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crónicas del siglo pasado

REVISTERO

Ricardo Soulé
La hora del regreso


revista pelo 1985

 

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Incorporado a la vanguardia del rock nacional a partir de su paso por Vox Dei, Ricardo Soulé fue siempre un personaje marginal. Relegado durante años, se mantuvo fiel al estilo que lo caracterizara y ahora se apresta a volver a la acción.

Ricardo Soulé nació en un ambiente donde la música era parte de la vida cotidiana. Hijo de un violinista, a los seis años empezó a tocar el instrumento de su padre, a los siete formó su primer grupo, y diez años más tarde, cuando se puso al frente del ya legendario grupo Vox Dei, su trabajo se tornó profesional.
A pesar de haber hecho una obra tan importante como "La Biblia", Vox Dei siempre fue "injustamente postergado", recuerda Soulé. Igual suerte corrieron las realizaciones de Ricardo como solista: "Gata de noche", disco censurado en los duros años del Proceso, y "Romance de gesta", editado durante la guerra de las Malvinas.
Con el álbum que acaba de salir a la venta, Soulé completa la docena de discos grabados. Pero para él es como si fuera su "álbum debut".
"Empezó un nuevo amanecer para mí", dice con renovado optimismo. Y nos deja un curioso mensaje: el de "guiar a esos chicos que buscan un ídolo al cual admirar y caen en las garras del travestismo, la homosexualidad, la drogadicción, la violencia".
Si retrocedemos en el tiempo quince años, te vemos en plena composición de "La Biblia". ¿En aquella época tenías conciencia de la responsabilidad que con esa obra estabas asumiendo?
Ricardo Soulé: La gente se encargó de sentir que yo tenía esa responsabilidad. Con el tiempo empecé a tomar conciencia de lo que había pasado. Fue como el destino. Me pasó eso y punto, como a otros tipos les tocan en la vida circunstancias que no buscan. En el '72 hicimos "Jeremías Pies de Plomo" y en el '74 "Es una nube, no hay duda", que desde el punto de vista de la producción fue lo más importante. "La Biblia" no fue encarada como una obra importante. Tomó peso propio a través de los años; no por el apoyo que se le dio.

EL ALIENTO DEL PUBLICO

¿No te parece que hoy suele pasar exactamente lo contrario?
R.S.: Con Vox Dei fue así, siempre se nos ignoró mucho. En los "charts" no figuramos nunca, cosa que debo agradecer, porque fue lo que me impulsó a progresar. Yo no figuré nunca como guitarrista, ni como cantante, ni como compositor. A los que hacen los "charts" les diría que por favor no me incluyan, porque gracias a eso sigo tocando. Pero por otro lado me sentí injustamente postergado. Pensaba que lo que hacía no tenía valor. Es muy cruel eso, porque uno siempre necesita aliento.
Pero tenías el aliento del público, ¿o no?
R.S.: Fue ése el que me llevó adelante. Los medios gráficos de difusión y las grabadoras siempre nos ignoraron, nos marginaron. El caso de la grabadora actual es un oasis en el desierto. En el '78 grabé "Gata de noche", en la época del Mundial, y fue directamente censurado. Era la vida de una dama ambigua, la cosa más poética de día y corrupta de noche.
¿Algo así como "Belle de jour"?
R.S.: Sí, exactamente. Eso era todo lo dañino que tenía el disco. Lo cierto es que fuimos borrados. Fuimos desaparecidos virtuales. Hasta el '81 subsistimos, y en ese año disolvimos Vox Dei. Viajé con Edelmiro Molinari a Los Ángeles para grabar el álbum "Romance de gesta". Dediqué esfuerzo, tiempo y dinero a grabar ese bendito álbum afuera, y cuando llegamos a Buenos Aires con el disco terminado, se declaró la guerra de las Malvinas. Nos pegaron una patada donde termina la cintura y nos tuvimos que tragar el material.
¿Pero por qué eso, siendo que durante la guerra se le dieron tantas oportunidades al rock argentino, que precisamente en esa época empezó a ocupar espacios que hasta entonces le habían estado vedados?
R.S.: No sé. Justamente ese tenía temas bien españoles. Por ejemplo, en el "Cantar del juglar", disco que hablaba del Cid Campeador, de la gesta. Sin embargo, no pasó nada. Y los golpes eran muchos. Entré en un círculo "underground", tocando solo, con una mano atrás y la otra adelante, para poder subsistir. O hacía eso, o me empleaba en una oficina. En ese lapso compuse las canciones de mi nuevo long-play, con la idea de que algún día se acordaran de mí.
En ese tiempo, ¿no estabas cargado de bronca al ver cómo cierta gente se complacía con el éxito fácil?
R.S.: Sí, y la sigo sintiendo. El éxito es una condición que se me niega. Recuerdo que a veces, mientras buscaba una salida, sin un mango, y, lo que es peor, destrozado anímicamente, me encontraba en el tren con chicos que me decían "No cambies nunca, loco", y yo me quería morir. Ahora, cuando acaban de llegar los exiliados, triunfantes sobre un piso de palmas y flores a su paso de nosotros los que nos quedamos y la curtimos, no se acuerda nadie.

EL DISCO, EL FUTURO
Dejemos estas amarguras del pasado y hablemos del futuro inmediato y de tu disco.
R.S.: Este disco es una vuelta impresionante. No es lo que yo venía haciendo. Está muy tallado. Las letras tienen un hilo en común: lo que me pasó en estos años.
¿Sentís un alivio al poder transmitirlo?
R.S.: Enorme, enorme. Al terminar este álbum sentí un alivio enorme. Fue como haberme sacado de encima un maleficio. A veces me despierto y me da miedo que sea una irrealidad mía y que todo siga como antes. Estoy muy agradecido a la gente de la compañía, que me ayudó. Empezó un nuevo amanecer para mí. Una de las cosas que tengo que agradecer en mi retomo es no haber tenido que vestirme de mujer, ni pintarme, ni raparme; no haber tenido que mostrar mi anatomía, ni asociarme con algún extranjero. Es muy difícil pasar del "underground" a esto, porque es como si los "undergrounds" tuviéramos que extinguirnos, desaparecer. Una de las características de mi música y mi posición ante la vida es la de sentir que formo parte de una corriente que resurge y que es como un renacimiento de las esencias.
Estamos viviendo una época de confusión, pero yo no necesito disfrazarme para que un chico me admire. A los chicos hay que guiarlos. Yo puedo ser tan pesado como el que más, y mi música puede ser violenta, pero no necesito estar drogado para eso. No necesito estar borracho para decirle a una mujer que la amo. Tengo que luchar por eso. No tengo miedo de que me llamen puritano. "No" a la droga; "no" al alcohol; "no" al tabaco. No debemos consumir lo que nos quieren imponer desde afuera. Estamos llegando a un abismo, y usan la música para esos medios. Yo vivo con mi mujer, mis hijos, y hago rock'n' roll. Nosotros no vamos a hacer desaparecer ni la prostitución, ni la homosexualidad, ni la drogadicción, ni nada, pero lo interesante sería que no se metiera en la misma bolsa a todos con un título que dice "Rock'n'roll", porque es injusto. Yo, como músico, me siento injustamente metido en esa bolsa. Porque no tengo nada que ver con esos grandes intereses que dicen: "Agarremos a estos idiotas del rock, a éste lo vestimos de mujer, a
éste le metemos ropa de cuero y lo mandamos para adelante".
Febe Defelipe

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