Siempre que se habla de la crisis del rock, de los
nuevos grupos que duran un par de años, se menciona a Vox
Dei como la excepción que confirma la regla. Listos para
grabar su décimo álbum en diez años de permanencia, Ricardo
Soulé, como principal compositor de grupo, le explicó, al
mismo tiempo que evaluó la pérdida de frescura del rock
actual. Un riesgo de anquilosamiento que un grupo tan
antiguo como Vox Dei también enfrenta. Pero ahora ya superó
la trampa del éxito efímero, a través de los años los
públicos las experiencias.
"Si me hubieses
preguntado cómo estaba hace unas semanas, mi respuesta
hubiera sido pesimista". No pocos han sido los músicos que
prefirieron claudicar de sus principios con el único
propósito de retardar el inexorable péndulo del éxito y el
olvido. De la larga lista de proyectos musicales del rock
argentino, a lo largo de su historia, Vox Dei es de los que,
firmemente aferrado al blues y al rock desde hace diez años,
desafía el pesimismo y la decadencia. Ahora, con una buena
dosis del simple, pero no hueco, rock esencial, regresa como
la voz de un dios que, aunque varias veces descalificado,
todavía tiene la potencia de sus creyentes. -¿Por qué estabas tan deprimido hace
dos meses? -El panorama se presentaba bastante oscuro.
Había gran interés en las grabadoras para que firmáramos un
contrato pero moría en las obligaciones del conjunto con
respecto a la compañía. Es decir, que no había una
reciprocidad; la grabadora para el grupo no tenía ningún
tipo de obligaciones. Eso nos forzaba a aceptar una
situación arbitraria negativa. Nosotros estamos dispuestos a
contraer obligaciones, siempre y cuando nos reditúe algún
beneficio. Ellos nos ofrecían que grabáramos sin ninguna
clase de adelanto de regalías. No había, de parte de ellos,
ningún compromiso real para que el long play funcionara.
Necesitamos un apoyo concreto, ya tenemos bastante
experiencia con grabadoras, y no tenemos ninguna intención
de errar en lo que vamos a hacer. Necesitamos que la gente
que rodea al conjunto se comprometa ciento por ciento para
que esto tenga algún sentido y esto lo encontramos en
Philips. Ya no nos juntamos como en el año '67 - '68 para
hacer un carnaval, sino que estamos juntos porque realmente
queremos hacer algo con visión de futuro. No sé si será una
trampa del destino pero nuestra proposición en este caso es
seria, a diferencia de lo que fue en nuestros comienzos, que
nos fue tan bien. En este momento, a nivel experiencia,
están dadas todas las condiciones para que esto salga diez
puntos.
"Somos como un vino estacionado" -Vos
hablaste de visión de futuro, precisamente cuando el grupo
está a punto de cumplir sus diez años de existencia. ¿Te
planteaste el desgaste como una consecuencia de la larga
vida del grupo? -Por supuesto, hace años que estamos
afrontando una etapa de desgaste. Evidentemente, no es lo
mismo un músico que suba a un escenario una vez cada cuatro
meses que uno que sube todos los fines de semana a hacer
tres o cuatro shows, y además grabar, componer o enseñar.
Pero esto es como un motor: el desgaste en un motor nuevo
hace que las piezas se asienten y el conjunto tenga un mejor
rendimiento. Una cosa es que se desgaste lógicamente y otra
que se corroa. No creo que éste sea nuestro caso. Por el
contrario, nosotros nos estamos asentando. Somos como un
vino estacionado, pienso que ahora tenemos el mejor sabor
porque sabemos qué queremos hacer, cómo hacerlo. Antes,
cuando grabábamos, nos sorprendíamos de los resultados
porque, en realidad, no sabíamos que queríamos hacer. Con
respecto a la proyección de futuro, nos estamos planteando
qué vamos a hacer en el año '80. Pienso que la década del
'70 nos dejó muchas enseñanzas: ya estamos prácticamente a
fin de año y 1979 son los últimos 365 días de la década del
'70. Y hay que ponerse a pensar qué es lo que va a pasar en
el '80. Leía en una nota del Melody Maker los proyectos de
los responsables del negocio del espectáculo del rock y el
pop, y coincido con algunas cosas que ellos dicen. Por
ejemplo, no hubo grandes cosas en el '70 y que el punk, que
surgió con una influencia notable, es posible que en dos
años más reaparezca con más polenta debido a la maduración
de esos músicos, que son muy jóvenes e inexpertos. Y los
empresarios también son inexpertos para manejar este tipo de
música. Es cierto, además, que en el '80, o quizá antes,
vuelva a resurgir con más polenta el blues y el rock, porque
es normal, lógico, que así suceda. Los niños que ahora usan
la camisa afuera del pantalón y se dan vuelta cuando uno
pasa con las botas de taco alto y los pantalones ajustados,
posiblemente le lleguen a las manos discos de músicos
antiguos para ellos, del '68 al '70, y empiecen a
reconsiderar lo que está sucediendo. Las cosas que hicieron
con sinceridad y honestidad muchos grupos, entre los cuales
afortunadamente está Vox Dei, se le va a dar otro tipo de
valor. No estoy resentido con ellos porque no consideren
nuestra música sino que estoy resentido con nosotros mismos
porque no pudimos llegar a esa gente. Ellos necesitan de
nosotros para ampliar su panorama debido a que están dando
mucha música "disco", a pesar de que aquí no han surgido
grupos en ese estilo. Y estoy muy contento aunque eso
suceda. Pienso que en el '79 y el '80 va a tener que surgir
el blues y el rock, junto con el punk porque tiene unas
bases profundísimas en el rock y en el blues. Nosotros nos
estamos preparando para esa época para ser uno de los grupos
más fuertes, aunque suene ¡un poco raro decirlo.
"Las
cosas no iban bien para nadie" -Sí. Esa frescura se ha
perdido. En la Argentina, hemos tenido problemas gravísimos,
básicamente a nivel económico, que llevaron a una depresión,
y cuanto más en el músico, en los compositores. En general,
fue una depresión mundial. No sé muy bien cómo fue la época
de la famosa depresión, la de los años hambrientos, pero
estamos viviendo un momento similar, aunque no hay guerra
mundial. Esta década del '70 fue muy difícil. Estuve en el
exterior en este tiempo y me di cuenta que las cosas no iban
bien para nadie, no tan bien como en la década del '60,
cuando hubo grandes "conciertos y surgían las grandes
estrellas en el Arte en general. En el '70 hubo cosas
importantes pero no de la magnitud que hubo en el '60.
-El rock fue un producto de post-guerra, ¿eso significa que
hay que pasar por etapas de crisis para que en la música se
refleje algo creativo? -Pienso que sí. No podría crear
una regla universal, pero los estados picos de depresión que
sufre el hombre lo hacen recapacitar, pensar. A partir del
momento en que uno piensa seriamente en lo que va a hacer,
es cuando trata de hacer las cosas lo mejor posible y ahí es
cuando el espíritu de la creación tiene la oportunidad de
aflorar. Cuando a uno las cosas le van demasiado bien, quizá
no se preocupa tanto en lo que está haciendo. Pero cuando
uno no tiene tanto dinero, por ejemplo, y no tiene tantos
amigos como cuando los tiene, uno se replantea cosas y se
decide a hacer borrón y cuenta nueva de verdad.
"Quiero significar algo para la gente" -¿También quisiste
hacer borrón y cuenta nueva cuando hace unos años empezaste
tu carrera solista y a viajar por el exterior? -En ese
momento, no, porque no estaba pasando una situación
apremiante. En esa época, estábamos muy bien económicamente,
teníamos el reconocimiento general del público. Yo no quería
hacer borrón y cuenta nueva sino que quería hacer lo mismo
pero con otra gente y en otro lugar. Lo que sucede es que
cuando uno se va a veinte mil kilómetros de distancia de su
casa, el cambio es muy difícil. En cambio ahora, estoy
viviendo en mi casa, con mi gente, tocando con mis amigos,
cantando en mi idioma. Si esto es borrón y cuenta nueva
pienso que es valedero porque no es una cuestión geográfica
la que me obliga a hacer un replanteo, sino que es
artística, moral, profunda. Realmente quiero hacer algo,
quiero significar algo para la gente que no nos pudo
escuchar. El otro día estaba hablando con un chico de veinte
años (digo chico de veinte años como si yo tuviera cien) y
él me hablaba de Sui Generis como si fuera una cosa muy
antigua, y ellos se disolvieron hace tres o cuatro años.
Entonces, me decía a mí mismo que si le hablaba de Manal me
pegaba, o de Almendra o de cosas que para mí tuvieron un
sentido profundo. No quiero decir que Sui Generis no tuvo
ningún sentido pero esa época no la viví, no estaba en el
país, y además en ese momento musicalmente Vox Dei estaba
separado del movimiento, haciendo su carrera. En cambio, lo
de Almendra y Manal fue algo que lo vivimos en bloque, un
bloque de delirantes que, dos por tres, se subían al
escenario y tocaban.
"Nos estamos tomando como somos"
-¿Cuáles son las condiciones humanas que se dan ahora en Vox
Dei y que te convencieron de volver al grupo? -La
relación humana que hay ahora entre nosotros es más madura.
Antes había cosas a nivel personal, formas de ser, que nos
molestaban y nos hacían chocar. Ahora, esas mismas cosas
siguen estando pero nos causan gracia. Por ejemplo, las
cosas que hace Rubén (Basoalto). Es un personaje, pienso que
de no haber sido músico tendría que haber trabajado de
gnomo. Por su parte, Willy (Quiroga) es una persona de un
carácter muy fuerte y si uno se toma en serio las cosas que
dice, cualquiera se puede llegar a enojar mucho. Pero yo las
tomo en broma. Antes queríamos que los demás fueran como
cada uno quería que fuera pero ahora nos estamos tomando
como somos. Por el lado de la música, vemos que cuando
subimos a un escenario hay chicos en el público que sienten
adoración, porque estamos juntos: Willy, Rubén y yo. Uno a
veces piensa que va a ser eterno y, en realidad, es una
suerte que nos haya tocado encontrarnos Ahora Comenzamos a
valorar el hecho de habernos encontrado una vez y de estar
trabajando. Hace unas semanas, los tres íbamos caminando por
la calle (se nos caía la cara de sueño) y estábamos muy mal:
todo el mundo nos quería hacer firmar el contrato para
grabar pero nos querían usar. En ese momento, pasa un flaco
y nos grita: "Vamos Vox Dei todavía" y, a veces, es alguien
de afuera quien tiene que decirte lo que significás porque
para ese flaco significábamos un montón. Hay gente que
piensa que nosotros existimos abajo del escenario, que somos
muchachos como cualquier y que también somos una cosa unida,
compacta.
"A la mayoría de los músicos los usan"
-¿Es madurez, especulación o respeto por el público que
sigue a Vox Dei tu actitud casi empresarial cuando
respondiste sobre las idas y venidas hasta firmar el
reciente contrato de grabación? -Cuando empezamos a
tocar, yo era músico y compositor, pero no tenía idea de
nada: de cómo era el asunto de las regalías, qué eran los
derechos de autor, ni qué era la producción de un disco. Y
no creo que eso sea una virtud sino que es un defecto, un
error. De esa manera, a la mayoría de los músicos los usan.
Una vez que los usaron, se limpian las manos, hacen un bollo
y los tiran al canasto. Así es que se arruina la gente: los
músicos, las grabadoras, el público y todo. Yo no soy
empresario, de ninguna manera, porque no tengo talento para
esas cosas. Pero no soy ciego: sé cómo se manejan las cosas
y sé hasta cuánto puedo pedir. No sé si a esto se le puede
llamar especulación pero sí sé que se le puede llamar
sentido común. Pienso que el músico debe conocer, aunque sea
un poquitito, cómo se mueve el negocio. Nosotros, por
suerte, conocimos gente muy buena en el ambiente pero
sabemos, nos llegan algunas noticias, de personajes
nefastos. -El año pasado decías que estabas en Vox Dei
pero no sabías por cuánto tiempo. ¿Lo que estás contando
ahora significa una clarificación de tu futuro en el grupo?
-En este momento, se está madurando un poco más la cosa. En
principio, decidimos juntarnos por una atracción, digamos,
inconsciente. Necesitábamos estar juntos otra vez pero no
entendíamos por qué ni cómo íbamos a hacer la cosa. Ahora
que han pasado algunos meses comienza a hacerse la luz. Lo
que queremos hacer es tocar juntos porque el hecho de que
los que están abajo del escenario escuchando los temas que
nosotros hicimos, gozando nota por nota, y cantando letra
por letra, nos produce una sensación muy difícil de
explicar. Y el hecho de hacer nuevas cosas, con el posible
mismo resultado, a uno lo incentiva a trabajar. Realmente
quiero hacer cosas como ésas para volver a sentir esa
intensidad de la gente, el cómo estalla en un aplauso me
parece algo que cae del cielo. Hay canciones que hace diez
años las hicimos, que hace diez años que las estamos
cantando, y todavía me emocionan, me cuesta trabajo seguir
cantándolas porque se me hace un nudo en la garganta. A
veces cuando canta Willy canciones que están en los discos y
que escuché muchas veces, realmente disfruto escuchándolo.
Incluso, hay veces que tengo que cantar algunas canciones
pero no lo hago porque directamente las canta el público. Y
son chicos que nunca nos vieron, que cuando nosotros
comenzamos ellos tenían cuatro años. -¿Y cómo son los
temas nuevos? -Estamos trabajando sobre una línea de rock
bastante sincopado, con contratiempos. Pero nada de cosas
muy difíciles de tocar y así como son simples de tocar son
simples de asimilar. Pienso que las cosas bellas no tienen
que ser necesariamente difíciles. Revista Pelo octubre
1978
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