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crónicas del siglo pasado

REVISTERO

Celeste Carballo
cuenta como se vuelve cada día más loca


revista pelo 1983


 

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El éxito obtenido en los últimos tiempos es para Celeste Carballo el premio a una trayectoria inclaudicable. Dueña de una excelente voz y un particular carisma. Celeste llegó a la cima por méritos propios y se transformó en la primer estrella femenina de un rock tradicionalmente machista. Y ahora, con el recuerdo de dos Obras colmados en la memoria de todos, es oportuno hacer un balance de una carrera vasta y rememorar los primeros y difíciles pasos.

Cuando estuve sobre el escenario de Obras, con todos los nervios y expectativas lógicos, muchas imágenes fueron pasando por mi cabeza. Me acordé de aquellos primeros recitales que dábamos cuando recién nos largábamos a tocar. Me acordé, por ejemplo, de cuando íbamos a Pelo a llevar gacetillas e invitaciones para los recitales. Todo nuestro empeño de esa época estaba puesto únicamente en cantar. No había expectativas de estrellato. Más bien éramos anti-héroes porque, como dice la letra de una de mis canciones, nunca me imaginé que iba a tener consenso popular. La situación en el país venía muy rara como para que algo así se diera. Los músicos éramos bastante despreciados, pero tocábamos igual por una necesidad interior. Ojo, no era un hobby. No. Nos pasábamos horas discutiendo temas con Oscar (Mangione), con quien teníamos un grupo que se llamaba Alter Ego.
Con él hablaba horas y horas sobre la música y también sobre psicología, que era lo que estudiábamos en esa época. Era el tiempo de la separación de Sui Generis. Al principio éramos un dúo acústico. Después incorporamos a un guitarrista y hacíamos más voces. Luego entró un bajista y entonces hacíamos más voces y más ruido. Cuando entró un baterista, chau. Nos olvidamos de todos los temas románticos y nos pusimos a tocar rockanroll. Así dimos el primer recital en el viejo Auditorio Kraft. Al poco tiempo nos separamos porque éramos un grupo muy heterogéneo. De todos modos, fue una buena experiencia porque todos nos enriquecimos mucho. Económicamente, en esa época era imposible mantener a un grupo. Los chicos estaban casados y tenían que mantener a su familia. Yo no tenía demasiados problemas porque trabajaba, estudiaba y todavía
vivía con mi vieja.
"Cuando se separó Alter Ego, yo seguí tocando sola, aprendiendo mucho. Algo muy lindo que recuerdo de esa época son las reuniones en la playa para cantar y tocar. Yo iba siempre a Villa Gesell. Me acuerdo que una vez el dueño de un boliche de allá me dijo: 'Piba, vos tenés que cantar boleros'. Yo le contesté: 'No, perdóneme, pero yo canto rockanroll.' Si yo me hubiera aprendido dos o tres boleritos, enganchaba laburo para todo el verano pero no era esa mi necesidad. Yo no quería trabajar, yo quería cantar. Mis temas de ese tiempo eran muy herméticos, típicamente adolescentes. A mí me costaba mucho hablar directamente y por eso lo admiraba a Charly (García)."
"LOS QUE TIENEN MAS AMBICIÓN QUE TALENTO NUNCA ESTÁN SATISFECHOS"
"Con el tiempo armé una cooperativa de trabajo con Gustavo Benavidez y los grupos Karma y Subte. Con ellos hicimos un ciclo de un mes en el teatro De la Cortada. Fue magnífico. Yo tenía una alegría que volaba. Incluso tuvo alguna repercusión periodística. Yo iba a tocar sola pero un día fui a un asado a la casa de un bajista amigo de Lito (Epumer) en donde estaba el 'Mono' (Fontana). Al domingo siguiente me presenté a tocar con ellos y el Tano Di Bella en batería. Fue super lindo pero duró poco. Como siempre, este medio, en vez de unirte, te separa. Es muy difícil mantener unido a un grupo.
"Después de eso yo seguí sola. A mi no me gusta meterme donde no me llaman, ni ser pesada o insistente, y por eso me costaba meterme y acercarme. Además, y aunque no lo parezca, soy muy, muy tímida. Por todo esto, mis posibilidades no eran muchas. En ese entonces yo ya había dejado psicología y estaba haciendo artesanías en cuero, algo que todavía hago. Eso me dio tranquilidad para poder pensar y meditar. Ahí fue cuando descubrí los poemas de José Pedroni y musicalicé algunas de sus cosas. Era invierno del '78 y yo estaba en Villa Gesell. Cuando volví a Buenos Aires me encontré con Eduardo Criscuolo, quien se copó con los temas y les escribió unos arreglos impresionantes para cuarteto de cuerdas, guitarra y bajo. Y los hicimos. Dimos un recital impresionante en el teatro De la Cova que no pudimos repetir jamás por razones económicas. A los violines había que pagarles sí o sí ...
"Me acuerdo que mucha gente me decía 'qué manera de perder el tiempo. ¿Por qué no vas a estudiar?'. Pero para mí no era perder el tiempo. Yo sentía que estaba viviendo. No tenía pretensiones extrañas. Las cosas hay que hacerlas porque uno las siente porque de lo contrario no funciona. Conocí personas que tenían más ambición que talento. Yo no la voy con esa, sobretodo porque las satisfacciones nunca son iguales. Los que tienen más ambición que talento nunca están satisfechos, siempre quieren más. Lo que ellos buscan es poder, atraer mucha gente y dominar.
"Cuando llegó el tiempo en que yo vivía sola, me ofrecieron trabajar haciendo coros y jingles. Y me pareció un buen modo de subsistir y de financiar mi vocación. Eso fue en el '79. Yo para ese entonces ya había hecho coros para Plus y para Charly en La Máquina de Hacer Pájaros, pero fue más que nada por una cuestión de amistad."
"Gracias a mi laburo profesional me pude comprar en cuotas una guitarra, la que tengo actualmente. En el '80, un día iba caminando por Corrientes —yo era asidua concurrente de esa avenida porque siempre me encontraba con alguien—, me encontré con una amiga y me propuso ir a cantar a un bolichito que estaba en Córdoba y Esmeralda. Así fue como empecé a cantar en bolichitos. En esa época era imposible organizar un recital en un teatro. El boliche se llamaba '858' y ahí nos reuníamos para tocar hasta la madrugada. No cobrábamos un mango, pero cantábamos, que era lo importante.
Un día lo contratamos a Rada y nos quedamos con él hasta cualquier hora.
"Al tiempo, y cuando el dueño de '858' ya nos había echado, fui a 'Tramps' para saludar a Marilina (Ross) y ella me invitó a cantar. Como al dueño le gustó mucho, me habló para que tocara todos los viernes. Allí estuve seis meses y paralelamente me contrataron para hacer shows en otros boliches. Después empecé a cantar en Jazz & Pop. Los intelectualoides jazzeros al principio un poco se sorprendieron con 'Es la vida que me alcanza' y esos temas, pero al final se prendieron y toqué durante siete meses. En esa época grabé una cinta con dos temas que interesó a varios productores. Ahí empecé a tener más laburo.
"Al tiempo, Sandra (Mihanovich) me pidió 'Es la vida ...' para grabarlo. Como el tema se transformó en un éxito, se armó toda la bola. Mucha gente se sorprendió conmigo porque decían que había salido de la nada, pero no es así. Algo no puede aparecer de la nada, porque donde no hay nada, no hay nada. Mi viejo siempre decía que de donde no hay, no se saca.
"Gracias al éxito del tema, tuve más continuidad de trabajo y pude llegar al disco. Por suerte, el disco era muy esperado por la gente y tuvo una buena respuesta."
"PARA MI, LO MAS IMPORTANTE ES EL ÉXITO COTIDIANO"
"Una pregunta común de ese momento era por qué no formaba una banda. Y lo cierto es que yo tenía muchos resquemores con los grupos. En febrero fui a tocar a Mar del Plata y justo estaban de vacaciones allí mis dos sobrinos (Lito Epumer y Lucio Mazaira). Arreglamos para tocar juntos y todo salió muy lindo. Al día siguiente tenía que tocar en Pinamar y ellos se vinieron conmigo. Al otro día tocaba en Mar de Ajó y cuando llego me los encuentro a ellos que me dicen 'Vinimos a tocar con vos'. Un día después yo tocaba por acá nomás y los dos locos estos se me aparecieron. Y bueno, la banda se armó sola. A mí me gustan las cosas así, que se caigan por su propio peso.
"Paul (Dourge, bajista) y Twity (González, tecladista) se unieron al mes. Estuvimos bastante tiempo ensayando muy duro para Obras. Yo no quise llamar mil invitados porque me pareció una infidelidad hacia lo que estaba haciendo. Los que se bancan los ensayos y los kilómetros de ruta son los chicos y entonces ellos debían tocar. A los únicos que llame fue a Horacio Larumbe (a quien admiro desde siempre) y a Marianella y Ana Quatraro porque con ellas canté durante mucho tiempo y, a fuerza de grabar jingles, conseguimos un empaste de las voces muy particular.
"La intención en Obras fue hacer algo natural y que las estrellas fueran cada una de las personas que estaban sobre el escenario. Y así fue. Yo quedé muy conforme con todas las críticas que salieron porque se habló del espectáculo y no únicamente de mí. Confieso que me sorprendí mucho con todo lo que pasó en Obras. De todos modos, sigo pensando que el éxito no existe, que es una fantasía. Pienso que la repercusión masiva de un artista inconscientemente condiciona los pasos futuros. Yo estoy basando todo el trabajo del segundo disco en la unión que hay en el grupo. Para mí, lo más importante es el éxito cotidiano. Para mí es un éxito un buen ensayo, componer un tema que me gusta, encontrar un autor desconocido que mate. Yo creo que la única forma de lograr la repercusión masiva es sumar muchos éxitos cotidianos ..."

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