Volver al Indice

crónicas del siglo pasado

REVISTERO

Festival de Solidaridad Latinoamericana

solida00.jpg (33776 bytes)
Mucho rock por algo de paz

(continuación)

revista Pelo
mayo
1982

 

El negro Rada fue otro de los grandes animadores de la tarde. Presentó junto a su banda algunos temas de su producción. El ritmo y las armonías rioplatenses de su música despertaron la inmediata adhesión del público que, además aprovechó la oportunidad para testimoniar su afecto y solidaridad a un músico uruguayo, a un latinoamericano que está trabajando en la Argentina.
Oscar Moro y Alberto Satragni parecen dispuestos a concretar una de las rítmicas más poderosas del rock local. El proyecto pronto será registrado en los estudios. Mientras tanto, el dúo ofreció una interesante versión de su música con el agregado del guitarrista Ricardo Mollo, un muy buen instrumentista que aún no encontró la banda que le dé la posibilidad definitiva de trascender.
A pesar de que la pertinaz llovizna arreciaba y se convertía en densos chaparrones, el público soportó estoicamente sin abandonar sus lugares, agitando sus banderas y pancartas, en las que podían leerse consignas alusivas a la paz.
A pesar de la inclemencia del tiempo, el fervor no disminuyó cuando apareció Litto Nebbia, quien interpretó un par de canciones de sus últimos discos, incluyendo "Zamba de mi país". Bastante esforzado en la parte vocal, Nebbia es uno de esos artistas que siempre consiguen transmitir sus sentimientos a la audiencia, aun en temas que no son de lo mejor de su producción.
El eléctrico Héctor Starc, contentísimo porque tenía la primera firma de un guitarrista argentino en su instrumento, nada menos que Pappo, provocó entusiasmo con sus solos, mientras que Cerviño, Torres y García aportaban el apoyo monolítico que caracteriza la nueva música de Tantor. De los dos temas interpretados, uno de ellos fue instrumental, y todos los músicos pudieron demostrar sus dotes técnicas.
Luis Alberto Spinetta actuó acompañado por los tecladistas Leo Sujatovich y Diego Rapoport. En un clima de profundo respeto interpretó dos canciones de su nuevo álbum solista, "Kamikaze". Con la eficaz apoyatura de los tecladistas, Spinetta recreó una atmósfera intimista y sobria. En su diálogo con el público pidió un aplauso para Javier Martínez, a quien consideraba el precursor de ese tipo de reuniones musicales.
Con la aparición de Nito Mestre comenzó a presagiarse el gran final. Acompañado en piano por Juan Carlos Fontana tocó dos canciones de "20-10", su último long play solista. Después de una cálida versión de "Hoy tiré viejas hojas", Mestre invitó a subir al escenario a León Gieco.
Fue tal vez la ovación más fuerte de la noche; juntos interpretaron "La colina de la vida". Después, Gieco invitó a Antonio Tarragó Ros y el aire se llenó de semblanzas litoraleñas. El mismo León recibió afectuosamente a Raúl Porchetto, y juntos cantaron "En el fondo del cielo", una canción que Porchetto compuso para su pequeña hija. Otro tema de Porchetto fue elegido para la presentación de Charly García, David Lebón, Alfredo Toth y el propio Porchetto.
Luego de "Sentado en el umbral de Dios", sólo quedaron García y Lebón para tocar dos temas: "Música del alma" y "San Francisco y el lobo". Con el regreso a escena de Porchetto, Gieco y Mestre llegó el gran final. Con una emotividad y un fervor que subía desde la muchedumbre, músicos y público entonaron la canción de Porchetto, "Algo de paz". El adiós definitivo, y puntual, fue con una antigua y conocida melodía: "Rasguña las piedras". Y se terminó, lenta y ordenadamente la multitud fue abandonando el estadio. Afuera, todavía quedaban algunas de las casi veinte mil personas que pugnaron vanamente por entrar. Fueron cuatro horas de música en paz.

LAS OPINIONES

Raúl Porchetto: "Todo lo que se vivió en Obras fue algo impresionante. Me impactó mucho cuando la multitud cantaba a coro con nosotros 'Algo de paz' y 'Rasguña las piedras'. Confieso que en ese momento se me puso la piel de gallina. Pienso que el evento fue positivo para todos los argentinos."
León Gieco: "Esto superó todos los límites de la imaginación. Fue algo impresionante que le va a hacer mucho bien a todos y que se va a recordar por largo tiempo porque, como dije antes, superó los límites de la imaginación. Yo pensaba que iba a ser algo grande pero no tanto como lo que fue."
Claudio Martínez: "Lo que pasó aquí no me sorprendió en absoluto porque es lo que se vive en todos los recitales aunque en menor escala. Pienso que lo más positivo es que mucha gente que no sabía qué era el rock ahora se va a enterar y va a saber también cuál es el clima que se vive en un recital."
Antonio Tarrago Ros: "Este festival fue una muestra más de lo centrado y responsable que es el público de rock, y de lo profesionales y talentosos que son sus músicos. Además, fue una ratificación de lo abierto que es el rock ya que se escucharon variadas tendencias y todas fueron aplaudidas. Te confieso que cuando vi tanta gente junta sentí miedo, pero no pasó nada y ésa es una muestra contundente de lo ubicados que son todos los que están en esta música."
Nito Mestre: "En mi vida me voy a olvidar de lo que fue esto. Ver a toda esa gente reunida dispuesta a disfrutar de una tarde de música, paz y unión fue algo impresionante. Pienso que no tiene sentido hablar de quien tocó bien o quién tocó mal. Lo importante fue que estuvimos todos juntos y que la tarde fue una verdadera fiesta para todos."
Luis Viola: "Cuando subí al escenario y vi a toda esa gente allí reunida sentí ,una emoción terrible. Y cuando arrancamos con 'Corrientes esquina tango' y la gente cantaba con nosotros, sentí la satisfacción más grande de mi vida. Pienso que ésta fue la ratificación de lo positivo que es el rock en todos los órdenes."
Miguel Cantilo: "Cuando subí al escenario me temblaron las piernas al ver a toda esa gente reunida para participar de algo a lo que nadie debe estar ajeno: la paz. Creo que una de las cosas fundamentales de este evento fue el de demostrarle a todo el mundo que podemos reunimos a escuchar música y sabemos hacerlo todos juntos."
Beto Satragni: "Creo que lo importante del festival no fue sólo la música, sino el espectáculo que dio esa multitud. A la gente le gusta ver a los músicos juntos y sin dudas eso repercute en sus ánimos porque los motiva a unirse también. Ojalá este tipo de reuniones puedan hacerse seguido porque es una buena forma de pasarla bien todos juntos."
Rinaldo Rafanelli: "El festival fue la demostración bien concreta de todo lo que este movimiento viene proponiendo desde hace más de diez años. Con lo de Obras se demostró que el rock no es extranjerizante sino que es una fuerza popular muy importante y bien nacional. Es innegable que no hay ningún otro movimiento capaz de producir algo similar."
Gabriel Maccioco: "Ahora ya a nadie le pueden quedar dudas de que el rock es lo más grande que hay en la Argentina. Ninguna otra música es capaz de congregar tanta gente. Pienso que ése fue el éxito del recital."

EL PUBLICO

Desde hora temprana, una fervorosa multitud se acercó hasta las adyacencias del club Obras Sanitarias en silenciosas caravanas que obligaron a media tarde a desviar el tránsito de la Avenida del Libertador. Portando banderas, pancartas y carteles con leyendas alusivas a la paz, la multitud ocupó las canchas de hockey, rugby y cuanto espacio libre hubiera en el club. Incluso los balcones de edificios cercanos se poblaron también de espectadores ansiosos.
La primera reacción unánime del público fue cuando por los parlantes se escucharon las estrofas del Himno Nacional Argentino cantado a coro por una multitud de pie.
Los encargados de abrir el show fueron los integrantes de Fantasía, cuyo tema "Corrientes esquina tango" hizo que la gente empezara a olvidar el frío y la lluvia y desentumeciera sus brazos haciendo palmas. Sin incidentes graves -sólo algunas personas con sofocones y desmayos- el show prosiguió con el rock'n'roll de la banda Soulé y su invitación al baile. Y cuando Cantilo-Durietz entonaron "La gente del futuro", las palmas y el coro de miles de personas pusieron el toque emotivo del festival. Otra de las grandes muestras de afecto se produjo cuando los Dulces 16 invitaron a Pappo a tocar un tema con ellos. Allí los clásicos "¡Viva Pappo!" fueron más ensordecedores que nunca. Litto Nebbia y Luis Alberto Spinetta también recibieron idénticas muestras de fervor, arrancando ovaciones no bien pisaron el escenario.
La actuación de Nito Mestre obtuvo idénticas dosis de silencio respetuoso y gritos histéricos, ambos rubricados con calurosos aplausos al final de cada tema. Pero cuando se le unió León Gieco para hacer "La colina de la vida" la gritería fue infernal.

solida09.jpg (29072 bytes)
solida10.jpg (34693 bytes)
solida11.jpg (32371 bytes)
solida12.jpg (28010 bytes)
solida13.jpg (30871 bytes)
solida14.jpg (35816 bytes)
solida15.jpg (35606 bytes)

Y corroborando lo abierto que es el público de rock, cuando Gieco invitó al escenario a Antonio Tarrago Ros, la gente lo recibió de idéntica forma que al resto de los músicos.
Los aplausos aumentaron cuando Gieco llamó a Raúl Porchetto para hacer a dúo "En el fondo del cielo". Y cuando subieron Charly García, David Lebón y Alfredo Toth para hacer con Porchetto "Sentado en el umbral de Dios", comenzó el gran final de una gran tarde. García y Lebón hicieron cantar luego a todo el mundo con "San Francisco y el lobo" y "Música del alma". Pero el pico más emotivo del concierto se vivió al final con Lebón, Gieco, Porchetto, Mestre y García cantando a coro con la multitud un tema cuyo título fue la síntesis de la propuesta esgrimida en la reunión: "Algo de paz". Pero el rock es el rock y tiene una norma: el bis. Y el bis hizo temblar de emoción a todos los presentes. La super banda atacó con "Rasguña las piedras" y nadie permaneció callado. De pie, cantando y encendiendo velas y fósforos, el público gozó del tema y puso el cierre digno para una gran fiesta.

volver

Google
Web www.magicasruinas.com.ar

siguiente en la sección