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¿Cuáles son las
razones de la separación de Alas?
Gustavo Moretto: Eso es
algo que podemos responder por separado; cada cual tiene sus razones. En lo personal,
siento que después de muchos años de estar en conjuntos y en formaciones fijas necesito
empezar a trabajar más libremente, y poder recurrir a cualquier tipo de formación, sin
tener que estar atado a un proyecto que tiene que funcionar bien desde muchos puntos de
vista: no sólo musical, sino también promocional y económico. El trío nos significaba
estar "full time", con el cerebro enchufado a ciento veinte por hora, porque no
podíamos dejar un instante de desconcentrarnos, dado que la formación nos obligaba a
estar constantemente metidos en el asunto. A veces hasta no se hacía placentero tocar,
sino que era una responsabilidad muy grande. Después, te podría decir como otra razón
que siento, a esta altura del partido, que tengo muchas cosas para aprender todavía, y
las quiero aprender. Quiero estudiar, dedicarme como actividad fundamental al estudio de
piano y composición; también quiero foguearme en otros aspectos musicales. Quiero llegar
a un punto donde sienta un porcentaje bastante grande de música que conozco.
Fundamentalmente, me interesa manejar mejor el instrumento que toco, el piano, no con el
objetivo de afianzarme como pianista sino para poder usarlo en lectura de música, por
ejemplo; y, además, composición. Por esa última cuestión, me fui a Bariloche a hacer
un curso con Gerardo Gandini, pienso intervenir en las experiencias musicales que se hacen
en el Instituto Goethe, y estudiar piano con Galia Calchman.
Pedro Aznar: Algunas de
mis razones tienen puntos de contacto con las que ya dijo Gustavo. Quizás hablando un
poco por todos, siento que el grupo se había transformado en una especie de cosa
asfixiante, por el hecho de estar tocando todo el tiempo al mango y no poder tocar más
sueltos, porque debíamos estar sosteniendo el edificio como tres únicas columnas.
Además, el hecho de pertenecer a una formación fija así te ata, de alguna manera. En
estos últimos tiempos, me agarraron ganas de tocar con mucha gente, de abrirme más y
conocer una mayor cantidad de estilos, porque lo que tocaba estaba dentro de una variante.
Pienso que debería aprender a tocar otro tipo de cosas, obviamente sin subestimar las que
sean más simples. Quiero tocar cosas más sencillas que las que tocaba en Alas, más
directas y no estar en formaciones fijas. Quizá tenga la posibilidad de entrar en un
grupo fijo o formarlo, pero no lo quiero hacer, al menos por el momento; quiero tocar en
un lugar que sea abierto, en el que cuando llegue el momento de no tocar más, me pueda
ir. Podría ser tocar con Pastoral o el grupo de Raúl (Porchetto).
Carlos Riganti: Las causas
son similares. Hace tiempo que estábamos tocando juntos y había una necesidad de tocar
otras cosas. El grupo presenta limites para todo, pero lo enriquece el hecho de tocar con
otra gente; conocer otros grupos y participar de otras cosas. El hecho de estar en grupo
te ata, no sólo internamente al grupo, sino que todo el ambiente de música que está al
lado tuyo no considera que es factible hacer una grabación con vos. De esta manera,
podemos tocar con más músicos, en tanto que cuando estás en un grupo no te llaman para
tocar en otro lado. Aunque sucede -como dice Pedro- que hay que dedicarse mucho al grupo
en el que estás.
P.A.: Además, a nosotros nos
consideraron siempre una formación cerrada...
C.R.: El grupo es tomado como una
isla, en la que el músico es aislado. Otro de mis motivos es la intención de hacer un
estudio más serio de lo que hice hasta ahora, porque este año estuve, no digo
distraído, pero sí dedicándole bastante tiempo a mis estudios de medicina, porque este
año termino. Pienso dejar eso para abocarme más de lleno al estudio de la música; por
ejemplo, armonía, un poco de piano, concentrarme a la parte de percusión. Es posible que
viaje para cambiar mi instrumento. Fundamentalmente, quiero viajar y hay dos opciones para
hacerlo: una es la de unirme a Pino Marrone, Aníbal Kerpel y José Luis Fernández, lo
que haría a fines de marzo, si puedo solucionar algunos inconvenientes antes; y la otra
es hacerlo por mi cuenta, en la primera mitad del año, para comenzar a mediados de año
con toda energía, ya ubicado en algún lugar. También quiero dedicarle más tiempo a las
clases de batería. Lo primero que voy a hacer, de ahora en más, es arreglar mis cosas
acá, y en cuanto al aspecto musical, Raúl Porchetto me propuso grabar su próximo long
play y además voy a actuar en las presentaciones en vivo con él.
¿Cómo llegan a la conclusión,
después de la larga trayectoria de la agrupación, de que la estructura grupal es
asfixiante?
G.M.: En mi caso, aunque Alas
fuera un octeto, un noneto o una orquesta sinfónica, me cansé de las estructuras fijas,
de los conjuntos, de estar siempre sometido a una cosa estilística que plantea la línea
de un grupo -que siempre tiene que ser coherente-. Si, por ejemplo, tengo ganas de
escribir música para flauta, oboe y triángulo, lo hago; en cambio con un grupo tenes que
seguir una corriente. Siento que el estar en un grupo es como si desarrollara los
músculos de un solo brazo y el resto del cuerpo fuera raquítico. Uno desarrolla un
aspecto de la música con mucha intensidad y el resto queda, postergado, porque no se
tiene tiempo, ni mental ni real, para crecer en los otros aspectos de la música. El grupo
no se disuelve porque llegó al limite de sus posibilidades; Alas, ahora más que nunca,
podría llegar a hacer cosas más importantes y más lindas, si nosotros tuviéramos
ganas. Otra cosa importante es separar definitivamente lo que yo deseo de lo que tengo que
vender, desde un punto de vista musical. Quiero terminar con el hecho de supeditar la
música a las perspectivas de venta, en un mercado muy difícil como lo es el de la
Argentina.
P.A.: Para mi, la experiencia de
Alas pasó muy rápido, se me pasó volando, como alguien diría ... Pensá que fueron
escasos diez meses. Creo que con más tiempo hubiésemos aprovechado mucho mejor el grupo.
Básicamente dimos lo que teníamos que dar, y durante el año pasado rendimos más de lo
que pensamos.
¿Eso indica que Alas todavía
tiene cosas para dar?
P.A.: En Alas no quedó trunco lo
que queríamos hacer. Cuando decidimos separarnos los tres nos clavamos los puñales por
la cantidad de cosas que nos quedaron adentro.
G.M.: Individualmente, cada uno
de nosotros siente que los compañeros son músicos que, después, va a ser difícil
volver a encontrar. El problema es que individualmente llegamos a un momento que nos
saturamos. Además hay otro motivo, que no quería decir, pero es algo real y general, que
es la falta total de perspectivas que hay en el panorama local actualmente, para cualquier
formación. Mucho más si ese grupo es ambicioso, aunque no es nuestra razón más
importante. La mejor prueba de que Alas tiene para dar todavía está en el long play que
va a salir, porque pienso, y es importante que lo destaquemos, que el segundo álbum de
Alas es hermoso, logrado en muchos aspectos. Por supuesto, le faltan cosas, porque es un
grupo que se iba a cristalizar definitivamente en el tercer o cuarto long play. Lo que se
ha obtenido, a pesar del poco tiempo y de los problemas que padecimos -por ejemplo, con la
grabación-, es un alto nivel en este trabajo.
C.R.: No hubo un acontecimiento
desencadenante para la separación. Fue una necesidad que se fue gestando de a poquito en
nosotros, hasta que llegó a un punto en que explotó solo. El grupo tenia perspectivas
musicales y hasta comerciales, claro que en este último caso no las que nosotros
pensábamos, porque no nos permitía vivir como músicos. Si bien el proyecto nos estaba
limitando musicalmente en gran medida, si se hubiera justificado económicamente
hubiésemos seguido un poco más de tiempo, pero este año no fue bueno, creo que para
nadie. Si hubo algún desencadenante, que no lo hubo, ése debería ser.
¿Individualmente, abandonarán
el proyecto conceptual que tenia Alas?
G.M.: En mi caso, para nada.
Pienso seguir haciendo música, profundizando mucho más de lo que venia gestando Alas.
Por supuesto, cambia la cosa porque no tengo una formación por delante, lo que me va a
ampliar más las posibilidades, ya que no tendré que respetar la pauta estricta de un
grupo. Ahora que voy a establecer bien la diferencia entre lo que quiero hacer y lo que
tengo que vender, para ganarme la vida (venderme como músico, pero no como compositor de
temas) la parte que haga para que me satisfaga va a estar ligada totalmente a la
ideología que tenia dentro del conjunto. En otras palabras, crecer, tratar de encontrar
una cosa auténtica, que tenga identidad y que sea lo más rigurosa desde el punto de
vista musical que no esté sometida a ninguna pauta comercial. Si encuentro gente
interesada en producir lo que hago, bien, si no, mala suerte. |





P.A.: En mi caso, no sé muy bien
qué es lo que voy a hacer en lo inmediato. Por ejemplo, por este año no creo que
organice ninguna cosa en la que marque lo que se va a hacer; eso es muy improbable. No sé
si seguiré en la misma línea de Alas, porque tampoco sé si voy a cambiar mi juicio
estético de un año a otro. Creo que de hacer algo ahora tendría cierto parentesco con
Alas, como concepto, lo que tenía atrás la música, pero no lo que era en sí; si
querés, la ideología de la música. Lo nuestro no es claudicar o largar diciéndonos:
"Esto no se puede seguir". En cuanto a recitales no se dio el golpe estratégico
ni la cosa gigantesca y preparada con todos los ornamentos para que se cree todo un
ambiente de especulación alrededor del grupo. Por lo menos hemos dejado una cosa
concreta, que demuestra lo que el grupo iba a dar si seguía.
G.M.: Es más: es probable que de
aquí en adelante se hagan cosas donde participemos los tres; tal vez, grabe alguna cosa y
quiera que el bajo lo toque Pedro y la batería Carlos. Y quizás lo mismo ocurra con
Carlos y Pedro. Hasta es posible que los tres nos encontremos en un grupo.
C.R.: Lo que se disuelve en sí
es el proyecto de Alas como cosa exclusiva, como único ideal. Eso nos permite estar más
libres y participar de todo lo que queramos, pero sin tener la obligación de un proyecto
para llevar adelante, que te limita en todo sentido, por ejemplo en cuanto a tu
posibilidad de tocar con otra gente; en el caso de Gustavo, poder componer lo que él
necesitaba. Hubo un crecimiento muy importante en todos nosotros dentro de Alas, y esta
decisión es la base de otro crecimiento mayor. En ningún sentido es negativo, sino que
apunta hacia adelante.
¿Hubo factores humanos que se
sumaron a los motivos principales para llevar a la separación del grupo?
G.M.: Con respecto a eso, te
quiero decir que no sólo veo en Pedro y Carlos dos músicos que me gustan mucho, sino que
me gustan como personas. Dentro de cada uno de nosotros, en el fondo de su corazoncito,
hay una gran pena por este asunto, en función de que, como lo sé por mi experiencia (y
quizá Pedro todavía es joven y no está acostumbrado a este tipo de cosas), es difícil
encontrar gente así, con la que tengas una buena comunicación y, sobre todo, con la que
se pueda trabajar musicalmente enchufados a doscientos veinte. Nuestra relación tenía
que ver con la música. Es tan buena la onda que hay entre nosotros, que cada uno comenta
con quién va a tocar en el futuro. Incluso, los músicos que van a tocar con Pedro o con
Carlos vienen a nuestra grabación. No hay una cosa subterránea, de ocultarnos cosas.
¿Cuál fue el aporte más
relevante de Alas, a lo largo de toda su trayectoria?
G.M.: El mayor aporte de Alas fue
la seriedad con la que encaró la música, más que la fusión con el bandoneón, que
también fue importante. Desde el día en que Alas debutó hasta sus últimas actuaciones,
el grupo se caracterizó por tener un nivel, del cual nunca descendió. Desde el momento
en que apareció, obligó a más de uno a replantearse la cosa.
P.A.: Era una especie de muestra,
no por pura demostración, de lo que se puede hacer con talento primero, y seriedad
después; como que la música no es un "hobby". Y esto te lo digo porque
escuché a Alas también como público.
C.R.: Justamente ese aspecto, la
seriedad y la responsabilidad con que se manejó todo, es algo trascendente, que queda.
Eso es lo más importante que deja el grupo.
¿Cuál es el significado del
último álbum, "Pinta tu aldea", para Alas?
G.M.: El long play que va a salir
es, desde el punto de vista de la historia de Alas, una especie de recopilación de dos
cosas, lo que Alas fue cuando lo grabó, y las perspectivas que tenia el grupo a partir de
ese instante. Las perspectivas que hubiese tenido no son importantes desde la óptica del
grupo sino para cada uno de lo músicos. Es la primera vez que Pedro aparece
discográficamente destacándose, tocando el bajo, la guitarra y otros instrumentos.
Además, en este álbum el grupo suena diferente; hay un tema que grabamos que es
completamente inédito, nunca fue tocado antes; se llama "La caza del mosquito",
donde también toca Cecilia Tenconi (flauta traversa). Y hay dos temas con bandoneón.
Este disco es un poco la síntesis de las perspectivas que tenía Alas, es lo que Alas
pudo haber sido. |