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crónicas del siglo pasado

REVISTERO

Nito Mestre


Revista Quiero Ser
Revista de orientación vocacional y educación

1983



Servidor de la música nueva, Nito Mestre compartió con "Quiero Ser" el hechizo de una conversación, una tarde. Con su delgada voz, con su figura; todo sentir se agita, su canto prefigura, en cierto modo, lo que vendrá después, por lo que deja entrever, por lo que promete de alguna manera... "Cuando yo puedo saber de dónde viene esa fuerza que me muestra quien soy, como si al distinguirme, me naciera a mi mismo, a mi cuerpo..." su alma nos aguarda en este encuentro.

Q.S.: ¿Cómo surge tu decisión por la música?
N.M.: Vino por varias partes. En el colegio primario siempre participé en los conjuntos folklóricos que se hacían como así también en los coros. En toda esa época de la escuela cantaba folklore y trabajaba en la parte de escenografía y teatro que eran cosas que también me gustaban. Yo canto desde chico y esto se dio como algo natural. Jamás pensé en dedicarme al canto sino a la medicina. 
Q.S.: ¿Después? 
N.M.: Después vino el secundario y armé un conjunto de rock. Hacíamos una música bastante particular e indefinida, te diría inexplicable, extraña. No tenía forma ni estilo.
Q.S.: ¿Cuándo esto empieza a tomar color?
N.M.: A mí lo que más me shockeó fue que mi maestro de la escuela primaria, Julio Ricardo, el comentarista de fútbol, me llevó a ver una película de Los Beatles, eso fue una de las marcas más fuertes de mi futura carrera.
Q.S.: Vos dijiste que tu decisión por la música vino por varias partes. ¿Qué otro camino tenía?
N.M.: El familiar. Mi padre era médico, pero también era violinista. El dejó el violín por la medicina, yo hice el camino inverso: estudié medicina hasta cuarto año y dejé para dedicarme a la música.
Q.S.: Hablemos de tu determinación. En ese momento, ¿cuál era el hobby y qué era lo cierto?
N.M.: Era difícil determinarlo. Con Charly García nos teníamos mucha fe y sabíamos que en la música nos iba a ir bien. Nuestro sueño era mostrar lo que estábamos haciendo. Esto era una cosa en que creíamos, que sabíamos hacer. Esto fue importantísimo para mí en ese momento como para Charly: supimos conocer lo que sabíamos hacer, empezar a descubrirse uno mismo, a advertirse y percatarse de que es uno, de que vale, dejando las opiniones de otros, apartan do lo que viene de afuera como cierto y que no respeta lo que uno verdaderamente siente. 
Q.S.: La fama se forma por la opinión de otros. A uno, ¿cómo lo empuja?, ¿hacia dónde lo lleva?
N.M.: No importa ser famoso. No hay que buscar la fama sino tratar de descubrirse uno mismo por cualquier camino, la música, el canto, la pintura, ejerciendo una profesión, por donde uno quiera, pero encontrarse; porque cuando uno empieza a descubrirse comienza a ser feliz y hagas lo que hagas llegas a ser famoso dentro de vos mismo, y comenzás a hacer las cosas bien.
Q.S.: ¿Pensás que la fama la merece alguien?
N.M.: La fama es una circunstancia totalmente relativa. Por ejemplo, hoy me entrevistas vos a mí porque me fue bien, pero podía haberme ido mal y no nos hubiésemos conocido. Yo tal vez soy "famoso" porque supe descubrir qué es lo que sabía hacer. Yo pienso que cada uno lo mejor que puede hacer es saber que en esta vida tenemos designada, por nosotros mismos, por supuesto, una función. Cuando uno empieza a descubrir cuál es esa función, tenemos que hacerla de la forma más honesta y lo mejor posible, avocado con toda la fuerza a eso.
Q.S.: Las presiones familiares son un marcapasos que estimula las decisiones. En vos, ¿cómo ha influido?
N.M.: Yo no tuve presiones familiares. Mi padre falleció cuando yo tenía 12 años. Pienso que jamás se hubiese opuesto a que yo trabajase y viviese de la música. Así y todo estudiaba medicina y cantaba, todo depende de la voluntad de uno. En esa época tenía que ensayar, que actuar, más la universidad, el estudio... Hay que lograr hacerse el tiempo, prolongarlo y si es necesario, inventarlo. 
Q.S.: ¿Te acordás del momento en que te decidís "con toda la fuerza" a la música? 
N.M.: Sí. Cuando tomé la decisión de dejar medicina y creció un profundo sentimiento por la música. La música era lo que realmente me emocionaba. Esto no fue una actitud reflexiva de ponerme a ver qué sigo, sino que fue algo lento, que tardó en madurar. Hoy día puedo decirte que cuando te dedicas con muchísima fe a hacer lo que realmente tenés ganas de hacer no te puede ir mal. El compromiso primero es con uno, después tenés que ir reflejándolo hacia los demás.
Q.S.: Tu relato y tu trayectoria muestran ciertos logros que te eximen, en apariencia, de temores...
N.M.: Te aclaro que vivo con doce mil millones de miedos, con soledades, etcétera, etcétera. Siendo conocido y todo, muchas veces estoy solo, y siento que no tengo a nadie, que no conozco a nadie o sea que ningún ser humano está eximido de los abatimientos que trae el vivir.
Q.S.: Contame cómo desplazaste la medicina de tu vida.
N.M.: Fue bastante simbólico. Yo dejé la facultad en un mes de julio para retomarla en marzo del año siguiente. En ese tiempo abusé de los ensayos musicales. Cuando volví a anotarme en la facultad ya era otro. Había que hacer mucha cola para la inscripción en las materias y me dije: "vuelvo mañana" y nunca más... Con la música durante tres años he hecho colas de horas enteras para poder grabar, sin lograrlo, hasta que... bueno, está todo dicho. 
Q.S.: ¿Qué le dirías a los jóvenes, en esta nueva etapa de vida nacional?
N.M.: Que empiecen a vivir en democracia que es vivir en libertad, en respeto por uno mismo, por lo que elige, por lo que quiere para poder llegar al respeto por el otro, su prójimo. Que ese otro tiene un límite, un borde porque posee su propio continente y si lo transgredimos y lo invadimos deliberadamente es porque, verdaderamente, no lo respetamos, no respetamos ni entendemos su libertad y el vivir en libertad es tener una chance en la vida.

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