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crónicas del siglo pasado

REVISTERO

WILLY OUIROGA
"SIGUE SIENDO NEGOCIO MORIRSE"

El ex bajista de Vox Dei revela los entretelones de la separación del trío, y presenta a su nueva banda, Destroyer.

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revista Pelo
febrero 1982

 

Poco se supo de él durante el año que pasó. Desde que Vox Dei pasó a ocupar un lugar más en el panteón de los héroes del rock nacional, Willy Quiroga se dedicó a la búsqueda de aquellos elementos que lo acompañaran para empezar a recorrer nuevamente el camino de la música. Y recién sobre el filo del año logró plasmar sus objetivos con la conformación definitiva de la banda Destroyer. Y ahora se lo nota entusiasmado. Ya no tiene la vehemencia juvenil de las primeras épocas de Vox Dei, pero en cambio muestra toda la serenidad que otorga la madurez.
En los próximos dias se conocerá el primer álbum de Destroyer y en poco tiempo más habrá oportunidad de juzgar en vivo su música. Por el momento, Willy Quiroga espera confiado. Y mientras juega con su blanca barba, responde con sinceridad las preguntas de este reportaje.

EL ÁLBUM

¿Cuál va a ser la actividad de Destroyer de ahora en más?

W.Q.: Por el momento estamos esperando la salida del long-play ya que se hace bastante difícil tocar sin material de apoyo. Igualmente estuvimos presentándonos por la costa con una buena respuesta por parte de la gente. El público estaba muy contento. La música de Destroyer es una música alegre. Es rock'n' roll, sin ninguna duda. Para mi criterio, está muy bien arreglado, no es una música simple. No tiene nada que ver con Vox Dei, salvo por mi presencia. Inclusive yo estoy tocando distinto porque me puse a estudiar y aprendí muchas cosas. Claro que no voy a cometer el error de ponerme a tocar cosas que yo no domino, como jazz-rock o funky, porque seria una torpeza de mi parte. Si yo soy puntero derecho no puedo jugar de arquero. Siempre fui sincero con mis cosas y no trato de ocupar un lugar más allá del que ocupo. Cada cual conoce sus limitaciones. Yo sabia perfectamente cuáles eran mis limitaciones en Vox Dei y sé que ese esquema ahora cambió.

¿Cómo es el long-play de Destroyer?

W.Q.: El disco lo grabamos en un estudio de 16 canales durante dos semanas. En total usamos 69 horas de grabación. El álbum va a salir por el Sello Surco, una compañía muy pequeña. Los temas son de Palo Penayo y míos: "Mamá ambición", "El camino del hombre común", "Un pequeño bar de esta gran ciudad", "Dama negra, corazón rojo", "Si en un lugar junto a tí", "Rugido de cien mil dragones", "Cómo está mi querido doctor", y "No jugaré más a eso". Nuestra idea es presentar el disco a más tardar en abril.

La última pregunta, Willy: ¿extrañas a Vox Dei?

W.Q.: Hmm... No, no mucho. Lo que más extraño es el trabajo continuo. Quiero estar sobre un escenario. Extraño esos micros llenos de plomos, equipos, risas. La relación con Ricardo no la extraño para nada, siempre fue una relación muy seriota. A Rubén lo veo seguido porque vive cerca de casa y lo voy a visitar siempre. En realidad, no extraño demasiado las viejas épocas. Ahora lo único que quiero es poner en marcha el Destroyer lo más pronto posible...

DESPUÉS DE "LA BIBLIA"

Ahora que ha pasado un poco de tiempo, ¿cómo ves la separación de Vox Dei?

Willy Quiroga: Yo siempre vi el final como algo que se acercó lenta pero inexorablemente, y que tenia que llegar. Y está bien asi. Pienso que nos va a hacer bien a todos. Yo, por mi parte, formé un grupo con Luis Valenti (ex El Reloj), Palo Penayo y Beto Topini y estoy muy conforme. Además, en todo este tiempo estuve estudiando y eso me vino muy bien. Hay veces en que en la vida hay que desprenderse de aquello que parecería ser una seguridad económica para poder empezar a moverse con un poco más de fuerza. La carencia de algunas cosas te motiva para moverte más. Yo no reniego de Vox Dei para nada. Lo que ocurre es que durante trece años la gente nos dijo si con un estilo, y tuvimos que mantenernos dentro de él. Estábamos atados por el nombre. Ahora, en cambio, yo puedo hacer la música que se me ocurra.

¿Les pesaba el hecho de que la gente dijera que lo mejor que hizo Vox Dei fue "La Biblia", y que no prestarán demasiada atención a lo que vino después?

W.Q.: No, no. A mí no me pesaba, al contrario. Yo me siento orgulloso de haber hecho "La Biblia". Sólo nosotros sabemos con qué intención la hicimos. Recuerdo que cuando vi la otra versión (realizada por Sui Generis. Espíritu y La Pesada del Rock'n'roll) sentí que esos músicos -que sin duda eran mejores que nosotros- no tenían ni la menor idea de cuál era la propuesta. Ahí fue donde falló el resultado final. Con respecto a la posterior producción de Vox Dei, yo creo que hubo cosas tan importantes como "La Biblia".

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¿Te sorprendió que después de la separación de Vox Dei se reeditara gran parte del material del grupo?

W.Q.: No, para nada. Sigue siendo negocio morirse. Quizás en el futuro quieran vender los últimos calcetines que usó Willy Quiroga antes de morirse... Con la producción de Vox Dei pasó algo por el estilo. Incluso nos llamaron para que bajáramos nuestras regalías de modo de poner los discos en una serie barata. Mi respuesta fue negativa porque las regalías ya de por si son bajas e injustas y no tenía sentido disminuirlas aún más. Pero siempre que un grupo se separa, se quiere sacar provecho. Vox Dei era una especie de mamotreto que estaba en un museo y que hacia trece años que vivía sin que mucha gente se explicara por qué, asi que era predecible que se reeditara el material. Creo que la supervivencia del grupo se debió a la fidelidad que tuvimos desde el comienzo con un estilo. Tal vez ese estilo era un poco simple, es cierto, pero a veces la fuerza de las cosas no está en lo complejo. Musicalmente, cuando vos empezás a poner sincopas y una nota más aquí y otra más allá, perdés la idea básica del ritmo, y perdés fuerza. Vox Dei era un conjunto simple y potente, nada más.

EL DESTROYER

¿Cómo quedaron las relaciones entre ustedes después de la separación?

W.Q.: Normales. Con Rubén (Basoalto) muy bien, con Ricardo (Soulé) no tanto...

En el momento de la separación de Vox Dei se habló de un enfrentamiento personal entre vos y Soulé, y se dijo que había surgido a miz de una disparidad de criterios sobre la elaboración del "Cid Campeador". ¿Es cierto eso?

W.Q;: Si. Primero empezamos a trabajar con el "Cid" como una cosa en conjunto, pero después parecía que no era en conjunto y yo dije que para mí se terminaba. Espero que aquellos fanáticos del grupo que piensen que nunca debimos habernos separado, me perdonen, pero desgraciadamente -o afortunadamente- me tocó decir basta. Hay cosas que es mejor que el tiempo las diluya. Hubo si un problema, pero prefiero no entrar en detalles...

Hubo mucha gente que se sorprendió de que vos y Soulé presentaran nuevas bandas en el Festival de La Falda '81, aun antes de que se efectivizara la disolución de Vox Dei. ¿No fue un poco apresurado ese debut?

W.Q.: Es probable, pero ya para esa época estaba decidida la separación de Vox Dei. Yo no podría tocar con otro grupo si mi banda aún está viva. No me detengo a pensar si fue un poco apresurado o no, la vida continúa y cada uno de nosotros ya tiene un nuevo proyecto. Un día, cuando ya estaba decidida la separación de Vox Dei, me encontré con el guitarrista Beto Fortunato y decidimos armar un grupo junto al baterista Polo Corbella. Todo surgió naturalmente. Yo no salí a buscar músicos para irme de Vox Dei. Cuando se dio la oportunidad de tocar en La Falda, lo hicimos porque no pensamos que fuera incorrecto.

¿Qué diferencias hay entre el Destroyer que presentaste en La Falda y el actual?

W.Q.: Hay muchas diferencias. El Destroyer de La Falda era un boceto. Quizás ahí radique el apresuramiento de la cosa. El grupo actual es otra historia. Estamos ensayando tranquilos, trabajando seriamente, buscando buenas composiciones, haciendo arreglos que no sean metidos a presión. Yo estoy muy conforme con este Destroyer, que es un poco el final de todo ese laboratorio que estuvimos haciendo. Yo le agradezco a Beto y a Polo toda la fuerza que me dieron. Después de una ruptura, uno se cae un poco, pero ellos me ayudaron. Al tiempo Polo se fue a los Abuelos de la Nada y Beto dijo que viajaba a España. Ahí llegaron Beto Topini y Palo Penayo, y al tiempo llamamos a Luis Valenti porque queríamos meter un tecladista.

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