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crónicas del siglo pasado

Revistero
de rock

 

La Pesada del Rock And Roll
Cuidado, cada opinión es un petardo

Forman algo así como un seleccionado de rock nacional, no temen decir lo que piensan y lo dicen a la menor sugerencia. Enjuician casi toda la música argentina porque "no refleja la verdad, miente". La música que hacen también es explosiva, fuerte, tremenda.

Voy a ver un amigo
Letra de Pappo, Música de Javier Martinez
Voy a ver a un amigo
que me espera,
caminando a su casa
comienzo a pensar
que una nueva aventura 
puede darse.

Aunque no haya ninguna
voy para soñar.

Todo el tiempo 
caminando y riendo
por la ciudad,
todo el tiempo
caminando y riendo 
sin poder parar.

Fuente: Revista Gente enero 1972

 


Alejandro Medina

Pinchevsky

Poli

Kubero

Javier Martinez

Billy Bond

Pappo

• El rock genera estilos de vida, situaciones de cambio; es agresivo, insolente (todos).
• El día que cante baladas, tenga departamento en la calle Parera, varios autos, ese día, te digo, me voy a comer las entrañas (Alejo Medina).
• La mayoría de los que hacen música en este país mienten (todos).
• Los músicos de la Sinfónica confesaron que la primera vez que realmente se divirtieron fue cuando tocaron con nosotros (Jorge Pinchevsky).
• Ahora, nos preguntamos, si no se divierten cuando tocan, ¿cuándo se divierten? (todos).
• Los músicos argentinos hacen de la música un empleo, un medio de vida. Así no se puede (todos).
• Cuando pensés solamente en la guita estás listo (Billy Bond).
• Un día estaba ensayando con la sinfónica, en La Plata. Tocábamos a Telemann, un barroco. Terminó el ensayo y yo seguía tocando. Se me acercó el director y me miró. Yo levanté los ojos, lo miré, enfundé el violín y me fui. No volví nunca más (Jorge Pinchevsky).
• ¿Sanata y clarificación? Son eso: sanata y clarificación (todos).
• Oscar López Ruiz, ahí tenés un ejemplo de claridad musical. Pero tené en cuenta que se mezcló con músicos de rock (Billy Bond).
• ¿Alchourrón? Tiene la sangre filtrada por los micrófonos en donde grabó ochenta mil jingles (Alejo).
• Mercedes Sosa. Sí, Mercedes Sosa está bien (todos).
• Los músicos de jazz argentinos tocan tango, folklore, todo a la vez. No les importa su música. Claro que tienen que vivir (todos).
• Amadeo Alvarez, ése cantaba fenómeno. Ahora le canta a la imagen de Belgrano, la que está en los billetes de 10.000 (Alejo, "Pin" o Billy).
• Nosotros llegamos tarde a los ensayos, cada cual por su lado. Pero nos vamos todos juntos (Billy Bond).
• Casi todos los músicos argentinos transforman la música en guita. Yo lo único que hice con la guita fue comprarme un amplificador Ampex (Alejo).
• Lo que da bronca es la falta de lealtad hacia la música (todos).
• Nosotros hicimos un jingle, pero grabamos exactamente lo que se nos dio la gana (todos).
• Yo fui un astro pop. Pero llega un momento de tu vida en que se te prenden las luces y ves todo. Te empezás a preocupar por las cosas que realmente valen. Claro que tus amigos te ayudan (Billy Bond).
• No es cierto que tengamos suerte en hacer lo que queremos. Lo que tenemos es coraje (todos).
• Claro que hay excepciones. La Cofradía de la Flor Solar, Luis Alberto Spinetta, Pappo's, Blues, Fe, Edelmiro Molinari y cuatro o cinco conjuntos que nunca grabaron como grupo (todos).
• ¿Arco Iris? Son las amas de casa del rock. Saben cocinar, lavar y planchar. ¿Nunca viste las fotos? (Alejo).
• No se puede hacer rock "blando". Se necesita energía, violencia. Una agresividad bien canalizada (todos).
• ¿A quién pretendemos llegar con lo que hacemos? A nosotros mismos (Pappo).
• Pretendo tocar conmigo para afuera (Alejo). De acuerdo (Pappo).
• Toco para mí y para los que están conmigo (Alejo).
• El rock creó sus propios temas. Se valió del idioma castellano para hacer sus propios temas (todos).
• Todos nosotros estamos de la mano de todos. Somos una banda organizada (todos).
Tiene una guitarra entre las manos. El pelo largo le oculta el rostro. A veces levanta los ojos y mira la cabina de grabación, en dirección al técnico, y entonces le puedo ver la expresión transparente, limpia, poderosa en su acusadora inocencia. Está esperando. Pappo —el mejor guitarrista de rock de la Argentina y uno de los mejores del mundo— está esperando que le den el OK para empezar a tocar. A su derecha, Alejo Medina afina su bajo: hay algunos problemas que no tardará en resolver. Fuera de mi vista, en un rincón justo debajo de mí, Javier Martínez espera fabricando ritmos que se cortan, se mezclan entre sí, desaparecen. "Uno, dos, tres, cuat" y ya hay música, un blues arrastrado que nace a duras penas de la guitarra todavía fría de Pappo. Poco a poco el ritmo se va haciendo regular, decidido, firme. Pappo lo nota mientras Alejo sigue indagándose en busca del tema. De pronto, una frase zigzagueante de Pappo pone todo en su lugar y el estudio se transforma en música. Pappo repite la frase, la exprime, la modula de dos o tres maneras distintas, busca la salida hacia otra frase y la guitarra le estalla de música. Mariposas de hierro sobrevuelan la sala, atraviesan los vidrios sin dañarlos, nos envuelven acariciantes y reveladoras. Otra realidad se asoma y se sospecha que ahora es imposible mentir porque todas las palabras, toda la música, todas las actitudes saldrían con verdad. Pappo parece querer demostrar que el silencio —el verdadero silencio— únicamente es posible a través de la música, luego de haber demostrado la hermosísima inutilidad de la música, después de haber exprimido su guitarra hasta obtener sonidos que nadie obtuvo antes, luchando como un samurai enardecido contra la muerte, la sombra, la nada. "Aquí estoy yo, aquí estamos", grita su música. "Estamos vivos, ésta es la vida. Escúchennos, todavía están a tiempo, no todo está perdido. Haciendo música nos salvamos y salvamos a quienes saben oír. Escuchen antes que sea tarde." Y es imposible no oír, no entender por qué tantos jóvenes se aferran a esta música magnífica y desgarradora: es un símbolo. Es un conjuro contra la muerte, pero un conjuro lúcido, vital, estremecedor en su autenticidad, en su asombrosa inocencia. Por eso los jóvenes, vivos pero conscientes de la aterradora fugacidad de la vida, se aferran con uñas y dientes a esta música. Por eso siento que se me eriza la piel, que se me humedecen los ojos. No hay mayor emoción que la del que —tomando partido por la vida— lucha contra la muerte. Y, a través de lo que está haciendo Pappo ahora, todos estamos luchando contra la muerte, afirmando con un hermosísimo y empecinado "sí" nuestra voluntad de vivir a pesar de la certeza de la muerte. Lo que estos chicos hacen es un acto de amor. Para los que saben oír, claro. Y para los que no saben —o no pueden oír— también: es imposible no sentirse sacudido por esta música. Y las sacudidas despiertan, otorgan conciencia. Por eso está música es un acto de amor. Que millares de jóvenes saben reconocer.
A la tercera toma todos quedan contentos. Todos menos Jorge "Pin" Pinchevsky: se quedó con las ganas. Violín en mano, su rostro refleja desencanto. No está conforme con lo que hizo con un tema —un boogie-woogie— que le ofreció Pappo. Recién ahora cree que puede hacer algo coherente, pero ya es tarde. Sin embargo, "otra vez será", dice, y felicita, a su coequipier, que muestra la misma serenidad de siempre. Nada parece alterarlos: cuando uno hace lo que le gusta no hay úlcera ni malhumor posible. Como mucho, un leve desencanto, como el que ofrecen los ojos claros y ahora sonrientes de "Pin". Pappo mira con una indiferencia no exenta de una remota desconfianza hacia donde Pérez destella su flash. Todos los de la Pesada tienen "malas experiencias" con el periodismo. "Siempre deforman las cosas, ¿viste?", esgrimen a manera de argumento. Por ahí anda Kubero, pequeño, silencioso, que transforma su posible timidez en explosiva música. En otro rincón, Poli: un aspecto casi arábigo que esconde una tremenda inteligencia musical, Billy Bond, que no cantó una sola sílaba esta noche, se encarga de sugerir entradas, cortes, extensión de solos. Todo se conserva, todo se pone en tela de juicio hasta que se llega a un final acuerdo. Después, la música, que, a pesar de mi precario esfuerzo, resulta finalmente intraducible en palabras. La música es música. Y punto. Todo lo que yo —o Julio Cortázar o Henry Miller o Le Roi Jones con mucha mayor que este bajateclas— pueda escribir es conjetura, literaria suposición.
Cuatro horas de grabación y — ahora— un merecido descanso. La evidente hostilidad de algunos — Pappo, Alejo— para conmigo desaparece poco a poco hasta transformarse en casi efusiva cordialidad. Todos en paz, menos mal. La mesa resulta chica. Pappo, que al principio dijo que no iba a hablar una palabra, abunda en afecto para conmigo y Pérez. Después de las tajantes opiniones que cualquiera puede leer al comienzo de la nota, el clima se dulcifica, se apacigua.
—No estamos resentidos con nadie. Las cosas que dijimos son, nada más, que reflejo de la bronca que nos da la falta de autenticidad y coraje de muchos músicos argentinos. No le tenemos bronca a nadie, lo que pasa es que amamos la música —dice Billy Bond desde sus muchos kilos y muy simpático desparpajo.
—Yo, reconozco, les tenía bronca. A todos los que malversaban la música, quiero decir. Pero ya no —dice Alejo.
—Más bien dan lástima.
Con el último café salimos todos a la calle. "Pin" tiene su violín a mano, hay una guitarra española que pulsa alguien. Y hay una frase de uno de los temas que se grabaron que sirve de pie para que la avenida Santa Fe a las cuatro de la mañana se llene de música, de sano desenfado, de libertad.
Me olvidaba. Tengo algunos datos adicionales: Billy Bond, 25, ex-Shakers, cantante y hasta cierto punto director musical de la Pesada del Rock; Alejandro Medina, 22, bajo amplificado, ex Manal; Jorge Pinchevsky, 28, violín, Cofradía de la Flor Solar, ex Sinfónica de La Plata; Kubero, 22, guitarra, Cofradía de la Flor Solar; Poli, 21, guitarra, ex.Abuelos de la nada; Pappo, 20, guitarra, piano y voz, ex Abuelos de la nada; Javier Martínez, 24, batería, ex Manal. Único ausente, con aviso: Pablo Kusselman, saxo tenor. Como se dice por ahí, un verdadero seleccionado del rock nacional. Tareas realizadas: un LP en venta, un LP (Buenos Aires blues) terminado y a salir en febrero, un LP en marcha y a salir en marzo. Dos simples. Actividades generales: shows y recitales. Nada de televisión ("Nos negamos a hacer tonterías"). Creo que no me olvido de nada.
Un párrafo final. Queridos Billy, Alejo, "Pin", Poli, Kubero, Pappo y Javier: espero que esta nota les pruebe que no había motivos para tenerme desconfianza. Un abrazo a todos y suerte.

EMILIO GIMÉNEZ ZAPIOLA 
Fotos: Juan José Pérez

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