Volver al Indice

crónicas del siglo pasado

Revistero
de rock

PINK FLOYD
EL MONSTRUO SIGUE PENSANDO

Si existe una banda de rock contra la cual el movimiento punk se ensañó, ese grupo es Pink Floyd. No sólo por su característica de "viejos animadores de la escena", sino por su música e imagen, que la transformó en un enorme monstruo tecnológico al nivel de Yes o Emerson, Lake & Palmer. Pero Pink Floyd tiene algunas diferencias notables con estas bandas. A pesar de usar todos los elementos que la técnica pone a su alcance, muestran lucidez y preocupación en todos sus trabajos, lo que inmediatamente los aleja de la categoría de simple entretenimiento visual y auditivo. Cualquiera que haya escuchado y analizado las letras de sus últimos álbumes puede darse cuenta de la creciente preocupación de Waters y compañía por el mundo que los rodea. "The Wall", el nuevo álbum que Pink Floyd acaba de editar, no escapa a estas consideraciones, y, sobre todo, demuestra que una óptica realista sobre el mundo que lo circunda es la única posibilidad para que un grupo como éste sobreviva.

Fuente: Revista Pelo febrero 1980

 

 

Este es el primer álbum de Pink Floyd después de casi tres años. Así como "Animals" (1977) contenía en su mayor parte material revisado que iba a incluirse originalmente en "Wish You Were Here", para encontrar el último trabajo verdaderamente nuevo de la banda hay que referirse a lo que, en términos de rock, es prácticamente prehistórico.
Floyd era uno de los principales blancos de burla por parte del mundo punk, por su Rock para Adultos y su vasta colección de equipo técnico. Pero no a todos se les ocurre colocar a Floyd en la misma categoría que Yes. por ejemplo. Muchos críticos se sorprendieron de verdad cuando salió "Dark Side Of The Moon", no por los efectos especiales redundantes de "On The Run". sino por la seguridad musical aliada con las palabras, especialmente en "Us And Them", que demostró que Roger Waters se preocupa en serio, cosa que últimamente no ocurre demasiado seguido con los artistas.
"Wish You Were Here" marcó una época sin muchos defectos; y también "Animals", sin duda, careció de imperfecciones, pero
en cierta medida eso no importaba, porque ya se había demostrado que detrás de la luminosidad técnica Waters se preocupaba más que nunca. Una especie de indignación feroz y acalorada crudeza mantuvo a Pink Floyd apartado del ligero escapismo de los demás grupos tecnoflash.

Una visión extraordinaria
Hablemos ahora de "The Wall", un álbum doble con un concepto que bien podría ser una maldición desde el vamos para los tradicionalistas punk. La tapa no es demasiado atractiva: una pared vacía con caricaturas de Gerald Scarfe. Pero eso casi no sorprende, considerando el contenido, que muestra a Waters hundiéndose en un increyente tormento, del cual vuelve a emerger con una visión extraordinaria, aunque fría y destemplada.
Por momentos, a lo largo del álbum se pone en duda la cordura de Waters. A veces parece remorderle la conciencia por una culpa moral, o duda de sus logros y de la manera en que vivió y trabajó hasta ahora.
Una importante muestra de eso es el comienzo del álbum, con "In The Flesh?" (el signo de interrogación es importante), un rock pesado y grotesco de textura pomposa y contenido irónico dirigido a los seguidores de la banda. El denso final, los gritos y el ruido no dejan lugar a dudas de que se trata de una parodia, y por qué no una auto-parodia.
El verdadero comienzo del álbum (o al menos del concepto) es el grito de un bebé de "The Thin Ice", tema en que se escucha la voz nasal de Waters advirtiéndole al bebé acerca de la vida que le espera. Luego sigue un palpitante bajo y "Another Brick In The Wall Part I", una fluida anticipación del tema en el que el niño se ve defraudado por su padre.
"The Happiest Days Of Our Lives" se refiere a la educación del niño, que llega a ser víctima de algunos maestros. La palabra
algunos" es importante, porque no se trata de difamar a todos tos maestros, sino de reconocer que los hay no tan buenos. La canción gira en torno a ese tema e incorpora luego un coro infantil, interrumpido sin esfuerzo y con calidad por la guitarra de Dave Gilmour.
El concepto de "pared" es muItifacético, y la palabra aparece una y otra vez. Waters tiene la convicción de que cada uno de nosotros vive rodeado por una pared de temores y de complejos sociales, que nos aparta del resto y de nosotros mismos como en una prisión aterradora.
El niño corre en busca de la protección de su madre, quien es en realidad la causante del problema, tal como lo señala Waters en "Mother". un notable solo acústico al estilo de "Wish You Were Here" y "Pigs On The Wings", pero con mayor plenitud de sonido
Water no ignora el efecto que ejerce la pared materna en las posteriores relaciones amorosas. El resultado final es inseguridad por sobre todas tas cosas.

Sufrimiento y final
El lado dos empieza con la voz de un niño y una bellísima pieza musical titulada "Good Bye Blue Sky". Luego sigue "Young Lust", un tema lleno de pesada ironía, que representa en parodia las actitudes masculinas, especialmente ante las mujeres.
La vida sigue, pero el amor no mejora sus características. Antes de "One Of My Turns" se escucha una charla que constituye un ejemplo de incomunicación, y como en "Moon", las voces reaparecen una y otra vez durante el transcurso del tema. El tono de la música es grave, pero de desesperación que luego se transforma en locura.
El sufrimiento continúa en "Don't Leave Me Now". con teclados apagados y palpitaciones oscuras en las que Waters se lamenta gritando en busca de ayuda. El único alivio llega con una breve y dulce explosión de Pink Floyd que pone fin al tema. El alivio es muy breve, por cierto. Los sonidos de radio y televisión que se habían empezado a escuchar como música de fondo terminan brutalmente aplastados, como si nunca más pudieran volverán a funcionar. Luego viene "Another Brick" en una vana e ilusoria declaración de independencia y, finalmente, la nota de suicidio con "Goodbye Cruel World", que cierra el lado.
Hasta ahora la atmósfera musical no tiene colorido ni vida, y si lo que se busca es lo más atractivo de Floyd. conviene ir directamente al lado tres. "Hey You" es un buen ejemplo de su estilo normal, desde el bajo y los teclados de Wright, al principio, hasta el solo de guitarra en el que Gilmore tiene piedra libre por primera vez y recuerda lo bueno que sabe ser.
A continuación sigue una misteriosa sección al estilo de "Moon", con una dulcísima pieza acústica con fondo solista de violín. Reaparece luego la tristeza en "Nobody Home", un tema que bien pudo haberse omitido, especialmente por la inclusión de una orquesta innecesaria, a menos que la intención haya sido lograr un efecto absurdo, como "Vera", una ridiculizante canción sobre Vera Lynn, que no cumple ningún objetivo visible salvo sugerir cierta falta de cordura.
"Comfortably Numb" marca el fin del lado con el mejor estilo melódico de Floyd pero sin ningún efecto. Waters y Gilmour expresan con sus sonidos propios la actitud del protagonista actuando frente a un público

Miedos y Contradicciones
Esa primera referencia de tocar rock para vivir se extiende al último lado. "The Show Mus Go On" (más ironía) esta cargado de ricas y sólidas armonías que adornan un contenido acerca de los miedos y tas contradicciones que rodean el mundo del espectáculo actual. No es este sin embargo, el blues de un rockero al estilo Townshend. De alguna manera, Waters se siente culpable por todo su pasado.
"Run Like Hell" no presenta ninguna característica musical que merezca destacarse.
El único tema que queda por mencionar es el más descabellado del album "The Trial"; es una ridícula y burlona ópera en la que enjuician al protagonista por expresar sentimientos de naturaleza casi humana. Se parece mucho a los trabajos de Charles Dickens. no sólo por que la música (sólo orquesta) recuerda shows como "Oliver" sino porque los personajes son los mismos y están representados de la misma manera, no como indivduos, sino como caricaturas.
Sin duda, por todo lo explicado aquí, "The Wall" es un disco extraordinario. No se sabe bien si es una realización brillante o terrible, pero lo cierto es que resulta apremiante de cualquier lado que se la escuche. A pesar de la costosa producción, factor inevitable en estos casos, no se lo puede descartar como un trabajo fácil de escuchar.
Por otra parte, bien vale la pena escuchar material de gente como Roger Waters, que lleva ideas desafiantes e incómodas (¿acaso pesimistas? al mercado del rock para adultos. Pink Floyd sigue teniendo influencia, importancia y sobre todas las cosas sigue pensando.

volver al índice del revistero

Google
Web www.magicasruinas.com.ar

siguiente en la sección