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crónicas del siglo pasado

REVISTERO

Separación de Alas
lo que pudo haber sido
Revista Pelo

Después de aproximadamente tres años de permanecer unidos, Alas se disolvió por razones musicales y económicas que le impedían continuar. Contrariamente a lo que suele ocurrir luego de una separación, el grupo en pleno explicó en nuestra redacción los motivos que lo condujeron a esa decisión, la perdurabilidad de su postura musical -ahora como músicos independientes- y el futuro de cada uno de ellos en corrientes musicales muy distantes de las de Alas. Sin las habituales disputas que desencadena generalmente la desvinculación de un grupo, Gustavo Moretto, Carlos Riganti y Pedro Aznar explicaron la decisión de separarse, sin por eso abandonar el proyecto musical que todavía los une.Se preocuparon por aclarar que el álbum "Pinta tu aldea", que terminaron de grabar antes de su disolución, representa las expectativas musicales conjuntas, que seguramente se harán visibles -o audibles- en las próximas experiencias musicales en las cuales tengan una actitud activa, de aporte. Ese álbum, el segundo en la carrera del grupo, es la obra póstuma de un Alas que finaliza su ciclo, manteniendo cada uno de sus músicos la idea fundamental y primera, y asumiendo la realidad económica del medio musical argentino que les impide continuar.

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¿Cuáles son las razones de la separación de Alas?

Gustavo Moretto: Eso es algo que podemos responder por separado; cada cual tiene sus razones. En lo personal, siento que después de muchos años de estar en conjuntos y en formaciones fijas necesito empezar a trabajar más libremente, y poder recurrir a cualquier tipo de formación, sin tener que estar atado a un proyecto que tiene que funcionar bien desde muchos puntos de vista: no sólo musical, sino también promocional y económico. El trío nos significaba estar "full time", con el cerebro enchufado a ciento veinte por hora, porque no podíamos dejar un instante de desconcentrarnos, dado que la formación nos obligaba a estar constantemente metidos en el asunto. A veces hasta no se hacía placentero tocar, sino que era una responsabilidad muy grande. Después, te podría decir como otra razón que siento, a esta altura del partido, que tengo muchas cosas para aprender todavía, y las quiero aprender. Quiero estudiar, dedicarme como actividad fundamental al estudio de piano y composición; también quiero foguearme en otros aspectos musicales. Quiero llegar a un punto donde sienta un porcentaje bastante grande de música que conozco. Fundamentalmente, me interesa manejar mejor el instrumento que toco, el piano, no con el objetivo de afianzarme como pianista sino para poder usarlo en lectura de música, por ejemplo; y, además, composición. Por esa última cuestión, me fui a Bariloche a hacer un curso con Gerardo Gandini, pienso intervenir en las experiencias musicales que se hacen en el Instituto Goethe, y estudiar piano con Galia Calchman.

Pedro Aznar: Algunas de mis razones tienen puntos de contacto con las que ya dijo Gustavo. Quizás hablando un poco por todos, siento que el grupo se había transformado en una especie de cosa asfixiante, por el hecho de estar tocando todo el tiempo al mango y no poder tocar más sueltos, porque debíamos estar sosteniendo el edificio como tres únicas columnas. Además, el hecho de pertenecer a una formación fija así te ata, de alguna manera. En estos últimos tiempos, me agarraron ganas de tocar con mucha gente, de abrirme más y conocer una mayor cantidad de estilos, porque lo que tocaba estaba dentro de una variante. Pienso que debería aprender a tocar otro tipo de cosas, obviamente sin subestimar las que sean más simples. Quiero tocar cosas más sencillas que las que tocaba en Alas, más directas y no estar en formaciones fijas. Quizá tenga la posibilidad de entrar en un grupo fijo o formarlo, pero no lo quiero hacer, al menos por el momento; quiero tocar en un lugar que sea abierto, en el que cuando llegue el momento de no tocar más, me pueda ir. Podría ser tocar con Pastoral o el grupo de Raúl (Porchetto).

Carlos Riganti: Las causas son similares. Hace tiempo que estábamos tocando juntos y había una necesidad de tocar otras cosas. El grupo presenta limites para todo, pero lo enriquece el hecho de tocar con otra gente; conocer otros grupos y participar de otras cosas. El hecho de estar en grupo te ata, no sólo internamente al grupo, sino que todo el ambiente de música que está al lado tuyo no considera que es factible hacer una grabación con vos. De esta manera, podemos tocar con más músicos, en tanto que cuando estás en un grupo no te llaman para tocar en otro lado. Aunque sucede -como dice Pedro- que hay que dedicarse mucho al grupo en el que estás.

P.A.: Además, a nosotros nos consideraron siempre una formación cerrada...

C.R.: El grupo es tomado como una isla, en la que el músico es aislado. Otro de mis motivos es la intención de hacer un estudio más serio de lo que hice hasta ahora, porque este año estuve, no digo distraído, pero sí dedicándole bastante tiempo a mis estudios de medicina, porque este año termino. Pienso dejar eso para abocarme más de lleno al estudio de la música; por ejemplo, armonía, un poco de piano, concentrarme a la parte de percusión. Es posible que viaje para cambiar mi instrumento. Fundamentalmente, quiero viajar y hay dos opciones para hacerlo: una es la de unirme a Pino Marrone, Aníbal Kerpel y José Luis Fernández, lo que haría a fines de marzo, si puedo solucionar algunos inconvenientes antes; y la otra es hacerlo por mi cuenta, en la primera mitad del año, para comenzar a mediados de año con toda energía, ya ubicado en algún lugar. También quiero dedicarle más tiempo a las clases de batería. Lo primero que voy a hacer, de ahora en más, es arreglar mis cosas acá, y en cuanto al aspecto musical, Raúl Porchetto me propuso grabar su próximo long play y además voy a actuar en las presentaciones en vivo con él.

¿Cómo llegan a la conclusión, después de la larga trayectoria de la agrupación, de que la estructura grupal es asfixiante?

G.M.: En mi caso, aunque Alas fuera un octeto, un noneto o una orquesta sinfónica, me cansé de las estructuras fijas, de los conjuntos, de estar siempre sometido a una cosa estilística que plantea la línea de un grupo -que siempre tiene que ser coherente-. Si, por ejemplo, tengo ganas de escribir música para flauta, oboe y triángulo, lo hago; en cambio con un grupo tenes que seguir una corriente. Siento que el estar en un grupo es como si desarrollara los músculos de un solo brazo y el resto del cuerpo fuera raquítico. Uno desarrolla un aspecto de la música con mucha intensidad y el resto queda, postergado, porque no se tiene tiempo, ni mental ni real, para crecer en los otros aspectos de la música. El grupo no se disuelve porque llegó al limite de sus posibilidades; Alas, ahora más que nunca, podría llegar a hacer cosas más importantes y más lindas, si nosotros tuviéramos ganas. Otra cosa importante es separar definitivamente lo que yo deseo de lo que tengo que vender, desde un punto de vista musical. Quiero terminar con el hecho de supeditar la música a las perspectivas de venta, en un mercado muy difícil como lo es el de la Argentina.

P.A.: Para mi, la experiencia de Alas pasó muy rápido, se me pasó volando, como alguien diría ... Pensá que fueron escasos diez meses. Creo que con más tiempo hubiésemos aprovechado mucho mejor el grupo. Básicamente dimos lo que teníamos que dar, y durante el año pasado rendimos más de lo que pensamos.

¿Eso indica que Alas todavía tiene cosas para dar?

P.A.: En Alas no quedó trunco lo que queríamos hacer. Cuando decidimos separarnos los tres nos clavamos los puñales por la cantidad de cosas que nos quedaron adentro.

G.M.: Individualmente, cada uno de nosotros siente que los compañeros son músicos que, después, va a ser difícil volver a encontrar. El problema es que individualmente llegamos a un momento que nos saturamos. Además hay otro motivo, que no quería decir, pero es algo real y general, que es la falta total de perspectivas que hay en el panorama local actualmente, para cualquier formación. Mucho más si ese grupo es ambicioso, aunque no es nuestra razón más importante. La mejor prueba de que Alas tiene para dar todavía está en el long play que va a salir, porque pienso, y es importante que lo destaquemos, que el segundo álbum de Alas es hermoso, logrado en muchos aspectos. Por supuesto, le faltan cosas, porque es un grupo que se iba a cristalizar definitivamente en el tercer o cuarto long play. Lo que se ha obtenido, a pesar del poco tiempo y de los problemas que padecimos -por ejemplo, con la grabación-, es un alto nivel en este trabajo.

C.R.: No hubo un acontecimiento desencadenante para la separación. Fue una necesidad que se fue gestando de a poquito en nosotros, hasta que llegó a un punto en que explotó solo. El grupo tenia perspectivas musicales y hasta comerciales, claro que en este último caso no las que nosotros pensábamos, porque no nos permitía vivir como músicos. Si bien el proyecto nos estaba limitando musicalmente en gran medida, si se hubiera justificado económicamente hubiésemos seguido un poco más de tiempo, pero este año no fue bueno, creo que para nadie. Si hubo algún desencadenante, que no lo hubo, ése debería ser.

¿Individualmente, abandonarán el proyecto conceptual que tenia Alas?

G.M.: En mi caso, para nada. Pienso seguir haciendo música, profundizando mucho más de lo que venia gestando Alas. Por supuesto, cambia la cosa porque no tengo una formación por delante, lo que me va a ampliar más las posibilidades, ya que no tendré que respetar la pauta estricta de un grupo. Ahora que voy a establecer bien la diferencia entre lo que quiero hacer y lo que tengo que vender, para ganarme la vida (venderme como músico, pero no como compositor de temas) la parte que haga para que me satisfaga va a estar ligada totalmente a la ideología que tenia dentro del conjunto. En otras palabras, crecer, tratar de encontrar una cosa auténtica, que tenga identidad y que sea lo más rigurosa desde el punto de vista musical que no esté sometida a ninguna pauta comercial. Si encuentro gente interesada en producir lo que hago, bien, si no, mala suerte.

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P.A.: En mi caso, no sé muy bien qué es lo que voy a hacer en lo inmediato. Por ejemplo, por este año no creo que organice ninguna cosa en la que marque lo que se va a hacer; eso es muy improbable. No sé si seguiré en la misma línea de Alas, porque tampoco sé si voy a cambiar mi juicio estético de un año a otro. Creo que de hacer algo ahora tendría cierto parentesco con Alas, como concepto, lo que tenía atrás la música, pero no lo que era en sí; si querés, la ideología de la música. Lo nuestro no es claudicar o largar diciéndonos: "Esto no se puede seguir". En cuanto a recitales no se dio el golpe estratégico ni la cosa gigantesca y preparada con todos los ornamentos para que se cree todo un ambiente de especulación alrededor del grupo. Por lo menos hemos dejado una cosa concreta, que demuestra lo que el grupo iba a dar si seguía.

G.M.: Es más: es probable que de aquí en adelante se hagan cosas donde participemos los tres; tal vez, grabe alguna cosa y quiera que el bajo lo toque Pedro y la batería Carlos. Y quizás lo mismo ocurra con Carlos y Pedro. Hasta es posible que los tres nos encontremos en un grupo.

C.R.: Lo que se disuelve en sí es el proyecto de Alas como cosa exclusiva, como único ideal. Eso nos permite estar más libres y participar de todo lo que queramos, pero sin tener la obligación de un proyecto para llevar adelante, que te limita en todo sentido, por ejemplo en cuanto a tu posibilidad de tocar con otra gente; en el caso de Gustavo, poder componer lo que él necesitaba. Hubo un crecimiento muy importante en todos nosotros dentro de Alas, y esta decisión es la base de otro crecimiento mayor. En ningún sentido es negativo, sino que apunta hacia adelante.

¿Hubo factores humanos que se sumaron a los motivos principales para llevar a la separación del grupo?

G.M.: Con respecto a eso, te quiero decir que no sólo veo en Pedro y Carlos dos músicos que me gustan mucho, sino que me gustan como personas. Dentro de cada uno de nosotros, en el fondo de su corazoncito, hay una gran pena por este asunto, en función de que, como lo sé por mi experiencia (y quizá Pedro todavía es joven y no está acostumbrado a este tipo de cosas), es difícil encontrar gente así, con la que tengas una buena comunicación y, sobre todo, con la que se pueda trabajar musicalmente enchufados a doscientos veinte. Nuestra relación tenía que ver con la música. Es tan buena la onda que hay entre nosotros, que cada uno comenta con quién va a tocar en el futuro. Incluso, los músicos que van a tocar con Pedro o con Carlos vienen a nuestra grabación. No hay una cosa subterránea, de ocultarnos cosas.

¿Cuál fue el aporte más relevante de Alas, a lo largo de toda su trayectoria?

G.M.: El mayor aporte de Alas fue la seriedad con la que encaró la música, más que la fusión con el bandoneón, que también fue importante. Desde el día en que Alas debutó hasta sus últimas actuaciones, el grupo se caracterizó por tener un nivel, del cual nunca descendió. Desde el momento en que apareció, obligó a más de uno a replantearse la cosa.

P.A.: Era una especie de muestra, no por pura demostración, de lo que se puede hacer con talento primero, y seriedad después; como que la música no es un "hobby". Y esto te lo digo porque escuché a Alas también como público.

C.R.: Justamente ese aspecto, la seriedad y la responsabilidad con que se manejó todo, es algo trascendente, que queda. Eso es lo más importante que deja el grupo.

¿Cuál es el significado del último álbum, "Pinta tu aldea", para Alas?

G.M.: El long play que va a salir es, desde el punto de vista de la historia de Alas, una especie de recopilación de dos cosas, lo que Alas fue cuando lo grabó, y las perspectivas que tenia el grupo a partir de ese instante. Las perspectivas que hubiese tenido no son importantes desde la óptica del grupo sino para cada uno de lo músicos. Es la primera vez que Pedro aparece discográficamente destacándose, tocando el bajo, la guitarra y otros instrumentos. Además, en este álbum el grupo suena diferente; hay un tema que grabamos que es completamente inédito, nunca fue tocado antes; se llama "La caza del mosquito", donde también toca Cecilia Tenconi (flauta traversa). Y hay dos temas con bandoneón. Este disco es un poco la síntesis de las perspectivas que tenía Alas, es lo que Alas pudo haber sido.

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