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Poco se supo de él
durante el año que pasó. Desde que Vox Dei pasó a ocupar un lugar más en el panteón
de los héroes del rock nacional, Willy Quiroga se dedicó a la búsqueda de aquellos
elementos que lo acompañaran para empezar a recorrer nuevamente el camino de la música.
Y recién sobre el filo del año logró plasmar sus objetivos con la conformación
definitiva de la banda Destroyer. Y ahora se lo nota entusiasmado. Ya no tiene la
vehemencia juvenil de las primeras épocas de Vox Dei, pero en cambio muestra toda la
serenidad que otorga la madurez.
En los próximos dias se conocerá el primer álbum de Destroyer y en poco tiempo
más habrá oportunidad de juzgar en vivo su música. Por el momento, Willy Quiroga espera
confiado. Y mientras juega con su blanca barba, responde con sinceridad las preguntas de
este reportaje.
EL ÁLBUM
¿Cuál va a ser la actividad de
Destroyer de ahora en más?
W.Q.: Por el momento estamos
esperando la salida del long-play ya que se hace bastante difícil tocar sin material de
apoyo. Igualmente estuvimos presentándonos por la costa con una buena respuesta por parte
de la gente. El público estaba muy contento. La música de Destroyer es una música
alegre. Es rock'n' roll, sin ninguna duda. Para mi criterio, está muy bien arreglado, no
es una música simple. No tiene nada que ver con Vox Dei, salvo por mi presencia.
Inclusive yo estoy tocando distinto porque me puse a estudiar y aprendí muchas cosas.
Claro que no voy a cometer el error de ponerme a tocar cosas que yo no domino, como
jazz-rock o funky, porque seria una torpeza de mi parte. Si yo soy puntero derecho no
puedo jugar de arquero. Siempre fui sincero con mis cosas y no trato de ocupar un lugar
más allá del que ocupo. Cada cual conoce sus limitaciones. Yo sabia perfectamente
cuáles eran mis limitaciones en Vox Dei y sé que ese esquema ahora cambió.
¿Cómo es el long-play de
Destroyer?
W.Q.: El disco lo grabamos en un
estudio de 16 canales durante dos semanas. En total usamos 69 horas de grabación. El
álbum va a salir por el Sello Surco, una compañía muy pequeña. Los temas son de Palo
Penayo y míos: "Mamá ambición", "El camino del hombre común",
"Un pequeño bar de esta gran ciudad", "Dama negra, corazón rojo",
"Si en un lugar junto a tí", "Rugido de cien mil dragones",
"Cómo está mi querido doctor", y "No jugaré más a eso". Nuestra
idea es presentar el disco a más tardar en abril.
La última pregunta, Willy:
¿extrañas a Vox Dei?
W.Q.: Hmm... No, no mucho. Lo que
más extraño es el trabajo continuo. Quiero estar sobre un escenario. Extraño esos
micros llenos de plomos, equipos, risas. La relación con Ricardo no la extraño para
nada, siempre fue una relación muy seriota. A Rubén lo veo seguido porque vive cerca de
casa y lo voy a visitar siempre. En realidad, no extraño demasiado las viejas épocas.
Ahora lo único que quiero es poner en marcha el Destroyer lo más pronto posible...
DESPUÉS DE "LA BIBLIA"
Ahora que ha pasado un poco de
tiempo, ¿cómo ves la separación de Vox Dei?
Willy Quiroga: Yo siempre vi el
final como algo que se acercó lenta pero inexorablemente, y que tenia que llegar. Y está
bien asi. Pienso que nos va a hacer bien a todos. Yo, por mi parte, formé un grupo con
Luis Valenti (ex El Reloj), Palo Penayo y Beto Topini y estoy muy conforme. Además, en
todo este tiempo estuve estudiando y eso me vino muy bien. Hay veces en que en la vida hay
que desprenderse de aquello que parecería ser una seguridad económica para poder empezar
a moverse con un poco más de fuerza. La carencia de algunas cosas te motiva para moverte
más. Yo no reniego de Vox Dei para nada. Lo que ocurre es que durante trece años la
gente nos dijo si con un estilo, y tuvimos que mantenernos dentro de él. Estábamos
atados por el nombre. Ahora, en cambio, yo puedo hacer la música que se me ocurra.
¿Les pesaba el hecho de que la
gente dijera que lo mejor que hizo Vox Dei fue "La Biblia", y que no prestarán
demasiada atención a lo que vino después?
W.Q.: No, no. A mí no me pesaba,
al contrario. Yo me siento orgulloso de haber hecho "La Biblia". Sólo nosotros
sabemos con qué intención la hicimos. Recuerdo que cuando vi la otra versión (realizada
por Sui Generis. Espíritu y La Pesada del Rock'n'roll) sentí que esos músicos -que sin
duda eran mejores que nosotros- no tenían ni la menor idea de cuál era la propuesta.
Ahí fue donde falló el resultado final. Con respecto a la posterior producción de Vox
Dei, yo creo que hubo cosas tan importantes como "La Biblia". |

¿Te sorprendió que después de
la separación de Vox Dei se reeditara gran parte del material del grupo?
W.Q.: No, para nada. Sigue siendo
negocio morirse. Quizás en el futuro quieran vender los últimos calcetines que usó
Willy Quiroga antes de morirse... Con la producción de Vox Dei pasó algo por el estilo.
Incluso nos llamaron para que bajáramos nuestras regalías de modo de poner los discos en
una serie barata. Mi respuesta fue negativa porque las regalías ya de por si son bajas e
injustas y no tenía sentido disminuirlas aún más. Pero siempre que un grupo se separa,
se quiere sacar provecho. Vox Dei era una especie de mamotreto que estaba en un museo y
que hacia trece años que vivía sin que mucha gente se explicara por qué, asi que era
predecible que se reeditara el material. Creo que la supervivencia del grupo se debió a
la fidelidad que tuvimos desde el comienzo con un estilo. Tal vez ese estilo era un poco
simple, es cierto, pero a veces la fuerza de las cosas no está en lo complejo.
Musicalmente, cuando vos empezás a poner sincopas y una nota más aquí y otra más
allá, perdés la idea básica del ritmo, y perdés fuerza. Vox Dei era un conjunto simple
y potente, nada más.
EL DESTROYER
¿Cómo quedaron las relaciones
entre ustedes después de la separación?
W.Q.: Normales. Con Rubén
(Basoalto) muy bien, con Ricardo (Soulé) no tanto...
En el momento de la separación
de Vox Dei se habló de un enfrentamiento personal entre vos y Soulé, y se dijo que
había surgido a miz de una disparidad de criterios sobre la elaboración del "Cid
Campeador". ¿Es cierto eso?
W.Q;: Si. Primero empezamos a
trabajar con el "Cid" como una cosa en conjunto, pero después parecía que no
era en conjunto y yo dije que para mí se terminaba. Espero que aquellos fanáticos del
grupo que piensen que nunca debimos habernos separado, me perdonen, pero desgraciadamente
-o afortunadamente- me tocó decir basta. Hay cosas que es mejor que el tiempo las diluya.
Hubo si un problema, pero prefiero no entrar en detalles...
Hubo mucha gente que se
sorprendió de que vos y Soulé presentaran nuevas bandas en el Festival de La Falda '81,
aun antes de que se efectivizara la disolución de Vox Dei. ¿No fue un poco apresurado
ese debut?
W.Q.: Es probable, pero ya para
esa época estaba decidida la separación de Vox Dei. Yo no podría tocar con otro grupo
si mi banda aún está viva. No me detengo a pensar si fue un poco apresurado o no, la
vida continúa y cada uno de nosotros ya tiene un nuevo proyecto. Un día, cuando ya
estaba decidida la separación de Vox Dei, me encontré con el guitarrista Beto Fortunato
y decidimos armar un grupo junto al baterista Polo Corbella. Todo surgió naturalmente. Yo
no salí a buscar músicos para irme de Vox Dei. Cuando se dio la oportunidad de tocar en
La Falda, lo hicimos porque no pensamos que fuera incorrecto.
¿Qué diferencias hay entre el
Destroyer que presentaste en La Falda y el actual?
W.Q.: Hay muchas diferencias. El
Destroyer de La Falda era un boceto. Quizás ahí radique el apresuramiento de la cosa. El
grupo actual es otra historia. Estamos ensayando tranquilos, trabajando seriamente,
buscando buenas composiciones, haciendo arreglos que no sean metidos a presión. Yo estoy
muy conforme con este Destroyer, que es un poco el final de todo ese laboratorio que
estuvimos haciendo. Yo le agradezco a Beto y a Polo toda la fuerza que me dieron. Después
de una ruptura, uno se cae un poco, pero ellos me ayudaron. Al tiempo Polo se fue a los
Abuelos de la Nada y Beto dijo que viajaba a España. Ahí llegaron Beto Topini y Palo
Penayo, y al tiempo llamamos a Luis Valenti porque queríamos meter un tecladista. |