional, pero después surgió una exigencia por parte del resto de los músicos que decían que ellos también eran parte del rock y que querían tocar.

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Ahí empezó a cambiar, aunque no llegó a tener toda la representatividad que tenia que tener. De todos modos, hubiera sido imposible que tocara todo el mundo...
¿Es tan difícil lograr una unión entre los músicos?

La idea mata, pero yo no sé si se podrá hacer alguna vez. Ya hicimos varios intentos, pero al final no llegamos a nada. Proyectos hubo a montones, pero concreciones no. Probablemente se deba a una falta de maduración nuestra. Yo me hago cargo totalmente de nuestro infantilismo. Nosotros somos muy infantiles, muy tontos si se quiere. Los músicos de rock siempre tuvimos problemas económicos muy marcados. Tuvimos épocas de mucho dinero, pero también épocas muy bajas. Y eso hace también que uno no tenga mucha claridad. Además, hay que tener en cuenta la falta de experiencia, la juventud. Pensá que los que empezamos esto ya estamos entre los treinta y los cuarenta anos, y por supuesto pensamos de otra manera. Yo creo que la idea de unirse en algún momento va a cuajar, pero pienso que es directamente proporcional a la edad de la gente. 2Unirse en sociedades es típico de la gente adulta, más allá de que funcionen y trasciendan. Tener una sociedad de músicos, unirse, tener una personería jurídica, implica trabajo y tiempo y pienso que ninguno de nosotros estuvo hasta el momento dispuesto a invertir semejantes cosas. En ese aspecto, yo me siento muy infantil, muy tonto de no haber hecho nada. Me reconozco una inoperancia total. Lo mismo ocurre con SADAIC, donde no tenemos una representación fuerte, como debería ser. La música de rock está moviendo en este momento cifras importantes, verdaderamente importantes dentro de SADAIC y las autoridades de SADAIC saben de qué se trata.
Hace un rato decías que los músicos tuvieron momentos de mucho dinero y momentos de escasez. ¿El rock fue, es o puede ser un buen negocio para un músico?

Si. El rock es un buen negocio. El rock es una industria que mueve mucha gente y en la que trabaja mucha gente. Trabaja la prensa, trabajan los sonidistas, los fleteros, los plomos, se fabrican productos diversos, se mueven los teatros. La música de rock abastece a un montón de cosas que se mueven a su alrededor. Y eso es dinero. La cabeza de todo eso, el primer eslabón, somos los músicos, los que ponemos la cara. Yo creo que hay gente que tiene conciencia de eso. Lo importante es que esa gente se ponga a hacer cosas y haga que esto reditúe. Actualmente todo gira alrededor de la guita, como siempre, pero un poco más acentuado, tal vez porque no aparece por ningún lado. Sin embargo, guita no hay pero siguen haciendo cosas. Con un país destruido económicamente, sigue habiendo recitales los fines de semana. Y por eso yo veo una salida, más allá de mi parte sentimental. Lentamente, muy lentamente, la cosa se mueve. Y eso es lo importante.
¿Se tenía conciencia en las primeras épocas de que se estaba gestando una industria?
No, para nada. Al menos yo no tenia ni la menor idea de nada. Reconozco que era un inconsciente, y aunque aún me queda una porción muy grande de inconsciencia, estoy empezando a comprender algunas cosas. Al principio era un inconsciente total, tocaba la guitarra y nada más, lo único que me preocupaba era tocar la viola y chau...
Es probable que eso les haya pasado a todos. Ahora hay un mayor grado de profesionalismo, tal vez por una exigencia de la calle
SI, es esa o morir. En el camino quedó mucha gente a través de los años, algunos de los cuales realmente valían, pero que por un proceso de decantación lógico fueron quedando. Y los que están todavía han descubierto ciertos mecanismos que hacen que las cosas puedan funcionar, no de primera —para nada— , pero funcionan. Nosotros tenemos muchas expectativas de que esto mejore. Seria bueno que hubiera muchos mas grupos de los que hay. Pienso que la nostalgia ya terminó, probablemente Pedro y Pablo sea lo último. Ahora hay gente nueva que quiere escuchar cosas nuevas.
¿Cómo te sentís vos, como músico, frente a la prensa?. ¿Cuesta mucho aceptar una critica?
Si, nos cuesta mucho. Los críticos de rock son duros, muy exigentes. Y me parece fenómeno, yo acepto el desafío. Me gusta que me critiquen hilando fino porque es una manera de superarte. Evidentemente, yo no toco para la prensa, toco para el público, pero me interesa lo que dice el periodismo aunque las cosas con las que no estoy de acuerdo me duelen. Pero lo acepto en silencio. Yo reconozco en mi muchos más errores de los que me marcan los críticos y también me duelen. Pienso que las criticas tendrían que ser más contemplativas con los músicos porque estamos pasando un momento muy duro. Si las criticas fueran más "humanas" incentivarían a los músicos a trabajar. Todos estamos tratando de dar lo mejor de nosotros. Algunos tienen con qué, otros no, pero todos se rompen de la misma manera. Eso te lo puedo asegurar. El momento es muy duro, muy difícil. A veces siento que la cosa está tan dura que los músicos estamos tratando de hacer crecer trigo en el desierto.

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