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crónicas del siglo pasado

Revistero
de rock

 

Robert Plant
El grito de la tormenta

Nueva York marcó un punto importante dentro de la gira de cinco meses de duración que Led Zeppelin está realizando por los Estados Unidos, la primera después de dos años, y muy importante para ellos por varias razones. En primer lugar, están haciendo algo muy poco usual: salir sin ningún álbum nuevo para presentar al público por lo cual, desde un punto de vista comercial, toda la idea de una gira agotadora no es propia de la manera en que ellos, como así también otras importantes bandas de rock, trabajan para obtener amplias ventas de sus álbumes. En segundo lugar, la gira les ha servido para descubrir que Roben Plant está totalmente recuperado del accidente automovilístico que sufrió en Grecia, que le produjo una seria herida en el pie derecho, y que les hacía temer a todos ellos que el trabajo de Plant sobre el escenario se viera afectado. En tercer lugar, y en una forma un poco imperceptible, Led Zeppelin decidió salir de gira sobre un trasfondo sentimientos adversos. Pero Zeppelin ha destruido ese fantasma. Y Plant, el cantante-remolino, ha vuelto a demostrar que es la voz más intensa del rock.
En Nueva York, las entradas para los seis shows se agotaron en un día, y había tantas solicitudes de entradas que, si el tiempo lo hubiera permitido, habrían podido llenar la sala para dos recitales más. Estadísticamente, la gira está resultando tremendamente exitosa: en todas partes quiebran sus propios records de público y los reciben con más entusiasmo aún de lo que ellos están acostumbrados. El problema al principio, dijo Robert Plant, era saber qué iban a tocar. Nunca habían hecho un programa de tal magnitud sin contar con material nuevo que los respaldara; por eso vieron la perspectiva de adaptar todas sus viejas canciones de los últimos años de modo que dejaran satisfechos a todo el público, y también a ellos mismos.

Fuente: Revista Roll - Agosto 1977

 


 

En un primer momento, tres horas de duración parecían demasiado. Sin embargo, el espectáculo que presentan es extraordinario, muy preciso y perfectamente regulado. Consiguen lo que se proponen en forma brillante, y realmente saben cómo tocar sus instrumentos. La postura de Plant es dominante. John Paul Jones es una fuerza vital para el sonido del grupo. John Bonham, en batería, es un motor titánico, y durante su inevitable sólo es transportado hacia adelante sobre una plataforma movediza en medio de luces enceguecedoras, llamas, hielo seco y el alboroto de una multitud entusiasmada. Si Plant es el personaje central, un cantante autoritario cuya figura concuerda perfectamente con su música, y si es el corazón y los pulmones de la banda, entonces Jimmy Page debe ser los brazos y las piernas. Page camina por el escenario vestido con un traje de seda blanco y corre con pasos largos entre Plant y los amplificadores, con una evidente reserva de energía. Sus gestos teatrales de guitarrista de rock no se basan en muecas faciales o contorsiones estúpidas, sino que son patentados y originales. La clave está en sus piernas.
Es indiscutible que Page es un incansable artífice de la guitarra. Durante su prolongado solo, alcanza el punto culminante visual e instrumentalmente. Esto fue logrado por su inteligente idea utilizando rayos laser. Tres rayos verdes lo enmarcan en un cuadro con forma de pirámide y los rayos láser se mueven con cada cambio de su guitarra, combinándose en un formidable efecto audiovisual. John Paul Jones, el tranquilo bajista, demuestra qué también tiene excepcionales dotes como tecladista.
La música de Zeppelin está llena de variadas texturas: desde el equipo acústico hasta la guitarra y la mandolina amplificada de Page, desde la robusta personalidad de Robert Plant hasta la elegancia visual de Jimmy Page, y además los respalda la perfecta coordinación de las luces y los laser. Como un ejército que va a la guerra, no dejan nada librado al azar y no descansan hasta que tienen ganada la batalla. Al triunfar con su programa, y sobre todo porque Plant pudo superar algo que no estaba muy seguro que podría hacer, él puede decir: "Por ahora, he ganado la batalla. Es un gran sentimiento." Fuera del escenario, en el cual ha sido el centro de atracción de veinte mil personas, Robert Plant es lo que cualquiera llamaría "un muchacho normal", casi formal, reposado y reflexivo, y dotado de un irónico sentido del humor. Esto es lo que piensa con respecto al futuro a largo plazo del grupo, particularmente teniendo en cuenta los comentarios por parte de formaciones menores que querían que se retiraran para dejar lugar a los más jóvenes: "Nosotros despegamos con un gran caudal de energía en 1968, y después tratamos de frenar esa energía de modo que toda la dinámica de la banda subiera y bajara para que no nos agotáramos musicalmente. Al sentarnos y aceptar el desafío y darnos cuenta de que fuimos, somos y seremos capaces de expandirnos, "se puede ser la única esperanza para el futuro, y es así como queremos que nos recuerden ... por tratar constantemente de cambiar. Y si lo hicimos bien o no, cuando todo pasó, depende de la opinión de cada uno. Yo, personalmente, pienso que salió muy bien. Creo que tenemos una gran cantidad de público que nos sigue desde el principio. Pero, además, veo que aparece toda una nueva clase de chicos. Creo que es extraño que haya llevado tanto tiempo llenar los claros, en el aspecto musical. Hubo una época en que estábamos nosotros solos, con muchas otras bandas de buena calidad y aptitudes: la 'música subterránea'. Ahora todo es más amplio y abierto y es simplemente cuestión de ser bueno, cualquiera sea tu estilo. Tomando uno de sus gustos, por ejemplo, se lo encontraba estudiando música folk de Bulgaria, en especial porque era totalmente vocal y muy diferente de todo lo que había escuchado antes.
Uno podría decir que el canto masivo sale directamente de las colinas, como en un pueblo cuando se reúnen todos varias veces al año cuando tienen la esperanza de que ocurra esto o aquello ...todo eso está casi perdido en Inglaterra.
Igualmente, nunca me alejo demasiado de Robert Johnson. Creo que nunca podría llegar a cansarme de sus obras. Además aparecieron varias cosas nuevas muy buenas... Fleetwood Mac hizo un cambio muy positivo. Me gustan muchos estilos diferentes. Y, sin alabarnos demasiado a nosotros mismos, Dave Edmunds es excelente. Un poco loco, pero realmente bueno.
Plant también aclaró que no sentía un espíritu de competencia con respecto a ninguno de los nombres famosos, no importa lo que se diga.
En los primeros tiempos, creo que estábamos un poco en competencia cuando Beck y Ronnie Wood y Rod Stewart y Mickey Waller y Nicky Hopkins trabajaban, porque Jeff Beck había salido de los Yardbirds, lo mismo que Jimmy, y había una influencia recíproca. Pero una vez que empezamos a trabajar, musicalmente, por nuestra cuenta, las cosas se asentaron y pudimos mezclarnos fácilmente con cualquiera, porque no hay competencia. No quiero que esto parezca vanidoso, pero como todos los buenos grupos
individuales, como por ejemplo los Stones, nosotros actuamos en forma independiente.
Es sólo que creemos tener un cierto nivel musical.
No es cuestión de ver quién puede atraer la mayor concurrencia, porque eso lo dejamos para Elton.
Tocar en el Madison Square Garden fue lo mismo que hacerlo en el living de una casa.
Uno podía caminar hasta el extremo del escenario, atraer la atención de una persona y tocar nada más que para él, como pasa en cualquier club.
Había veinte mil espectadores, pero apuesto a que casi todos ellos se fueron contentos con lo que habían visto. Eso fue lo que me pareció, a juzgar por la forma en que nos recibieron."
Es imposible hablar con el cantante de Led Zeppelin sin formarse una real apreciación de su amor por la música. Sobre el escenario
parece cruel e indiferente, y por sus declaraciones, quizá demasiado charlatán. En los recitales se basa sobre todo en la música, en vez de adoptar posturas afectadas: lo cual seguramente constituye la antítesis de lo que se requiere y se espera de un verdadero vocalista de rock'n'roll.
"Cuando canto me siento muy absorbido por lo que está ocurriendo musicalmente, y estoy siempre delante del equipo de John Paul o de Jimmy, porque me estoy concentrando en lo que escucho y me muevo de acuerdo con eso, sin ponerme a pensar en las apariencias.
No tengo aceleraciones ni movimientos vocales. Todos están inspirados por la música que me rodea, y el saber que puedo hacerlo y quiero avanzar.
Y eso sólo es posible tocando con gente que me sorprenda. Como el solo de Jimmy en 'No Quarter'. Fue fantástico, muy bien logrado, diferente de todo lo anterior, de modo que no puedo evitar responder de manera diferente. Por eso yo no me veo como
el que pone las voces mientras los otros tres interpretan la música.
Yo soy el encargado de poner las letras. Mi trabajo no consiste en eclipsar la música. No soy un símbolo ni nada. La única
razón por la cual todo esto podría llegar a cambiar sería que, por un cambio de nuestro carácter, empezáramos a tomar distintos rumbos y, entonces, para mantener las cosas, tuviera que buscar estímulos en otro lado.
Me gustaría cantar como Steve Marriott, pero yo nunca podría ser comparado con él, porque es demasiado bueno. Tiene la mejor voz
blanca. No importa cómo la utilice en su carrera, pero es el maestro del blues blanco contemporáneo.
Vino a algunos de nuestros ensayos en Londres antes de la gira, y nosotros dos cantando canciones de Muddy Waters fue tan emocionante para mí como nuestro primer recital."
Dado que las raíces musicales de Plant están arraigadas en su amor por el blues, cabría preguntarse si él es particularmente
conciente de esta deuda con la herencia norteamericana y si, como consecuencia, el público de los Estados Unidos ve un tipo diferente de actuaciones de Led Zeppelin, comparado con lo que disfrutan otros países.
"En este momento, los Estados Unidos están experimentando un renacimiento nuestro."
Pero cuando más adelante vuelvan a Inglaterra en un recital van a decir: vean, estuvimos en otros países, pero esto es lo mejor que podemos ofrecerles. Tal vez esto se pueda explicar por el hecho de que cuando trabajan fuera de su patria se concentran con
mayor intensidad en lo que hacen.
"En Estados Unidos nadie viene y te golpea el hombro para ofrecerte trabajo. Mientras que, si estás en Inglaterra y viajas desde tu casa para hacer un recital, uno aparece de otra forma sobre el escenario, tal vez un poco más tranquilo, no tan nervioso por el trabajo como en Estados Unidos, donde uno está en un hotel y hay mucha seguridad alrededor y se siente una especie de tensión. Y entonces, salís al escenario sabiendo que ése es el único escape posible, porque estás ahí para trabajar y... Después del
recital, nada de diversiones o salidas, sino de vuelta directamente al hotel."
Pero en el público norteamericano hay un tipo de entusiasmo que lo tienen sólo ellos, mientras que en un concierto en Inglaterra,
todo empieza y sigue igual. Crece el entusiasmo, pero está siempre contenido dentro de una cierta compostura."
Plant parece conciente del especial poder conferido a un cantante de rock de su envergadura. Cree que sería peligroso e irresponsable hacer uso de su fuerza personal para cualquier cosa fuera de la música. Es difícil percibir si adopta esta actitud debido a su creencia, ya expresada anteriormente, de que es "simplemente un músico que hace las letras", pero de todos modos es interesante saber cómo concilia el hecho de no querer ser la figura principal con ser el que hace las presentaciones y, además, saber si le gustaría verse privado de ese poder.
"Yo entendí lo del poder hace aproximadamente siete años. Todos pasan por eso de '¿cuál es mi lugar en todo esto?', cuando el público crece de un club a un concierto y a una sala gigante y uno se pregunta hasta dónde debe llegar. Yo siento que hay que manejarlo con mucha frialdad. Hay muchas cosas en suspenso en la relación entre el tipo que está delante del micrófono y esas veinte mil personas, y aprendí a pedalear con mucho cuidado. Al principio uno tiende a canalizar ese entusiasmo y desarrollarlo correctamente, a manejar un poco al público, pero en forma positiva."
Los álbumes de Zeppelin se venden de a millones, y los conciertos arrojan cifras de concurrencia sin precedentes. Todo esto, sin duda, disminuye su necesidad de trabajar tanto.
"No acepto eso en absoluto. Nuestro público nos induce a hacer lo mejor que podemos producir y en lo que respecta a volvernos indiferentes, sólo porque ya ganamos bastante dinero, no es verdad. Ningún músico auténtico que haya comenzado tocando en un club podría llegar a eso si sus orígenes fueron puros. Si hubieran sentido la magia que se apoderó de mi mente cuando volvimos a tocar, o lo que voy a sentir, lo mismo que el resto de nosotros, cuando salga el próximo álbum ... No, no nos volvimos perezosos.
Como ya dije, la única razón por la que podría haber problemas en este grupo sería que nuestros caracteres cambiaran en los próximos años y ninguno de nosotros tuviera un dominio total sobre el rumbo que toman nuestras personalidades individuales. Pero desde el momento en que vino a verme Jimmy Page en 1967 y me dijo que iba a formar una banda, él y yo sabemos que somos, tan diferentes que nos llevamos bien."

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